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jueves, 31 de enero de 2008

LA RESPONSABILIDAD DE "EL CID".


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ.-Veterinario y escritor.

Cómo dice Ricardo Díaz-Manresa, en uno de sus artículos de "Avance Taurino" a "El Cid" en su tierra y en su plaza más emblemática (La Maestranza), "le sobrepasó la responsabilidad"-

Y es lógico, puesto que Jesús Manuel en el corto espacio de un año, ha pasado del "ostracismo de Despeñaperros para arriba" a convertirse en el "Cid Campeador Taurino" tras las batallas ganadas, en sus propios feudos, a "constrastados estrategas taurinos".
"El Cid" es un ¡torero de verdad!, curtidos en mil batallas, ¡también de verdad! por "mor" de ¡enemigos de de verdad!, y le ha ocurrido lo que aquél conductor que acostumbrado a pilotar un tractor le pusieron a los mandos de un bólido de los que conduce Fernando Alonso (nuestro flamante campeón de fórmula 1) siendo incapaz de acoplarse al cambio secuencial y a esa suavidad rapidísima de velocidad y volante ¡colmo de perfección!. El torero de "toros enemigos" no podía acostumbrarse, de la noche a la mañana, a esos "sucedáneos de toros" incapaces de dar "cornadas" ni "tornillazos". ¡Imposible entender , tan de repente!, a esos "bolidos con cuernos programados" que en vez de "buscar las zapatillas" empujan con bondad al torero que se ha equivocado de colocación y distancia.

"El Cid" acostumbrado a jugarse la vida en cada lance, porque se enfrenta a toros de verdad, ha logrado traer nuevamente a las plazas a los aficionados de verdad. A los mismos que sienten también de verdad, cuando se va sin trofeos y malogra un sonado triunfo por culpa del "fallo a espadas" que al fin y a la postre no deja de ser la "SUERTE SUPREMA".
Ahora, tras la luxación de ese hombro que, debido a rotura del ligamento redondo, se sale con facilidad, está tratando, a la vez que aprovecha su facilidad de zurdo, de imitar al diestro de La Seca (Valladolid), Jorge Manrique, matando con la izquierda .

Decisión que habrá de meditar por lo siguiente:
"El Cid" de siempre ha sido un torero de "izquierdas" (entiéndase de naturales) y es con este "muletazo de verdad" con el que ha configurado la mayoría de sus inmensas faenas, donde apenas figuran los derechazos proque no los valora mucho que digamos.
Ahora, al matar con la izquierda, ha de salir de la suerte por el lado "más sobado" durante la faena y eso... naturalmente los toros, que él torea, lo acusan al haber utilizado más ese pitón y haber aprendido a estar más atentos a coger por ese lado.
Por eso pedimos a Dios que "El Cid" acierte en su elección a la hora de verse obligado a cambiar de mano para matar tratando de ofrecer más verdad al aficionado a la hora de la suerte suprema.
¡Mucha suerte en esta decisión!¡Torero!
Hasta aquí la ratificación de la opinión de mi buen amigo Ricardo excelente periodista y crítico taurino.
El tiempo pasó inapelable, y hace un mes coincidimos con él en unos coloquios en la Villa de Los Barrios (Cádiz) y le preguntamos como iba de esa lesión:
-Está totalmente olvidada. Y lo que se me pasó por la cabeza de cambiar de mano para matar, fue una posibilidad pasajera, pero como el descanso aconsejado por el médico que me trató, me recuperó el hombro, pues ha quedado en simple anécdota.
Nosotros nos alegramos y así hemos podido ver como ha triunfado en las tres plazas más importantes del panorama taurino mundial como son nuestras plazas: "Monumental de Las Ventas" de Madrid, "Vista Alegre" de Bilbao y "Maestranza" de Sevilla, sin que en la escritura hayamos tratado de dar prioridades.

miércoles, 30 de enero de 2008

LA ALTERNATIVA DE MANZANARES HIJO

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Ocurrió un martes 24 de junio del ya lejano año del 2003 y desde Valladolid pudimos ver en Alicante el acontecimiento en directo a través de la cadena autonómica de Madrid.
Doctoraba José María Manzanares (hijo) de manos del maestro Ponce y actuando de testigo un carismático Francisco Rivera Ordóñez con toros de Daniel Ruiz encaste que tiene la bondad por bandera y las fuerzas más que justitas.
En la ceremonia de alternativa, el padre (ahora unido y reconciliado con el hijo) entregó con mimo el estoque al toricantano en secuencia de primicia.
¡Todo hacía presagiar una gran tarde de toros!, pero...
Vean lo que escribimos aquel día sobre lo visionado:
No comprendemos muy bien como los comentaristas de televisión que retransmiten una corrida en directo, pueden con sus comentarios "sofronizar a las masas" cómo si de Uri Geller se tratara, pues quienes estábamos viendo la corrida a través de la "caja tonta" dudábamos si lo que veíamos y oíamos era la corrida televisada.
Claro que "esto" no es de ahora, ya que hace años cuando el genio de los comentaristas D. Matías Prats, comentó la denominada "Corrida del Siglo" con ganado de Victorino Martín lidiado por los diestros Ruiz Miguel, Luís Francisco Esplá y José Luís Palomar, también sofronizó a las masas convirtiendo una buena corrida, en excelsa. Si bien merecía perdón ya que comprendimos que su intención era dar un "empujoncito hacia arriba" a un renqueante espectáculo, el más nacional de todos, tanto en ganado como en toreros.
¡D. Matías, lo consiguió!, puesto que a partir de ese momento la gente (no el aficionado) abarrotó, por algún tiempo, mientras duraron los efluvios de la buena dicción del hombre de radio, las plazas de toros.
Ahora, el evento taurino era la alternativa de un novillero de dinastía que desde que irrumpió en este mundo de los toros ha estado cuidado "entre algodones" y más que amparado por todos los medios de comunicación como si de la "reencarnación de Cúchares" se tratare.
Desde el primer momento de la apertura de cámaras, los comentaristas de la cadena se decantaron por el hacer del toricantano y de su padrino de ceremonia, mientras denostaron de manera reiterativa lo realizado por el testigo de la ceremonia.
Claro que estos comentaristas "verborrean de contínuo" con lo que reiteran los comentarios de siempre, si bien en esta ocasión el director, periodista por cierto, no habló nada de las escasas defensas de los astados, lo que en otras ocasiones es el tema reiterativo a lo largo de toda la retransmisión.
Se maravillaron de la "escuela del neófito" que ya ha aprendido con aprovechamiento la "escuela de su padrino de ceremonia" en eso de "dar pases de uno en uno" no queriendo ligar para lo cual pierde más pasos de lo que el toreo ligado requiere.
En esta ocasión la "muletilla" de los comentaristas era: "los toques muleteriles sutiles" del maestro Ponce, que incluso hacían repetir al realizador en cámara lenta, con lo que caían en su propia trampa al demostrar que los "sutiles toques" eran tan bruscos que llegaban a enervar al propio cornúpeta sorprendido por el toque.
El creador del portal taurino Burladero.com, hoy desaparecido, contando con la servil e inestimable colaboración del maestro que le secunda en comentar la corrida, denostó reiterativamente el poco temple de Rivera Ordóñez que, a "nuestro escasos conocimientos taurinos" fue el único de la terna que trató de cumplir con ese axioma del toreo que se llama "ligar los pases". ¡Demostró muy a las claras que no es torero de sus preferencias! y no fue capaz de reconocer que Rivera que recibió a uno de sus toros con larga cambiada a portagayola, venía dispuesto a dar lo mejor de si mismo , lo que demostró alargando en exceso la faena a su ultimo astado confiando en que rompiera para acompañar a sus dos compañeros en la salida a hombros de la plaza.
Por el contrario "elevaron a los altares" a Ponce en su segundo "marmolillo", cuando fue capaz de doblegar (según ellos) a un toro gazapón "al que no quiso torear por bajo para que no se parara", ignorando (al parecer) estos comentaristas (imperdonable en el matador catalán) que la única forma de doblegar a un toro con ganas de embestir es "cargarle la suerte" para "destroncarle", que es lo que hacían y bien, toreros de mucho arte.
¡Temple, temple y más temple, eran las premisas de ese día!
Pues bien???
¿Por qué no templó Ponce en su primer toro?. Porque el temple lo da la "velocidad ralentizada del toro", ya que cuando el toro tiene cierta reiteración y rapidez en la embestida, el temple "se va al traste" y lo único que pueden hacer esos toreros que no cargan la suerte, es "aprovechar el viaje del toro" pues no hay lugar a dar los pases de uno en uno tras colocarse, que es lo fácil y lo más seguro para el torero dotado de técnica.
Esperaban con expectación la actuación de Manzanares en el 6º, último de la corrida, a quien recibió con capotazos dados con gusto pero sin dejar los pies quietos en la arena y sin acompasar las manos en el lance. Luego...en la muleta, comentarios tales como:
¡Como gira la muñeca!¡Con que cabeza!
¡La muñeca es más importante que nada en el toreo!
Según estos axiomas. ¿Por qué se denostó a Manuel Benitez "El Cordobés" en su tiempo?.
Hizo una faena corriente y eso sí a la hora de la "suerte suprema" (que para él está claro que no lo es) se tomó todo el tiempo del mundo...se fue a tablas...tomó un "buchito" de agua...se lavó la cara...se la secó.
En una palabra: ¡hizo todo lo que no se debe hacer!
Y ante tanto despropósito, nos preguntamos:¿Para qué tantos maestros?¿No le han dicho que la suerte de matar hay que hacerla en el momento oportuno y preciso, sin dejar pensar al toro, ya que por ello han venido los percances más desgraciados del toreo?. Vaya, vaya. Pues ¡Ojo al dato!
Conclusión de los comentaristas:
Ponce: "un dechado de técnica y cabeza".
Rivera: "no sabe templar" porque según ellos, "no sabe colocarse".
Manzanares (hijo): "un torero, que puede ser importante".
Claro que para todo esto sea cierto:
Primero: Hay que torear toros con trapío y casta.
Segundo: La técnica sirve, entre otras muchas cosas, para intentar ligar los lances y los pases.
Tercero: ¿Cómo se puede pensar que un torero, después de varios años de alternativa, no va a saber colocarse?
Cuando leí las crónicas de los críticos taurinos, solamente uno de ellos, Zabala de la Serna hijo, coincidió en todo conmigo, lo que me hizo "cavilar mucho sobre mis apreciaciones", pues los demás críticos, no debieron ver ni el "bajonazo" del estoque, ni el "movimiento de los pies" en los lances, ni las "escasas defensas" de los astados....????
Como simple anécdota les cuento que:
Unos días antes de la alternativa, fuímos a ver al hoy alternativado, a la plaza de toros de Tordesillas donde alternaba con los novilleros Davíd Galán y "Morenito de Aranda". Le formaban cortejo todo "el coro celestial" de la llamada crítica "especialisisisima" (versión D. Julio Iglesias padre). A la cabeza de la misma, iba el Director de la revista taurina en color más importante de España, acompañado de su fotógrafo más prestigioso. Estaban en el callejón, al lado mismo del burladero, que cumpliendo el Regamento ocupábamos y desde el que estábamos grabando en video la novillada. Oíamos, no sin cierto sonrojo por nuestra parte, los comentarios que en plan "de chunga" hacían de los compañeros de cartel de su "yogurcito". Llegó un momento que, harto de tantas descalificaciones hacia uno de los novilleros que era amigo nuestro, les sugerimos "lo poquísimo que nos había enseñado su pupilo" tanto aquí como en las actuaciones que le vimos en Sevilla y en Málaga. Naturalmente "hicieron fü, cual gato escaldado".
En la actualidad, pasados cuatro largos años, transcribimos lo que vimos en el día de su alternativa y tras haber compartido plaza en varias corridas, reconocemos (puesto que no "nos duelen prendas") que al día de hoy, José María Manzanares (hijo) es un enorme artista, con muchísimas posibilidades de sobrepasar al artistazo de su padre, en arte, valor y condiciones para ocupar la cúspide de la Tauromaquia, sintiendo muy de veras que lo que no ha logrado un toro lo haya logrado un mosquito (tenerte parado un tiempo) con el que tuviste la mala suerte de toparte en tierras de allá de nuestros mares.
¡Mucha suerte y adelante, José Maria!
EL RECUERDO A UN ESCRITOR CON CHISPA.

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor

La Federación Taurina de Valladolid, nodriza como tantas otras, de la Real Federación Taurina de España, anualmente publica una revista, sufragada económicamente por el Ayuntamiento, Diputación, Junta de Castilla y León, Hoteles emblemáticos de la ciudad y Casino de Boecillo (donde en una gala especial es presentada). En ella insertan artículos taurinos pedidos a los escritores y personajes que manejan la información taurina de la capital de la Comunidad autónoma.
Hace unos años un periodista recién salido de la Facultad, mientras esperaba un puesto de trabajo, se enroló en este organismo haciendo las veces de secretario y director de dicha revista.
Imbuido de la ética profesional que la universidad le había inculcado, trató de llevar una información veraz del mundo del toro, y de paso defenestrar a quienes hasta ese momento la habían realizado. Personas que nada tenían que ver con profesionales titulados en Ciencias de la Información.
Como era previsible, se “estrelló” materialmente cuando llamó “al pan, pan y al vino, vino” haciendo estremecer los cimientos sobre los que desde hacía años se venía sustentando la cuestión taurina.
Insertó unos artículos en la revista donde denunció el escaso trapío y pitones de los astados lidiados en el ciclo recién acabado de la feria de una plaza de segunda categoría, en su afán de que la Federación cumpliera con la misión encomendada de defender a sus asociados que no son otros que los aficionados agrupados en las diferentes peñas taurinas de la ciudad en cuestión. Ello motivo que todos los que de "alguna manera" tenían intereses creados en estos asuntos (empresarios, apoderados, toreros y "críticos taurinos de secano") se pusieran en su contra y le denostaran de manera contínua pero cobarde.
Con su “línea dura” de actuación informativa, cambió de manera sustancial los personajes invitados a las tertulias anuales celebradas hasta ese momento por la Federación y así vinieron intelectuales del mundo del toro y personajes polémicos por carecer de “pelos en la lengua” a la hora de juzgar con toda objetividad lo acontecido en el ciclo ferial o lo que estaba ocurriendo en el mundo del toro.
Uno de estos personajes invitados fue el ínclito y desaparecido Alfonso Navalón, que comenzó dando un “repaso” de media hora de duración a esa “intrusa prensa especializada “ que se había ensañado en sus críticas a una corrida que, el crítico - ganadero, había lidiado en la considerada segunda plaza taurina de la provincia vallisoletana.
Ese día había puesto a “caer de un burro” a los “críticos taurinos de Valladolid” que "aguantaron impávidos" todo el evento casi hundidos en los cómodos sillones de la sala de congresos de la Feria de Muestras.
Nadie se atrevió a utilizar su tiempo de réplica, pero al día siguiente tanto la prensa escrita como los medios de comunicación hablada, procesaron en juicio sumarísimo al osado crítico que les había “metido un golazo por toda la escuadra" en su propio campo.
No es necesario decirles que el periodista cayó en desgracia y las puertas se le fueron cerrando poco a poco en su faceta taurina. Felizmente le ocurrió lo que cuenta la anécdota de aquel sacristán que no sabía leer ni escribir y que acabó convirtiéndose en gran empresario. ¿La conocen?
¡Anécdotas pasadas, al fin de cuentas!
Pasado algún tiempo un buen día, coincidí con Navalón en un pueblo de Zamora limítrofe con la provincia de Salamanca donde un apoderado había requerido mis servicios veterinarios para curar a dos toros que habían sido comprados para ser lidiados sin muerte en una prueba a “puerta cerrada” a un novillero. Toros que trataban de curar de las heridas de los puyazos para que, tras el engorde pertinente, recuperar lo que la carne les proporcionara y "limar" de alguna manera lo oneroso que resulta la preparación de un torero.

Tras los trabajos realizados por novillero y veterinario en el “mueco” de la finca, siguió una comida en la panera (convertida en comedor improvisado y donde hubimos de refugiarnos de la lluvia que de manera persistente nos acompañó durante toda la jornada), en la que también estaba presente el diestro de Villalpando, Andrés Vázquez, que dirigía artísticamente al aspirante a matador de toros.
Dos magníficos contertulianos henchidos de anécdotas graciosas y ocurrentes muchas de las cuales nos hicieron dudar de su certidumbre.
Hablamos de toros en muchas facetas. Sintonizamos en bastantes cosas y diferimos en otras. Lo normal en este tema, donde algunos afirman que. “de toros, no saben ni las vacas”
Dos fenómenos de la comunicación, donde la “risilla contagiosa” (en forma de Ji,Ji) del torero, se hacía cómplice al “gracejo andaluz” del crítico natural de Huelva y a la sapiencia universitaria del “tuno” y más tarde abogado afincado en Salamanca.
Recordaron los tiempos difíciles de las capeas pueblerinas y a esas vacas hartas de criar becerros con las que se enfrentaban (conociéndose mutuamente) en más de una ocasión en distintas plazas de carros pueblerinas y refirieron cómo, cuando su ganadero las silbaba desde la puerta del corral que servía de chiquero, se olvidaban de “seguir cogiendo” a todo el que se ponía delante y, como perrillos amaestrados entraban mansamente para de inmediato ponerse a comer el heno que tenían en el suelo.
Hablaban de un tal “Chinarro” (a quien conocí cuando era pequeño en el pueblo salmantino donde mi padre ejercía su profesión veterinaria) que era quien proporcionaba las vacas a los alcaldes de los pueblos para que se organizaran las capeas. Y de cómo se establecía una especie de “pique” entre los mozos que con sus varitas de mimbre trataban de dejar ciegas a las vacas cuando embestían y como “Chinarro” trataba de salvar a sus animales y a su reputación llevando cada año vacas con más edad, más ubres y más mala leche consecuencia de haber participado en más capeas.
Navalón dotado de una pluma de castellano antiguo, que me recuerda a Delibes, y que no dejó, mientras ejerció su crítica taurina, “titere con cabeza”.

“Despellejó”, merced a la fuerza que da "el poder de la pluma", materialmente a Enrique Martín Arránz y sus pordedantes “Joselito” y José Tomás por cuestiones de no dejar televisar sus corridas.

“Tenía los puntos puestos” de manera sangrante, a el diestro segoviano, Andrés Hernando por ganar dinero en los festivales a costa de proporcionar “novillos de saldo” procedentes de la ganadería de su esposa.
Y llego a “meterse” incluso, hasta con Antonio Bienvenida que era su amigo. Al único que defendió a “capa y espada” fue a Antonio Chenel “Antoñete” ( “el maestro nicotina” versión Andrés Vázquez) al denunciar su explotación torera en su senectud por uno de profesión "desinformativa" (como él lo denomina) al que “no podía ver ni en pintura”.
Como ganadero se denunció a sí mismo como consentidor de afeitar sus toros.
¡Recibió de/y dio bofetadas a toreros!. Hay quién dice que llegó a chantajear a alguno con regalo de un coche "Mercedes" para suavizarle sus críticas
Admirador de D. Alipio Pérez Tabernero.
”Perseguidor incansable” de sus víctimas, pero que a veces sacaba su lado humano como cuando glosó, a su compañero de tuna el pandereta Armandito, en su invalidez y óbito.
El que "aclamó" a Paco Camino tras expresar la verdad del toreo en Aguadulce en los cursos de verano de una Universidad privada y a Conrado el eterno “maletilla” viajero de las carreteras próximas Ciudad Rodrigo.
Ataca sin piedad a todos sus compañeros de crítica taurina menos a Joaquín Vidal y revela, sin el menor miedo y pudor, secretos de transcendencia económica de la vida de "Manolete".
Denunció una y mil veces a toreros que nunca se han “puesto delante” de vacas toreadas.
Pero también a veces nos hacía reír a “mandíbula batiente” en sus “chascarrillos” escritos en “La Tribuna de Salamanca” donde se esperaba su artículo con verdadera avidez para enterarnos de la vida y milagros de el ganadero Daniel Ruiz cuando un toro suyo en Valladolid salto al callejón y le arrancó una oreja.
Un personaje polémico y controvertido, pero que no pasó, ni mucho menos, desapercibido, aunque fuera odiado por muchos, pues su lema era: "que hablen de mí, aunque sea mal".

lunes, 28 de enero de 2008

LOS TROFEOS TAURINOS "El Corte Inglés".

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.- Veterinario y escritor.

Estos almacenes modélicos en su género, en casi todas las capitales de provincia donde están ubicados, anualmente colaboran a la difusión de nuestra Fiesta más nacional, entregando sus trofeos a matadores, picadores, banderilleros y ganaderos por la labor desarrollada en el coso de la ciudad.


El acto cuenta con personas, rigurosamente invitadas, relacionadas con el mundo del toro en distintas facetas. Siempre representativas y, por ende, conocidos en la capital, a quienes el patrocinador suele obsequiar, previa presentación de la invitación, con algún regalo en forma de cartel antiguo reproducido y una cinta de vídeo que, la televisión local ha grabado con las faenas de los galardonados y que proyectan, en el momento de la entrega del trofeo, en grandes pantallas instaladas al efecto.


Finalmente hay un ágape generoso donde las tapas de calidad suelen ser regadas con un buen vino de la tierra y bebidas de todo tipo a gusto del consumidor.
Y tras el abandono del Centro comercial por parte de los invitados, en itinerario controlado por los agentes de seguridad, la dirección de “El Corte Inglés”, autoridades, jurado y galardonados cenan en el Restaurante del centro en acto más privado.
Encuentro anual interesante, porque los aficionados se ven de cerca e incluso pueden entablar conversación con las, en condiciones normales, inaccesibles autoridades de la capital y hacerse fotografías con los galardonados para luego presumir de ser “amigos de toda la vida”.


La gente acude “de punta en blanco”, al constar en la invitación, y esto es digno de valorar en estos tiempos de informalidad en el vestir.
Naturalmente, estas entregas de trofeos sirven, además de promoción del Centro comercial, también para lucimiento de los regidores de los almacenes, de las autoridades, de los jurados y de los que declaman poesías taurinas que suelen ocupar un estrado muy por encima del suelo ocupado por los asistentes.

¡Qué alegría!. ¡Hemos conseguido un trofeo!
Así solían expresarse los galardonados cuando conseguían su primer trofeo como “profesionales” de algo relacionado con el mundo taurino.
¡Qué coñazo! .¡Tenemos que ir a 200 Km. a recoger otro trofeo!
Así se expresan los “practicantes” de cualquier oficio (que no, profesión) cuando, consecuencia de haber tenido la “suerte” de llegar a “figura”, les sobran estos detalles de reconocimiento a su labor desarrollada.
Mientras, la entidad concesionaria del trofeo las ha pasado “canutas”, en su afán de acomodarse a la fecha en que los “figurones galardonados” tienen a bien dignarse a recoger el premio concedido.
¡Qué difícil es que asistan todos los galardonados figuras! ¡Cuantas obligaciones tienen! ¡Ni que tuvieran que dar algo!
Ese día, luego, todo son parabienes. Lectura del acta de concesión del trofeo, por un alto empleado de la entidad, con posterior enumeración de los componentes del jurado. Glosas de la labor realizada merecedora del trofeo en boca de cuantos tienen alguna representatividad y “pasamanos del trofeo” de la azafata a la autoridad “entregadora” y de esta, al “artista”.
Y así en idéntica secuencia para cada uno de los galardonados.
El trofeo final, que es el más importante, al triunfador de la Feria Taurina, y que naturalmente es entregado por el Director del Centro comercial.
Luego, las palabras de los galardonados en sentido creciente a la representatividad. Palabras que por otro lado van en sentido decreciente de parquedad y sinceridad, hasta llegar a las del “divo” en que ensalza aún más su labor realizada a base de quitar méritos a las condiciones de su oponente (nunca colaborador) y de guardarse en su “faltriquera” las ventajas de que se valió para confundir a las masas asistentes al acontecimiento e incluso a muchos de los miembros del jurado calificador.
Como es natural hay aciertos y equivocaciones en la concesión, pues la justicia en este complicado mundo del toro es difícil. ¡Demasiado difícil por imperar tantos intereses de todo tipo!
¡No es oro todo lo que reluce!
Pues a veces resaltan más las “irisaciones argénticas” por haberse realizado con toda autenticidad al faltar ese “oficio extenso” que exalta lo superfluo y encandila al lerdo público asistente.
Trofeos conseguidos con verdad por esos hombres de plata llamados “subalternos” porque todo lo hicieron bien. Desde “enseñar a embestir a un toro” durante su labor de brega, hasta parear metiendo las manos entre los pitones. Estar pendientes de todo lo que la lidia conlleva, presto a “quitar” a su jefe de filas cuando fue cogido, “sacar” con habilidad y prontitud ese estoque colocado con ignominia que propiciara la estocada “merecedora” de triunfo.
Y menos mal que al final esa labor fue premiada porque alguien del jurado se fijó en ella y la puso “sobre el tapete” el día de las deliberaciones, ya que su torero de oro no le autorizó a “destocarse” en el momento preciso y puso en “tela de juicio” lo bien realizado.
Pero ese hombre, que también se jugó la vida, agradeció de veras el trofeo que le concedieron e incluso dos lágrimas resbalaron sobre sus mejillas mientras expresaba su agradecimiento con palabras bellas de verdad, por su sinceridad, llegando a eclipsar al “figurón” que ni siquiera se emocionó con los aplausos que acompañaron a la recepción del enorme trofeo concedido, pero que acaparó las “palmaditas en la espalda” de complacencia por parte de los “ensalzadores de turno” quienes, a pesar del “filtro” de la invitación, se las “apañan” para estar presentes en primera fila de espectador y de recepción de los camareros encargados de distribuir las viandas.

domingo, 27 de enero de 2008

EL INDULTO.


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Estamos en una fase donde los toros son más bravos que nunca como han asegurado ganaderos de prestigio quienes entienden por bravura: “el que el toro siga los engaños de manera repetitiva, con nobleza y no tratando de “echar mano” a quien le está agrediendo por interponerse en sus querencias”.


Y esto es absolutamente cierto. Pero esta condición del toro se ha logrado mediante selección, a partir de aquellos animales denominados “psicópatas bélicos” por aquello de que atacaban a todo lo que se interponía entre ellos y su querencia natural.
Con ello se logró la primera premisa: que tuvieran intención de atacar. Luego, había que conseguir que lo hicieran siempre, descartando a los mansos. Y finalmente fijar estos caracteres logrando el toro bravo.
Una vez conseguido esto, que en definitiva era la “materia prima”, los ganaderos tuvieron que adaptar sus productos a las preferencias de los toreros “mandones en el escalafón taurino”, que no eran otras que: tener bondad, lentitud y largura en la embestida, que durante ella, arrastraran el hocico por el suelo, y que carecieran de fiereza y de acometividad demasiado repetitiva.
¡Demasiados condicionantes para unos animales que en definitiva procedían de bóvidos pacíficos y gregarios que en la selección tenderían de manera natural hacía la característica de su comportamiento original que era la tranquilidad y la mansedumbre!
Y este es el problema con el que se encuentran los ganaderos, puesto que, en el momento en que se equivocan lo más mínimo, en cualquiera de los condicionantes de la cría, el toro a “velocidad de vértigo” se va del lado de la mansedumbre y sacarlo de ella cuesta años, sapiencia, selección y sumo cuidado con todo lo que rodea a la cría del toro bravo.

Y como se cree que los toros que han tenido un comportamiento excepcional en su lidia en plaza, serían unas excelentes sementales, pues todo el mundo (administración, presidentes, legisladores de nuevos reglamentos taurinos y público, que no aficionados) comenzaron una carrera de cien metros lisos en busca del INDULTO como piedra filosofal de la bravura, obviando que la bravura: "es una condición muy complicada donde influyen factores genéticos, ambientales, alimenticios, manejo, orden de salida de chiqueros, recibo, suerte de varas y lidia"
Lo cierto es que ahora se indultan más toros que nunca y luego muchos de ellos no llegan a la finca de procedencia como semilla salvadora de la bravura, sencillamente porque no han sido atendidos debidamente en las primeras y fundamentales horas que siguen al perdón de su vida, motivo por el cual me he permitido incluir en este blog un protocolo que considero interesante para el ganadero y empresario puesto que en muchas ocasiones, al no contar con profesionales veterinarios especializados en estos menesteres en el momento preciso, se convierten en veterinarios por aquello de que este intrusismo no está penalizado.
Si con ello conseguimos colaborar en salvar la vida a un animal, nos damos por satisfechos, pues cumplimos con nuestra función profesional
¡Va por ustedes!

PROTOCOLO DE ATENCION A TOROS INDULTADOS.


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ.-Veterinario y escritor.


Cuando el toro ha sido lidiado padece un estado de SHOCK.
Estado que se caracteriza por los siguientes parámetros:
- Glucemia: Disminuida. Su valor 0,3 % frente al 0,5% normal.
- Acido láctico: Muy aumentado. Su valor 65-75% frente al 5-20 % normal.
- Lípidos totales: Aumentados. Su valor 656 mlgr frente a los 350 mlgr normales.
- Hematócrito: Aumentado. Su valor 59-70 frente a 35-55 del toro normal.
Es una fase peligrosa puesto que el toro puede morir en ella

Si este estado de SHOCK es superado viene la fase de CONTRASHOCK que está caracterizada porque la liberación de adrenalina estimula al hipotálamo liberándose hormona adrenocorticotropa (ACTH) que acelera la producción de glucocorticoides (cortisol y y corticoesterona).
Se caracteriza por los siguientes parámetros:
- Aumento de la temperatura
- Hiperglucemia.
- Leucocitosis.

Al cabo de los 2 días se pasa a la fase de RESISTENCIA en que vuelven a la normalidad todos los parámetros a no ser que este equilibrio se rompa por una infección o por reabsorción de productos tóxicos procedentes de los focos traumáticos.

Finalmente viene la fase de AGOTAMIENTO con infección generaliza, postración y muerte.

¿Qué debemos hacer?

1º.- Llevarlo a un sitio tranquilo lo ideal sería introducirlo en un chiquero que tuviera buena ventilación.

2º.-Darle agua en abrevadero de agua corriente donde añadiremos azúcar y electrolitos con la finalidad de contrarrestar la hipoglucemia y hemoconcentración y combatir el estado de acidosis.

3º.- Si es posible quitarle los arpones y espolvorear las heridas con antibióticos y sulfamidas. No mojar las heridas. Aplicar suero glucosalino y aminoácidos con vitaminas B. Si hay hemorragia taponar las heridas.
Nunca transfundir sangre.
Aplicar analépticos (Remeflin). Aplicar corticoide a dosis pequeñas (Voren).

4º.- Esperar 24 horas para la primera intervención quirúrgica. l
NO UTILIZAR NUNCA ANESTESIA GENERAL.
Tratar de llegar al fondo de las heridas que miran al cielo tratando de darlas salida hacia el suelo mediante sondaje, dejando implantadas las sondas.
Inyectar un antibiótico de amplio espectro.
5º.- Al cabo de las 48 horas, renovar los drenajes y ver procedimiento de curas. Conveniencia de lavar las heridas drenadas con solución de sulfato de cobre mediante jeringa a presión.


Finalmente seguir evolución de las heridas día a día hasta total extracción de sondas y luego hasta curación completa.

sábado, 26 de enero de 2008

LA VUELTA DE LOS TOREROS CONSIDERADOS FIGURAS.

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ.- Veterinario y escritor.

Como ya escribí en su día, allá por el año 2003, cuando dejó los ruedos no supe que tendría “in mente” José Tomás pero cuando volvió el 17 de junio del 2007 si pude hacerme una idea de lo que en su entorno se habría maquinado.


Se habló de que su reaparición sería “con todas sus consecuencias, pues no piensa eludir plazas importantes ni ferias grandes” si bien si se hacía la matización de que: “solamente torearía en ese año de 15 a 20 corridas teniendo en cuenta que su temporada comenzaba el 17 de junio en Barcelona”
¿Y porqué en Barcelona?. La respuesta: “como agradecimiento a la plaza que tanto ha significado para él y sobre todo teniendo en cuenta el delicado momento por el que atraviesa la Fiesta en Cataluña”
Se intentó dar un tinte político cuando Boix dijo: “si los políticos hicieron de Barcelona una ciudad antitaurina, José Tomás va a convertirla en el centro del universo taurino”.
Y a decir verdad que “con todas las consecuencias” no se ha cumplido, pues J.T ha actuado en las plazas siguientes:

Fecha


Plaza
Ganadería
Trofeos
17/6
Barcelona
Núñez del Cuvillo
oa/oo
21/6
Alicante
Garcigrande/D.Herdz
ova/ova
23/6
Algeciras
Luis Algarra
pl/oo
28/6

Burgos
Núñez del Cuvillo
o/ova
22/7
Avila
Zalduendo
ov/o/ov
4/8
Pontevedra
El Torreón
Oo/ov
11/8
Dax
Antonio Bañuelos
o/oo
12/8




El Puerto


Núñez del Cuvillo
o/ov
16/8
San Sebastián
Garcigrande
o/oo
18/8
Málaga
Núñez del Cuvillo
o/o
22/8
Almería
Torrealta
Oo/v
29/8


Linares

Núñez del Cuvillo
oo
12/9
Salamanca
El Pilar
Oo/o
15/9
Murcia
El Pilar
Oo/oo
16/9
Nimes
Garcigrande
Oo/o
23/9


Barcelona
Núñez del Cuvillo
Ovaa/va


Hablo de maquinaciones, sí. Pero ¿quienes son los artífices de ellas?:

Un periodista, el corresponsal en Barcelona de la Revista taurina “6 Toros 6” que no es otro que Salvador Boix quien junto a su hermano Jaime escribió el libro Reflexiones sobre José Tomás. La verdad es que estoy convencido que las grandes figuras no necesitan un apoderado profesional, pues una operadora telefónica haría el mismo papel al recoger las múltiples llamadas recibidas que posteriormente deberían ser estudiadas por el economista, hoy día imprescindible en cualquier negocio del tipo que sea, para realizar las pretensiones económicas y contraofertas. Por otro lado viene bien un jefe de prensa (antes era una señora vinculada a Espasa Calpe) que si encima es periodista, mejor que mejor ya que sabe perfectamente, por conocer prácticamente a todos, con los “bueyes que ara”

Un empresario y apoderado taurino joven y emprendedor que aprendió de su padre el oficio y que culminó haciéndose con la plaza de toros de Barcelona, Antonio Matilla, quién "se apuntó al carro", creo yo (que conste que es mi opinión personal) que José Tomás había decidido de antemano a pesar de esas declaraciones de: “tenía la intuición de que quería reaparecer. Cuando estuve este invierno en México vi que no paraba de torear, estaba haciendo una preparación muy a fondo. Así que lancé el guante, y me lo recogieron. Desde luego tuve que ir a buscarlo, pero aquí está”.
Por este rinconcito del Campo de Gibraltar todo el mundo estaba seguro que José Tomás volvería a los toros ya que prácticamente había tentado todas las madres de la camada de Núñez del Cuvillo que mataría en su vuelta, a pesar de que únicamente dejaba que lo vieran en la placita de tientas de “El Grullo” los ganaderos propietarios.

Medios de comunicación importantísimos quienes, por tener el torero amigos íntimos trabajando en ellos, se han encargado de la función mediática tan fundamental en los tiempos que corremos para “sofronizar” a las masas en los temas de interés programados.

Y con estos “mimbres” se construye el “cesto” que se convierte en caja fuerte de los enormes emolumentos que entran en esas pocas corridas toreadas y que resultan infinitamente más rentables que todas las toreadas en temporadas anteriores de más exposición y riesgo.
Efectivamente, José Tomás “reventó las taquillas” de la Plaza de Toros de Barcelona, cuando desde hacía varias temporadas los asistentes a las corridas de toros de la Monumental barcelonesa “estaban en familia” en los vacíos tendidos.
Para esta temporada que se avecina el caché y condiciones de el de Galapagar se ha "subido al cielo" y esperemos que la “gallina de los huevos de oro” no se quede “clueca” pues los otros dos compañeros de terna, deberán hacer el “paría” lo cual no es para nada edificante para quienes también se juegan la vida.

Pero es que resulta que los empresarios, sin la “inyección televisiva”, no van a poder afrontar los presupuestos de una corrida que, como los toros han de ser de "ganadería preferida", rebasará con creces lo 400.000 euros.

Lo nunca visto en el mundo del toro:
La "acción" de los maquinadores: crear un club para la compra de entradas y los desplazamientos a los socios. Les aseguran dos entradas para cada una de las 17 actuaciones. Para ello han de adelantar 1000 euros a cuenta.
Derechos:
-Un carné acreditativo.
-Cada festejo al que acuda le costará 50 euros.
-Imágenes de todas las actuaciones del diestro para un álbum.
Finalmente se cerrara el libro de cuentas y se hará balance.
Resumiendo:¿Que es lo que se busca con estas desapariciones y reapariciones? Sencillamente, subir el caché del figura para ganar más dinero.
Y que conste que en el caso de José Tomás se lo gana porque se “arrima” como nadie.


En la temporada que se avecina el trío torero, empresario, ganadero tendrán que discutir muy mucho sobre la “parte de pastel a repartir” pues tantísimo dinero como se baraja es imposible aquilatarlo justamente.
De momento La Maestranza se queda sin J.T, pues la televisión privada (léase Canal +) tiene formalizado su contrato y por otro lado uno de los encastes preferidos de José Tomás de momento tampoco va a Sevilla por aquello de que su parte del pastel le parece demasiado pequeño.

Así que sin televisión, sin los toros del hierro que en la reaparición estuvieron seis tardes presentes y tal como está la economía, a los rectores de la maquinación puede que no les salgan tampoco las cuentas

viernes, 25 de enero de 2008

NI EL 13 ES TAN MALO…NI ES ORO TODO LO QUE RELUCE.


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Ocurrió en el coso del Paseo de Zorrilla de Valladolid. Era un 13 de septiembre, pero viernes, y.. sabíamos, por haberlos visto en dos ocasiones anteriores en esa temporada, que los toros de “El Torreón” (aunque con las fuerzas justitas, consecuencia de esa selección llevada a dejar a los toros en ese “filo de la navaja” que separa la bravura de la mansedumbre) embisten con suavidad sedosa. De ahí nuestra certeza que sería la “corrida estrella” de San Lorenzo 2002.
Y si bien en la suerte de varas, solamente apretó (aunque lo justito) “Palatino” el cuarto de la tarde, los toros “juanpedrinos” cumplieron en el tercio para el que su creador convirtió en los “toros artistas”. Tercio, que no es otro, que el que propicia el triunfo de los toreros, ¡el tercio de muleta! Allí, con candidez desesperante para aficionados, enervaron a los espectadores con sus idas y venidas a los cites de los muleteros, en medio de una locura colectiva que obligó al presidente del festejo a “regalar algún que otro trofeo” lo que finalmente propició la salida del terno en volandas por la “puerta grande” que en este coso no difiere de las multiples con las que cuenta.
¿Cómo estuvieron los de indumentaria en “oro”?. Pues... bien ante “bureles chochones” y sin fuerza, y a los que mataron…a la última. Pero la gente, como ahora se dice, “salió toreando” y a la postre, la Feria se vino arriba y… todos tan contentos.
PONCE comenzó y continuó sus faenas como siempre a base de derechazos, posturas, inhibiciones de naturales, “pico, mucho pico de muleta”, pases del “cartucho de pescao” (solo en la preparación) dados al final de la faena (que ya carecen de emoción) emulando al "Litri" quien los daba cuando el toro tenía brío y…¡apoteosis final en el cuarto de la tarde! en faena de 15 minutos que el presidente obvió y al que equivocó los terrenos a la hora de ejecutar la antes considerada como “suerte suprema”.
JOSE TOMAS toreó en ese sitio, que él solamente pisa, donde los toros le quitan en cada lance hilos de oro de los bordados de su taleguilla ayer en verde botella y oro. Color nada favorable a su “look”. Planteó la faena a base de naturales ¡como debe ser! Pues los redondos para él son complemento y nunca base de faena. A su segundo le propinó un “espadazo” pero al segundo intento. El único “pero” el hacer el “paseíllo por libre”, adelantándose “tres pueblos” (como ahora se dice) al resto de la comitiva.
LEANDRO MARCOS demostró sus progresos y también sus carencias. Es torero a tener en cuenta, pues ayer no desentonó ante estos dos “monstruos sagrados”. Hay que atribuirle la mejor estocada de la tarde (también al segundo intento para no desentonar) cuando su peón de confianza le abrió los ojos en el terreno a ejecutarla.
Y ahora una de las lecciones que más me gustó de la tarde. Lo que suele pasar desapercibido a el público asistente, pero importante para quienes degustamos de lo bien hecho. “No es oro todo lo que reluce” pues al lado de los auríferos, uno hombre vestido de plata por su condición de subalterno, estuvo en torero toda la tarde. Todo lo hizo bien. Lidió a su primer toro que era el tercero de la corrida con precisión, temple exquisito y sin molestarle. Por delante ¡Como hay que hacerlo! Estuvo pendiente de la salida de sus compañeros al parear. En el 6º banderilleó en dos pares asomándose al balcón donde eclipsó a sus compañeros banderilleros de otras cuadrillas y solo la cicatería (tal vez por nerviosismo) de su “jefe de filas” le impidió, al no autorizarlo, desmonterarse y con ello, tal vez, quitarle el trofeo al mejor subalterno de la feria.

Finalmente y, a pesar de lo referido, el argéntico le pagó bien por mal; cuando le quitó en la cogida, le sacó con habilidad, rapidez y riesgo el estoque mal colocado que propició la segunda entrada y la estocada contundente y perfecta, que le propició el triunfo a quien cuando iba “en volandas” camino de la puerta grande, le quitó las zapatillas en un detalle más de estar en todo momento pendiente de quien le lleva de 1º en su cuadrilla.
¡Ojo a este banderillero “Juanín” para los amigos, y Juan Bautista Martín Soto para quienes deseen degustar lo bueno que hace un subalterno que además….es de Valladolid.
A VUELTAS CON "CARGAR LA SUERTE"

LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

La realización de una suerte del toreo empieza en el momento en que el diestro “llama la atención del toro” y termina cuando “la remata”.
Esto que es un todo continuo, tiene unos tiempos que según la "Teoría del Toreo" de D. Amós Salvador, son tres y a los que bautizó en orden cronológico como: CITAR, CARGAR LA SUERTE y REMATARLA.
Hay un tiempo, "el del centro", que corresponde al de CARGAR LA SUERTE en el que no siempre los conceptos están claros, cuando por definición estriba en que: “una vez arrancado el toro, no hay más remedio que desviarle en su trayectoria para quitarle del cuerpo del lidiador, para “echarle fuera”, señalándole un terreno y una salida”. Seguidamente habrá que dejarlo a la distancia más conveniente para iniciar la nueva suerte".
Hemos de tener en cuenta que: “cuando los tres tiempos no se señalan ni observan en toda clase de lances, la suerte está mal hecha y ya no es ni eficaz, ni elegante, ni clásica”
Este tiempo central ha variado con la evolución del toreo, pero por ser el centro y culminación de la suerte, en la actualidad tiene mayores exigencias técnicas y estéticas que nunca.
En el momento del “embroque” es cuando es preciso desviar al toro de su dirección para que no haya cogida, y esto se consigue: “jugando los brazos pero con la participación y colaboración de todo el cuerpo”.
Hasta aquí los conceptos estaban más o menos claros, pero aparece un libro titulado “Los arquitectos del toreo moderno” escrito por José Alameda y allí da una lección teórica sobre el tiempo CARGAR LA SUERTE.
Comienza diciendo que: “al ser el tiempo central de la suerte viene solo por el mero hecho de ejecutar la suerte” lo que nos hace deducir que: “UN PASE POR EL MERO HECHO DE DARLO VA CON SU “SUERTE CARGADA””.
Para Alameda “cargar la suerte” es “el movimiento de adelantar el brazo, o los brazos, y por ende, el engaño, al llegar al centro de ella, para lo cual el movimiento fundamental ha de ser el de los brazos mismos; y el primer movimiento coadyuvante –en orden de necesidad -, el de cintura; quedando el de piernas, o apertura de compás, en tercer término”.
Naturalmente que sabemos (hasta ahí si llegamos), Sr. Alameda, que “cargar la suerte” no es espatarrarse. Pero…para adelantar los brazos con arte ¿no es más artística la acción si se hace más natural con la colaboración de adelantar la pierna contraria ganando terreno y así hacer más fácil el cambio de trayectoria del toro para que no arrolle al diestro ejecutor?
Pero parece ser que: “la suerte se extiende menos, se alarga menos, se carga menos cuando la pierna contraria se adelanta” porque según el Sr. Alameda la pierna adelante en principio desplaza la embestida del toro hacia fuera, lo que la acorta máxime cuando, como ahora, el muletero termina por rematar el pase hacia adentro.
La verdad es que tras leer las teorías de Alameda, me he liado del todo en la cuestión de “cargar la suerte”, por lo que he recurrido a los conceptos que sobre esta teoría tienen diestros tan importantes como “Antoñete” o ManoloVázquez, expertos en naturales.

El natural para Antonio Chenel “Antoñete”, es el pase más puro y fundamental, dice de él: “en él hay que avanzar la pierna contraria, dar el pecho al toro, adelantar la muleta y, finalmente hasta detrás lo más despacio posible".
“La mano no debe ir baja en exceso, sino en lo justo para conducir la embestida atrás y rematar el muletazo quedándole colocado para que surja el segundo pase”
“El compás abierto (las piernas abiertas lo justo) y el medio pecho por delante. Al echar la pierna adelante cargar el peso del cuerpo en el muslo izquierdo, peso que antes, en el cite estaba descargado sobre el derecho. Circunstancia esta que te obliga a “meter los riñones””.
“En el muletazo natural, la suerte se carga en el juego de movimientos al ir pasando el peso del cuerpo de una pierna a otra. El momento justo es cuando se embarca al toro y, el torero, girando su cintura, cambia la pierna de apoyo”.
Termina diciendo que: “todo esto surge como consecuencia de saber aplicar la distancia: el darle mucho aire a los toros, porque cada animal tiene la suya que te la marca muy claramente”.

El natural para Manolo Vázquez que creó el pase natural de frente, se basa en la colocación y la distancia. Habla de los tres tiempos que él denomina cómo: traer al animal, llevarle toreado y vaciarle.
Y el lance le realiza de la manera siguiente:
“Colocarse de frente, dando el pecho, para poder echarle al toro la muleta y vaciarlo con un suave giro de muñeca, de cintura, del pecho y sobre todo con sentimiento”.
“Al toro hay que vaciarlo detrás, no en línea recta, sino describiendo una semicircunferencia en la que se obliga a que el toro gire y se enrosque alrededor de uno”.
“Para él la suerte se hace con el pecho, la cintura y los brazos, pero en absoluto adelantado siempre la pierna”.
“Al toro se le empieza a vaciar aproximadamente a la mitad del muletazo, con suavidad, temple y acompasado movimiento de muñeca. El brazo sirve para traerse al toro pero no para rematar el pase, porque hay un momento en que éste no da más de sí y debe ser la muñeca la que adquiera un papel protagonista”
“Al toro hay que embarcarle con el pico – lo que no quiere decir que se esté metiendo el pico- para luego llevarle con la panza y finalmente rematar el muletazo detrás otra vez con el pico”.
También he querido contrastar la opinión de un gran capotero cual fue Manolo Escudero quien dice:
“En ejecución de este lance hay tres tiempos que son: parar, templar y mandar. Para parar no hay que esperar que el toro llegue a nuestra jurisdicción, a nuestras piernas, porque entonces ya no se puede parar, ni templar y menos mandar”
Nada habla de “cargar la suerte”.
Y como sigo sin tener la ideas claras recurrí a los dos textos sagrados tenidos por tal por los puristas de siempre: “El Arte del toreo” de Domingo Ortega y a ¿Qué es torear” de Gregorio Corrochano, pero resultó que ambos no se ponen de acuerdo en la manera de “cargar la suerte”.
Con el tiempo si aprendí una cosa, que: “para que las vacas no me cogieran (pues es lo máximo que he toreado) las toreaba al pitón contrario y cuando se arrancaban a mi muleta adelantada las metía la pierna contraria con la finalidad de alejarlas de mí, que era lo que siempre he entendido como cargar la suerte”
Total que al final me he quedado con la teoría que tenía antes de tanta indagación.
Y, ustedes…¿Han llegado a algo en concreto?
EL CADA VEZ MÁS FRECUENTE CAMBIO DE TERCIO

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.


Hay veces que las verdades que se dicen en los “chats”, son tomadas por ciertos contertulios como notas de humor que transmite quien las escribe, al que tildan de “guasón”
Y como no había nada de “burla” en lo aducido pues…trataré de aclararlo convenientemente para general conocimiento y muy en particular para que cambie el concepto que de mí tiene, quién me tomó, no por una persona seria, que es lo que en realidad soy, aunque eso sí con cierto sentido del humor.
Porque estar todas las noches con el manido tema de los toros “descafeinados” procedentes del encaste que está “in mente” de todos, de los toreros que no saben lidiar y de las figuras, también “in mente”, que se lo “llevan crudo”, resulta cargante. De ahí que se opte en ocasiones puntuales por las anécdotas taurinas como elemento enriquecedor de nuestros conocimientos en el tema tauromaquia en general, a la vez que como elemento censor que evite que los “chateadores” se vayan por derroteros de “prensa del corazón” en vez de ajustarse a la temática que el “chat” propugna en su título y por ende demanda.
Optamos finalmente por no volver a entrar en estos portales engañosos donde personas por completo ajenas al mundo del toro buscan otros fines muy alejados a los que sus creadores, amantes de nuestra Fiesta, iniciaron para promoción de la afición común de tantas personas en el ámbito mundial.
Que “Santa Lucía conserve la vista” al contertuliano no creyente (de el cual no voy a decir su “nick”) que seguro se identificará cuando lea estas notas, por su buena psicología para juzgar al compañero informador.

¡Va por ti, Santo Tomás!

Lo que en cierta ocasión fue una equivocación por parte de un Presidente, hoy está legalizado. Me refiero al “monterazo” cuyo origen no es otro que:
“En cierta ocasión, un espada novel se desesperaba al ver como a consecuencia del castigo infligido en la suerte de varas, sus toros se venían a “cero”, con lo que era imposible triunfar. Y estaba el hombre tan preocupado que la sangre le afluía en demasía a su cabeza. Por ello, al congestionársele las sienes decidió quitarse la montera al tiempo que estaba mirando al palco presidencial. El presidente creyó que era un saludo y correspondió agitando lo que más a mano tenía, que no era otra cosa que el pañuelo, con lo que de forma involuntaria cambió el tercio.
Y como ese toro no se agotó y ello propició el triunfo del torero, los demás compañeros le imitaron en su afán de triunfar y la casualidad del acierto del cambio, se hizo ley”
Siempre hemos creído que con la petición se desairaba al Presidente y asesores, al tener como que “abrirles los ojos para el cambio de tercio” la sapiencia del matador.
Así debió creerlo también el diestro Pepe Luis Vázquez, quien de forma excepcional quiso en Madrid que un toro suyo fuera privado de castigo excesivo en varas. Para ello le dijo a su apoderado:
“Voy a salir con el toro hacía las afueras. Cuando esté lejos de las tablas, haz que telefoneen al Presidente diciéndole que le ruego cambie el tercio”
¡Elegante manera de “salirse con la suya” sin restar autoridad a la presidencia!.
Hoy los diestros suelen hacerlo con normalidad en todos los toros quizá; para “cargarse” la competitiva y a la vez bonita suerte de quites, o para “alardear” de conocimientos taurómacos. Y claro, ¡las equivocaciones están a la orden del día!, porque muchos toros se “vienen arriba” después de la suerte de banderillas – por algo se los llama “avivadores”-, porque hay toros muy bravos que no demuestran lo que son hasta que han entrado al caballo tres o cuatro veces, circunstancia que, en la actualidad donde predomina la “monovara”, es una utopía, y finalmente porque el castigo moderado pero progresivo descongestiona (según dicen algunos) a los toros que, para disimular su falta de años, están demasiado “regordíos”
Hay muchos presidentes que prefieren sea el profesional quien se equivoque con su petición hecha a la vista de todos los asistentes, máxime cuando hoy el cambio se pide de manera descarada y cuenta con el beneplácito del lerdo público asistente. Estos presidentes que declinan su responsabilidad y la de sus asesores, diez minutos más tarde deberían tener en cuenta las escasas dotes aportadas por el toro y minimizadas por el espada oponente, para naturalmente condicionar la concesión de trofeos posteriores a las incapacidades tauricas para rebasar ese fielato de trapío, poder y bravura inherente al toro bravo.

martes, 22 de enero de 2008

EL USO DE LA MANO DERECHA EN EL TOREO.


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.



No estoy totalmente en contra del uso de la mano derecha en el toreo, pero eso sí. ¡Señores toreros! ¡Üsenla con moderación! Y nunca como base de faena.
El público debe saber que los pases con la mano derecha son pases ventajistas y engañosos:
Ventajosos: porque la mano derecha (salvo en los zurdos) es la mano más adiestrada y además porque cuando se torea con la derecha suele ayudarse con el estoque (ahora simulado) que alarga la muleta de manera ostensible.

El torero cuando torea por “redondos” o “derechazos” no está de frente al toro sino de perfil con lo que ha ganado un tiempo al pase, lo que le proporciona la ventaja de poder enmendarse y salirse de la suerte cuando lo crea oportuno.
Además esta forma de torear es antinatural, o mejor dicho lo era antes cuando la suerte fundamental era la “suprema” o suerte de matar, porque ya no deja virgen el pitón que hay que salvar en la suerte reina que no es otro que el derecho salvo en el caso de que quien ejecute la suerte sea el diestro de la Seca (Valladolid) Jorge Manrique.
De ahí que lo noble, lo gallardo y lo valeroso, como alguien escribió en cierta ocasión, sea el torear con la mano izquierda, citando de frente, con la muleta plana y cogiendo la muleta por el centro del palillo llamado “estaquillador”.
Recuerdo haber leído en alguna ocasión que los pases ejecutados con la mano derecha no son en realidad verdaderos pases, sino muletazos complementarios y de recurso con los que, el torero incapaz, trata de salir airoso y arrancar el aplauso.

Tras analizar esta lectura, la verdad es que tenía toda la razón puesto que cuando nos hemos “puesto delante” de alguna becerra, siempre hemos tratado de tomar la muleta con la derecha para dar más tamaño y con la ventaja que suponía quitarnos un poco de miedo.
En realidad éramos unos ventajistas al igual que los diestros que son demasiado “derechistas” en sus faenas, aunque sean considerados como máximas figuras del toreo por haber permanecido allí, en todo lo alto, por espacio de casi dos décadas. Lo que es explicable que allí estuvieran al haber vivido de las rentas de la no exposición y con ello de indemnidad de las cornadas.

Si nos paramos a analizar la mayoría de las faenas de muleta realizadas por prácticamente todos los toreros, podemos ver que generalmente comienzan con “pases contrarios” con la diestra mano, por aquello de que al taparse ante la cara del toro con la denominada “pañosa”se sienten más seguros en los pases iniciales cuando no están seguros de cual es el “pitón bueno” de su oponente, ni de las reacciones del bravo animal.
Así comienzan doblándose por ese lado, para seguidamente “despedir”con cierta largura al cornúpeta en tanto pasan el momento de “angustia de iniciación de faena de muleta” por no haber podido ver con toda exactitud las reacciones del enemigo debido a esa costumbre impuesta por el público (nunca por los verdaderos aficionados) de tener que parar al toro el matador y por este motivo no ver las reacciones frente a los lances realizados por su peón de confianza.
Luego…a la menor oportunidad se echan la muleta a la mano diestra y ayudándose del estoque simulado aumentar en más de un metro la superficie a embestir, que si encima poseen técnica (proporcionada por actuar muchas tardes en la temporada) utilizan el “pico de la muleta” para pasarse el toro a una distancia de la faja tal, que resulta imposible sufrir un pitonazo a no ser que el toro se desprenda de su cuerno y se lo tire.
Con esta mano, realizan la base de la faena. Luego una tandita de dos o tres naturales (sin tomar el estaquillador por el centro) y tras la justificación, vuelta a la mano diestra para calentar a la gran masa ignorante que vibra con esta adulteración del buen toreo.
Que el toro haya aprendido por ese pitón a librar en la suerte de matar, ¡Importa poco! Pues saben que aun “echándose descaradamente fuera de la rectitud de la suerte” con que el toro sea derribado van a tener premio de trofeos, que redundarán en aumento de contratación y del “caché” económico.
Con este proceder cada vez más generalizado, los aficionados de verdad se han visto privados de: el toreo a una mano del subalterno de confianza, de la suerte de varas por imperar el monopuyazo, de los bonitos y variados (en otros tiempos) quites entre los diestros actuantes, y de esos naturales que siempre han sido, junto a la verónica la columna vertebral del toreo, rematados respectivamente con el obligado de pecho y la media verónica.

viernes, 18 de enero de 2008

LO QUE VA DE AYER A HOY

LO QUE VA DE AYER A HOY.

Por LUIS ALONSO HERNANDEZ.-Veterinario y escritor.

Entre los aficionados de antes y de ahora hay una diferencia no solo de sensibilidad, gusto y época, sino de materia y de objeto. Están tan distantes que la comunicación entre ellos, a pesar de que ahora se suele ser más dialogante, es imposible.


Y todo dimana que los de antes eran y son TORISTAS, y los de ahora son sobre todo TORERISTAS. Unos y otros son incapaces de comprender que en la Fiesta de los toros son tan necesarios el toro como el torero puesto que al fin y a la postre son los que van a dilucidar la “batalla” a librar.
De las preferencias por el torero, ha venido el desinterés por la suerte de varas, lo que ha llevado a la decadencia de una de las suertes más viriles y gallardas del toreo que por mor de las preferencias del “público asistente” se ha convertido en un espectáculo bochornoso, sangriento y carente de emoción y grandeza.
Pues la suerte de varas por, innecesaria en los momentos actuales, ha propiciado la llegada al mundo del toro de mucho jinete que casi “no se tiene a caballo” y que ha visto la vara de picar “antes de ayer por la tarde”. Y claro, con estos condicionantes los agonistas se suben al “blindado” y desde allí con clavar la “monovara”, donde caiga.¡ Misión cumplida!.
Para qué imitar a “Badila” o a “Trigo” aprendiendo a hacer girar a un caballo, andarle a un toro y mucho menos saber como ha de picarse acorde con su distinta condición y bravura.
Ellos decían que para ejecutar bien la suerte de picar: “el picador se coloca en derechura de la fiera, cuarteando un poco al llegar cerca para darle salida, porque claro es que si no se desviase un poco, el encontronazo no permitiría ejecutar la suerte”.
“En el momento en que humilla, el picador pone la puya en el morrillo y carga sobre el palo, debiendo despedir a la res por la cabeza del jaco, al cual vuelve por la izquierda, evitando así que el derrote del toro alcance al caballo”
“Vuelve a tomar el terreno que le corresponde y se prepara otra vez, claro está que ayudado por el capote del peón, que nunca debe faltar de junto del estribo izquierdo para llevarse al toro así que ha tomado la vara”
“Cuando el toro ha tomado querencia a las tablas hay que realizar la llamada suerte al sesgo. En ella el picador nos e coloca de frente sino que le presenta el costado derecho; ya en esta posición, le obliga, y cuando da el derrote, mete el palo el picador y juega la mano izquierda, para que el animal salga de la pelea”

También estos dos varilargueros dieron las siguientes máximas: “Nunca se debe picar un toro en las puertas fingidas, ni en la de chiqueros, porque allí los toros pesan más”
“Tampoco en aquellos sitios del redondel donde la fiera se ha hecho pegajosa en la suerte; pues allí el picador siempre lleva las de perder”.
“A todos los toros se les picará con mucho palo, pues con poco no se puede evitar la cornada de la caballería”. “El poco palo cuando se quiere apurar el caballo ya herido, pero cargando siempre y empujando para evitar que el toro remate al caballo en el encontronazo, aun antes de que el picador pueda afirmar bien la garrocha"
En la actualidad prácticamente no hay que defender al caballo porque ya este está lo suficientemente protegido por esa raza traccionadora y ese blindaje, con lo que únicamente ha de preocuparse de clavar, alargando un poco la puya, en los “blandos” y acabar en un “pis pas” con las escasísimas fuerzas que tienen los bureles actuales al carecer de casta y edad., y dejar “para el arrastre” al oponente de quien le paga por hacer las cosas rematadamente mal.
Alguien dijo, y no le faltaba razón, que: “los picadores de toros son los únicos trabajadores que cobran por no hacer las cosas bien”


Antes de aquella imposición de Primo de Rivera derivada de los condicionamientos de la Exposición de París, los piqueros habían de ir al toro con gallardía de buen jinete; de verle llegar a su dominio; de alargarle la vara; de retenerle a fuerza de “brazo consistente” y finalmente sesgar la cabalgadura y “echarse el toro por delante” para que salga por la derecha mientras el jaco a base de brida va a la izquierda. Pues de no hacerlo así la cabalgadura sería corneada.
Con una "jaquita" que no pesaba ni trescientos kilos, picaban toda una señora corrida de toros de las geniudas ganaderías de entonces y regresaban después del trabajo perfectamente ejecutado, a casa, montados en ella. Pero es que los picadores, eran profesionales de los de verdad, conocedores de su oficio y con la dignidad intacta como para no dejarse influir ni por quien les llevaba en su cuadrilla.
Hoy todo esto es una utopía ya que de tratar de hacerlo como “mandan los cánones” es seguro que la bronca sería aún más sonora que de costumbre, porque también los públicos actuales dejan bastante que desear, en cuanto a saber de toros se refiere.
Y desgraciadamente estos son “los mimbres con los que hemos de reconfeccionar la cesta de la corrida de toros”.

jueves, 17 de enero de 2008

LA SEGUNDA ESPANTADA DE “MORANTE DE LA PUEBLA”.


Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

He de comenzar justificando el título, para nada peyorativo, ya que si miramos el diccionario, espantada = “abandono repentino de una actividad, ocasionado por el miedo” que a su vez, miedo es = “una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro” o también = “una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”.
Y ocurre que en estos personajes definidos por alguien como: “sensibles, pasionales y fascinantes”, la vida discurre, según el mismo analista, “por unos parajes repletos de sensibilidad y sentimientos que les hacen tomar decisiones desconcertantes”.
Pero vayamos al análisis, totalmente personal por supuesto, del por qué la espantada del torero.
José Antonio en esta temporada ha tenido algunos problemas:
Cambió de apoderado, para irse con Rafael de Paula y dejar en la cuneta a un hombre como José Luís Peralta que era todo sosiego y bondad, capaz de defender, ratificado durante los años que permanecieron juntos, sus intereses de todo tipo como nadie. Si bien reconocemos que quien se la juega en los ruedos es el torero y está en el perfecto derecho de elegir quien le apodere.
En el aspecto artístico no le rodaron bien las cosas en las dos plazas más importantes del orbe taurino español cual son la Maestranza y Las Ventas.


En la cita de Abril sevillana hubo de hacer un gran esfuerzo al ver que la Feria se le escapaba y no podía conformarse con ver triunfar a sus rivales de albero. Se fue a portagayola y ese esfuerzo, en un torero de arte donde el “cuarto de kilo” no está concebido para ello, a la larga… se paga.
Y luego hizo otro sobrehumano esfuerzo al encerrase en Madrid con la corrida a seis de la Beneficencia, donde tras el estrepitoso fracaso en cinco toros con cogida incluida, una figura como él, tenía que salir a lidiar el último toro. El de Núñez del Cuvillo en el que tenía confianza plena, pues no en balde había tentado media camada del ganadero de "El Grullo", conocía perfectamente el "patrón de comportamiento" del encaste con él que había trinfado en varias corridas de la temporada. Se trataba de "Hatero" un "núñez-osborne" que incluso podía conocer de antemano el torero de La Puebla.

Total que en la Monumental de Las Ventas otra vez sometió su corazón a un esfuerzo rayano en el infarto, tratando de conseguir un mermado triunfo que el sensiblero público madrileño, que no la verdadera afición, casi le regala.
¡Morante es humano! Y como tal, siente miedo. Miedo que a veces es insuperable sobre todo cuando en los momentos de soledad visionas las escenas que viviste de un pitón empujado por más de quinientos kilos que te golpea en el entrecejo y luego te busca en el suelo bajo el filtro enrojecido por la sangre que se interpuso entre la imagen real y la retina.
Y creo que fue en la enfermería de la Plaza de Las Ventas, mientras las hábiles manos cirujanas del doctor Máximo García Padrós, suturaba su herida del entrecejo, cuando José Antonio Morante tumbado en la camilla, analizó la tragedia que para el mundo del toro podía haber supuesto si ese pitonazo se hubiera desviado 2 centímetros hacia abajo y basculado hacía izquierda o derecha.
La cornada hubiera sido idéntica a la que el 7 de mayo de 1922 acabó en la arena con la vida del diestro valenciano Manuel Granero a cuernos del ve ragüeño Pocapena.
“Morante de la Puebla” tuvo la hombría de salir a matar su último toro de la tarde, si bien el parte médico firmado por el Dr.García Padrós, textualmente decía: "Herida por asta de toro en región supercial izquierda. Puntazo corrido en espina ilíaca derecha. Pronóstico leve que no le impide continuar la lidia" pero que de no haber estado en su ánimo salir fácilmente hubiera podido simular conmoción que lo hibiera llevado directamente al Hospital para exploración neurológica.

Morante hubo de padecer un esfuerzo más que sobrehumano vivido durante las fases de inactividad de la lidia donde su rostro paso por muecas de indecisión, seguridad, padecimiento, entusiasmo, y luego en pleno fulgor de la pelea, por las de impotencia, rabia y llanto.

Y a "Hatero", que arrastró el hocico por la arena de La Monumental, lo lanceó, con el arte que atesora, por verónicas y luego quitó también por verónicas que remató con la media. Y hasta puso banderillas. Con la "pañosa" faena variada pero atropellada (tal vez porque la afrenalina acumulada estaba haciendo su efecto) y finalmente una estocada desastrosa, y oreja final ??? con lo que logró, aunque sin convencerse a si mismo, que los "sensibleros" reconocieran el esfuerzo de los mimados, que suelen ser los que están tocados con la “varita mágica del arte” al ser capaces de componer una figura de “riñones metidos” y manejo de “manos acompasadas y bajas”.

Pero Morante en su fuero interno se autocrítica como fracasado en las dos citas verdaderamente importantes de la temporada y, eso para toda una figura como es él, es de todo punto insoportable. Para no recordarlo todos los días cuando se vista de luces y mirándose al espejo vea la cicatriz en el entrecejo, ¡se va! y a esperar que los que ahora "aprietan" se cansen o el valor se les vaya con la sangre manada de alguna herida, porque como dijo Faico. “Es la sangre de los valientes las que se va, mientras que la que queda es la de los cobardes”.
En cualquier caso tú has decidido lo que más te conviene. ¡Se feliz! Que por las tardes que nos has proporcionado viendo tu arte , ¡Te lo mereces!