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jueves, 13 de septiembre de 2012

LA FIESTA, NUESTRA FIESTA, EN LOS MOMENTOS ACTUALES.


LA FIESTA EN LOS MOMENTOS ACTUALES.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Las preocupaciones de los aficionados a la Fiesta de los Toros pasan porque ven el deterioro progresivo de la misma debido a que se están prostituyendo a marchas forzadas los valores de autenticidad, pureza e integridad.
Durante muchos años se ha estado manipulando, en sentido involucionista, la piedra angular del toreo que no es otra que el TORO en su casta y fuerza. Esto ha llevado, en los tiempos actuales, a un éxodo de los aficionados que, con sus denuncias han arrastrado a los espectadores. Hoy la asistencia a las corridas de toros es paupérrima y naturalmente esto preocupa a los taurinos que viven de ello.
Taurinos que no se preocuparon de la Fiesta en épocas de “vacas gordas”, porque abogaban por el socorrido dicho de que “la Fiesta se defendía sola” cuando el paso del tiempo les hizo ver que con esta cómoda postura se perdían colonias donde siempre hubo arraigo y afición por culpa de una crisis institucional impulsada por ciertos nacionalismos ciegos que tenían muy clara la estrategia a seguir sin pausa, de manera reiterativa y machacona.
Vinieron las "vacas flacas" y, sin mover un solo dedo para defender la Fiesta, tratando de encontrar razones de la debacle, echaron la culpa a la mala ubicación de la Fiesta de los Toros, al considerar que en vez de estar regida por el Ministerio de Interior debería estar en el Ministerio de Cultura, creyendo que con este cambio el organismo estatal haría la defensa (como en parte fue) pero convencidos que iban a ser ellos quienes la regularían y acabarían con la integridad y la pureza de manera definitiva.
Mi amigo José Luis García García Presidente de la plaza de toros de Segovia, decano de los presidentes de plazas de toros de España, me envía, para su análisis, un artículo que no tiene desperdicio donde se hace eco de las vicisitudes por las que está pasando nuestra fiesta más nacional. Las desmenuza con verdadera maestría, como no podía ser de otra manera en un profundo conocedor de la Fiesta, y acaba con pesimismo sobre el futuro dando incluso algunos consejos entre los que destaca la adaptación del desarrollo del espectáculo a las exigencias de los tiempos actuales pero sin tocar a los dos pilares básicos cual son: TORO y TOREO.
Le abruma que el TORO de ahora tenga más “toreabilidad”, pero esté casi carente de peligro y riesgo en una embestida noblona y aborregada.
Para José Luis al igual que para mí y también para todo buen aficionado, los toros son  RIESGO y EMOCIÓN, donde el torero ha de torear de verdad y no limitarse a pasar olímpicamente de bregar de capote (lo más bonito y difícil del toreo), meter una sola vez el toro al caballo (evitando la confrontación de quites), dar pases sueltos sin ligazón (rompiendo el ritmo de embestida al toro) y basar todo en la faena de muleta, desconsiderando la suerte suprema, para cortar las orejas.
José Luis basa la crisis de la fiesta en la suma de una triple crisis: económica, del toro y del toreo. Consecuenia: el poco público en las ferias de Valencia, Sevilla, Madrid y Bilbao.
Mi opinión estriba en que son tantos los profesionales taurinos que quieren "sacar tajada" de la fiesta de los toros que, tras el recorte selectivo de empresarios de "medio pelo" los grandes trust se unieron y llevaron a ella la especulación y ésta, al igual que acabó con la economía mundial, acabará con la fiesta de los toros. Y para que esto no ocurra, los aficionados habremos de subvertir la inmoralidad dominante para sustituirla por la ética y la decencia y quitar la máscara a los miserables que han llevado la fiesta a  estos extremos.
La Fiesta de los toros genera por temporada en torno a los 1800.000.000 de euros y eso es un capital y el capitalismo se guía por el beneficio individual bajando salarios a los toreros mediocres, haciendo pagar a los novilleros por torear y uniéndose a los toreros figurones para llevarse los euros.
Estos figurones han devaluado al toro en haras de su comodidad presionando a los ganaderos para que críen toros con “toreabilidad”, carentes de la imagen mítica que en su día encumbró a la Fiesta, pues de no hacerlo se tendrían que "comer con papas" sus camadas. Han contado con la colaboración de ganaderos-ganaduros (que crecieron como los hongos en la época de las vacas gordas) que difieren de aquellos que eran ganaderos-señores a los que les importaba un bledo los dineros y sí, y mucho, su prestigio social (que casi han desaparecido en esta etapa de crisis bestial).
¿Cómo se logra este tipo de toro? A base de fase de acabado con enclaustramiento casi total, enfundado de cuernos, manipulaciones, mimo y más mimo y falta casi total de ejercicio para convertir a quien debería ser un atleta, en cuasi un minusválido al que el público ya no lo considera  casi invencible, sino casi indefenso. Toros criados para el último tercio de muleta sin que en su selección cuente para nada el tercio de varas que es el que mide la bravura y el poder.
Al devaluar al toro, los intereses y aspiraciones de los figurones del escalafón no corresponden con los paganos en taquilla entre los que suele haber, a pesar de ello, aficionados quienes tienen muy claro que el valor de una faena de lidia de un toro depende primordialmente del cornúpeta que haya delante y ha llevado a que toreros que ocupan la cúspide de la pirámide taurina sufran dificultades en su contratación.
Ahora las plazas están vacías y más que lo estarán sino se pone remedio al problema por parte de empresarios, toreros, ganaderos y Administración que ha de ponerlas cartas sobre al tapete a quien no cumpla sus deberes.
José Luis ha inspirado mi último artículo desde Tenerife antes de mi vuelta a mi gabinete de trabajo altruista para seguir ocupándome de cómo van las cosas del mundo del toro y llevárselas a ustedes con el máximo rigor medido con un termómetro digital y no con uno de mercurio donde el frotamieno previo de la ampolla receptora falsifica el pulso de la sociedad taurina.
Indudablemente la Fiesta de los Toros se enfrenta en estos momentos a una profunda crisis económica a la tque no podía mostrarse ajena, a una crisis institucional nacionalista y a una pérdida de identidad de las piedras bases de su pervivencia cual son TORO y TOREO y estas han sido las causas por las que el público ha dejado de asistir a presenciar las corridas de toros al preferir diversiones más rentables ante el dilema que le plantea la falta de solvencia económica donde en el caso de la juventud es angustiosa.