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miércoles, 30 de enero de 2008

LA ALTERNATIVA DE MANZANARES HIJO

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Ocurrió un martes 24 de junio del ya lejano año del 2003 y desde Valladolid pudimos ver en Alicante el acontecimiento en directo a través de la cadena autonómica de Madrid.
Doctoraba José María Manzanares (hijo) de manos del maestro Ponce y actuando de testigo un carismático Francisco Rivera Ordóñez con toros de Daniel Ruiz encaste que tiene la bondad por bandera y las fuerzas más que justitas.
En la ceremonia de alternativa, el padre (ahora unido y reconciliado con el hijo) entregó con mimo el estoque al toricantano en secuencia de primicia.
¡Todo hacía presagiar una gran tarde de toros!, pero...
Vean lo que escribimos aquel día sobre lo visionado:
No comprendemos muy bien como los comentaristas de televisión que retransmiten una corrida en directo, pueden con sus comentarios "sofronizar a las masas" cómo si de Uri Geller se tratara, pues quienes estábamos viendo la corrida a través de la "caja tonta" dudábamos si lo que veíamos y oíamos era la corrida televisada.
Claro que "esto" no es de ahora, ya que hace años cuando el genio de los comentaristas D. Matías Prats, comentó la denominada "Corrida del Siglo" con ganado de Victorino Martín lidiado por los diestros Ruiz Miguel, Luís Francisco Esplá y José Luís Palomar, también sofronizó a las masas convirtiendo una buena corrida, en excelsa. Si bien merecía perdón ya que comprendimos que su intención era dar un "empujoncito hacia arriba" a un renqueante espectáculo, el más nacional de todos, tanto en ganado como en toreros.
¡D. Matías, lo consiguió!, puesto que a partir de ese momento la gente (no el aficionado) abarrotó, por algún tiempo, mientras duraron los efluvios de la buena dicción del hombre de radio, las plazas de toros.
Ahora, el evento taurino era la alternativa de un novillero de dinastía que desde que irrumpió en este mundo de los toros ha estado cuidado "entre algodones" y más que amparado por todos los medios de comunicación como si de la "reencarnación de Cúchares" se tratare.
Desde el primer momento de la apertura de cámaras, los comentaristas de la cadena se decantaron por el hacer del toricantano y de su padrino de ceremonia, mientras denostaron de manera reiterativa lo realizado por el testigo de la ceremonia.
Claro que estos comentaristas "verborrean de contínuo" con lo que reiteran los comentarios de siempre, si bien en esta ocasión el director, periodista por cierto, no habló nada de las escasas defensas de los astados, lo que en otras ocasiones es el tema reiterativo a lo largo de toda la retransmisión.
Se maravillaron de la "escuela del neófito" que ya ha aprendido con aprovechamiento la "escuela de su padrino de ceremonia" en eso de "dar pases de uno en uno" no queriendo ligar para lo cual pierde más pasos de lo que el toreo ligado requiere.
En esta ocasión la "muletilla" de los comentaristas era: "los toques muleteriles sutiles" del maestro Ponce, que incluso hacían repetir al realizador en cámara lenta, con lo que caían en su propia trampa al demostrar que los "sutiles toques" eran tan bruscos que llegaban a enervar al propio cornúpeta sorprendido por el toque.
El creador del portal taurino Burladero.com, hoy desaparecido, contando con la servil e inestimable colaboración del maestro que le secunda en comentar la corrida, denostó reiterativamente el poco temple de Rivera Ordóñez que, a "nuestro escasos conocimientos taurinos" fue el único de la terna que trató de cumplir con ese axioma del toreo que se llama "ligar los pases". ¡Demostró muy a las claras que no es torero de sus preferencias! y no fue capaz de reconocer que Rivera que recibió a uno de sus toros con larga cambiada a portagayola, venía dispuesto a dar lo mejor de si mismo , lo que demostró alargando en exceso la faena a su ultimo astado confiando en que rompiera para acompañar a sus dos compañeros en la salida a hombros de la plaza.
Por el contrario "elevaron a los altares" a Ponce en su segundo "marmolillo", cuando fue capaz de doblegar (según ellos) a un toro gazapón "al que no quiso torear por bajo para que no se parara", ignorando (al parecer) estos comentaristas (imperdonable en el matador catalán) que la única forma de doblegar a un toro con ganas de embestir es "cargarle la suerte" para "destroncarle", que es lo que hacían y bien, toreros de mucho arte.
¡Temple, temple y más temple, eran las premisas de ese día!
Pues bien???
¿Por qué no templó Ponce en su primer toro?. Porque el temple lo da la "velocidad ralentizada del toro", ya que cuando el toro tiene cierta reiteración y rapidez en la embestida, el temple "se va al traste" y lo único que pueden hacer esos toreros que no cargan la suerte, es "aprovechar el viaje del toro" pues no hay lugar a dar los pases de uno en uno tras colocarse, que es lo fácil y lo más seguro para el torero dotado de técnica.
Esperaban con expectación la actuación de Manzanares en el 6º, último de la corrida, a quien recibió con capotazos dados con gusto pero sin dejar los pies quietos en la arena y sin acompasar las manos en el lance. Luego...en la muleta, comentarios tales como:
¡Como gira la muñeca!¡Con que cabeza!
¡La muñeca es más importante que nada en el toreo!
Según estos axiomas. ¿Por qué se denostó a Manuel Benitez "El Cordobés" en su tiempo?.
Hizo una faena corriente y eso sí a la hora de la "suerte suprema" (que para él está claro que no lo es) se tomó todo el tiempo del mundo...se fue a tablas...tomó un "buchito" de agua...se lavó la cara...se la secó.
En una palabra: ¡hizo todo lo que no se debe hacer!
Y ante tanto despropósito, nos preguntamos:¿Para qué tantos maestros?¿No le han dicho que la suerte de matar hay que hacerla en el momento oportuno y preciso, sin dejar pensar al toro, ya que por ello han venido los percances más desgraciados del toreo?. Vaya, vaya. Pues ¡Ojo al dato!
Conclusión de los comentaristas:
Ponce: "un dechado de técnica y cabeza".
Rivera: "no sabe templar" porque según ellos, "no sabe colocarse".
Manzanares (hijo): "un torero, que puede ser importante".
Claro que para todo esto sea cierto:
Primero: Hay que torear toros con trapío y casta.
Segundo: La técnica sirve, entre otras muchas cosas, para intentar ligar los lances y los pases.
Tercero: ¿Cómo se puede pensar que un torero, después de varios años de alternativa, no va a saber colocarse?
Cuando leí las crónicas de los críticos taurinos, solamente uno de ellos, Zabala de la Serna hijo, coincidió en todo conmigo, lo que me hizo "cavilar mucho sobre mis apreciaciones", pues los demás críticos, no debieron ver ni el "bajonazo" del estoque, ni el "movimiento de los pies" en los lances, ni las "escasas defensas" de los astados....????
Como simple anécdota les cuento que:
Unos días antes de la alternativa, fuímos a ver al hoy alternativado, a la plaza de toros de Tordesillas donde alternaba con los novilleros Davíd Galán y "Morenito de Aranda". Le formaban cortejo todo "el coro celestial" de la llamada crítica "especialisisisima" (versión D. Julio Iglesias padre). A la cabeza de la misma, iba el Director de la revista taurina en color más importante de España, acompañado de su fotógrafo más prestigioso. Estaban en el callejón, al lado mismo del burladero, que cumpliendo el Regamento ocupábamos y desde el que estábamos grabando en video la novillada. Oíamos, no sin cierto sonrojo por nuestra parte, los comentarios que en plan "de chunga" hacían de los compañeros de cartel de su "yogurcito". Llegó un momento que, harto de tantas descalificaciones hacia uno de los novilleros que era amigo nuestro, les sugerimos "lo poquísimo que nos había enseñado su pupilo" tanto aquí como en las actuaciones que le vimos en Sevilla y en Málaga. Naturalmente "hicieron fü, cual gato escaldado".
En la actualidad, pasados cuatro largos años, transcribimos lo que vimos en el día de su alternativa y tras haber compartido plaza en varias corridas, reconocemos (puesto que no "nos duelen prendas") que al día de hoy, José María Manzanares (hijo) es un enorme artista, con muchísimas posibilidades de sobrepasar al artistazo de su padre, en arte, valor y condiciones para ocupar la cúspide de la Tauromaquia, sintiendo muy de veras que lo que no ha logrado un toro lo haya logrado un mosquito (tenerte parado un tiempo) con el que tuviste la mala suerte de toparte en tierras de allá de nuestros mares.
¡Mucha suerte y adelante, José Maria!
EL RECUERDO A UN ESCRITOR CON CHISPA.

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor

La Federación Taurina de Valladolid, nodriza como tantas otras, de la Real Federación Taurina de España, anualmente publica una revista, sufragada económicamente por el Ayuntamiento, Diputación, Junta de Castilla y León, Hoteles emblemáticos de la ciudad y Casino de Boecillo (donde en una gala especial es presentada). En ella insertan artículos taurinos pedidos a los escritores y personajes que manejan la información taurina de la capital de la Comunidad autónoma.
Hace unos años un periodista recién salido de la Facultad, mientras esperaba un puesto de trabajo, se enroló en este organismo haciendo las veces de secretario y director de dicha revista.
Imbuido de la ética profesional que la universidad le había inculcado, trató de llevar una información veraz del mundo del toro, y de paso defenestrar a quienes hasta ese momento la habían realizado. Personas que nada tenían que ver con profesionales titulados en Ciencias de la Información.
Como era previsible, se “estrelló” materialmente cuando llamó “al pan, pan y al vino, vino” haciendo estremecer los cimientos sobre los que desde hacía años se venía sustentando la cuestión taurina.
Insertó unos artículos en la revista donde denunció el escaso trapío y pitones de los astados lidiados en el ciclo recién acabado de la feria de una plaza de segunda categoría, en su afán de que la Federación cumpliera con la misión encomendada de defender a sus asociados que no son otros que los aficionados agrupados en las diferentes peñas taurinas de la ciudad en cuestión. Ello motivo que todos los que de "alguna manera" tenían intereses creados en estos asuntos (empresarios, apoderados, toreros y "críticos taurinos de secano") se pusieran en su contra y le denostaran de manera contínua pero cobarde.
Con su “línea dura” de actuación informativa, cambió de manera sustancial los personajes invitados a las tertulias anuales celebradas hasta ese momento por la Federación y así vinieron intelectuales del mundo del toro y personajes polémicos por carecer de “pelos en la lengua” a la hora de juzgar con toda objetividad lo acontecido en el ciclo ferial o lo que estaba ocurriendo en el mundo del toro.
Uno de estos personajes invitados fue el ínclito y desaparecido Alfonso Navalón, que comenzó dando un “repaso” de media hora de duración a esa “intrusa prensa especializada “ que se había ensañado en sus críticas a una corrida que, el crítico - ganadero, había lidiado en la considerada segunda plaza taurina de la provincia vallisoletana.
Ese día había puesto a “caer de un burro” a los “críticos taurinos de Valladolid” que "aguantaron impávidos" todo el evento casi hundidos en los cómodos sillones de la sala de congresos de la Feria de Muestras.
Nadie se atrevió a utilizar su tiempo de réplica, pero al día siguiente tanto la prensa escrita como los medios de comunicación hablada, procesaron en juicio sumarísimo al osado crítico que les había “metido un golazo por toda la escuadra" en su propio campo.
No es necesario decirles que el periodista cayó en desgracia y las puertas se le fueron cerrando poco a poco en su faceta taurina. Felizmente le ocurrió lo que cuenta la anécdota de aquel sacristán que no sabía leer ni escribir y que acabó convirtiéndose en gran empresario. ¿La conocen?
¡Anécdotas pasadas, al fin de cuentas!
Pasado algún tiempo un buen día, coincidí con Navalón en un pueblo de Zamora limítrofe con la provincia de Salamanca donde un apoderado había requerido mis servicios veterinarios para curar a dos toros que habían sido comprados para ser lidiados sin muerte en una prueba a “puerta cerrada” a un novillero. Toros que trataban de curar de las heridas de los puyazos para que, tras el engorde pertinente, recuperar lo que la carne les proporcionara y "limar" de alguna manera lo oneroso que resulta la preparación de un torero.

Tras los trabajos realizados por novillero y veterinario en el “mueco” de la finca, siguió una comida en la panera (convertida en comedor improvisado y donde hubimos de refugiarnos de la lluvia que de manera persistente nos acompañó durante toda la jornada), en la que también estaba presente el diestro de Villalpando, Andrés Vázquez, que dirigía artísticamente al aspirante a matador de toros.
Dos magníficos contertulianos henchidos de anécdotas graciosas y ocurrentes muchas de las cuales nos hicieron dudar de su certidumbre.
Hablamos de toros en muchas facetas. Sintonizamos en bastantes cosas y diferimos en otras. Lo normal en este tema, donde algunos afirman que. “de toros, no saben ni las vacas”
Dos fenómenos de la comunicación, donde la “risilla contagiosa” (en forma de Ji,Ji) del torero, se hacía cómplice al “gracejo andaluz” del crítico natural de Huelva y a la sapiencia universitaria del “tuno” y más tarde abogado afincado en Salamanca.
Recordaron los tiempos difíciles de las capeas pueblerinas y a esas vacas hartas de criar becerros con las que se enfrentaban (conociéndose mutuamente) en más de una ocasión en distintas plazas de carros pueblerinas y refirieron cómo, cuando su ganadero las silbaba desde la puerta del corral que servía de chiquero, se olvidaban de “seguir cogiendo” a todo el que se ponía delante y, como perrillos amaestrados entraban mansamente para de inmediato ponerse a comer el heno que tenían en el suelo.
Hablaban de un tal “Chinarro” (a quien conocí cuando era pequeño en el pueblo salmantino donde mi padre ejercía su profesión veterinaria) que era quien proporcionaba las vacas a los alcaldes de los pueblos para que se organizaran las capeas. Y de cómo se establecía una especie de “pique” entre los mozos que con sus varitas de mimbre trataban de dejar ciegas a las vacas cuando embestían y como “Chinarro” trataba de salvar a sus animales y a su reputación llevando cada año vacas con más edad, más ubres y más mala leche consecuencia de haber participado en más capeas.
Navalón dotado de una pluma de castellano antiguo, que me recuerda a Delibes, y que no dejó, mientras ejerció su crítica taurina, “titere con cabeza”.

“Despellejó”, merced a la fuerza que da "el poder de la pluma", materialmente a Enrique Martín Arránz y sus pordedantes “Joselito” y José Tomás por cuestiones de no dejar televisar sus corridas.

“Tenía los puntos puestos” de manera sangrante, a el diestro segoviano, Andrés Hernando por ganar dinero en los festivales a costa de proporcionar “novillos de saldo” procedentes de la ganadería de su esposa.
Y llego a “meterse” incluso, hasta con Antonio Bienvenida que era su amigo. Al único que defendió a “capa y espada” fue a Antonio Chenel “Antoñete” ( “el maestro nicotina” versión Andrés Vázquez) al denunciar su explotación torera en su senectud por uno de profesión "desinformativa" (como él lo denomina) al que “no podía ver ni en pintura”.
Como ganadero se denunció a sí mismo como consentidor de afeitar sus toros.
¡Recibió de/y dio bofetadas a toreros!. Hay quién dice que llegó a chantajear a alguno con regalo de un coche "Mercedes" para suavizarle sus críticas
Admirador de D. Alipio Pérez Tabernero.
”Perseguidor incansable” de sus víctimas, pero que a veces sacaba su lado humano como cuando glosó, a su compañero de tuna el pandereta Armandito, en su invalidez y óbito.
El que "aclamó" a Paco Camino tras expresar la verdad del toreo en Aguadulce en los cursos de verano de una Universidad privada y a Conrado el eterno “maletilla” viajero de las carreteras próximas Ciudad Rodrigo.
Ataca sin piedad a todos sus compañeros de crítica taurina menos a Joaquín Vidal y revela, sin el menor miedo y pudor, secretos de transcendencia económica de la vida de "Manolete".
Denunció una y mil veces a toreros que nunca se han “puesto delante” de vacas toreadas.
Pero también a veces nos hacía reír a “mandíbula batiente” en sus “chascarrillos” escritos en “La Tribuna de Salamanca” donde se esperaba su artículo con verdadera avidez para enterarnos de la vida y milagros de el ganadero Daniel Ruiz cuando un toro suyo en Valladolid salto al callejón y le arrancó una oreja.
Un personaje polémico y controvertido, pero que no pasó, ni mucho menos, desapercibido, aunque fuera odiado por muchos, pues su lema era: "que hablen de mí, aunque sea mal".