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miércoles, 10 de enero de 2024

 

AÑO NUEVO…VIDA NUEVA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

 

    Durante mi destino laboral en Valladolid, en multitud de ocasiones escribí en mis artículos taurinos que, el único lugar donde se podían ver toros, era la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, motivo por el que siempre que mis obligaciones laborales me lo permitían, me desplazaba a la “catedral del toreo” donde los toros tenían trapío y presencia.

    Solía ver la corrida desde una localidad del tendido 10 que me tramitaba mi amigo Pepe Salamanca veedor de la empresa en aquellos años, donde coincidía con el Senador Juan Antonio Arévalo y con el periodista taurino Vicente Zabala Portolés. Un tendido que me gustaba a pesar de que el mejor tendido para ver toros en Las Ventas era el 9. Solía acompañarme Emilio Casares (hijo) quien, solía ver la corrida desde el burladero de los médicos al ser muy amigo del Cirujano Jefe de la Plaza  D. Máximo García Padrós.

    Con el paso de los años, vi la involución del arte del toreo derivado de la influencia de ciertos periodistas taurinos tales como Joaquín Vidal quién, con su aberrante interpretación de la historia del toreo en el siglo XX, había entrado en parte de la afición de la plaza de toros de Madrid haciendo prácticamente imposible la lidia de los toros, al intentar imponer sobre los cánones del toreo los principios expuestos en sus crónicas que, nunca derivan de sus conocimientos de aficionado práctico si no de conclusiones sacadas de palabras pronunciadas por toreros en conferencias con repercusión mediática.

    He podido ver como  la, en su día entendida afición madrileña, ha derivado en impedir realizar desde el inicio de sus faenas de muleta, con gestos e improperios de estos “influencer aficionados” ubicados fundamentalmente en el tendido 7, a varios toreros que aparte de representar una falta total de ética taurina, les predispone a una sobreexposición peligrosísima en su afán de tratar de encontrar el sitio que, estos intransigentes lerdos en materia taurina, les Imponen y exigen y, que les hace imposible la ligazón de los pases al tener que buscar una posición de cruce  continuo para no caer en lo que ellos denominan “fuera de cacho”.

    La “diarrea mental teórica” de Joaquín Vidal le llevó a asegurar que Belmonte revolucionó el toreo con una nueva concepción interpretativa  donde la piedra angular era “cargar la suerte.  Cosa incierta puesto que, todos los toreros anteriores a Belmonte lo practicaban, y lo que entusiasmaba al público era el toreo parado de brazos y no de pies, lo ceñido de cuanto realizaba, el  temple, la colocación cruzada ante el toro con el compás abierto y la pierna contraria adelantada  que cambiaba la trayectoria del toro hacia afuera e impedía la ligazón, causa que hacía que, las faenas fueran cortas y a base de pases deshilvanados.

    Este proceder  del santanderino que, seguido por otros críticos “progres” tales como Alfonso Navalón o Vicente Zabala influyeron en el concepto del toreo.

    Alguno de estos críticos con, el paso de los años rectificaron dejando de abrumar a los toreros que caían en sus manos.

    Para ligar los pases hay que situarse al hilo del pitón, parando mucho y, ciñéndose a las embestidas lograr mayor recorrido. Manolete descubrió que, con verticalidad, jugando la muñeca y girando sobre los talones,  el toreo ligado se extrema.

    No sé si este nuevo año seguiré con mi blog taurino de torostarifa.blogspot.com, donde como muchas veces he expuesto: “yo relato la corrida pero que no la valoro” al no seguir los factores condicionantes de la crítica taurina: intereses económicos, deformación de la realidad y permitir adulteraciones en la integridad del toro (edad, astas, debilidad).

    Ha sido un blog taurino honesto, trabajado técnicamente y con un número de seguidores interesante desde todos los puntos taurinos del mundo.

    Blog de enorme trabajo tanto en su aspecto narrativo como gráfico. Totalmente asumido económicamente por mí como aficionado, sin subvención alguna, de forma altruista pero que, cada año que pasa me cuesta más trabajo desplazarme, tomar las fotos, procesarlas y plasmarlas en el blog.

    Reventé tres cámaras de fotos Canon de alta gama. Dos grabadoras de sonido Philips voice tracer. Tres ordenadores de mesa clónicos y dos portátiles, pero quedé satisfecho con mi trabajo.

    Los toros me han costado dinero, pues el ser objetivo requiere no aceptar dádivas. Jamás pedí un pase de favor  y, puedo presumir que únicamente entré gratis a una plaza de toros cuando cumplía una función  como veterinario.

    Dejo un buen legado de corridas de toros escritas y de crónicas taurinas.

FELÍZ 2024.