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martes, 10 de febrero de 2009

LA SEXTA DEL CICLO TAURINO VALLADOLID 1972.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.











Con una plaza casi llena, se celebró la última corrida del ciclo taurino 1972.
Presidió el comisario del Cuerpo Nacional de Policía Sr. Zalama que estuvo asesorado en materia taurina por “Larita”.
En un burladero del callejón presenció la corrida el Presidente de las Cortes Sr. Rodríguez Valcárcel acompañado por el gobernador civil.
Hay algunos toreros que han tenido mala suerte con las cogidas a lo largo de su trayectoria taurina. Están como gafados. Y uno de ellos es el diestro de Villalpando Andrés Vázquez que actuaba como director de lidia en la última corrida del ciclo ferial Valladolid 1972.
Y no es porque no conociera su oficio, perfectamente aprendido en esas plazas de talanqueras y con toros que sobrepasaban los seis años, sino por ese destino que nos viene marcado desde el nacimiento.
Lo cierto es que el bueno de Andrés fue atrapado por esos duendes, que de continuo le rondan, y el astifino pitón del toro que abrió plaza encarnó en los músculos del muslo izquierdo del diestro zamorano.
El primer toro de la tarde que, como toda la corrida, pertenecía al hierro del torero ganadero Diego Puerta, fue saludado por Andrés Vázquez con unas verónicas que al ser rematadas con una media superior merecieron que la ovación manara espontáneamente del corazón de los vallisoletanos.







Cuando tras ser picado el astado, Andrés se disponía a realizar en su quite, el tercer lance en una serie de chicuelinas, tropezó delante del toro, cayó al suelo y como su oponente tenía bravura y casta, se fue a por él, lo zarandeó, lo elevó como quien eleva una pluma y mientras caía comenzó a tirarle cornadas hasta que una de ellas acertó. Andrés Vázquez pasó, en manos de las asistencias, a la enfermería.
En la enfermería de la plaza fue operado por el doctor D. Ángel Palencia auxiliado por su equipo quirúrgico, quien al final de corrida emitió el siguiente parte facultativo:
“El diestro Andrés Vázquez fue asistido de herida por asta de toro en el muslo izquierdo con trayecto subcutáneo y descendente de unos ocho centímetros de longitud. Pronóstico grave".
Con esta tragedia, la corrida quedó en un mano a mano entre el diestro de Fuengirola, Miguél Márquez y Julián García que hubieron de entendérselas con una extraordinaria corrida, brava, encastada y que fue muy aplaudida en conjunto cuando los seis ejemplares de Diego Puerta iban camino del desolladero.
Una ganadería que hacía su presentación en el coso del Paseo de Zorrilla y que de haber caído en otras manos que les hubieran dado distancia, hubieran evitado esa blandura con que llegaron a la muleta.
Fue para mí, la corrida de esta feria. La corrida de más y mejor trapío, la de más bravura, no exenta de nobleza.

En el toro que “echó mano” a Andrés Vázquez, el encargado de lidiarlo, Miguel Márquez, realizó una faena encimista, pero carente de aguante, con pases sobre ambas manos tanto en pie como de rodillas.
Mató de una estocada caída que le valió el premio de una oreja.

El segundo oponente, tercero de la corrida llegó bastante aplomado a la muleta debido a que de salida se estrello destrozando materialmente la barrera para seguidamente saltar al callejón cayendo de mala manera.
Por si encima esto fuera poco, el picador se agarró en las dos entradas en la paletilla, destrozándo el cartílago de prolongación escapular con lo que el animalito hubo de realizar verdaderos esfuerzos para seguir la muleta a causa del dolor experimentado.
Miguel Márquez tras brindar al público, realizo un faena de amor propio que llegó al público vallisoletano prolijo en valorar las ganas de triunfo.
Recibió aplausos y salida al tercio cuando acabó con el astado de pinchazo y media estocada.

Al quinto de la tarde Miguel Márquez lo lanceo con brillantez de salida.
Tras brindar a la Reina de la Fiestas y damas de honor, realizó una faena a base de tandas aseadas de redondos y naturales donde el encimismo fue la nota predominante. Nunca dio distancia al astado tratando de aliviarlo. No obstante el público lo aplaudió durante la faena y le concedió por la misma una oreja a pesar de que lo finiquitó de varios pinchazos y una media estocada final.

Julián García, tiene de todo como en “botica”. Unas veces estuvo demasiado torpe, otras valiente y otras aseado.
En su primero, que lucía unos enormes pitones, no se arredró y lo toreo incluso con cabeza para que la música sonara durante sus serie de pie y de rodillas.
Finalizó de pinchazo, descabello y pitos.

A su segundo, un toro de enorme trapío, lo lanceo con brillantez y torería.
Su faena transcurrió entre lances de rodillas en silla y sobre la arena. Faena en la cercanía a base de derechazos, naturales, giraldillas que encandilaron a parte de la solanera, al transcurrir la faena en la zona de toriles.
Mató de una estocada, donde realizó perfectamente la suerte, y un descabello, pidiéndose la oreja.

Al último de la tarde, Julián García, le realizó una faena meritoria sobre la mano izquierda. Todo valor, exceso de barullo y falta de estilo.
Al matar de tres pinchazos, uno hondo, fue despedido con aplausos.

No estuvieron bien los del castoreño. Destacó en banderillas Miguel Montenegro.
En la información gráfica de la corrida destacaron unos apuntes rápidos a lápiz que por su interés reproduzco para que lo vea mi buen amigo Andrés Vázquez a quien el veterinario de su pueblo se lo enseñará a través de Internet cuando entre en este blog del que me consta que es seguidor. Un abrazo para ambos amigos.