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jueves, 15 de enero de 2009

PANORAMA POCO HALAGÜEÑO (I).

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

¡Ya tenemos la temporada taurina 2009 encima!
¡Se va ha desarrollar en medio de una recesión económica por fin reconocida!
Los Empresarios banqueros estos años de atrás estuvieron ofreciendo intereses remunerados al impositor de verdadera vergüenza (2%) mientras ellos pedían a los que necesitaban sus dineros por encima del 7%. Consecuencia: ¡Se hicieron ricos! por mor del poder que da el dinero.
Cuando explota la “burbuja inmobiliaria” y se ven con dificultades para “colocar” los “productos derivados de sus requisas” a los acreedores por incumplimiento de sus contratos, ¡Piden árnica! Y lo curioso es que el Gobierno de España les presta su apoyo.
Los Empresarios taurinos, durante estos años pasados han estado abusando del aficionado-espectador hasta límites rayanos en la ilegalidad. Vean:
¿Por qué nunca había localidades para jubilados (todos aficionados de verdad) cuando se presumía lleno en la plaza?
¿Por qué una localidad de jubilado, cuando lograba conseguirla en taquilla valía 38 euros en una plaza de 3ª?
¿Por qué a última hora siempre se caía del cartel alguna figura de las anunciadas en el abono sin motivo aparente aunque siempre justificado?
¿Por qué tanto toro “pocho” y descastado?
Pues sencillamente, porque durante muchos años han sido verdaderos dictadores en su parcela, en un negocio donde los empresarios banqueros también han colaborado con sus aportaciones de préstamos por unas horas o unos días (los que representaban la venta de entradas). Ahora tratan de poner el “parche” antes de que salga el “grano”, conscientes como son de que la Administración ni les ayudó ni les ayudará a pesar de la buena tajada que saca del cobro de IVA, porque es consciente que difícilmente tendrá que recurrir a ellos en su carencias económicas con fines electoralistas, ya que cuenta con los bancos para solucionar el problema.
Total que finalmente han de seguir auto gestionándose y aportando los cerca 1.800 millones de euros en concepto de impuestos, además de colaborar en el florecimiento de las ciudades en concepto de ganancias derivadas de los negocios de restauración durante la duración del ciclo taurino.
Sí, es posible, que consigan alguna rebajita en el pliego de condiciones de las nuevas contrataciones por aquello de que las plazas de propiedad municipal cuenta con esos ingresos y necesitan arrendarlas con la finalidad de cubrir presupuestos. E incluso algún empresario avispado, si en los años precedentes ha dejado contenta a la Corporación Municipal en cuestión de festejos taurinos, pueda lograr la rebaja del contrato que aún tiene en vigor y ha de cumplir.
También es posible que logren rebajitas en el precio de los toros y en los servicios de los toreros, pero eso sí de los toros procedentes de las nuevas ganaderías que han surgido consecuencia de aquellos adinerados con afán de proyección social y de los toreros que no están en la “cresta de ola”.

































Nunca podrán con los ganaderos propietarios de los toros que dan espectáculo por aquello de ser demanda de las figuras taurinas con las que tampoco podrán puesto que son los que llevan público a las plazas.
Lucharán por ello puesto que es su “modus vivendi” y no tendrán más remedio que acudir a los concursos de adjudicación, si bien habrá una depuración de empresarios como habrá depuración de ganaderos, quedando los más fuertes entre los primeros y los de dinastía entre los segundos, por aquello de ser los propietarios de la verdadera semilla brava. ¿Será beneficioso a la larga? Puede que sí, pues depurará muchos males de nuestra Fiesta.








Dependerá su pervivencia de cómo transcurran los primeros encuentros taurinos de la temporada. Los festejos de Ajalvir y Valdemorillo serán el termómetro que marque la temperatura de lo que ocurrirá en las ferias de los pueblos de España y las ferias de Valencia y de Castellón, marcarán las pautas de las ferias taurinas de las capitales de provincia españolas, debido a que las ferias de Sevilla y de Madrid no sirven de medida comparativa por aquello de vivir prácticamente del abono que al ser adquirido generalmente por gente adinerada no sentirán la crisis, si bien de su devenir artístico dimanarán repercusiones emocionales en el sentido de ganas o no de ver toros por parte de los aficionados.








Los aficionados nos tendremos que conformar con ver los festejos de nuestra ciudad y alrededores (que disminuirán en número de manera ostensible), pues es muy posible que la cadena de televisión privada que antes por un módico abono (lo que valía una corrida de plaza portátil) nos permitía ver los ciclos más importantes de España haya de declinar su ofrecimiento, bien en parte por baja de cuñas publicitarias o por falta de abonados.
¡Este es mi análisis y bien sabe Dios que quisiera equivocarme del todo!