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jueves, 16 de julio de 2020

HISTORIA DE LOS TOROS EN TARIFA.- Entrega 62


MIGUEL PIÑERO ALCAIDE “CAYETANO”.

Es Miguel Piñero, un tarifeño que se ha caracterizado por su afición al “arte de Cúchares”. Uno más de tantos españoles que un día soñaron con la fama que proporciona el traje de luces, y ¿por qué no decirlo? con las fincas que se pueden
Comprar cuando las “cosas ruedan”
También es uno más de esos toreros que no llegó más allá de los primeros “pinitos”, porque es muy difícil llegar a los más alto, al estar esta cima reservada para unos cuantos privilegiados de la legión que forman los matadores de toros de todos los tiempos.
Otro andaluz más que vio como sus ilusiones de ser torero de carteles de feria, quedaron en el baúl de los recuerdos por los imponderables de este abigarrado mundo de los toros.
Miguel adoptó un nombre artístico, nada menos de “Cayetano”, pero para su desgracia, no prevaleció como para eclipsar al nuevo triunfante de la familia Rivera Ordóñez, sino que aquel "Cayetano" no pasó de torear algún que otro festival con mayor o menor éxito, y de trastear en los tentaderos las vacas que, las figuras toreras invitadas por el ganadero, dejaban para los que “hacían tapia”, o bien entrar en nuestro círculo familiar donde teníamos vacas compradas de desecho que, antes de llevarlas al matadero, aprovechábamos su bravura para “matar el gusanillo de la afición” dando unos capotazos o muletazos ejecutados con más o menos arte. “Cayetano” era avisado del evento al que acudía puntual con su capote y muleta que nunca faltaron en su “ajuar taurino”.


                                                  

Después, sí ha conseguido integrarse en el “mundo del toro” y colaborar con empresarios y ganaderos en las funciones propias de sus trabajos hasta llegar a la amistad con los mismos debido a su efectividad, agrado y diligencia en el trabajo encomendado.
¿Afición?, ¡toda!, incluso hoy a sus 74 años, cuando tiene oportunidad de ponerse delante de una vaca en cualquier tentadero, lo hace y sin dudar un momento.
Su contacto con el mundo del toro, comenzó de mozalbete, trayendo a cuerda dos becerros desde Conil hasta el matadero de Tarifa, contratado por los carniceros de la Ciudad de Guzmán “El Bueno”, por el módico precio de 25 duros, (algo más de 0,60 céntimos de euro) que no era un “capital” si tenemos en cuenta que tuvo que dormir debajo de un puente a la altura de la “Venta de Retín”, en este su viaje más largo.
Normalmente solía traer los becerros desde las fincas ganaderas de bravo "Larraez" o "Iruela" por un precio de 10 duros (0,30 céntimos de euro). Los dejaba en la plaza de toros y una vez allí les encerraban en cualquiera de los ocho chiqueros con que contaba la plaza, puesto que el Matadero Municipal era el desolladero de la misma plaza.
También condujo toros a cuerda desde la campiña tarifeña hasta “El Guijo” que era donde estaba la báscula. El precio de esta conducción, era de 20 duros (0,60 céntimos  de euro).
Como muchos de estos bóvidos transportados eran bravos, alguno de ellos, como un colorao de la Viuda de Román, se escapó y se metió en la oficina del Cuartel de la Guardia Civil, ubicada en aquel entonces en la calle Batalla del Salado que era carretera nacional 340.
En una ocasión trajo una vaca de la costa ("Parque del Estrecho" entre Algeciras-Tarifa) amarrada con una cuerda que iba desde una pata a uno de los cuernos. La vaca se soltó y cogió a "Cayetano". En la noche fue toreada en la plaza por Pepe Moya “El Cartero” muriendo el animal de un “berrenchín”
En la plaza de toros, "Cayetano" toreó por la noche animales bravos destinados al sacrificio junto a los hermanos Núñez (Luis y Javier) y el primo de estos, Carlos Núñez de Troya, mientras que el día le dedicaban a jugar al futbol (él denomina pelota) en la playa. Era por aquellos veranos que venían estos ganaderos a veranear a Tarifa, huyendo del calor sevillano, acompañados por su profesor para no “perder comba” en sus estudios.
Cuenta que cada carnicero tenía su matarife. Célebres los matarifes: Fernando Rodríguez Ortiz que estuvo 52 años en el matadero.. O Paco Madrid o “Pepín”. Por aquellos tiempos había media docena de carnicerías tales como: las de los hermanos Joaquín y Curro Castro. José Escribano, Antonio Chamizo, Pepe “El Cartero” y la madre de Paco Madrid.
La carne desde el “matadero” de la plaza de toros, era distribuido por el basurero “Chicharera” en un carro dotado de ruedas de madera tirado por dos mulas  que con había tomado un cajón de transporte de toros como caja
En 1968 alquiló, por 50 duros, un taxi a Rafael Garrido (que tenía un coche que había comprado al matador de toros ecijano, Jaime Ostos), para ir al festival que en Tahivilla organizó Antonio Rivera (padre de “Paquirri”) donde actuaron Francisco Rivera y su hermano José, y llevar al “Tarifeño” que al final iba a lidiar unas vacas de D. Carlos Des Allymes.
Compatibilizaba esta actividad para-taurina con otras como era el llevar los “pitracos” de carne (recorte del saneamiento de los canales de carne) desde el matadero a las fábricas de pescados de Salvador Pérez, Rafael Utrera, Peralta, "Los Valencianos", "Feria", Juan Aranda, Carranza y Diego Piñero, para alimento de los perros que las cuidaban. Fábricas que estaban ubicadas, la mayoría de ellas, en la actual Avenida de Andalucía concretamente desde en donde ahora está ubicada la tienda de Fotos Rojas hasta el final de la Avenida más allá de donde en la actualidad está el "Edificio Andalucía". Otras estaban en la calle San Sebastián y otra en la Chanca.



                                               

Al actuar como torilero, y cabestrero en ocasiones, en las plazas emblemáticas del Campo de Gibraltar tales como Algeciras, San Roque o Tarifa le ha hecho ser conocido por todos los diestros, famosos y menos famosos, que han actuado en estas plazas y como él tiene afición por toneladas disfruta fotografiándose con ellos, de ahí que conserve un importante álbum fotográfico.



Como también ha colaborado con las empresas taurinas en el trabajo de pegar carteles anunciadores de los festejos, posee una amplia colección de los mismos que pasados los años tendrán cotización en el mercado del coleccionismo.
La primera vez que toreó fue en el año 1954 en un Festival de la Virgen de la Luz. Se enfrentó a unas becerras de D. Carlos Des Allymes que vinieron a cabestros desde la finca ganadera "Tapatana". Al llegar a Tarifa se desmandaron y una de ellas se encontró con el trío D. José el maestro, D. José Torres y "Cayetano". Éste hizo el quite a D. José el maestro, y tras refugiarse detrás de un palo de teléfonos, la becerra le echó mano y le hirió en un brazo siendo curado por D. Mariano Vinuesa, el practicante emblemático de la ciudad de Tarifa. En este festival intervinieron como espadas: D. Benito Flores, Pepe Falucho, Pepe Donda y naturalmente, pese a la herida, Miguel Piñero “Cayetano”.


En la plaza de toros de Tarifa, su plaza, se tiró dos veces como espontáneo: la primera en una novillada con caballos organizada por el empresario D. Luis Escribano, en la que actuaban la rejoneadora Paquita Rocamora y los novilleros, Luis Escribano y Salvador Mateo. “Cayetano” que estaba en el tendido de sol acompañado por sus colegas de correrías taurinas, “El Cigarrón”, “El Liaillo”, Mermesa y Manguilla, se tiró portando una muleta y no llegó a dar un pase porque el novillo le “echó mano” nada más pisar el ruedo. Los subalternos lo retuvieron tras recogerlo del suelo, y la guardia civil lo llevo al Hospital donde estuvo hospitalizado tres días a consecuencia de las magulladuras sufridas. La segunda vez fue en otro festival en el que toreaba Luis Serrano (aficionado con unas portentosas facultades de conocimiento y dominio de las reses con quien departimos tentaderos en varias ocasiones) a un toraco palurdo al que le hizo una gran faena.





                                               

En el año 1964 formó parte como torero en la parte seria en el espectáculo del Bombero Torero. Actuó de luces junto al sobresaliente “El Cañailla” de San Fernando con trajes alquilados a “El Vito” de San Fernando.
En el año de 1969 actuó en una novillada con erales de Sánchez y Sánchez de Olvera, junto a, Joaquín dos Santos, “El Tarifeño” y el “Chato de Málaga”
En el año 1971 volvió a vestirse de luces en su pueblo natal para actuar junto a los novilleros, Salvador Fernández, Antonio Cantero y “El Tarifeño” con erales de Ybarra.
 




En el año 1973 con novillos de Ana Romero, siendo empresario Antonio Román actuó junto a Eusebio Fernández “El Insólito” ( que desapareció y no le encontraron por mucho que le buscaron), el sobrino de Pilar Barrera de Jerez y otro novillero de El Puerto de Santa María, cuyos nombres no recuerda .
En 1980 actuó en Tarifa junto a “Macareno” de La Línea, El Insólito (quien tras parar al novillo sufrió una lipotimia no pudiendo llevar a cabo la faena de muleta), siendo finiquitado el novillo por el hoy matador de toros retirado José María Núñez, tras haberse arrojado un espontáneo. Las reses eran de Miguelín.
Ha formado parte de numerosos Festivales taurinos que arrancan del primero celebrado  en San Fernando cuando era soldado de Infantería de Marina y se lidiaron tres vacas con motivo de la celebración de la Virgen del Carmen patrona de la Marina, junto a otros dos novilleros; uno de Algeciras y otro de San Fernando que servían en la Marina.

 



Festival de la Sociedad del Caballo de Tarifa, donde era Director de Lidia, actuando al lado de aficionados tarifeños.
Festival de la Guardia Civil de Tarifa en el año 1973.
Festival de Caritas  del año 1998 que fue un tentadero en la plaza con vacas de D. Joaquín Núñez del Cuvillo que arrojó un beneficio de 500.000 pesetas.
Festival en el año 1994 en pro de la Cruz Roja que no llegó a celebrarse  porque a última hora el Alcalde que gobernaba D. Antonio Ruíz no concedió la cesión de la plaza de toros.
Como las cosas taurinas no le rodaron hubo de buscarse la vida en la pintura, pero no en la pintura de cuadros con fines expositivos, sino en la pintura de brocha gorda encalando la mayoría de las fachadas de las casas de Tarifa en aquellos tiempos en que el Ayuntamiento exigía el encalado anual para mantener la ciudad decente.

 
 


Hoy vive de una pensión no contributiva heredada de su madre.
Es Miguel una persona agradable, simpática y está siempre dispuesto a colaborar en la preparación tanto de un Festival Taurino como de un escenario taurino digno con cualquiera que organice un evento de tipo taurino, aportando sus carteles, capote, banderillas y cuadros con sus fotos de torero.
El año,pasado le tocó un cupón de la ONCE que le ha sacado de sus apuros.

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