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sábado, 20 de noviembre de 2010

LO QUE HAY DETRAS DE LAS BAMBALINAS EN UNA CORRIDA DE TOROS.

LO QUE HAY DETRÁS DE LAS BAMBALINAS EN UNA CORRIDA DE TOROS.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Les voy a contar a ustedes lo que se “cuece” detrás de las “bambalinas” en una corrida cualquiera de las que se celebran en la plaza de toros de Medina del Campo, en la que, cómo les relaté en el artículo anterior, permanecí, hasta mi jubilación, como componente de equipo veterinario de reconocimiento de toros
Los espectadores que acuden a una corrida de toros, presencian el paseíllo, la salida –según turno- de los toros, los tres tercios de la lidia de los mismos, y el triunfo, fracaso, salida a hombros o en manos de las asistencias, del diestro.
Luego…la frase tan manida de “¿Dónde vais?”, a la que contestan con la euforia, las ganas, la ilusión y la presunción de que todo saldrá bien: ¡A LOS TOROS! Después, cada vez más generalizado, la nueva frase de: ¿De donde venís? ,sudados, cansados por el aburrimiento y el tedio, “guarnios” por la dureza de la piedra sobre las “posaderas” y por la presión constante de las rodillas del espectador de detrás sobre su espaldas, acordándose del dinero de las entradas y ahora suelen decir con desgana y con voz que casi no les sale del cuello de la camisa:… “De… los… toros”.
Pero para que el espectáculo se celebre, antes hay que realizar un trabajo minucioso y preciso (al estar sujeto a Reglamento) por parte de unos profesionales que no solo se juegan su prestigio sino que, algunos, han de rendir cuentas de su actuación ante las altas esferas que rigen los designios tanto provinciales como nacionales.
De ahí que lo primero que han de hacer el Delegado Gubernativo y el Veterinario de Servicio, en presencia del Representante de la Empresa, es desprecintar el camión en que los toros han sido trasladados desde la finca donde se han criado hasta la entrada de la manga que conduce a los corrales de la plaza donde serán lidiados. Precinto que debería ser garante de que los toros han salido de la finca como “su madre les parió” para lo cual el embarque debería ser presenciado por aquellos agentes que la autoridad gubernativa en aplicación del punto 1, del Artículo 49 y, dando cumplimiento al punto 3 del mismo Artículo, presenciaran el precintado de los cajones.
Y después de realizar el desprecintado de los cajones de transporte, se procede al desencajonamiento –con la presencia de las mismas personas garantes del desprecintado a las que se unirá el ganadero o representante- de los toros, quienes a través de la manga llegarán a los corrales de reposo, donde tras descansar de los inconvenientes sufridos en el transporte, se tranquilizarán durante la tarde-noche en espera de pasar al mediodía siguiente a los corrales de reconocimiento en espera de sufrir el Primer Reconocimiento que reglamentariamente ha de hacerse con una antelación mínima de veinticuatro horas con respecto a la hora anunciada para el comienzo del espectáculo.
Es el momento en que se entregará al delegado Gubernativo y al Veterinario, la Guía de Origen y Sanidad y los Certificados de Identificación de los toros, expedidos por el Libro Genealógico de la Raza Bovina de Lidia.
Al tiempo el delegado Gubernativo levantará un acta del desembarque en el que hará constar el estado de los precintos de los cajones de transporte y el peso de cada res (en las plazas dotadas de báscula por reglamento) en la que se hará constar: el número, nombre, edad, peso, capa, y ganadería de procedencia. Acta que será firmada por: El Representante de la Empresa, Representante del Ganadero, Veterinario de Servicio y el Delegado Gubernativo, al tiempo que dispondrá la vigilancia permanente de las reses.
Primer reconocimiento:
En el corral de reconocimiento los toros componentes de la corrida van entrando uno a uno, y allí desde una galería, a la atura del suelo del corral, que consta de unos arcos de medio punto, los veterinarios y presidente de la corrida van observando los movimientos, ojos, testículos, articulaciones, pelo, comportamiento, astas etc, con la finalidad de desechar aquellos astados que no sean aptos para la lidia. Es así como se cumplimentan los Artículos 48 y 53.
Cómo nuestra plaza es de 3ª, se reconocerán los toros necesarios hasta completar siete toros útiles, uno de los cuales hará de sobrero. Toros que deberán tener un peso mínimo de 410 kilos al arrastre o su equivalente a 258 kilos en canal.
Las personas que normalmente ocupan la galería de reconocimiento son: Presidente del festejo, delegado gubernativo y los tres veterinarios componentes del equipo veterinario para corridas de toros y novillas picadas, puesto que en el caso de novillada de rejones son dos los veterinarios nombrados.
Pero reglamentariamente también podrán asistir: el empresario, el ganadero o sus representantes (en número máximo de dos) quienes podrán estar asistidos de un veterinario de libre designación. También pueden estar presentes: los espadas o rejoneadores anunciados, o en su defecto, representados por sus apoderados o por cualquier miembro de su cuadrilla.
Y como a los elaboradores del último Reglamento, les debió parecer “poca gente” aún, también llevan a los corrales de reconocimiento a través del Artículo 33, punto 8º, a los espectadores a través de sus representantes, en número de dos, que suelen ser miembros de las Federaciones Taurinas Provinciales.
En los reconocimientos es absolutamente necesario estar en silencio y sin moverse para que los toros no se calienten y embistan contra las paredes de la galería, ya que de hacerlo se deteriorarían sus astas lo que conllevaría la inutilidad para la lidia.
Cumplir la importante premisa anterior es difícil con “tanta gente” como el Reglamento permite asistir al reconocimiento, dado que allí todo el mundo opina –sin tener que opinar- y, a la larga, vienen problemas que por la coacción empañan la rectitud del reconocimiento, debido a tantos intereses creados como hay en toda “esta gente” que se tilda de profesionales del mundo del toro.
Al día siguiente que, es el día de la celebración de la corrida, a eso de las 12,00 de la mañana se efectúa el Segundo y definitivo Reconocimiento, finalizado el cual, los veterinarios confeccionan los informes correspondientes que unidos a los del primero entregarán al Presidente del festejo.
Tras leer en común los tres informes que los veterinarios han hecho por separado, se verá si están de acuerdo en sus apreciaciones o por el contrario hay discrepancias de criterio, en cuyo caso se discutirá las razones de la no utilidad de utilidad de algún astado.
En nuestro caso trabajábamos en equipo y las irregularidades observadas en cualquier animal las hablábamos en la misma galería de reconocimiento con la finalidad de matizar detenidamente e “in situ” lo censurable y evitar más dificultades a las que ya entraña un reconocimiento de animales irascibles, por bravos. Se cumple el punto 3 del Artículo 55.
No obstante quien tiene el poder decisorio es el Presidente del festejo, pues los veterinarios limitan su misión a entregar sus informes por escrito, rellenando el epígrafe de Observaciones donde harán constar las causas de la inutilidad del animal rechazado en cumplimiento del punto 5 del Artículo 55.
Finalmente, de resultar todos los siete toros útiles, se pasa a la fase de enlotado para posteriormente proceder al sorteo de los mismos y ver a que matador toca cada lote.
Se les ve a los toros tan cerca que es prácticamente imposible que algo se escape a los ojos expertos de tres facultativos que hacen los reconocimientos en la plaza de nuestra ciudad. Además cada facultativo se ocupa de una parcela importante: uno de ellos es el oftalmólogo, especialista que para ver mejor cualquier opacidad de cornea del ojo a examinar se auxilia de unos primáticos que ponen el ojo al “alcance de la mano”; otro se ocupa de la cuestión astas, y el tercero de lo referente a claudicaciones. Y los tres de todo, al final del reconocimiento especial.
Todos los músculos, articulaciones, cornamentas pulidas para rejones, testículos, heridas, números de identificación, guarismo, hierro de ganadería, etc, etc, pueden verse con relativa facilidad cuando se está acostumbrado a realizar reconocimientos de toros de lidia, pues se está muy cerca de los astados en la galería de reconocimientos de Medina del Campo.
El enlotado suelen hacerlo los banderilleros que actúan como peones de confianza de cada matador. Tratan de que estos lotes resulten lo más igualado posible, tanto en “trapío” cómo en ofensividad. El más grande, con el más pequeño, y el de más pitones con el menos ofensivo. Luego a utilizar los papelillos de fumar donde se han apuntado los números de los lotes, para hacer las bolitas a introducir en el sombrero donde una mano inocente será la encargada de repartir suerte a los matadores.
Para evitar suspicacias en cuanto a la consistencia de las bolitas de papel de fumar, en nuestra plaza se utilizan como albergue de las de papel de fumar, las tres bolitas de acero atornilladas en dos semicircunferencias, que año tras año se encarga de traer el amigo José Luis García presidente de la plaza de toros de Segovia. ¡Es la seguridad de un verdadero sorteo, sin “trampa ni cartón”!
Seguidamente se levantan unas actas cuyo formato en el caso de una corrida de rejones es el siguiente:
PLAZA DE TOROS DE MEDINA DEL CAMPO.
Espectáculo taurino.- CORRIDA DE REJONES.
Día.- 2 de septiembre del año 2000.
AUTORIDADES DEL ESPECTÁCULO.
Presidente.- D. JESÚS RAMÓN RODRÍGUEZ GALVÁN.
Delegado Gubernativo.- D. CARMELO IZQUIERDO GUTIÉRREZ.
Asesor Técnico Artístico.- D. JESÚS MATILLA GAGO.
VETERINARIOS.
D. ÁNGEL ÁLVAREZ DEL AMO.
D. LUIS ALONSO HERNÁNDEZ.
RESEÑA Y ORDEN DE LIDIA DE LOS NOVILLOS.
Orden Nombre Nº Edad Capa Ganadería
1º Chalequero 26 3 años Negro Julio Jiménez Martín
2º Chaquetero 15 “ Negro-bragado “
3º Azulejo 38 “ Negro “
4º Gaviola 39 “ Negro “
5º Gazapo 24 “ Negro-entrepelado “
6º Anodino 41 “ Burraco “
Sobrero Borracho 27 “ Negro- entrepelado “

COMPOSICIÓN DE CUADRILLAS:
Rejoneador: JOAO MOURA.
Banderilleros:
José Francisco Serrano Franco.
Hermenegildo Alcazar Capuchino.
Antonio Francisco Branco Carvalho.
Rejoneador: SERGIO VEGAS GIL.
Banderilleros:
José Rubén Andrés Rodríguez.
Domingo Siro Mateos
Julián Hernández Rodríguez.
Rejoneador: DIEGO A.E SANTOS VENTURA.
Banderilleros:
Enrique Muñoz Falcón.
Manuel Campos Guareña.
Juan Bautista Martín Soto.
Acta que se pondrá en lugares visibles de la plaza (normalmente cerca de las taquillas y en las puertas de la entrada al patio de caballos) para que los espectadores puedan ver como ha quedado configurado de manera definitiva el festejo.
Ya que los espectadores tienen una serie de derechos tales cómo la “devolución del importe del billete en los casos de suspensión o aplazamiento del espectáculo o de modificación del cartel anunciado. A estos efectos se entenderá modificado el cartel cuando se produzca la sustitución de alguno o algunos de los espadas anunciados o se sustituya la ganadería o la mitad de las reses anunciadas por la de otra u otras distintas” según el punto 3 del Artículo 33.
Y tras examinar que la puerta de chiqueros está perfectamente cerrada, así como todas las puertas de acceso a los mismos, que la vigilancia de chiqueros por parte de los representantes de la autoridad está en perfecto orden, guardará dichas llaves hasta el momento del comienzo del festejo.
Ahora procederá a inspeccionar, junto con el representante de la empresa y los matadores o sus representantes, si lo desean, el estado del piso del ruedo, atendiendo a las sugerencias que se le planteen tendentes a subsanar las irregularidades observadas. También inspeccionará el estado de barrera, burladeros y portones.
Seguidamente inspeccionará cuatro pares de banderillas más dos pares de banderillas negras por cada res a lidiar, que el empresario presentará para su inspección, junto con las puyas y los petos de los caballos de picar correspondientes. Tras cuyo examen procederá a su precintado y sellado.
Y acabado con todas estas “pejigueras” ya que no sería necesario tener que realizarlas en cada espectáculo –por estar más que reglamentadas- se irá a comer a toda velocidad para volver mucho antes de que comience el espectáculo a revisar los últimos detalles para que todo salga a “pedir de boca” en una ¡Ardua labor de un delegado gubernativo! por la que no cobra un centavo por estos “sinvivires”.