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miércoles, 9 de abril de 2008

LA CORRIDA DE PARLADÉ EN SEVILLA 2.008.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

La presencia de dos matadores artistas, cual son “Finito” y Morante junto a un torero poderoso y no carente de calidad cual es Salvador Cortés, nos animo a acercarnos hasta Sevilla para ver “en vivo y en directo” la pasión que Morante despierta en la Maestranza.
Hoy podía ser, a poco que los “sucedáneos” de los “toros artistas” del encaste Juan Pedro Domecq aportaran sus esencias, que desde hace tiempo no dejan ver. Pero como no “hay mal que cien años dure” esperamos confiados que sea en el día de hoy cuando el cambio se lleve a efecto para bien de la Fiesta y para Sevilla.
Los toreros:
Juan Serrano Pineda “Finito de Córdoba”: nace en Sabadell el 6 de octubre del 1.971.
Alternativa en Córdoba el 23 de mayo de 1.991 con Paco Ojeda de padrino y Fernando Cepeda de testigo.
Confirma el 13 de mayo de 1.993 con Ortega Cano y Manuel Caballero.
Morante de la Puebla: Nace en la Puebla del Río (Sevilla) el 2 de octubre de 1.978.
Alternativa el 29 de junio de 1.997 en Burgos con César Rincón de padrino y Fernando Cepeda de testigo.
Confirma el 14 de mayo de 1.998 con Julio Aparicio y Manuel Díaz "El Cordobés" como testigo.
Salvador Cortés Mariscal: Nace en Sevilla el 3 de agosto de 1.981.
Alternativa en Sevilla el 11 de abril del 2.005 con Morante y Matías Tejela.
Confirma el 10 de mayo del 2.006 con Miguel Abellán y Antón Cortés.
Los toros:
Parladé. Pastan en “La Goa” GRANJA (Alentejo) Portugal.
Su propietario la Sociedad Agropecuaria Dorio S.A que la adquirió a Fernando Domecq Morenés, quien la había formado con reses de Juan Pedro Domecq y con el hierro que compró a Domingo Hernández.
Dado que llegamos tarde a la plaza no pudimos entrar hasta que no se devolvió el primer toro. Si vimos por la bocana del tendido como Montiel acercaba al toro hasta la zona de chiqueros.
Seguidamente pudimos ver la Presidencia donde el manda más era D. Antonio Pulido Plaza.
La tablilla anuncia al sobrero que se llama “Cabrerito” marcado con el nº 34 y con 545 kilos de peso al que “Finito de Córdoba” vestido con un terno grana y oro le saluda con una serie de cinco verónicas donde el pie ha ido siempre para atrás porque no se ha confiado el diestro sabadellense.
El encargado de llevar el toro al caballo es Montiel y el encargado de picar es Manuel Muñoz que lleva una preciosa chaquetilla azul pavo real y oro. A la segunda entrada lo lleva “Finito” para dejar al toro largo. Cuando se arranca el picador lo toma arriba al igual que en el primer encuentro.
En banderillas con la lidia de Juan Montiel, parean Rafael de la Rosa que pone dos buenos pares, mientras que Jaime Padilla deja los dos palos arriba uno de ellos en el hoyo del puyazo.
“Finito de Córdoba” comienza su faena con tres redondo ligados, que al ser abrochados con el de pecho, son ovacionados.
Continúa con la derecha en una serie que se desarrolla así: dos redondos ligados. El toro se para. Tres ligados a base de ganar un paso en cada uno. El cuarto no aguanta al toro y termina con el de pecho. Aplausos del respetable.

Con la muleta en la izquierda pretende dar dos naturales, pero al mostrar dudas suenan unos pitos.
Vuelve a los redondos con una serie de tres ligados y largos que remata con el de pecho pero que recibe pitos.
“Finito” es de los toreros que necesita un toro muy claro para realizar su labor y este no lo era y además carecía de transmisión.

En la suerte contraria se sale pinchando sin soltar. Repite suerte. A la tercera pincha y suelta pero el estoque no se queda. A la cuarta entrada lo hace a “paso de banderillas” pincha pero el estoque se cae. En la quinta entrada más de lo mismo. Suena el primer aviso. De manera antirreglamentaria entra a descabellar lográndolo al segundo envite.

Su segundo, cuarto de la tarde, que se llama “Aguafiestas” marcado con el nº 64 y con 587 kilos de peso, de salida remata en el burladero de matadores.
“Finito” se estira en cinco verónicas de buena factura que remata con la media.
El toro se arranca de largo nada más ver el caballo que monta Germán González, al que de principio le quita la vara de un cabezazo, pero que seguidamente se agarra arriba.
En la segunda entrada obliga al caballo a dar dos vueltas sobre si mismo al entrarle por distintos lugares, los pechos, la grupa, la parte baja del peto, en las patas del caballo, etc. Al final el picador lo toma arriba y en ese momento el toro no aprieta.
En banderillas con la lidia de Juan de la Rosa, parean Juan Montiel que pone un primer par bueno a pesar de que el toro se le arranca con muchos pies y cumple Óscar Padilla.
En el cambio de tercio los clarineros hacen unos “gallos” que provocan la hilaridad en este divertido público maestrante.
“Finito” lo recibe con un pase por alto en el que el toro pierde las manos. A base de pases por delante lo saca más allá de las dos rayas para administrarle una serie, de cuatro redondos buenos sellados con el de pecho, que es aplaudida.
El viento comienza a molestar no obstante lo cual “Finito” logra otra nueva serie, calcada a la anterior, que merece los aplausos. Otra más que resulta igualmente aplaudida.
La muleta a la zurda y logra una serie de cuatro muletazos sin ligar que son rematados con el de pecho. El toro está muy quedado, tarda en embestir, por lo que la nueva serie de cuatro naturales resulta trabajosa de conseguir.
Un pase por alto y un trincherazo ponen fin a la faena antes de ir por la espada.
En la suerte contraria, haciéndolo todo el torero ante la inhibición del toro, pincha arriba. Nueva entrada, pinchazo arriba y el estoque que no entra. Suena el primer aviso. A la tercera, nuevo pinchazo sin que la espada prenda. Finalmente opta antirreglamentariamente y nuevamente por el descabello acertando a la primera. Pitos.

El segundo toro de la tarde se llama “Cataplasma” marcado con el nº 47 y pesa 540 kilos.
Morante que luce un terno catafalco y plata, lo recibe con una serie de verónicas de las que dos resultan muy buenas.
Y como debió de considerar que ya habíamos visto bastante deja que su peón Rafael Cuesta lleve el toro al caballo que monta Cristóbal Cruz, quien a pesar de que el toro se arranca violento se agarra arriba.
Morante parece dispuesto a hacer el quite, pero como no ve fijeza en el toro, desiste. Nos ha privado de su mejor arma, el capote. Lo lleva con mantazos por delante al caballo y el piquero se agarra arriba.
Salvador Cortés no perdona su quite a base de tres verónicas y media aplaudidas.
En banderillas con la lidia de Cuesta, parean Rafael Cuesta “Lili” y Francisco Javier Sánchez con limpieza y efectividad a un toro que se arranca de largo y con “muchos pies”.
Morante comienza doblándose en tres pases con los que saca el toro al centro del anillo y allí una serie de tres redondos rematados con la trinchera. Palmas. Nueva serie idéntica a la anterior pero mejor ejecutada que acaba con un cambio de mano y trinchera.
Con la muleta en la zurda, tres naturales de postura compuesta que son rematados con la trincherilla que tanto gusta por estas tierras.
Tres redondos buenos, donde la postura sustituye al remate a la cadera, que son muy aplaudidos.








Finalizando con unos ayudados por alto antes de ir por la espada de herir.
En la suerte natural pinchazo arriba. Suena un aviso. Segunda entrada y pinchazo arriba que no entra. Tercera entrada pinchazo que no entra. Aplausos a la disposición. En la suerte contraria cuarta entrada. La quinta en la misma suerte sin que el estoque entre. Suena el segundo aviso. En la sexta entrada pincha sin soltar. Lo mismo en la séptima y en la octava. A la novena estocada entera que es aplaudida. El tiempo se pasó según mi reloj. Los subalternos conscientes de lo que se avecina capotean al toro de todos los lados y de todas las maneras posibles para que doble.
Finalmente acierta con el descabello y las palmas echan humo. Cuando el toro que es pitado en el arrastre una gran ovación para Morante que sale a los medios a saludar con la montera. Incomprensible para los que somos de otras latitudes.

Su segundo toro que es el quinto de la corrida se llama “Asquito” lleva el nº 77 y tiene un peso de 579 kilos. Su capa es castaña.
Morante lo saluda con saluda con sus típicas verónicas de pierna flexionada al tiempo que lo gana terreno para sacarlo a las dos rayas.
Con lances por delante lo lleva al caballo que monta Aurelio Cruz quien se agarra arriba pero algo trasero.
En la segunda entrada el toro que demuestra escasas fuerzas se cae debajo del caballo. Hacen su aparición las palmas de tongo, que motivan que el presidente se apreste a cambiar el tercio con nuevos “gallos” en los cornetines de los clarineros.
En banderillas con la buena lidia de “Lili” no desentonan en su quehacer los banderilleros Cuesta y Francisco Javier.
Morante con pases templados por la cara lo lleva al centro del anillo. Se distancia.










Cita por redondos y logra cuatro sueltos en medio del inconveniente del viento que sopla con fuerza. El toro remiso a embestir. Le hace dos extraños en las entradas a redondos que pretende dar y Morante corta por lo sano y se va por la espada de verdad. Es muy aplaudido. ¡Inaudito! Se premia el no hacer nada.











Bajonazo ignominioso que nuevamente es aplaudido. ¡Alucinante!.
El toro dobla y el puntillero acierta a la segunda. Aplausos.
¡Excesivamente condescendiente y agradecido el público sevillano con Morante!

El tercer toro de la tarde es “Fiestero” un castaño que luce en sus costillares el nº 85 y que tiene un peso de 585 kilos. ¡Casi 600 kilos que no aparenta! ¿Estará bien equilibrada la báscula de la Maestranza?
Es un toro excesivamente nervioso al que Cortés al recibirlo con verónicas y bajar la mano hace que de un volteretón impresionante.
Agustín Romero que es el encargado de picar se agarra arriba para de inmediato levantar el palo a instancias de Salvador Cortes.
Nuevamente lo lleva y ordena que se señale solamente.
El toro esta con suavidad y bondad de ahí que Morante haga su quite por delantales y remata con una media que encandila a sus seguidores que son muchos.
En banderillas Paco Peña pone un gran par. Secunda bien Antonio García. Cierra con otro gran par Peña ante la lidia de Luis Mariscal.
Salvador Cortés el único diestro con vergüenza torera de la tarde, brinda al público de su Sevilla y en el mismo centro del platillo comienza con unja trincherilla, un redondo, otro más en el que el toro pierde las manos.











Se aleja para dejarlo respirar. Cita de largo y el toro acude para recibir tres redondos buenos de ejecución y remate.
La muleta a la zurda y con ella logra tres naturales sueltos a un toro remiso en la embestida que casi no pasa.









Una embestida mortecina propicia cuatro buenos muletazos sueltos que son aplaudidos mientras se desespera su apoderado Luis Álvarez.
El toro se ha agotado del todo por lo que decide entrar a matar en la suerte natural consiguiendo una estocada arriba que es aplaudida. El toro dobla y el puntillero cierta a la primera. Aplausos.

El segundo de su lote y último de la corrida se llama “Histrión” es un toro serio y ofensivo que porta el nº 74 y pesa 570 kilos.
Cortés le saluda con unas verónicas enganchadas la última de la serie de seis casi le arranca el capote de las manos y da con el diestro en tierra.
Codicioso con los capotes va violento al caballo que monta Juan Antonio Carbonell quien se agarra arriba y el toro sale suelto.
Cuando lo lleva Salvador a la segunda entrada en uno de los lances se le cuela peligrosamente. Nuevamente el picador pica arriba.
En banderillas con la lidia de Paco peña parean Luis Mariscal que pone un buen par que es aplaudido y Antonio García que no encuentra toro en la primera entrada. Para no perder tiempo entra Mariscal que pone un buen par. Finalmente repite entrada Antonio García que deja los dos palos arriba.
La faena de muleta la comienza Salvador Cortés con dos naturales que resultan enganchados en el remate por entrada violenta del toro. Uno bueno. No le deja colocarse al arrancarse con rapidez. Otro bueno. Se aleja y le mueve la muleta intermitentemente para que se fije. Cuando lo hace le propina un buen pase de pecho con la mano derecha.
Por redondos una serie de tres largos pero no bien rematados. Repite serie en la que los pases resultan enganchados.
Cortés insiste pero el toro o bien no embiste o lo hace con tanta violencia que no deja rematar los pases al torero si que resulten enganchados.











Como suenan esos pitos que conminan a abreviar, Cortés se va por la espada y en la suerte contraria logra estocada arriba con la que el toro se va a las tablas donde le permite descabellar a la primera recibiendo aplausos.