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martes, 5 de febrero de 2008

Con motivo de haber leído en un periódico local que el Excelentísimo Ayuntamiento de Tarifa, va a gestionar por su cuenta y el riesgo de todos sus contribuyentes las funciones de la Plaza de Toros, no quiero dejar pasar la oportunidad que se me brinda para dar un ¡señal de alarma! a quien corresponda dar el Vº Bº, sobre las dificultades que supone montar un espectáculo taurino máxime en un lugar donde la climatología tiene prioridad sobre todos los demás “variopintos” y “diversos” factores que intervienen en el complicadísimo mundo taurino.
¿Forma de hacerlo?, pues transcribiendo la crónica que hice allá por el año 2005 a raíz de una corrida que se celebro el día 12 de agosto, donde el éxito artístico fue notable y no sabemos, (aunque lo dudamos) si también lo fue el económico. Habría de responder, el entonces empresario, "Maravilla"
Pues se ha de tener en cuenta que las figuras firman acuerdos con los empresarios con la finalidad de intervenir en el reparto cuando abundan los dineros, mientras que no cobran los honorarios correspondientes a su cache, cuando las pérdidas tienen lugar.

¿Estarán dispuestos a firmar esto con nuestro Consistorio el cual, como mucho les puede firmar dos actuaciones?
Ojo al dato.
¡Va por ustedes!

LO QUE LOS AFICIONADOS VEN EN UNA CORRIDA DE TOROS.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Asistimos en Tarifa, ciudad en la que vivimos actualmente, a una corrida de toros subvencionada por el Ayuntamiento, donde la terna estaba compuesta nada más y nada menos que por ”Jesulín de Ubrique”, Manuel Díaz “El Cordobés” y Javier Conde.


Los dos primeros espadas ataviados con sus correspondientes trajes de luces, mientras que Javier Conde, debió equivocarse de fecha puesto que actuó vestido de goyesco, si bien su cabeza se cubría con la montera. De seguir “esto” así cualquier día vemos a un torero actuar vestido de lagarterana.
El día apareció "calmo de viento” (como se dice por estos lares) si bien a medida que se acercaba la hora de la corrida fue haciendo acto de presencia “don levante”, viento propio de esta zona, que fue arreciando hasta prácticamente imposibilitar un “arte de Cúchares” lucido.
La gente salió contentísima por lo que vio en esta plaza subterránea que, es incapaz de eludir el viento, a pesar de su soterramiento.
Los toros del ganadero local, Joaquín Núñez del Cuvillo, “se dejaron” lo que propicio el contento general.

"Jesulín de Ubrique” en su primer oponente, eligió el sitio donde se acumulaban los papeles y se convirtió en el “rey del temple” pues ni su capote ni su muleta fueron enganchados una sola vez. Mérito grandísimo en tarde donde el viento soplaba con fuerza 5. Mató de una gran estocada lo que le valió el premio de las dos merecidas orejas.
En su segundo un toro que “calamocheaba” por ambos pitones estuvo “dubitativo” tras comprobar como puso por dos veces en apuros a su peón de confianza y pensamos que como al día siguiente actuaba en Málaga en la corrida de FuenteYmbro, optó en principio por "salir del paso".
¡Nos equivocamos del todo! pues de “golpe y porrazo” le dio por primero "domeñar" y luego por “meter en vereda” al “díscolo animal” logrando enjaretarle unas buenas series templadas y expuestas que no llegaron al público, pero si al aficionado, quien agradeció, con una cerrada ovación, el esfuerzo de este cada vez mejor torero al que premió con una merecida oreja.
"Jesulín", quien antes se recibir a su primero y, ante el viento reinante que él por descontado conoce muy bien, optó por mojar en envés de su enorme capote confeccionado acorde con la nada desdeñable altura del torero. Un torero maduro, tanto en conocimientos taurinos como en saber estar en un ruedo.
Manuel Díaz “El Cordobés” no desdeñó esfuerzos ni ganas en sus dos oponentes. Dado que el vendaval impedía hacer toreo de calidad, optó por acudir a “sus cosas” que fueron muy del agrado de la concurrencia.













Es Manuel, un torero que maneja muy bien el difícil capote y que sabe "colocarse" en ese sitio donde los toros repiten.
Luego su simpatía se gana al público que le permite todo lo que se le ocurra hacer. Es un una persona dotada de gran carisma absoluteamente necesaria para triunfar.
Ofreció todo lo que atesora (que no es poco) cortando las dos orejas de su primero y las dos y el rabo de su segundo en medio de una locura colectiva que contagió incluso a la asesoría presidencial.
El mismo diestro llegó a ordenar que se le diera la vuelta al ruedo a su colaborador lo que se llevó a efecto sin que mediara pañuelo azul presidencial.

Javier Conde:se le notaba nervioso. Quizá influyera el que su bella esposa pronunciaba horas después el pregón de las Fiestas de Málaga y él quería y tenía que asistir a tan señalado evento. Por eso a su primer toro no quiso ni verlo. Tras ver el triunfo de sus compañeros, intentó sus “éxtasis escénicos” que no salían porque faltaba voluntariedad. Mató al tercer intento y se le regaló una oreja que paseó en tono semitriunfal por el ruedo.


En su segundo, un “desmochado ejemplar” y aprovechando que el viento amainó por momentos, desplegó su repertorio escénico con esos “pasos de ballet” y esos “pases de pecho” que encandilan a las masas. Entró por dos veces "en trance".
¡Locura colectiva en los tendidos! Cuando Conde se aproxima al burladero doble en busca de la "espada de verdad" escucha las palabras conminatorias a que indulte el toro "puesto que ya el nuevo reglamento lo permite" en boca de un conocido por él, que se tilda de aficionado de élite por aquello de "ver muchas corridas al cabo del año". Palabras que cual "reguero de pólvora" contagiaron a los tendidos de sol que era donde estaba ubicado el toro.
La plaza hervía de entusiasmo y el diestro temeroso de fallar con los aceros, optó por secundar la petición -calentando al público, taurinamente ignorante, que se sumó de forma masiva a tan antirreglamentaria petición- dirigiéndose a la presidencia de manera reiterativa donde el presidente gesticulando le invitaba a que entrara a matar, mientras Conde se negaba una y otra vez escuchando dos avisos presidenciales, que debieron ser tres (a causa del tiempo transcurrido), ante lo cual entró a matar con la suerte de cobrar una gran estocada que tiró al toro fulminante. Momento en que el albero, que ya estaba lleno de almohadillas al protestar para que el toro fuera indultado, fue invadida materialmente por juventud y chiquillería que impedía el arrastre del toro al desolladero. Los tendidos pedían los máximos trofeos (las dos orejas y el rabo) que fueron concedidos.
Hay que reseñar que cuando Conde torea, la plasticidad de cada embroque, sea en un lance de capote o en un pase de muleta, es el "sumum del arte", lo que indudablemente llegaría más a los aficionados si no hubiera tanta exageración y más naturalidad.
Cada momento ante el toro es un cartel digno de ser plasmado por cualquier artista del pincel.













El público asistente no vio muchas cosas tales como:
- La Presidencia estaba ocupada en línea preferente por cinco personas. ¿Quienes eran los dos varones que flanqueaban a Presidente y Asesores?.


- El rabo concedido al diestro “El Cordobés” en su segundo toro no se lo dio el Presidente de la corrida, sino que el pañuelo blanco que apareció en la contera de del balcón presidencial fue expuesto por el asesor taurino.
-Que entre el publico, o más bien ocupando localidades de barrera (que son las reservadas para el Ayuntamiento) hay personas con intereses de amistad que tratando de pagar favores, siempre tratan de indultar toros, y aunque en esta ocasión no lo consiguieron, no dudamos que alguna vez con su reiteración, lo conseguiran. Tiempo al tiempo.
- La mitad de los toros componentes de la corrida no llevaban el guarismo del año de nacimiento.

- Que hasta que el nuevo Reglamento Taurino Andaluz no entre en vigor, previsto para la próxima temporada taurina, momentáneamente no se puede indultar a un toro en plaza de tercera categoría.
- Fue un lleno engañoso ya que el público en muchas zonas de los tendidos, apoyaba su espalda en el respaldo que había de servir de asiento a otros espectadores con lo que hurtaba localidades al aforo total.
¡Alucinamos! Comprobando como un espectáculo que está perfectamente reglamentado sufre tantas transgresiones por parte de los profesionales primero y luego por parte de la “autoridad competente” encargada de velar su cumplimiento.
Nos duele sobremanera tener que denunciar estas cosas, pero estamos seguros que es la única forma posible de que la Fiesta de los Toros no se venga abajo al convertir una corrida de toros en una charlotada.

Luego…¡Nos quejamos cuando la Fiesta es vilipendiada!