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viernes, 21 de marzo de 2008

LO QUE ESCRIBIMOS HACE UNOS AÑOS CUANDO SE PRESENTÓ EL JULI EN VALLADOLID.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

No sé que pasa en el mundo de los toros que parece impera una “locura colectiva”. Moviliza tanto dinero que acuden a él como “moscas” en su afán de “repartirse el pastel” distintos profesionales que no triunfan en lo suyo y aquellos, carente de oficio, que aspiran lograr unos dividendos organizando tertulias taurinas a las que llevan como contertulios a los “figurones de turno”. Claro que como la competencia es enorme, han de competir con otros profesionales "ya contrastados” que son los que suelen “copar” todo lo taurino más o menos noticiable para, al tiempo que aumentar su sueldo mensual, asistir por “la barba” a las corridas de toros y asegurarse la “manduca” y la “dormida” durante la semana que suelen durar las distintas ferias taurinas, tienen, encima, la poca ética de calificarlas de “provincianas”.
Naturalmente como el presunto “pastel” no da para todos, se ha desencadenado una guerra entre quienes comentan y critican los toros en los diferentes medios de comunicación de nuestra ciudad.
La "declaración bélica" ha corrido a cargo de un crítico a veces, comentarista casi siempre, venido de fuera, que ha considerado la “avalancha de intrusismo” que hay en su parcela como algo fuera de lo normal, como si en el resto de las parcelas de cualquier actividad no hubiera más y de consecuencias, a veces, más funestas.
Después ha tratado de sentar cátedra en una cadena televisiva que no gozaba de mucha boyantía económica, tratando de desplazar a los que han luchado en los primeros momentos y en circunstancias dificilísimas por verdadero “amor al arte”. Y lo ha hecho, aliándose con la nueva dirección y despreciando a su cadena de siempre que ha organizado el show por su cuenta en un nuevo hotel taurino.
Crítico que el día de más responsabilidad, a tenor de la categoría del festejo, hizo “novillos” dejando vacante su “cátedra” que fue ocupada por una señorita de “su cuerda” mientras él se fue a comentar una corrida a la cadena televisiva en la que colabora y aguanta todo lo que "se le ocurre” a su “amo” y, en ese momento amigo, el poeta taurino.
Y ahora vayamos con el verdadero protagonista de este artículo:
Desde que “El Juli” se anunció en la feria matea vallisoletana, la “psicosis Juli” impregnó el oxigeno que se respira en esta ciudad y, cómo si de elemento “bélico-químico” se tratara, fue inhalado por los pulmones de los vallisoletanos que lo llevaron a sus glóbulos rojos y convirtieron a todo el contingente de esta ciudad en “julinianos” de toda la vida, hasta el extremo que en taquilla cuando iban a sacar las entradas para la única corrida que la mayoría elige en la feria, se oía la frase de:
“Una entrada para la corrida del Juli”.
¡Lo que son los fenómenos de masas!
Y en este ambiente, es lógico que surgieran los despropósitos que prologaron esta polémica corrida de toros.
Hubo “baile de corrales” hasta tres horas antes del comienzo de la misma, no achacables probablemente al personaje que rige los destinos de “Joselito”, pues los mentores de “El Juli” le han venido cuidando el ganado a lidiar desde que comenzó a lidiar en España y, hoy por hoy, tienen más fuerza incluso que la que pueda tener ahora mismo Enrique Martín Arranz, con todo lo que ha mandado y manda este apoderado en el orbe taurino. Por su parte el tercero en discordia, Ponce, salvo cuando se trata de divisas “verdaderamente duras” – que en la actualidad se reducen a cuatro- no suele “hacer ascos” a ninguna y menos cuando están en la línea “juanpedrina” que es la característica, desde hace años, de esta feria de Valladolid.
¡No nos engañemos! “El Juli” tenía cortadas las orejas de alguno de sus toros muchos días antes de su actuación.
Sus compañeros de terna en ese día, deberían haber dado “la réplica” a este incipiente torerito a quien el “marketing” le está funcionando mejor que al “Pipo” cuando apoderaba al "El Cordobés”, por aquello de que se obvian los errores cometidos.
Pero la réplica, si es que la hubo, solo se dio por parte de Ponce, ya que las condiciones climatológicas no le permitieron al clásico “Joselito”, con ese torero puro de verdad que requiere la colaboración de muchos factores, estar en las dosis de arte que su toreo nos tiene acostumbrados a los de “Pucela”. ¡Ni el clima, ni sus oponentes, lo propiciaron!
Él presentía la imposibilidad de lucimiento, por eso trató de que la corrida no se celebrara, máxime cuando al día siguiente tenía el compromiso verdaderamente serio de Sevilla. Y cuando no pudo evitarlo - tras media hora de dudas en la que la lluvia no apareció – presionado por el dueño, arrendadores del coso, autoridad competente representada en la misma persona del Delegado del Gobierno, y accedió ( como director de lidia) a que el paseíllo se iniciase, se llevó la bronca del respetable a la que se enfrentó, en medio del estado de nervios en que se encontraba, ante la rabia de no haberse “salido con la suya”. El que es una figura del toreo, y por ello, acostumbrado a mandar desde hace varios años.
Respetable que está dispuesto a “encumbrar” a un nuevo torero y hundir a los que está harto de ver en al cima desde hace una década. ¡Hundir a “Joselito”! en una temporada más que irregular, cuando hace dos temporadas no sabían donde poner al entonces queridísimo José Miguel Arroyo.
Diestro que después no estuvo acertado al brindar la faena de su primer toro, blando y manso animal, a uno de los principales increpadores de momentos antes, con estas palabras:
"Para que aprenda a respetar a los toreros".
¡No José, el camino no es ese! ya que, con demasiada frecuencia, ustedes tampoco respetan al llamado “respetable” al pasársele por el forro de sus caprichos.
“Joselito” sabía que el “Juli” iba a improvisar con la capa y por eso se adelantó a realizar un pinturero quite en su primer “marmolillo”, quite que logró a medias por mor del viento, de la escasa colaboración de su oponente y la falta de apresto de ese capote de brega que porta, no muy propicio al efectivo manejo en días de lluvia y mucho menos de viento. Por eso se le “escapó de la mano” al tratar de asirle en el primer lance y luego los otros dos, muy buenos, no tuvieron el remate requerido porque el “torito” careció de fuerzas y pasó del todo en el lance. Fue una pena, pero al menos lo intentó y además con un lance: “la gallosina” que sí está en la Tauromaquia.
Sus colaboradores tauricos le fallaron y, a pesar de que se le vio enrabietado ante la impotencia de no poder “sacar la tarde adelante” en su segunda comparecencia en la feria, conste que actuó con honradez y no con reservas para el compromiso del día siguiente en Sevilla, de ahí la gran media estocada que recetó al segundo de su lote. Fue de lo mejor de la tarde, para mí, que según van las cosas no sé si entiendo algo de toros.

Ponce…pues en su línea. Le valen todos los toros y por eso en ellos desarrolló, en menor o mayor medida, su toreo de derechazos y doblones prolongados a una mano con la izquierda. Es decir…”lo de siempre” en un torero que se hace de inmediato con los toros al conocer perfectamente sus reacciones al haber toreado en centenares de ocasiones las castas que imperan en nuestros cosos y estar acompañado de una figura envidiable. Por eso dio una lección, en su segundo, al joven matador en una faena en la que hubo de dominar a un toro que tenía mucho que torear, no por ser un toro poderoso y combativo, sino por ser todo lo contrario y saber retenerle y demostrarle que quien mandaba en ese momento era el torero de Chiva.
Y vamos con "El Juli".
¿Qué tiene este nuevo matador? ¡ Lo mismo que tenía cuando era novillero, antes de ayer por la tarde!
¡Desparpapajo! Pues díganme que es si no, tener la osadía de brindar a sus dos compañeros de terna (consumados maestros del toreo) un toro mansote y sin fuerzas.
¡Osadía! Cuando incluso se inventó pases de capa ante un torero clásico y dominador de este tercio cual es “Joselito” que maravilló con su quehacer capoteril a la “cátedra” de las Ventas en aquella corrida goyesca que toreó en solitario y, ante Ponce, al que trató de sorprender con esas manoletinas de hinojos, espantosas ante los ojos de los buenos aficionados, que nos las suelen tolerar ni dadas de pie al ser conscientes de que fueron inventadas por Llapisera que era un torero cómico. ¡Seguro que sorprendió al maestro!
¡Maña y habilidad! Semejante a la que estamos acostumbrados a ver, en estas tierras, a los cortadores de toros que calculan al milímetro los derrotes de los astados. "El Juli" es un cortador extraordinario y habilidoso, no solo al aprovechar el viaje de los toros sino al quitarse las zapatillas con los calcañales estando de hinojos ante la misma cara de su oponente.
¡Inconsciencia! Propia de su edad. Pues ¿díganme que es sino parear por dentro en un terreno comprometidísimo que además estaba resbaladizo al máximo?
¡Conocimiento de los terrenos! En eso hay que quitarse el sombrero. Si bien su valor le hace que no les tenga en cuenta en muchas ocasiones.
¡Improvisación! Cuando el Juli está delante del toro, puede ocurrir cualquier cosa. Lo mismo puede dar una “lopecina”, “zapopina”, “choperina” que una “juanpedrina”, “ramblina” o “corbellina”. Pases de capote que ahora han cambiado de denominación pero se prodigaron “antes” cuando los toros tenían poder y había suerte de varas que propiciaban el tercio de quites donde cada diestro mostraba sus excelencias con el capote.
"El Juli" aprendió estas suertes en su permanencia en tierras americanas y ha sabido explotarlas acá con éxito clamoroso ante ese “público lerdo de los toros” que se decanta por este tipo de pases, al ignorar que el pase rey de capa es la “verónica” rematada con la “media verónica”. Lo demás…pues “toreo variado de capa” como muchos críticos taurinos denominan.
Con la muleta…poca improvisación, pues la variedad es menor. "El Juli" como la mayoría comienza sus faenas con la derecha, bien por bajo o por alto, según las condiciones del toro lo requieran y luego muchos redondos para al final…dar unos cuantos y contados “naturales” que rematados por el antes “obligado de pecho” son la base de la faena de muleta.
Y a la hora de matar, pues….como todos mata a la última, si bien lo hace con arrojó y fe tras ese saltito tan criticado a toreros de otros tiempos.