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sábado, 6 de noviembre de 2010

LA CORRIDA CONMEMORACIÓN DE LOS 200 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN EN VERSIÓN SATÍRICA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
¡El empresario no salía de su asombro!
No podía comprender como una corrida goyesca que se celebraba con motivo de la Conmemoración de los 200 años de la Constitución, con un cartelazo donde además figuraba un torero emblemático de la localidad quien, ya retirado, se había preparado concienzudamente para esta corrida anunciada y mediatizada en Canal Sur Televisión, solamente había convocado, cuando D. Jacinto Cano sacó el pañuelo blanco en la contera del palco presidencial, a 120 personas.
¡Con todo el esmero que había puesto tanto en contratar a tres figurones del toreo, como a una ganadería de las que embisten, con la tan temida sangre Santa Coloma!
¡Incomprensible pero totalmente cierto!
En un momento sus ojos toparon con el cartel anunciador del festejo y  quedó estupefacto.
Rezaba así:
Plaza de Toros de San Fernando.
6 Toros 6
De la acreditada ganadería de doña María del Carmen García de origen Santa Coloma para los afamados diestros:
Francisco Miguel
(de esta localidad)
Enrique Martínez
(de Chiva)
Juan José Bernal
(de Jerez de la Frontera)
Pero.. ¿Que había pasado? ¿Cómo el impresor de carteles con el que siempre había trabajado podía haber metido la pata de esta manera?
En un principio quiso que se lo "tragara la tierra" pero como no pudo ser, optó por solicitar del presidente de la corrida que se suspendiera el festejo, a lo que el Usía no accedió, como tampoco los tres matadores estuvieron proclives a simular cualquier indisposición en aras de suspender el evento.
Total que la corrida que fue un desastre económico por el contrario fue de un éxito artístico rayano en lo celestial, pues los toros fueron extraordinariamente bravos, presentaron las dificultades inherentes a tal condición y los tres matadores las subsanaron con maestría, arte y oficio torero pues no en balde eran tres figurones de la Tauromaquia actual.
Los 120 espectadores disfrutaron de lo lindo, pues hacía tiempo que no habían visto torear tan bien y con tanto arte, como al día siguiente escribieron en letra de molde sus críticas en ABC y El Mundo sus críticos taurinos de plantilla, el hijo de Vicente Portolés y Carlos Charneco.
Y finalmente el empresario encontró el por qué de lo ocurrido que no fue otra cosa que:
Los tres toreros figuras a la sazón:
Francisco Ruíz Miguel
Enrique Ponce Martínez
Juan José Padilla Bernal y la ganadera
Mari Carmen Camacho García
Quisieron cumplir, como buenos ciudadanos españoles que son, con la recomendación de su Ministro de Justicia don Francisco Caamaño: “abandonando las construcciones jurídicas del pasado para que los individuos sean libres de asumir sus propias señas de identidad” y acabar con la “inconstitucionalidad” de que prime su primer apellido paterno".
Los taurinos más liados “que la pata de un romano” pues no conocían a ninguno de la terna torera, ni a la ganadera ni al día siguiente supieron quienes eran los críticos taurinos, pues tanto Vicente Zabala Portolés como Carlos Crivell Charneco también quisieron obedecer al ministro cambiándose su primer apellido.
La verdad es que lo diestros torearon tan bien como en su tiempo lo hicieron Antonio Ordóñez, Pepe Luis Vázquez o Domingo Ortega a los que si trastocamos sus apellidos y aparecen como Antonio Araujo, Pepe Luis Garcés o Domingo López es muy probable que nos les conozcan ni en su casa.

¡Este es el primer lío por el que pasaron los aficionados taurinos! al acabar con la base de identificación de las personas y con la dichosa memoria histórica!
Lío que no es nada comparable con el caos administrativo que puede crearse cuando cada individuo pueda reinventar su identidad y nos de a los españoles, para olvidar las penurias que estamos pasando con la dichosa crisis, por modificar nuestro nombre, sexo y lugar de nacimiento.
Desde identificarnos ante la Ley hasta cumplir con el sagrado deber de cumplir con Hacienda, creo que vamos a liar una muy gorda, por esas propuestas parlamentarias de determinadas mentes políticas pensantes.