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martes, 21 de febrero de 2012

ASÍ SE ESRIBE LA HISTORIA. MEMORIAS DE UN VIEJO VETERINARIO.

ASÍ SE ESCRIBE LA HISTORIA. MEMORIAS DE UNA VIEJO VETERINARIO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Cuando las competencias de la Administración Central pasaron a las Comunidades Autónomas, quien esto les escribe se encontraba en la Comunidad de Castilla y León. Concretamente en Valladolid. Naturalmente también se compitieron las transferencias en materia taurina.
Y como, en aquellas fechas un servidor de ustedes formaba parte de uno de los dos equipos de reconocimiento de los toros que iban a ser lidiados en la plaza de toros que Emilio Ortuño “Jumillano” y hermana, tenían, y tienen, como propietarios en el Paseo de Zorrilla y, además había impartido varias conferencias taurinas con aspectos profesionales hasta ese momento inéditos en la Comunidad, la política recurrió a incluirme entre los asistentes que formaban parte de la concurrencia al acontecimiento, por aquello de conocer mi opinión al respecto que, fue, junto a la aportada por la empresaria María Jesús esposa de Simón Caminero demasiado crítica por las enormes trabas administrativas para que los empresarios pudieran organizar su “modus vivendi” de manera efectiva y rápida, por las responsabilidades que cargaban sobre los hombros de los veterinarios encargados de las reses a lidiar en festejos menores (encierros, capeas y toros del alba).
¡Opiniones que levantaron ampollas ante los sorprendidos políticos que, en adelante, iban a ser los encargados de llevar las riendas de esta parcela!
Luego...como seguimos “sonando”, taurinamente hablando,... un dirigente de la Junta con responsabilidades máximas en la parcela de la Agricultura, contó con nuestra aportación para un proyecto que tenía “in mente”, pero que necesitaba matizaciones y conocimientos técnicos por parte de quienes sabían de encastes (caso de un estudioso del cuerpo de la policía secreta que desempeñaba su función taurina como Presidente de la plaza de toros de Ávila) y de quienes sabían de etología, cuidado, manejo y sobre todo selección del bravo en la que contó con un servidor de ustedes para que, tras la acción coordinadora en la que la política naturalmente se quedó con la última palabra, tratar de encontrar ubicación y funcionamiento de “algo” que en un principio se le puso el nombre, a mi entender equivocado, de “Centro Tecnológico del Toro de Lidia” a semejanza de el de “El Jamón” que ya estaba ubicado en Guijuelo, o el de “El Vino” asentado en Peñafiel.
Y nos pusimos a trabajar con una labor meditada, medida y basada en los protocolos que los que investigamos seguimos para llegar a conclusiones precisas y no dubitativas.
Desde el primer momento comprendimos que había que producir un toro-toro que tuviera bravura que ha sido una aptitud que basada en el psiquismo se sirve para una actividad locomotiva y que seguidamente teníamos que continuar rehaciendo todos aquellos detalles morfológicos, que se habían sacrificado en aras del fundamento principal, al haberse complicado sobremanera en los últimos tiempos, cuando determinadas aficiones abogan por el toro grande en una equivocada aberración tratando de encontrar “trapío”, con lo que también ha dado lugar a variaciones heterométricas que han transformado la normal elipometría en la anormal hipermetría, así como la braquimorfosis en favor de la longimetría.
Como ven un verdadero “mare magnum” que trataremos de poner en orden. Comenzaremos por recuperar los verdaderos troncos originarios de la ganadería brava, para a partir de ellos, tener una raza pura en varias castas, para a partir de ellas conseguir el tipo de toro que la época demande.
Traté en todo momento de conseguir una “línea pura”, genéticamente hablando, es decir conjunto de individuos homozigotes con respecto a un carácter hereditario, que habría de conseguir a base de forman familias seleccionadas mediante la unión de progenitores homozigotes para el mismo carácter, que únicamente transmitirán, el carácter perseguido, a su descendencia.
Tratar de conseguir “líneas puras” a partir de la raza de lidia, fijándolas genéticamente, hasta constituir una subraza constante y fija.
¿Cómo había que hacerlo?
Comenzaremos por buscar el reproductor prepotente que posea un caudal genético irreprochable contrastado por su descendencia y comprobado por las pruebas funcionales pertinentes. ¡Es el cabeza de la línea pura!
Pero este reproductor ha de ser capaz de transmitir con seguridad y fijeza las cualidades raciales.¡Es el poder hereditario! dependiente de la suma de genes que se pueden hallar mediante la genética que descubre tanto su número como su clase para constituir su fórmula genética.
Seguro estamos que cuando un semental es bueno, suele poseer la cualidad de transmitir sus cualidades, de forma prepotente, a su descendencia.
¡Tenemos el jefe de la manada!. Ahora hemos de conservarle al máximo y para ello nada mejor que no forzarle si no que a partir de él utilizaríamos la inseminación artificial y la reproducción consanguínea dirigida, con la finalidad de ganar muchos años en la consecución de unas cuantas líneas puras.
Vamos a trabajar con subrazas debido a que estas son una entidad de taxonomía zoológica artificial y de rango inferior a la raza, pero no en cuanto a perfección reproductiva pues en la subraza es más fácil lograr la homozigosis ya que jugamos con unas cuantas líneas puras y no con el complejo número que componen una raza.
El comisario Juan Carlos Navas abogó, al igual que nosotros, por recuperar esas castas emblemáticas que habían sido origen de otros encastes y que ahora se encontraban en fase de cuasi desaparición: Vazqueña (Prieto de la Cal y Concha y Sierra); Vega - Villar (Francisco Galache y Herederos de Sánchez Cobaleda); Graciliano (Juan Luís Fraile y Herederos de de Jo´se Escolar); Saltillo (Javier Moreno de la Cova y Herederos de Miguel Zaballos); Coquilla (Sánchez Arjona y Auxilio Holgado); Contreras, Santacoloma puro, etc .
Y nos reunimos en una comida en el Monasterio citerciense de la Santa Espina, situado en la carretera de San Cebrián de Mazote- Castromonte, cuya finca e instalaciones fueron designadas en principio para la ubicación del Centro Tecnológico. Se agregaron muchos que no habían intervenido para nada en el proyecto.
Tras haber pateado la finca desde tempranas horas de una mañana gélida por la niebla reinante, para ver condiciones de extensión, terreno, cultivo etc, tras los postres que siguieron al opíparo cocido, se expuso ante la autoridad política el proyecto que comenzó siendo leído por un señor con afán protagonista que no entendió lo escrito, al no haberlo visto ni por el forro y que finalmente fue reemplazado en la lectura por quien lo había trabajado que fue quien esto escribe y que trató de meter en media comprensión a la autoridad competente en política pero no en materia técnica, quien no comprendió en principio la magnitud del proyecto, pues el quería un Centro Tecnológico del Toro, sin haber contado que al tratarse de animales vivos y variedad de castas, requería terreno, campos de cultivo, regadíos, predios distintos en número suficiente, plaza de tientas, correderos de toros para entrenamiento, mangas, y cuantas instalaciones son necesariamente obligatorias para la cría del ganado bravo, aparte de laboratorios de citogenética y personal superespecializado.
¡No se trataba de un simple almacén de productos envasados!
¡Tras el susto, vino la reacción! en forma de aplazamiento para estudio y realización de un nuevo proyecto con intervención de personal afín a la Administración de la Junta de Castilla y León que llevaron al deterioro del ambicioso proyecto inicial.
¿Se trataba de ubicar el centro de la bravura española? o ¿más bien de celebrar una comida política más? Nunca llegaríamos a saberlo pero lo cierto fue que el Centro del Bravo Español nunca se ubicó en la Santa Espina y sí por el contrario en un árido terreno que Salamanca medio acondicionó en ese camino que siguiendo la ruta de Portugal ubica el mayor número de fincas de bravo. Se cogió a lazo un Director que formaba parte de la plantilla de Veterinarios que la Junta poseía en Salamanca. Se implicó al Rector Magnífico de la Universidad de Salamanca que ni sabía ni le interesaban los toros pero que fue quien atendió a los medios de comunicación en los principios de la puesta en marcha de unas instalaciones sin criterio y sin cabeza, mientras nosotros guardamos el silencio que los políticos nos habían recomendado.
Finalmente se olvidaron de nosotros, lo que no nos importó porque lo preveíamos y además vivíamos de nuestro trabajo profesional incompatible con este Centro Tecnológico.
Y naturalmente la ganadería de bravo siguió en su involución hasta los momentos actuales.
Una auténtica pena, pues el Monasterio de la Santa Espina, que contaba con su río propio el Bajoz afluente del Duero, alimentado por los arroyos de Retortero y Daruela para poder regar zonas de cultivo de alfalfa y con instalaciones propias de una Escuela de Capataces agrícolas, perfectamente acondicionadas tras la etapa de Restauración llevada a efecto en 1950 por mediación del entonces Ministro Excmo. Sr. D. Rafael de Cavestany y Anduaga, hubiera sido el lugar ideal de ubicación.
Y con esta ubicación seguramente se hubiera sentido orgullosa la Infanta Sancha Raimundez hermana de Alfonso XII el Emperador quien en 1147 envió allí, en la denominada etapa cisterciense, a los monjes cistercienses, al igual que los tres maestros canteros Juanes: de Nates, de Navega y Ribera de Rada. E incluso la misma marquesa de Valderas (Susana de Montes y Bayón) cuando en 1886 realizó la segunda etapa denominada de Transición para crear una escuela de primaria y la Escuela Agrícola.
¡La política una vez más dio al traste con un proyecto ilusionante y NECESARIO! que en la ubicación buscada definitivamente en mi tierra de Salamanca, no cumplió las perspectivas buscadas por nosotros que no eran otras que el comienzo del largísimo estudio del genoma del toro del lidia.que hubiera solucionado de una vez por todas la terrible y caótica situación de la cabaña brava española.