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jueves, 15 de julio de 2010

ARTICULO SEMI TAURINO.



Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.



No es el tema toros el que ocupa nuestra jornada en el día de hoy, sino la final del campeonato del mundo en lo referente al deporte rey. Y como en este caso un taurino también es amante del futbol, y en esta final juega la selección española pues a apoyar a los nuestros para que alcancen el máximo entorchado frente a otro gran equipo, con trayectoria brillante, cual es el holandés.
Lo hemos presenciado en un lugar paradisíaco situado entre las poblaciones gaditanas de Conil y Chiclana en un hotel donde todas son atenciones para el cliente haciendo honor al refrán de: “el cliente siempre tiene la razón”. ¡Difícil, pero absolutamente cierto!
Un hotel donde prácticamente casi todos los moradores vestían camisetas de la selección nacional en sus distintas versiones y durante la retransmisión vibraban con el juego de nuestros seleccionados por mi paisano Vicente del Bosque.
En el hall, lleno desde media hora antes del comienzo, un proyector llevaba a una pantalla gigante las imágenes emitidas por una cadena televisiva en medio de los ¡Uis!,¡hu! cada vez que la pelota se paseaba por las inmediaciones del área española. Exclamaciones que aumentaban de decibelios cuando la pelota impulsada por alguno de nuestros jugadores rondaba las proximidades de la portería holandesa.
De vez en cuando algún que otro aficionado más emotivo pronunciaba con fuerza la frase:”Yo soy español, español, español” que era coreada por todos en un arranque patriótico que esperemos dure tiempo y nos inculque el sentimiento nacional de España adormecido durante demasiado tiempo por culpa de las reivindicaciones independentistas que han tratado de ocultar toda generalidad española.
Y cuando Robben, ese futbolista que en el Real Madrid no rindió lo esperado, estuvo a punto de colarnos un gol que Casillas evitó, se hizo ensordecedora la frase ya patentada de: “¡A por ellos, Oe!, ¡A por ellos, Oe!” en ese afán, imposible de hacer llegar a nuestros futbolistas el ánimo suficiente para reivindicar el triunfo de la roja, (como no me hace gracia la llamen), a nuestra selección española.
Me llenó de orgullo comprobar cómo un deporte ¡el futbol! había logrado unir, en un acto más que patriótico, al pueblo español enarbolando esa bandera rojo y gualda tan denostada como casi ocultada medrosamente en su exhibición un tiempo atrás.
Y sentí los vellos de punta por esta reacción nacional al exhibir con orgullo inmenso nuestra enseña que además estaba presente en las camisetas de millones de españoles aficionados y menos aficionados al denominado deporte rey.
¿No deberíamos movilizarnos, aún contando con un número cuantitativamente muy inferior al de los amantes del deporte del balón, los taurinos? Pues se trata ni más ni menos que de nuestra Fiesta más nacional.
Se ha demostrado que con una campaña perfectamente programada se puede llegar a apasionar al español en una determinada parcela y máxime cuando representa un montante económico y social de más de 1.800.000.000 de euros. Campaña que debería empezar a propalar nuestra Real Federación Taurina de España implicando a las Federaciones Taurinas Provinciales y éstas a su vez a las Peñas Taurinas de todas las poblaciones españolas. Luego, todos los blogs taurinos deben escribir artículos de exaltación de nuestra Fiesta. Artículos de calidad para que resulten interesantes y educativos para el lector. Lo mismo harán las revistas taurinas puesto que les va su pervivencia y finalmente las cadenas encargadas de televisar corridas de toros donde deben cambiar las disertaciones del jamón y vino consumido, por lecciones magistrales sobre los lances y pases componentes de la faena analizada en directo sobre la ejecución por personas preparadas y con dotes de docencia.
¡La unión hace la fuerza! Fue un eslogán televisivo que dió sus frutos tiempo ha! 
¿Acaso son los toreros los únicos que saben de toros?¿No hay por ahí algún que otro profesional de la veterinaria, la medicina, la psicología o  las artes, capaz de llevar a los espectadores de una corrida con precisión y conocimiento la narración de lo ocurrido en el ruedo?
Se nos antoja necesaria una evolución en la forma de transmitir corridas de toros. Una nueva manera de hacer “televisión cultural” que diera frescura e innovación al sota, caballo y rey que llevamos padeciendo durante más de dos décadas de retransmisiones de corridas de toros. Unas retransmisiones innovadas que evitaran que muchos espectadores apaguen la voz del comentarista durante la retransmisión.
Una corrida de toros dura como mínimo 120 minutos y hay ciclos de más de treinta festejos, otros de cerca de quince y la mayoría pasan de ocho. ¡Muchos minutos de impacto para teleespectadores! donde escasos segundos impactan de tal manera en el subconsciente que dejan una huella durante tiempo.
Hay que hacer interesantes estas dos largas horas de corrida contando historias de las plazas de toros, anécdotas protagonizadas por toros y toreros, historias y evolución de las ganaderías, comportamiento de los toros según sus estados emotivos influenciables y otras muchas cosas que capten al telespectador para convertirle en aficionado tras el conocimiento de lo que ve en la pantalla.
¡Es difícil amar lo que no se conoce!
¡La España del futbol ganó la guerra mundial del balón! ¿No podrá la España taurina ganar una batallita? Estoy más que convencido que es posible, pero para ello hemos de darnos a conocer en la faceta cultural.
Cuando los aficionados taurinos sean masa y no minorías como ahora, la Fiesta más nacional, la Fiesta española por excelencia tendrá fuerza y se impondrá frente a aquellos que tratan de hacerla desaparecer.
Como amante del fútbol, ese día en el hotel me sentí orgulloso de nuestra selección, y al mismo tiempo sentí envidia sana al comprobar que el impacto taurino en las masas no llega a una perdigonada de sal en comparación con esa bomba nuclear que es hoy por hoy el deporte rey.
Un hotel todo paz y tranquilidad, que con motivo del mundial se vio desbordado por la euforia a que llevó el magnífico fútbol realizado por la selección española, pero donde tras haberse proclamado Campeona de Mundo volvió la calma y sus huéspedes buscaron la paz en la arena de sus calas a las que se accede por escaleras construidas sobre escarpados abruptos.
¡Unas calas tan desconocidas como nuestra Fiesta más Nacional!