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viernes, 19 de noviembre de 2010

LA PLAZA DE TOROS DE MEDINA DEL CAMPO.

LA PLAZA DE TOROS DE MEDINA DEL CAMPO.
Por LUIS ALONSO HENÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Una villa como Medina del Campo, desde siempre centro neurálgico tanto comercial como mercantil, a donde acudían en masa los habitantes de todos los pueblos de la comarca para "sacar" los productos de su producción y para "recabar" los necesarios para su pervivencia. La considerada como Villa de las Ferias, industriosa y cosmopolita, era la "meca" de cuantos acontecimientos se celebraban en la zona.
Y como en la antigüedad cualquier acontecimiento conllevaba la lidia de toros bravos, Medina no iba a ser menos, por ello en el año de 1490 los mandatarios disponen que los arrendadores de rentas del común (carne, aceite y vino) debian proporcionar once toros bravos para los festejos de la localidad. Toros que eran encerrados, por la noche, en recintos adecuados y anexos al lugar de lidia, por personal especializado a caballo. Luego, la gente del pueblo comenzó a participar en estos encierros de forma activa hasta llegar a convertir a este acontecimiento en la base de sus fiestas patronales.
Y diez años después, acuerdan, como queda reflejado en los libros de acuerdos, que se celebrasen los denominados Votos de la Villa, es decir la conmemoración, con una corrida de toros cada una, de las cuatro festividades: San Juan, Santiago, la Virgen de Agosto y San Antolín, a las que se sumaron dos festejos más promovidos, de forma particular, por la Cofradía Penitencial de la Santa Cruz y la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustias. (Según documentos encontrados correspondientes a los años 1596, 1604, 1629, y 1634).
La corrida de toros consistía en juegos de cañas y lanzas caballerescas que, cuando llega la Ilustración y desdeña todo lo taurino, los nobles siguiendo a su Rey se apartaron de lo taurino y su lugar fue ocupado por la plebe que prácticamente se hacen los dueños de los encierros y, luego, de la corrida de los novillos y toros.
Todos estos festejos se celebraban en una zona acotada de la zona sur de la Plaza Mayor, es decir en la zona de la Colegiata, Casa Consistorial, Palacio de los Reyes de Castilla, Casa Mayorazgo de los Fernández Velasco y parte de la llamada Acera de la Joyería. Pero la zona se fue ampliando paulatinamente y de forma particular por los propietarios de las casas y comercios que configuraban los soportales de la plaza, y que, de esta forma, se convertían en propietarios de la aquella zona y disponían de ella a voluntad para presenciar los festejos. Festejos que, por otra parte, no eran onerosos para los ciudadanos al ser la Administración la que pagaba los festejos. Ante tanta "ampliación anárquica", la Administración se plantea en el año 1841 "parar el boom constructivo", si bien, ante la enorme cantidad de intereses creados, no fue hasta el año 1867 cuando se sentaron las bases de la estructura del coso taurino, que quedó delimitada al espacio siguiente: Atrio de la Colegiata, Casa Consistorial, Cárcel, Acera del Potrillo hasta la calle Almirante, y desde la esquina de la misma hasta Simón Ruíz y Juan Bravo. Pero al final, "ganó el pueblo" y, el coso taurino se amplió a toda la plaza.
Se trató de buscar emplazamientos para celebrar los acontecimientos taurinos en diferentes lugares. De ahí que haya constancia de que se celebraron en lugares tan dispares como pueden ser:
•El patio interior del antiguo cuartel que, incendiado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, ocupaba los terrenos donde hoy está ubicado el Cuartel del Marqués de la Ensenada. Preferentemente en el año 1828.
•La plazuela de San Agustín y algunas dependencias del convento de Nuestra Señora de la Gracia, que fue de los padres agustinos.
•La parte trasera o “josa” del Hospital Simón Ruiz actual Hospital de la Purísima Concepción y San Diego de Alcalá .
•Los terrenos que más tarde ocupó la Fábrica de Armas Metálicas de D. Pedro García Losada, sobre la actual calle Valladolid y calle de los Muelles. Allí concretamente se instaló un coso permanente como consta en la obra la Tauromaquia de Guerrita, donde puede leerse que:
"El día 3 de septiembre del año 1893 se inaugura una plaza en Medina del Campo, con capacidad para 5400 espectadores, de obra de fábrica y dos pisos. La corrida inaugural con reses de Gómez Oñoro, que fueron estoqueadas por los diestros Juan Jiménez "Ecijano" y el cordobés Antonio de Dios "Conejito".
Y con estas dimensiones “ampliadas anárquicamente” sobre las prefijadas por la Administración, se fueron celebrando los acontecimientos taurinos que configuraban en las Ferias y Fiestas de San Antolín hasta el año 1935, en los días del 1 al 8 de septiembre. Después del paréntesis obligado durante nuestra guerra civil, vuelven a celebrarse los encierros y capeas, pero con el coso nuevamente "encogido” en sus dimensiones que retornan las fijadas en 1867.
Por fin llegamos a las fiestas de San Antolín del año 1948.
San Antolín, diácono y mártir, fue, a finales del siglo XII después de acabar con la cruenta peste que asolaba al vecindario, erigido por aclamación popular, celestial Patrono de Medina y bajo su advocación se puso la románica parroquia sita allende la margen izquierda del río Zapardiel, y sobre la que siglos después se alzó la Colegiata.
Fiestas que eran presenciadas, desde su lugar de privilegio, por la familia Casares en su propia casa sita en la esquina que forman la Plaza Mayor y la calle Almirante, bajo los cuidados esmerados de la anfitriona, Angelita Araoz.
Y en medio de lo que estaba viendo el sobrino mas culto de la familia, Emilio Casares Herrero, profesor mercantil y catedrático de francés de la Escuela de Comercio de Valladolid, gran taurino y contertulio en importantes citas taurinas llevadas a cabo en la capital de España durante su estancia de estudiante y opositor, colaborador de periódicos taurinos y asiduo espectador a corridas en Madrid, lanzó a su tío, don Manuel Casares, constructor y rico hacendado de la villa, las siguientes palabras:
-Tío, viendo esto ¿ no cree que el pueblo de Medina reaccionaría favorablemente ante la sustitución de las capeas, no de los encierros, por los espectáculos en una plaza de toros construida a tal efecto?.
La respuesta del constructor fue una pregunta:
-¿Estás dispuesto a hacer un estudio meditado y que pueda tener visos de realización, a tal efecto?
-Naturalmente que sí. En pocos días puedo tenerlo preparado, tío.
Y a los dos días, D. Emilio se presenta con el estudio en que exponía el plan a seguir y las gestiones Se realiza una entrevista con el Alcalde de entonces, D. Aurelio Rojo, que se entusiasma con la idea y ofrece su apoyo instándoles a que presenten un anteproyecto detallado ante la Corporación Municipal. Y el día 7 de septiembre, en plenas fiestas, se presenta el proyecto de la sociedad formada, que se denominaba "La Taurina Medinense S.A", en la que podían participar cuantos medinenses desearan, mediante la suscripción de acciones, para cubrir el presupuesto de las obras.
En el anteproyecto se consideraban algunos puntos de los cuales destaco:
Condiciones por parte del Ayuntamiento.
1.-Solicitud a la Corporación de que se concediera la construcción del coso taurino en los terrenos municipales del Mercado de Ganados, que al mismo tiempo mejoraba y actualizaba sus instalaciones, constituyéndose como la base económica del proyecto participando en sus ingresos y con la idea de la reversión de la plaza a los munícipes al cabo de un número de años a determinar.
2.-Exención de toda clase de arbitrios, impuestos y cargas municipales de toda clase, tanto presentes como futuros, durante veinte años.
3.-Autorización libre de impuestos para poder celebrar, si la empresa lo cree oportuno, toda clase de espectáculos públicos.
4.-Los planos de la construcción han de ser dados de forma gratuita por el Arquitecto Municipal o en su caso por el que el Ayuntamiento designe.
5.- Concesión a la empresa constructora del hierro y el cemento a precios oficiales.
Condiciones por parte de la Empresa.
1.- Construcción de una plaza con capacidad para siete mil localidades, con posibilidades de ampliación hasta diez mil.
2.-Confección de un programa taurino atractivo.
Y como la idea era tener la plaza lista para las Fiestas de San Antolín del próximo año y el tiempo urgía, don Manuel Casares se hizo responsable único, de cuantas obligaciones y derechos derivasen del contrato y, por tanto, correr con todos los gastos tanto de construcción, cómo de los que se produjesen.
El contrato definitivo entre Ayuntamiento y don Manuel Casares Ramos se acordó con fecha 31 de diciembre de 1948.
Ha pasado más de medio siglo, que se dice pronto, y aquel joven promotor de ideas está jubilado y feliz, rodeado de “papeles taurinos” y acudiendo puntual y diariamente, como si de un rito taurino se tratase, a su tertulia de la Granja Terra, cafetería sita bajo los soportales del número 2 de la calle Especería. Bar que contacta con el Hostal París, con el que, incluso, tiene comunicación directa, en ese edificio que visto desde el cielo tiene forma casi de triángulo rectángulo y cuyo ángulo definitorio está situado en la confluencia de las calles Especería y Lonja.
PROYECTO DE LA PLAZA.
Es obra del arquitecto don Dacio Pinilla. El emplazamiento es el solar ubicado en la confluencia del camino viejo de Salamanca con el llamado carril del Herido, frente a los jardines del Hospital de Simón Ruiz.
El ruedo tenía y tiene 47,50 metros de diámetro y el callejón un ancho de 2 metros. Constaba de 8 tendidos con 21 filas de asientos, a los que se accede desde una galería general de circulación que circunda todo el perímetro; a esta galería se penetra desde el exterior a través de cinco puertas de 3,6 metros de anchura además de la del patio de caballos que también puede ser utilizada, para entrada, por el público. Las últimas 10 filas de la zona de sombra estaban cubiertas de tejadillo cubierto de teja.
Sistema constructivo: Estructura a base bóvedas tabicadas, sobre las que descansarán las gradas del tendido. Se ha dividido el anillo circular que ocupan las gradas en 52 sectores iguales por otros tantos muros radiales, los que al objeto de aligerar de material y dar paso a la galería de circulación, se calan con grandes arcos parabólicos.
El material a emplear es casi exclusivamente el ladrillo, con mortero de cemento, cal o mixto, según sea la función del elemento constructivo. Así, serán de fábrica de ladrillo: los muros de carga y cerramiento, pilares, arcos, bóvedas y formación de asientos de gradas. La cubierta de la galería, así como la de todos los pabellones anejos, será de teja curva sobre estructura de madera. Los tendidos irán revestidos de mortero de cemento tanto, en las partes reservadas a asientos, como los pasos y escaleras. Las puertas serán de madera, al igual que la barrera y los burladeros. Las barandillas de palcos y balconcillos, así como la separación de los tendidos, serán de hierro con dibujo sencillo.
Decoración: En lo exterior se reduce a resaltar los aparejos de ladrillo, según costumbre muy extendida en la construcción de circos taurinos y por otra parte de tanta tradición en Medina, donde siempre se ha empleado el ladrillo decorativo, no solo como material de construcción sino como elemento decorativo, con exclusión casi total de cualquier otro.
Deliberadamente se apartaron de la construcción pseudo-mudejar componiendo una con dos cuerpos superpuestos con pilastras; el bajo con arquería de medio punto, y el alto con paramentos lisos entre pilastra y pilastra.
Y con el proyecto de don Dacio Pinilla Olea que contó con la colaboración, en la revisión de las obras, del Aparejador don Diego Cobo Guijarro y en la ejecución, de los Maestros de Obras, Francisco Lorenzo y Celedonio Lorenzo que controlaron a los setenta obreros ejecutores de sus ordenes, se coloca la primera piedra en fecha 12 de octubre de 1948; comienzan las obras el 1 de noviembre de 1948 y es inaugurada en fecha 3 de septiembre del año 1949, tras nueve meses de trabajo intensivo y con un presupuesto de 2 millones de pesetas.
Corrales.-
Los tres originarios, en la actualidad se han convertido en seis. Son cuatro corrales, de dimensiones parejas, colocados en dos filas paralelas de dos cada uno, que desembocan, del lado del patio de caballos, en otros dos; uno de ellos más pequeño y el otro más grande y centrado con el eje longitudinal de la fila de separación, que es precisamente el corral utilizado para los reconocimientos veterinarios y construido así para que tenga comunicación con: los dos corrales centrales, con el contiguo más pequeño y con las corralizas que dan acceso al túnel de chiqueros, mediante tres puertas.
Este corral clave, posee cinco burladeros, dos de los cuales están situados en los laterales de una galería baja que tiene seis arcos bajos de medio punto, desde los que se visionan los toros sin que, éstos, vean demasiado a sus observadores. En el techo de esta galería existe otra, protegida por barandilla de hierro, para ser ocupada, por profesionales y aficionados, en los reconocimientos, apartado de la corrida y enchiquerado. No obstante todas las paredes que configuran este corral de reconocimientos están dotadas de barandillas y son los suficientemente anchas como para facilitar el desplazamiento al personal encargado de maniobrar con los toros. Características que se hacen extensivas a todas las demás paredes de separación entre corrales.
De lo expuesto se deduce que pueden albergarse cinco corridas de toros, si bien lo normal es que permanezcan en estos corrales dos corridas. Los demás corrales son utilizados para albergar los animales de encierros, toros del alba y cabestros.
Todos los corrales, salvo el de reconocimiento, están dotados de pesebres y bebederos con agua corriente. Se comunican entre sí mediante puertas normales que se manejan con cuerdas desde los pasillos de encima y también por medio de oquedades practicadas en las paredes de comunicación protegidas por burladeros para facilitar las maniobras de paso del personal auxiliar.
El suelo, en todos ellos, es una mezcla de tierra con arena para evitar, en lo que se puede, la formación de barro. Es una pena que carezcan de drenaje.
Patio de caballos.-
Es lo suficientemente amplio para cumplir con el fin propuesto. Comunica con el exterior mediante una amplia puerta metálica de doble hoja. A través de él, se tiene acceso a: la puerta de cuadrillas; a la enfermería, mediante un pequeño vestíbulo, a cuya puerta permanece en los días de festejo, una unidad móvil para caso de traslado urgente y que se comunica directamente con el ruedo por galería independiente debajo de los graderíos del tendido; a la galería de reconocimientos; a la puerta de acceso a las paredes de las corralizas; a las cuadras de caballos y a la vivienda de una planta, del guarda y cuidador de la plaza.
Toriles o chiqueros.-
En número de ocho, se sitúan en la parte de la galería de circulación que queda frente al corral de reconocimiento y a ambos lados del pasillo que, por debajo de los tendidos, servirá para la salida del toro al ruedo. Las puertas son de madera revestidas de chapa de hierro por su cara interna.
Los chiqueros están situados a ambos lados del pasillo que comunica las corraletas post-reconocimiento con el ruedo.
Tras el enlotado y sorteo, los toros son enchiquerados en sus respectivos chiqueros. Encima de los mismos, concretamente en su techo, se colocan (en presencia de la autoridad competente) unas tablillas con el número de salida al ruedo, para que no haya confusiones en el turno.
Aforo:- 
Está distribuido así:
Tendido número 1.-................. 1.043
Tendido " 2.-................. ......... 1.005
Tendido " 3.-.................. ........    993
Tendido " 4.-........................... 1.083
Tendido " 5.-........................... 1.083
Tendido " 6.-................. ..........1.083
Tendido " 7.-........................... 1.083
Tendido " 8.-.................... ......    891
Cuatro palcos a 10.-...................   40
Total...................................... .8. 304
El exterior de la plaza tras su terminación,da sensación de sobriedad y belleza.
Cuando ve su plaza acabada, don Manuel Casares respira.
 Y lo cierto es que puede sentirse orgulloso de su obra. También sus colaboradores, a la cabeza de los cuales hay que mencionar a los técnicos constructivos quienes, con el paso del tiempo nos han demostrado que, aparte de ser unos cualificados profesionales, eran unos excelentes aficionados como se deduce de la concepción tan clara de la funcionalidad de todo lo realizado en relación con el mundo del toro.
¡Chapeau para ellos!. O mejor, suprimiendo galicismos: ¡Monterazo para D. Dacio Pinilla!
Ahora ya sólo quedaba la parte final, para que todo saliera redondo:
Buscar al empresario idóneo para que llevara a cotas altas a la plaza y, con ello, “aficionara” a la comarca medinense a las corridas convencionales.
Y para ello, el feliz constructor y propietario, ha de contar nuevamente con los conocimientos y relaciones de su sobrino Emilio Casares que, a través de los años de tertulias en mentideros taurinos, conocía a casi todos los personajes que movían los hilos del taurinismo. D. Emilio habló con los Choperas, con don Pedro Balañá e incluso con los empresarios de la plaza de Valladolid, pero no cuajó ninguna de las gestiones.
Finalmente se pusieron en contacto con un taurino de siempre que era apoderado de un chaval que empezaba, que era de Ronda y que se llamaba Antonio Ordóñez. Se trataba de Antonio González Vera, con quién finalmente se llegó al acuerdo de explotar la plaza de toros durante dos temporadas, luego se hablaría de prórroga.
Las condiciones del contrato entre D. Manuel Casares como propietario del coso y González Vera como empresario podía resumirse en las condiciones siguientes:
El propietario cobraría el diecisiete por ciento del ingreso bruto en taquilla y de la venta de las carnes de las reses lidiadas corriendo de su parte los gastos derivados de los impuestos de cualquier índole, personal de plaza, veterinarios, médicos, guías de toros, montepío de toreros, mulillas y música.
El empresario cobraría el ochenta y tres por ciento de el ingreso bruto en taquilla, pero debería correr con los gastos originados por pago de toros, toreros, propaganda, arrastre, sobreros, piensos y servicio de caballos, banderillas y gastos de taquillas. El cartel de inauguración ha de basarse en toreros del grupo especial o primero, según la clasificación del Sindicato Nacional de Espectáculos, entre los cuales se tiene preferencia por: Ortega, Luis Miguel Dominguín, Manolo González, "Parrita", Paquito Muñoz y Pepín Martín Vázquez.. En la novillada a celebrar el día ocho de septiembre, debería tomar parte el diestro Miguel Báez "Litri", siempre que no se lo impida causa mayor.
Luego, el onubense no estuvo a la altura de la expectación despertada.
Ahora solo le queda ofrecer el mejor cartel existente para la inauguración de su plaza.
Este es el primer cartel anunciador de los festejos a celebrar en las Ferias del San Antolín del año 1949. Luego en el cartel de la corrida sería sustituido “Parrita” (cogido en Requena) por Pepe Luis Vázquez.
Pero ocurrió que cuando la plaza registró la mejor entrada fue precisamente en el segundo festejo de la feria que era un espectáculo cómico taurino musical, ya que en él se vendieron 5.878 entradas con una recaudación de 64.056 pesetas.
Luego, en las novilladas, en la última no pudo actuar Antonio Ordóñez porque cuando venía desde Murcia sufrió un accidente que le impidió llegar a tiempo por lo que fue sustituido por Rafael Ortega lo que ocasionó polémica.
Con el transcurso del tiempo, en estas tierras donde los factores climatológicos son extremos, la plaza sufrió sus inclemencias. Consecuencia de ello, fue el derrumbamiento de parte de la techumbre de la zona de tendidos cubiertos. La envergadura de la restauración era tal, que se acordó quitar la cubierta por completo salvo en la zona de presidencia, al tiempo que se arreglaban algunos agujeros que se habían producido en los tendidos.
Desaparecieron así, todas las columnas sustentadoras que, quitaban parte de visión a los usuarios de estos tendidos cubiertos.
Y como el deterioro iba avanzando y los tendidos ofrecían numerosos agujeros por los que entraba el agua de la lluvia, ante el temor de que los tabiques de sustentación sufrieran la destrucción total, el cabildo municipal optó por hacer un arreglo profundo que ha convertido a la antigua plaza, en un coso moderno y cómodo, si bien tan perfecto aspecto está infrautilizado.
Los burladeros circundan todo el redondel y pueden comunicar con cuartos interiores con solo abrir las puertas de comunicación pertinentes, convirtiendo cada burladero en un moderno palco VIP.
Se ha introducido el hormigón armado en la construcción de los tendidos y el hierro en las estructuras y protecciones de barreras y burladeros.
Se han puesto nuevas todas las tablas de barreras y burladeros, tanto externos como internos. Estas, están perfectamente pintadas y ajustadas con tornillos sobre pivotes metálicos que se empotran en el hormigón del suelo del callejón, amplio y cuidado.
Resulta una plaza moderna y comodísima para los lidiadores al no ser molestados por nadie en el callejón ya que todo el mundo tiene su sitio en los burladeros. 
 No obstante persiste la costumbre de que mozos de estoques, ayudas y apoderados estén apoyando sus brazos en la contera de la barrera, lo que representa el "sin vivir" de D. Raimundo Villanueva comisario de Policía.
De los propietarios de la plaza ahora, como más representativo, queda un nieto de D. Manuel Casares, Pedro Casares que es un taurino de pro.
Tengo un gran cariño a la ciudad de Medina del Campo (Valladolid) pues, no en balde, he convivido con sus gentes y he fraguado amistades difíciles de olvidar a través de mis diez años como componente del Equipo Veterinario de su plaza de Toros.