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jueves, 27 de diciembre de 2012

LA QUINTA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.


LA QUINTA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Cualquiera que se limite a leer los titulares de los periódicos locales de Valladolid respecto a la corrida del día 18 de septiembre seguro que recurrirá al aserto tan taurino de: “No hay quinto/a malo”, pero si después pregunta a los buenos aficionados “caerá del guindo” y verá que las SEIS orejas cortadas a los blanditos toros sevillanos de Ramón Sánchez, fue un puro espejismo.
En medio de un ligerísimo vientecillo que en parte mitigó el insoportable calor de la tarde, la plaza se llenó hasta la bandera. Llenó que propició el diestro Francisco Rivera “Paquirri” por eso de ser un torero mediático que encanta a las féminas.
Las  mujeres acudieron en masa a ver al diestro barbateño de los ojos verdes y, naturalmente muchas de ellas arrastraron a sus parejas aunque no fueran ni unas ni otros aficionados a esta Fiesta.
Con esta “gente” en la plaza, los trofeos se prodigan como rosquillas aunque los merecimientos de los toreros no fueran los adecuados para conseguirlos. Aparecen los pañuelos de manera masiva y el presidente no tiene más remedio que conceder el primer trofeo por aquello de que “Es del público que lo pide”. Luego aparece el jolgorio en los tendidos. Éste se contagia y por simpatía, como de una traca de explosivos de tratare, va de mujer a mujer, de fila a fila, y finalmente toda la plaza se contagia y los trofeos van cayendo hasta completar un número que nada tiene que ver con lo realizado en la arena.
Siempre se ha dicho que el valor de las faenas va acorde con los toros que se tiene delante y ayer concretamente los toros eran terciaditos, pobres de cabeza, pochitos de salud y derrengaditos, aunque con la virtud de ser nobles y bravos. Según el ganadero, el causante de las caídas era un semental viejo que no ligó con determinadas vacas y que únicamente trasmitió sus virtudes a un toro de la corrida, concretamente a el 5º.
Las reacciones de torero y toro en las mentes de mujeres no aficionadas son de lo más curioso. Si el torero se pone de rodillas: “que valiente es el tío”, si el toro se cae:”que bondadoso es el toro, que no quiere coger al torero”.
El tercio de banderillas fue de los más celebrado por este público “lerdo en tauromaquia” donde dieron valor a las carreras de los toreros banderilleros ya que “debieron cansarse mucho” y seguro que cobrarían más que Emílio Muñoz al que consideraron como “un flojo” por no poder garapullos.
Francisco Rivera “Paquirri” (azul y oro). En su primero, un toro con un peso de 467 kilos, tras poner tres pares de banderillas, en medio de carreras desenfrenadas que encantaron a la concurrencia, pasó a la faena de muleta que fue efectista pero donde no hubo un solo pase bueno. Mató de una estocada tendida. El público pidió la oreja de manera mayoritaria y el presidente como no podía ser de otra manera, la concedió.
El delirio de las mujeres en la vuelta al ruedo donde hubo gritos de ¡Guapo!,¡Guapo!
En su segundo con un peso de 455 kilos, protagonizó otro tercio espectacular de banderillas invitando a que su compañero Esplá pusiera su par vestido con los papelillos blancos, mientras “Paquirri” pareó con las banderillas vestidas con los colores de la bandera nacional. Carreras a todo gas para ir al encuentro del toro, en las que ganó el alicantino.
Brindis al señor alcalde de la ciudad y una faena de muleta con muchos pases en los que no hubo uno solo con calidad. Sus fans entusiasmadas y vociferando piropos en cada pase. En la primera entrada logra una estocada atravesada. En la segunda media estocada en el sitio que tumba al toro.
Petición mayoritaria de oreja y el presidente que nuevamente concede.
Luis Francisco Esplá (tabaco y oro). Nada de capote a su primero un toro con 440 kilos. Banderillas puestas a velocidad supersónica, con carrera hacia delante, hacia atrás, parones, arreones etc etc que enloquecieron a la masa.
Con la muleta serie de trapazos sin quietud alguna que aburren a los aficionados pero que entusiasman a los espectadores. Mata de estocada en la yema de efecto fulminante. Saluda desde el tercio.
Su segundo con 466 kilos de peso. En banderillas invita a “Paquirri” y ambos protagonizan un tercio de banderillas que vuelven a encandilar a la masa.
Con la muleta trapazos y más trapazos instrumentados a toda velocidad. Como mató de media estocada en la yema la concurrencia pidió la oreja que presidencia concede.
Emílio Muñoz (tabaco y oro) en su primero un toro con 472 kilos, a pesar de equivocarse en la elección del terreno, logró algunos muletazos buenos.
A medida que iba transcurriendo la faena, el toro que tenía casta, pedía la pela en los medios de ahí las dificultades en que puso al torero sevillano que no pudo con su oponente después de dos desarmes. Un pinchazo hondo tumbó al toro. La gente encandilada pidió la oreja que presidencia concede.
En su segundo con un peso de 468 logró cinco naturales limpios si bien fueron ejecutaos fuera de cacho.
Serie de pases regulares junto a otros sin calidad alguna. Nunca mandó al toro peo como mató de una estocada que tumbó al toro se pidieron las dos orejas que presidencia concede.
¡Sucedió como les cuento así que ustedes juzguen!