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miércoles, 11 de agosto de 2010

LOS BORBONES Y LA FIESTA DE LOS TOROS.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
En la actualidad, aficionados a los toros son nuestro rey Juan Carlos I, y la Infanta Elena.
En periodos anteriores lo fueron la madre del Rey Dª María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias que además era seguidora de los toreros de arte.
Y con más anterioridad lo fue Dª María Isabel Francisca de Asís de Borbón y Borbón, Infanta de España, Princesa de Asturias y Condesa de Girgenti.
Fue esta Dama, primogénita de la Reina Isabel II y Francisco Asís de Borbón, heredera al trono de España hasta que nació su hermano el príncipe Alfonso.
Casada el 13 de mayo de 1868, con Cayetano de Borbón- Dos Sicilias, hijo de Fernando II rey de Dos Sicilias y Conde de Girgenti en matrimonio concertado sin vida marital y por ende carente de descendencia.
Cuando su hermano fue proclamado rey, se convirtió por segunda vez en Princesa de Asturias y heredera al trono de España hasta que nació su sobrina María de las Mercedes en 1880.
Amante de los toros, a los que solía acudir acompañada de su amiga y dama de compañía Doña María Dolores Balanzat y Bretagne, marquesa de Nájera. Esta afición la proporcionó mucha popularidad hasta el extremo de que el pueblo la bautizó cariñosamente con el sobrenombre de “la Chata”. Muy querida por el pueblo hasta el extremo de que cuando se proclamó la República en España y Dona María Isabel contaba con ochenta años, no fue obligada a salir de España, si bien ella lo hizo voluntariamente para acompañar a su familia. Se fue a Francia y allí en el convento de Auteuil murió de muerte natural a los cinco días. Fue enterrada en Francia.
Sus restos mortales, por deseo expreso de nuestro rey Juan Carlos I, fueron trasladados a España en el año 1991 y depositados en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso junto a los del rey Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio.
Nació en Madrid un 20 de diciembre de 1851 y murió en Francia un 23 de abril de 1931. Han quedado como recuerdos las esculturas a ella dedicadas situadas en la Granja de San Ildefonso y en el Paseo de Rosales en Madrid.
Su afición por la Fiesta de los Toros queda resumida en este romance:
ROMANCE DE LA INFANTA ISABEL (LA CHATA EN LOS TOROS) de un poeta valenciano llamado Rafael Duyos.
¡Deprisa que no llegamos! ¡Quiero la mantilla blanca!- Que run-run por los salones Del palacio de Quintana, Mayo y tarde de domingo En el piano una sonata, Se le deshacen los dedos Gordezuelos a la Infanta -Maestro Saco del Valle, Tanto Bethoveen, me carga Os lo digo sin rodeos, Chopin si me llega al alma, Mientras me visto Tocad este nocturno ¡Caramba! ¡Son las Cuatro menos cuarto! ¡No llegamos a la plaza!- Las damas transmiten órdenes, El coche a las cuatro, Pasan las doncellas, Con el traje de su alteza Lila y grana con encajes de Bruselas, Apretando cuello y mangas, Y rematando la orilla manola De la gran falda, Mientras la visten, No cesa de hablar la señora Infanta, -Dame el abanico verde De Mercedes mi cuñada, El que ella llevo a los toros Cuando era reina de España, No, no quiero ese collar Ni esos pendientes, no, no, ¡nada! Unos claveles prendidos en el pelo ¡Y a la plaza! ¡Vamos! ¡Deprisa! ¡Ligeras! Que las cuadrillas no aguardan Ah! Recuerda que Romanones Viene a merendar mañana- -¡Armas! ¡Armas a su alteza!- Grita el teniente de guardia Flecha de seda y charol Sale el landó de la Infanta, Y a ritmo de pasodoble Van la yeguas salazanas, Llevando a Doña Isabel de Borbón Casi en volandas, -Princesa, Bailén, Mayor, Alcalá. Dame el programa, ¡Ajá! ¡Hoy torea mi torero! -¿Cuál es tu torero Juana? -El mío es "El Gallo" Alteza. -¡Uy! ¡"El Gallo"! ¡Quien lo pensara! Torero gracioso pero. No te arriendo la ganancia, Yo de Vicente Pastor Uy Qué raro. Antonio Maura Adiós, adiós, ¡Cuánta gente! La reina se queda en casa Pretextando una Jaqueca, Los toros la asustan ¡Vaya! Ya estamos, ¿Y mi abanico? Junto al coche de la Infanta La gente se arremolina Buenas tardes, muchas gracias Que tal Arbos, ¿a los toros? No faltaré esta semana Quiero asistir al estreno Que anuncian de ese tal. ¿Falla? Que hay Benlliure, hola Tamames Con Dios Duque de Veragua Ya, ya se que los toros que hoy se lidian Son de tu casa Abren paso como pueden Los de la guardia montada ¡Quitasoles!, ¡abanicos!, ¡almohadillas!, ¡naranjadas! Que hay empresario ¿contento?, Vengo yo sola, mas ancha Si si que me brinden toros, No, no, al contrario, me agrada Ya traía en previsión tres pitilleras de plata, La infanta llega a su palco y al entrar Toda la plaza puesta en pie se arremolina Batiendo alegre las palmas, Mientras la marcha de infantes Resuena en las altas gradas, Y el sol pone al rojo vivo Las barreras encarnadas En la andanada de sol con popular algazara Lo morenos se alborotan y gritan ¡Viva la Chata! Y en los tendidos de sombra, Las cabezas inclinadas Se rinden por un segundo Ante su augusta mirada, Cuando se sienta Isabel Resuena el clarín de plata, Entre el clamor, Las cuadrillas cruzan la arena morada, Pastor, Machaco y el Gallo, Un trío de rompe y rasga, La Almudena, la Mezquita Y un poquito de Giralda, La corrida se desliza bien y mal, Una de tantas, Doña Isabel de Borbón Tras de la regia baranda, bulle, ríe, palmotea Y hasta jalea (en voz baja) Y rompiendo el protocolo Más de un "¡Ole!" se le escapa, Con el acento chispero Que suspira en su garganta Cuando Rafael el Gallo, Tras su clásica espantada Se adorna por bulerías Con la larga afarolada, La infanta, luego al salir, La tarde ya de oro y malva, Desde Alcalá por Cibeles Remonta la Castellana, Dan una vuelta y por Génova Suben después hacia casa, En glorieta de Bilbao al pasar Piden horchata de un puesto En que se le antoja beber, No pueden pagarla No llevan ni un perro chico, Apuros de la azafata, La Infanta y el horchatero Ríen de muy buena gana, -Ya te pagare otro día. -¿Pagarme? ¡Esta convidada! Yo estoy pagado con solo Verla a usted en mi casa Y con poner un letrero "Proveedor de la Infanta" Palmoteos, sombrerazos, El coche sigue su marcha, -¡Fijaos! ¡La Infanta Isabel! -¡Mirad! ¡Mirad! ¡Si es la Chata! Cuando llegan a palacio La tarde ya declinada Un organillo en la esquina Con ritmo alegre desgrana Notas del cabo primero Mientras presentan sus armas Al paso de la señora, Los soldados de su guardia -Vamos que hay cena en palacio Y en el real la Traviata Como siempre Llegaremos al acto segundo Ah! Llama, pregúntale por teléfono A la empresa de la plaza Para el domingo que viene ¿Qué corrida nos prepara? Yo quizás no pueda ir Con esto de ser infanta Demonios del protocolo No me negaras mi dama Que este Vicente Pastor Es el que manda en España (Se entiende, después del rey eh?) ¿Cómo dices? Si claro, La noche es noche de alhajas Quiero el collar de chatones Y ese broche de esmeralda Quiero empatar a esa tonta Embajadora de Francia En fin, vamos a palacio Ay! Con lo bien que se esta en casa O como mi hermano hacia Cenando por esas tascas De tapadillo, ay! era un hombre Que aun siendo rey Se saltaba las cosas a la torera Ay! Madre y señora, Quien volver a nacer lograra Para ser solo mujer En vez de nacer Infanta. Unos segundos después Con sus sobrinos estaba Las dos reinas impacientes Se acercan para besarla Sicoleo con los nobles Sonrisa la diplomacia Taconazos del saludo Golpes de las alabardas -¡Paso a su alteza real La Infanta Isabel de España! Fuera, en la plaza de oriente Las violetas pregonaban Y ¡Heraldo con la corrida! ¡Del santo! ¡Fresquiiiiita el agua! Y un chavea, un raterillo, Con la colilla apagada Calle Arrieta hacia arriba Decía "¡He visto a la Chata!" Rafael Duyos.