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sábado, 21 de julio de 2012

CONCLUSIONES DE LA FERIA DEL TORO EN PAMPLONA.

CONCLUSIONES DE LA FERIA DEL TORO EN PAMPLONA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Acabó la Feria taurina de Pamplona conocida como la Feria del Toro. Repasando los comentarios de la “prensa especializada” existe una coincidencia en considerar que el elemento toro de las tres últimas corridas, coincidentes con la actuación de los figurones del escalafón taurino, va de mal en peor con riesgo de convertir la fiesta en una pantomima intranscendente.
¡No nos rasguemos las vestiduras! pues ya en la década de los años 1960-70, toreros de valor reconocido como fueron Diego Puerta y Santiago Martín “El Viti” públicamente comentaron que: “dado como vienen saliendo los toros en las plazas, se está engañando al público y se malogran innumerables posibilidades a los lidiadores para demostrar su arte y su majeza”.


¡El toro es el principal protagonista de la Fiesta!

Si comparamos la tragedia taurina con la tragedia griega vemos una serie de similitudes. En ambas hay un protagonista que es el personaje sobre el que rece el sacrificio; el antagonista que es su contrario; los agonistas resto de los sujetos del suceso, y el coro, el público que es quien analiza, juzga y sentencia. ¡Toro protagonista y torero antagonista! Binomio indivisible de la corrida. Unidad perfecta del toreo.











La corrida es una conjunción de arte y peligro de ahí que sea el espectáculo más bello del mundo. Requiere un toro en plenitud de edad, trapío y poder que ha de ser criado por el ganadero. Un ganadero que ha de ser inteligente y sobre todo responsable, tomando como base su casta y como norte la gloria de su divisa para dar seriedad a su corrida de toros.


La “burbuja inmobiliaria”, hoy uno de los factores de nuestro derrumbamiento económico, hace unas décadas fue una máquina de generar billetes verdes que cayeron en muchos empresarios sin prestigio social. Prestigio que trataron de encontrar haciéndose ganaderos de bravo. Proliferaron las ganaderías, pero desaparecieron los ganaderos-ganaderos. Estos nuevos “ganaduros” puros chalanes comerciales que cruzan, recruzan sin reparar en la pureza de raza de vacas y sementales. Naturalmente la naturaleza, que es muy sabia, trata de llevar el toro a sus orígenes que no es otro que el toro manso y, si no se hacen las cosas con cabeza y perfectamente, al final todos calvos (léase toros mansos).

Los ganaderos puros son muy pocos y los menos favorecidos por la demanda de sus productos por las figuras del toreo que prefieren el toro bravito al encastado porque es más fácil correr detrás del toro e insistirle para que embista, que correr delante y no poder posicionarse ante el acoso de la expresión de su bravura. Todo ello contando con la colaboración inestimable de unos tendidos que hablan mucho del torero y poco del toro, al desconocer las particularidades del toro en cuanto a su edad, casta, instintos y querencias. Y con este desconocimiento difícilmente podrán apreciar la obra del torero.
Abogamos porque en los ruedos haya riesgo y peligro para que los lidiadores con su valor, inteligencia y técnica torera salgan triunfantes de tan difícil compromiso tras haber llevado emoción y “sin vivir”  a las masas al tiempo que resolución de problemas de lidia para el aficionado, puesto que sin majeza y sin bizarría frente a la muerte, el torero no pasará de ser puro y delicuescente narcisismo  que conmina al aburrimiento, como alguien dijo.
“La fiesta de los toros es hermosa y bárbara, precisamente por bárbara” (doctor Marañón).





EL QUINTO TORO.

EL QUINTO TORO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Durante los años 1965-1966 y 67 en la Revista Fiesta Española, D. Edmundo G. ACEBAL publicó una serie de artículos muy interesantes relacionados con la Fiesta de los toros..
Eran los tiempos, en que la Feria de San Isidro contaba con DIEZ Y SEIS CORRIDAS DE TOROS en las que solo había 2 rejoneadores Fermín Bohórquez y Álvaro Domecq y en las que a pie participaban en tres corridas: Puerta, Camino, “Antoñete”, “El Cordobés”. “El Viti”, “Palomo Linares”, Pedrín Benjumea y “Tinín”. En dos: A, Ordóñez, R. Ortega. A. Hernando, Julio Aparicio. “Litri”, José Fuentes. “El Pireo” y Curro Romero y en una: Curro Girón, V. Valencia. G. Sánchez, “Serranito”. Andrés Vázquez, E. Girón y “Paquirri”. Las ganaderías: Conde de la Corte, Clemente Tassara. Pablo Romero, Pérez Angoso, Atanasio Fernández, Juan Pedro Domecq, Baltasar Ibán, Francisco Galache, Fermín Bohórquez, Alipio Pérez Tabernero Sanchón, Marqués de Domecq, Antonio Pérez, Miguel Higuero, Benitez Cubero, José Luis Osborne y Miura
En uno de ellos que tituló: EL QUINTO TORO realizó una descripción de los modismos típicamente taurinos utilizados en muestro lenguaje vulgar tales como:
-“Que faena me ha hecho”. Para aludir a alguna mala pasada de que hayamos sido víctima.
-“Hay que apretarse los machos”. Cuando haya que afrontar alguna dificultad.
-“Pararle los pies”. Cuando nos referimos a quine se nos “sube a las barbas”.
-“Intenciones de un miura”. Por las personas de mala índole.
-“Ver los toros desde la barrera”. Cuando nos “llamamos andana” ante intervención necesaria.
-“Cortarse la coleta”. Cuando alguien se jubila o retira de una actividad.
Pero, sin duda alguna, el modismo más utilizado dentro de las mismas plazas de toros es el “No hay quinto malo” que se pronuncia cuando pisa la arena el toro que sale en quinto lugar.
Este tópico viene de muy antiguo. Nada menos de: “cuando los señores ganaderos “pintaban algo” en la Fiesta y ejercían potestad sobre sus reses regulando el orden en que aquellos habían de lidiarse y egoístamente procuraban escoger los toros que mejor nota tuvieran en el historial de la ganadería para que fueran lidiados por los mejores espadas, dando lugar así a la mayor brillantez de la lidia para gloria y honor de la divisa”
“Cuchares” intentó oponerse a este “derecho de pernada” de los ganaderos sin conseguirlo, al carecer de fuerza mandataria en el toreo fuera de su revolución. Pero llegó “Guerrita” y como fue un “mandón del toreo” gozó por tiempo de esta ventaje hasta que don Luis Mazzantini primero y después Antonio Reverte se opusieron a tal ventaja. Tras no poca lucha, un 15 de agosto del año 1896 en que toreaban mano a mano en San Sebastián decidieron sortear las reses que a cada uno habían de corresponderle, iniciativa que cundió entre los compañeros quedando establecida como costumbre hasta hoy, aunque algunos figurones la burlen escandalosamente.

La historia se convirtió en cuento, cuando las estadísticas han demostrado que no siempre los astados salidos en quinto lugar han sido los mejores en bravura, docilidad o nobleza y por el contrario muchos quintos toros se han hecho tristemente célebres por haber originado tremendas catástrofes del toreo, desde el momento en que entra el sorteo.
Como ejemplo: Un quinto toro “Lengüeto” mató a Fabrilo en Valencia el 30 de mayo del año 1897. Otro, “Bailador” a “Joselito” en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920. Otro, uno de Lescot a Malla en la plaza francesa de Lunel el 4 de julio de 1920. Otro, “Bombito” a “Varelito” en Sevilla el día 21 de abril de 1922. Un novillo salido en quinto lugar, mató a Juan Ruíz “Lagartija” en Murcia un 25 de junio del año 1922. Un quinto toro “Pocapena” del Duque de Veragua mató Manolo Granero en Madrid el 7 de mayo del año 1922. Otro, “Gallego” de Sotomayor, a Mariano Montes en Carabanchel, el 13 de junio de 1922 y finalmente otro quinto, “Islero” de Miura acabó con “Manolete” en Linares un 28 de agosto de 1947.





Pero los toros de siempre han producido trágicas muertes, salgan al ruedo en el orden que salgan, puesto que su misión es luchar contra el torero y tratar de empitonarle, de ahí que toros que salieron en primer lugar por chiqueros causaran la muerte a toreros tales como: Curro Guilén, “Espartero”, Domingo del Campo “Dominguín” y José Claro “Pepete”. Salidos en segundo lugar mataron a: “Pepete I “ y a Manuel Báez “Litri”. Salidos en tercer lugar mataron a: Punteret, “Gitanillo de Triana” y Pascual Márquez. Salidos en cuarto lugar acabaron con la vida de “El Cano” y Félix Almagro. Sextos segaron la vida del mestizo José Cándido y al hospiciano Florentino Ballesteros e incluso “Barbudo” salido en séptimo lugar mató a “Pepe Hillo”.
Y es que cuando las corridas empezaban a las cinco en punto de la tarde, la salida del quinto toro coincidía con la hora en que el sol, ya de vencida, se derrumba sobre el catafalco de las montañas, dejando las plazas de toros sumidas en una sombra que roba la gracia y la alegría al luminoso festejo, desaparecido o casi - según el avance de la temporada- y es cuando la Fiesta queda desnuda de su escueta emoción y en su estricto patetismo. Hora propicia para que la valentía se acobarde y la cobardía se envalentone, para que los hombres sean menos hombres y las fieras más fieras.