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miércoles, 18 de diciembre de 2013

PRINCIPALES COMPONENTES DE LA FIESTA DE LOS TOROS.



PRINCIPALES COMPONENTES DE LA FIESTA DE LOS TOROS.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
EL TORO, principal protagonista de la Fiesta,  que llega a través de un productor quien no es otro que su criador, el ganadero. Ese hombre que se juega su prestigio y su dinero en la consecución y juego de su producto. Producto que ha de dar juego en la lidia, en cuanto a brillantez se refiere, con bravura sostenible y duradera, no  exenta de nobleza, para que sea de las preferencias de los figurones del escalafón que son los que prestigian la ganadería, al solicitarla para la lidia, haciendo subir la cotización.
Luego…condicionaran al ganadero en la producción del toro tanto fenotípicamente como en cuestión temperamental y, en muchas ocasiones le obligan en una selección dirigida, a sacar de tipología a su encaste involucionándole y devaluándole con el paso del tiempo al hacerle caer en un abismo quitaesenciado del que a veces es imposible salir.
Son esas gráficas en picos de sierra que cíclicamente sufren las ganaderías, en cuanto a bravura se refiere, al haber estado seleccionando en el "filo de la navaja" bravura-mansedumbre y olvidarse que, el toro bravo como tal nunca existió, sino que fue una consecuencia del manso seleccionado acorde con unas bases de psicopatía bélica.
EL TORERO, es el segundo protagonista de esta tragicomedia que es la corrida de toros. Ese hombre que, poniendo en juego su vida va a tratar de domeñar a esa fiera de manera artística, sirviéndose de unas telas movidas con oficio y conocimiento de las reacciones, no siempre lógicas, de un animal bravo.
Arte tasado en un precio elevado que es el precio incalculable de una vida al que hay que sumar la regularidad para dar el cómputo final de la cotización.
El torero es un ser que lleva una vida de estrés máximo, derivado de esos viajes agotadores, de ese jugarse la vida, de esa responsabilidad de tener que triunfar cada tarde para que su cachet se mantenga. Estrés que en la plaza se nota en ese sudor nervioso que al quedarse frío, tras la conclusión de la faena, le recorre el cuerpo como si de un fuerte escalofrío se tratare.
Estrés que ahora no tiene tregua puesto que la temporada española se empalma con la americana sureña y continúa en los tentaderos de preparación, donde también el torero se estresa porque ensaya las faenas a realizar en los ruedos ante vacas que también pueden cornear y llevarse la vida.
El torero ha de tener un corazón a “prueba de bomba” porque en la plaza le late a unas aceleraciones fuera de lo normal. Momentos de casi 200 pulsaciones por minuto son demasiadas para no sufrir un infarto. Y así día tras día durante su vida laboral activa que, salvo casos excepcionales como el de “Antoñete” (q.e.p.d) o de “Curro Romero”, suele rondar los veinte años.
EL EMPRESARIO, es el tercer protagonista de la Fiesta de los toros. Se trata de aquel señor o sociedad de señores que exponen su dinero en la ruleta de la corrida de toros a las que seleccionan su montaje con criterios económicos donde tratan de buscar el interés en el aficionado y público asistente y han de jugar con el toro adecuado a las preferencias de los toreros contratados.
Su nombre les viene de que para ellos el montaje de un espectáculo taurino es un negocio, como otro cualquiera, que realiza a través de una empresa creada acorde con las exigencias de la Administración.
La iniciativa privada en la gestión y administración del negocio de los toros arranca el 27 de enero del año 1612, cuando el rey Felipe III concede el privilegio de dar funciones de toros  en cosos cerrados a don Ascanio Manchino en la plaza de toros de Valencia. Pasados tres años este empresario delega su privilegio a favor de su esposa María Bermúdez quien, con fecha 5 de julio de 1622, vende por 22.400 maravedís su privilegio a don Felipe Salas que era el camillero mayor  del Real Consejo de Indias. En el año 1647 el privilegio pasa a manos del Hospital de Valencia por un periodo de veinte años.
Con posterioridad la figura el empresario pasó de “localista” a “generalista” al llevar varias plazas de toros situadas incluso fuera de su provincia como hizo por primera vez  don Bartolomé Muñoz Pichardo alias “Bartolo”. Fue imitado por otros empresarios como don Eduardo Pagés, quien en 1944 llevaba las plazas de toros de Sevilla, Málaga, Algeciras, San Sebastián, Salamanca, Valladolid y Cáceres.
Actualmente no se concibe la explotación de una plaza importante por un empresario solo, sino que está en manos de empresas en que la actividad taurina es una más de un paquete que la constituye. Ahora se juega con los avatares económicos por los que pasa cada empresa. Unas veces pierden, otras ganan; otras no les importa perder porque lo justifican adecuadamente con beneficios. En fin, un verdadero “lío financiero” en el que juegan multitud de factores, en este caso, para-taurinos.
El empresario actual forma parte de una sociedad empresarial formada por una serie de accionistas de los cuales, el más competente en cuestiones taurinas, se erige en presidente,
En síntesis el negocio del empresario taurino consiste en lo siguiente:
-Comprar 6 toros.
-Contratar 3 toreros.
-Dar el festejo.
-Se cobra, se paga.
-Si sobra “algo” son ganancias.
-Si por el contrario, falta dinero, pues…pérdidas.
No es fácil su función, pues ha de lidiar a: ganaderos, toreros, público, propietario o propietarios de la plaza y a las corporaciones municipales.
Naturalmente ha de ganar dinero al ser el organizador del espectáculo.
NOTA: Todos estos datos y otros más precisos y extensos pueden verlos en mi libro titulado “De pronóstico reservado” editado por la Diputación de Valladolid  en al año 2009.
¿A que viene este artículo?
Pues para que los lectores no avezados en este mundo taurino, tengan una guía en que basarse y poder interpretar las vicisitudes por las que pasa la Empresa taurina Pagés de Sevilla, a raíz de las declaraciones realizadas por sus  gerentes; don Eduardo Canorea y don Ramón Valencia en el almuerzo con los medios de comunicación celebrado el 27 de noviembre, donde se analizaba la situación actual del sector taurino de la Maestranza de Sevilla y que el programa taurino de la Cadena Ser saco a antena en una serie de cuñas grabadas tales como:
“No se pueden reducir el precio de las entradas,porque los figurones del escalafón taurino no quieren”
“Tampoco lo quieren sus representantes; Fundi, Gómez Escorial y Juan Diego que para esta empresa no son representativos"
“Juli, Morante, Manzanares, Perera y Talavante eran quienes tenían que haber negociado, pero algunos no tienen los pies en la tierra”
“Los ganaderos lo están pasando mal, pero los más representativos tampoco quieren bajar nada”
“Las cuadrillas de banderilleros se han negado a hablar del tema”
“TVE quiere retransmitir alguna corrida pero gratis”
“Canal + se niega a subir el contrato para retransmisiones”
Tampoco los empresarios logramos unirnos para hacer fuerza, más por el contrario, somos como los alacranes que se pican a si  mismos”
Con estos antecedentes: “Es imposible bajar los precios”
La única solución es: “Disminuir el número de festejos, pero hasta cierto punto”.
Los cinco toreros mencionados se sintieron “agredidos” y decidieron no torear en la Maestranza de Sevilla mientras siguiera al frente de la misma la empresa Pagés.
Eduardo Canorea en nueva rueda de prensa se retracta de lo dicho, pide perdón a quien más ofendió verbalmente, José Tomás y ahora a esperar la reacción de los toreros.
Esperemos que se avengan a razones no sea que les vaya a pasar lo que les ocurrió a los figurones de entonces; “Bombita” y “Machaquito” en el año 1910 en la plaza de toros de Madrid cuando trataron de abusar económicamente del empresario Indalecio Mosquera.
El "repoquer de ases toreros" ha de ponerse las pilas bien cargadas porque por detrás vienen apretando toreros como Manuel Escribano, Juan del Álamo, Joselito Adame, “Morenito de Aranda” y un largo etc que junto a los consolidados David Mora e Iván Fandiño les pueden poner las peras al cuarto.
Cuando la situación económica pinta bastos, todos hemos de apretarnos el cinturón para pervivir y naturalmente el mundo del toro no puede llamarse andana.