torostarifa.blogspot.com

domingo, 31 de octubre de 2010

LA DIFICULTAD DE APLICACIÓN CIENTÍFICA A LA SELECCIÓN DEL BRAVO.

LA DIFICULTAD DE APLICACIÓN CIENTÍFICA A LA SELECCIÓN DEL BRAVO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
El método de selección del toro bravo debería haber evolucionado con el paso del tiempo incorporando los adelantos de las ciencias de comportamiento, ciencias de la salud y práctica profesional veterinaria en la evaluación de la bravura.
La psicometría humana utilizada para medir los diferentes aspectos psicológicos de la persona tales como: conocimiento, habilidades, capacidades o personalidad ha puesto la teoría, la construcción de pruebas y la aplicación de procedimientos estadísticos para determinar si una prueba o test es válido para la medición de una conducta psicológica previamente definida.
La prueba de la tienta, tanto en hembras como en machos, presenta el inconveniente de que no siempre el ganadero puede calificar con el mismo criterio al tratarse de un proceso subjetivo en el que influye hasta el lugar de salida de chiqueros con la influencia de comportamientos anteriores, puesto que una vaca buena puede ser calificada como mala, cuando sus predecesoras han sido excelentes y el efecto contrario.
Por eso ahora, la psicometría incorpora test fiables y válidos para medir variables tangibles de información y recolección homogéneas. Una información operativa al ser cuantificable y por ende fácil de informatizar acorde con cálculos numéricos y estadísticos.
Y estos instrumentos que miden la inteligencia o depresión de los humanos, deberían incorporarse en las ganaderías de bravo para medir la bravura.
Pero hasta llegar aquí, ¿qué ha ocurrido?, sencillamente que el toro de lidia había evolucionado, al principio, según el proceso de selección natural mediante la selección sexual y el principio de Jean- Baptiste Lamarck resumido en sus  dos leyes:                                                                                       
La 1ª.- “En todo animal no desarrollado totalmente, el uso frecuente y sostenido de un órgano cualquiera lo fortifica poco a poco, dándole una potencia proporcional a la duración de este uso, mientras que el desuso constante de tal órgano lo debilita y hasta le hace desaparecer”.
La 2ª.- “Lo que el individuo adquirió por el uso o perdió por el desuso, la Naturaleza lo conserva”.
Luego...el ganadero intervino en la selección artificial tanto del fenotipo como en el comportamiento, al presuponer (hoy perfectamente ratificado) la heredabilidad de los caracteres. Y se encontró con caracteres de comportamiento difíciles de estudiar al intervenir en ellos factores neurofisiológicos y medioambientales.

Factores en los que la ciencia tiene mucho que decir a través de los etólogos, pues según J.B Watson (1930) “Las diferencias en el ambiente pueden explicar todas las diferencias en el comportamiento”.
Un ganadero que tenía nombre y apellidos, José Vicente Vázquez quien en el siglo XVIII trató de lograr un tipo de toro bravo “único y uniforme” mediante la selección y la consanguinidad basándose en una •experiencia científica” cual es la tienta de hembras en la que comprobó que “el dolor no detiene la acometividad” y midiendo la bravura acorde con el número de puyazos recibidos.
¡Libró un pulso a los mecanismos de selección natural y al instinto de supervivencia, al seleccionar y conservar a los animales que van en contra de este principio como son los que se crecen ante el castigo, conservando la acometividad hasta la muerte!
Y los ganaderos, siempre reacios a que los científicos intervengan en sus selecciones de bravo porque quieren dejar su impronta dimanada de la de sus predecesores, siguen ahí anclados basando su selección (salvo alguna ganadería puntual) en el comportamiento de machos y hembras en la tienta a la que algunos suman el comportamiento en plaza de los hijos de estos padres.
También algunos han avanzado, llegado a revisar los videos del tentadero, para ampliar sus notas en los parámetros básicos analizados tales como:
Fijeza. Prontitud. Distancia de arrancada. Recorrido. Humillar. Repetir. Tipo de embestida. Tipo de arrancada. Recargar. Manifestación de dolor. Grado de encelamiento. Ir a más. Perseguir y Fuerza.
Otros meten parámetros a diestro y siniestro sin implementar un sistema de evaluación más objetivo.
Y con estas notas califican a sus madres en:
Superior. Muy buena. Buena. Regular. Mala. Muy mala.
¡Y así nos va en el tema bravura! que está sufriendo una involución alarmante.
Sin bravura no hay toro apto para la corrida y sin corrida no hay Tauromaquia que valga, con lo que se van al traste las palabras de Unamuno:
“La Tauromaquia es de todas las bellas artes la más ortodoxa, pues es la que prepara el alma para la contemplación de las grandes verdades”.
Nota:
Las fotos que ilustran el artículo, NUNCA UTILIZADAS A TÍTULO PEYORATIVO, han sido tomadas en los cinco tentaderos a los que he asistido en la temporada pasada en la finca “La Doctora” situada en el término municipal de San Roque (Cádiz), propiedad de los hermanos Mateo Mateos donde las vacas acudían con presteza y alegría al caballo y no rehuyeron nunca el castigo de la puya, ni rehusaron la muleta hasta casi la extenuación.
Estos ganaderos seleccionan a sus vacas bravas de dos años de edad, acorde con la prueba del caballo de picar como premisa fundamental, en una plaza de 32 metros de diámetro y con poco capote para dejarlas en suerte tanto en la contraquerencia como en la media querencia. En la muleta suelen exprimirlas, sobrepasando los veinte minutos recomendados, al dar siempre oportunidades, tras la prueba, a los noveles, que empiezan en este difícil arte.