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lunes, 31 de diciembre de 2012

LA SEPTIMA Y ÚLTIMA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.

LA SEPTIMA Y ULTIMA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Los toros de Victorino Martín que pastan en Galapagar (Madrid) despertaron gran expectación y por ello la plaza se llenó hasta la bandera a pesar de que el cielo entoldado presagiaba lluvia.
Y estos astados compusieron una corrida terciada donde destacaron los cuatro primeros toros bravos y nobles. Solamente el quinto presentó algunos problemas y el sexto fue el marrajo de la corrida al acusar sentido.
Estos “inteligentes “ toros de Albaserrada que los hermanos Escudero Calvo vendieron a Victorino Martín, hicieron una buena pelea en varas y tras arrastrar el morro por los suelos durante los lances y muletazos, murieron en los medios con la boca cerrada. Estuvieron con casta casi sobrada a pesar de lo cual fueron verdaderos bombones para el toreo. Toros que llevaban las orejas prendidas con alfileres.
Manolo Cortés (tabaco y oro) en su primero que dio un peso de 489 kilos tras brindar a Paco Camino que se encontraba en un burladero del callejón, realizó una faena carente de quietud, donde solamente consiguió con quietud tres o cuatro muletazos, que acreditaron el arte que atesora..
Mató de pinchazo y media estocada delantera. Su labor fue silenciada.
En su segundo que pesó 471 kilos tampoco el gitano de Gines asentó las zapatillas en la arena, no obstante lo cual estuvo más seguro si bien pecó de ayudarse con el simulado en los naturales. Mató de estocada delantera y descabello al segundo intento. Ovación y Saludos desde el tercio.

Francisco Ruiz Miguel (rosa palo y oro) en su primero un toro con 449 kilos de peso, realizó una faena vibrante en medio de un aguacero que el público aguantó estoicamente porque tenía los "congojos en el cuello" nada más ver a un toro corniveleto al que el diestro de San Fernando recibe con verónicas ajustadas a las que va ganado terreno hasta rematar con una excelente media en el centro del ruedo.
Tras dos varas y dos pares de banderillas Ruiz Miguel sin zapatillas, tras brindar la muerte del toro al respetable, se va a por el astado, atornilla los pies en el barrizal y se pasa una y otra vez al victorino por la barriga en unas series de pases largos y profundos. Cuando se paran toro y torero la ovación es atronadora. Otra nueva serie en medio de la angustia de los espectadores que temen el resbalón y la cornada. Al rematar la serie otra gran ovación. El público angustiado pero Ruiz Miguel como si fuera un novillero que empezara, más series de muletazos metido entre los pitones. Cuando al final dobló el victorino de un estoconazo en las péndolas el público pidió las dos orejas que presidencia concedió justamente. Se pidió el rabo que fue intercambiado por dos vueltas al ruedo sin que nadie del público abandonara las localidades de los tendidos a pesar de calarse hasta los huesos. ¡Había merecido la pena ver una faena emotiva y seria de un torero con agallas!
En su segundo un toro con 517 kilos, bastote y fuera de tipo que suscitó rumores entre los buenos aficionados de los tendidos que vieron la implantación del hierro demasiado reciente y pensaron que Victorino había repescado un toro de otra ganadería. El toro carecía de codicia y se dejaba hacer, por lo que Ruiz Miguel se metió entre los pitones y acabó asustando a público y al toro.
Mató de un estoconazo hasta las péndulas en el sitio y se le concede una oreja que pasea triunfalmente en medio de la lluvia pertinaz.
“El Niño de Aranjuez” (azul purísima y oro) a su primero que dio en tablilla 487 kilos, después de pararle bien de capote le instrumentó una buena faena de muleta en varias series que fueron aplaudidas. ¡Un gran toro! que estuvo por encima del torero
Mató de pinchazo y gran estocada en la yema que le valió la oreja que presidencia concedió tras petición unánime del público.
En su segundo que pesó 471 kilos y que fue el marrajo de la corrida bastante hizo con estar delante y aliñarle. Mató de pinchazo y estocada siendo aplaudido.
También Ruiz Miguel Y “El Niño de Aranjuez” brindaron a Paco Camino que ocupaba burladero junto al Excmo Sr. D. Ángel Campano Capitán General de la VII Región Militar y Pablo Barrigón amigo del diestro de Camas.

sábado, 29 de diciembre de 2012

LA SEXTA CORRIDA DE LA FERIA YAURINA SAN MATEO DE VALLADOLID 1980.



LA SEXTA CORRIDA DE LA FERIA TAURINA SAN MATEO DE VALLADOLID 1980.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
La corrida estrella de este ciclo taurino fue, salvo en el aspecto económico, (lleno hasta la bandera) un verdadero fiasco. ¿Culpable? El veedor de la casa Chopera, que no supo elegir para los pupilos de su cuadra de matadores, los toros adecuados para que pudieran lucir el arte que indudablemente atesoran.
Los toros de doña Eusebia Galache de Cobaleda conformaron una corrida seria, gorda y difícil que se les indigestó a estos "figurones del escalafón" acostumbrados a torear babositas que no les miden de manera sorda y que son dechado de nobleza en las embestidas. Los galaches fueron toros bien presentados y con pitones, que pelearon en caballos más de lo habitual y que al llegar a la muleta, se tornaron es ásperos e inciertos.
Con este material estos toreros, calificados como figuras, que han sido molestados en algunos momentos por el viento, no han podido con ellos acostumbrados como están a torear de continuo toros pochos y tontorrones. Los toros con problemas les saca sus miserias que no son otra cosa que su carencia de recursos para solventar las dificultades presentadas. Si a todo esto se suma la falta de ganas, pues...eso: ¡Desencanto general que acaba en almohadillazos desde los tendidos!
Dámaso González (azul eléctrico y oro) en su primero, un bonito toro de 523 kilos, se mostró muy desconfiado en todo momento. Muy lejos de esas faenas encimistas que le hemos visto cuando el material es el adecuado.
A la hora de la verdad, pinchazo hondo y descabello al segundo intento. La música de viento apareció en los tendidos.
En su segundo, un toro astifino con 490 kilos, se asustó del todo, cuando hirió, en banderillas, a su hermano Julio González que sufrió “Una herida inciso contusa en escroto que disecó ambos testículos” y pendiente de confirmar posible fractura de costillas, el diestro albaceteño cortó por lo sano y comenzó a aliñar a su enemigo para seguidamente recetarle una estocada que acabó con el astado. El silencio fue la nota dominante.
José María Manzanares (azul y oro) en su primero un toro de 529 kilos, estuvo sin quietud y con excesivo miedo. Falto de sitio daba penita ver al alicantino a merced de su enemigo. Mató de un bajonazo y la bronca fue de época.
En su segundo con un peso de 552 kilos la faena transcurrió en medio de almohadillazos por parte del público que se indignó con el comportamiento del alicantino, al que siguió acosando durante la faena del Capea al último toro de la corrida, lanzándole almohadillas al callejó desde las localidades próximas a él. Fue una faena de toreo por la cara. Mató al toro de un pinchazo sin soltar y media al encuentro. Grandísima bronca.

Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea” (turquesa y oro) en su primero un toro con 470 kilos, que era el de menos peso de la corrida, no logró acoplarse con el toro, ¡un toro! que le correspondió en turno.
Lo mató de media estocada y escuchó pitos.
En su segundo, último de la tarde con 576 kilos, “El Capea” salió a jugársela a pesar de que el enemigo se paraba, medía y probaba en cada embestida. La decisión inicial duró poco y acabó aliñándole al ver el peligro que representaba. Lo mató de media estocada en lo alto y fue premiado con una bronca porque el público consideró que había estado muy por debajo de su oponente.
A la salida de la plaza el sentir general del público es que estos figurones del toreo son unos pegapases a los toritos de carril, pero que demuestran no ser matadores de toros, cuando se enfrentan a verdaderos toros con poder y dificultades.

jueves, 27 de diciembre de 2012

LA QUINTA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.


LA QUINTA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1980.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Cualquiera que se limite a leer los titulares de los periódicos locales de Valladolid respecto a la corrida del día 18 de septiembre seguro que recurrirá al aserto tan taurino de: “No hay quinto/a malo”, pero si después pregunta a los buenos aficionados “caerá del guindo” y verá que las SEIS orejas cortadas a los blanditos toros sevillanos de Ramón Sánchez, fue un puro espejismo.
En medio de un ligerísimo vientecillo que en parte mitigó el insoportable calor de la tarde, la plaza se llenó hasta la bandera. Llenó que propició el diestro Francisco Rivera “Paquirri” por eso de ser un torero mediático que encanta a las féminas.
Las  mujeres acudieron en masa a ver al diestro barbateño de los ojos verdes y, naturalmente muchas de ellas arrastraron a sus parejas aunque no fueran ni unas ni otros aficionados a esta Fiesta.
Con esta “gente” en la plaza, los trofeos se prodigan como rosquillas aunque los merecimientos de los toreros no fueran los adecuados para conseguirlos. Aparecen los pañuelos de manera masiva y el presidente no tiene más remedio que conceder el primer trofeo por aquello de que “Es del público que lo pide”. Luego aparece el jolgorio en los tendidos. Éste se contagia y por simpatía, como de una traca de explosivos de tratare, va de mujer a mujer, de fila a fila, y finalmente toda la plaza se contagia y los trofeos van cayendo hasta completar un número que nada tiene que ver con lo realizado en la arena.
Siempre se ha dicho que el valor de las faenas va acorde con los toros que se tiene delante y ayer concretamente los toros eran terciaditos, pobres de cabeza, pochitos de salud y derrengaditos, aunque con la virtud de ser nobles y bravos. Según el ganadero, el causante de las caídas era un semental viejo que no ligó con determinadas vacas y que únicamente trasmitió sus virtudes a un toro de la corrida, concretamente a el 5º.
Las reacciones de torero y toro en las mentes de mujeres no aficionadas son de lo más curioso. Si el torero se pone de rodillas: “que valiente es el tío”, si el toro se cae:”que bondadoso es el toro, que no quiere coger al torero”.
El tercio de banderillas fue de los más celebrado por este público “lerdo en tauromaquia” donde dieron valor a las carreras de los toreros banderilleros ya que “debieron cansarse mucho” y seguro que cobrarían más que Emílio Muñoz al que consideraron como “un flojo” por no poder garapullos.
Francisco Rivera “Paquirri” (azul y oro). En su primero, un toro con un peso de 467 kilos, tras poner tres pares de banderillas, en medio de carreras desenfrenadas que encantaron a la concurrencia, pasó a la faena de muleta que fue efectista pero donde no hubo un solo pase bueno. Mató de una estocada tendida. El público pidió la oreja de manera mayoritaria y el presidente como no podía ser de otra manera, la concedió.
El delirio de las mujeres en la vuelta al ruedo donde hubo gritos de ¡Guapo!,¡Guapo!
En su segundo con un peso de 455 kilos, protagonizó otro tercio espectacular de banderillas invitando a que su compañero Esplá pusiera su par vestido con los papelillos blancos, mientras “Paquirri” pareó con las banderillas vestidas con los colores de la bandera nacional. Carreras a todo gas para ir al encuentro del toro, en las que ganó el alicantino.
Brindis al señor alcalde de la ciudad y una faena de muleta con muchos pases en los que no hubo uno solo con calidad. Sus fans entusiasmadas y vociferando piropos en cada pase. En la primera entrada logra una estocada atravesada. En la segunda media estocada en el sitio que tumba al toro.
Petición mayoritaria de oreja y el presidente que nuevamente concede.
Luis Francisco Esplá (tabaco y oro). Nada de capote a su primero un toro con 440 kilos. Banderillas puestas a velocidad supersónica, con carrera hacia delante, hacia atrás, parones, arreones etc etc que enloquecieron a la masa.
Con la muleta serie de trapazos sin quietud alguna que aburren a los aficionados pero que entusiasman a los espectadores. Mata de estocada en la yema de efecto fulminante. Saluda desde el tercio.
Su segundo con 466 kilos de peso. En banderillas invita a “Paquirri” y ambos protagonizan un tercio de banderillas que vuelven a encandilar a la masa.
Con la muleta trapazos y más trapazos instrumentados a toda velocidad. Como mató de media estocada en la yema la concurrencia pidió la oreja que presidencia concede.
Emílio Muñoz (tabaco y oro) en su primero un toro con 472 kilos, a pesar de equivocarse en la elección del terreno, logró algunos muletazos buenos.
A medida que iba transcurriendo la faena, el toro que tenía casta, pedía la pela en los medios de ahí las dificultades en que puso al torero sevillano que no pudo con su oponente después de dos desarmes. Un pinchazo hondo tumbó al toro. La gente encandilada pidió la oreja que presidencia concede.
En su segundo con un peso de 468 logró cinco naturales limpios si bien fueron ejecutaos fuera de cacho.
Serie de pases regulares junto a otros sin calidad alguna. Nunca mandó al toro peo como mató de una estocada que tumbó al toro se pidieron las dos orejas que presidencia concede.
¡Sucedió como les cuento así que ustedes juzguen!

martes, 25 de diciembre de 2012

LA CUARTA CORRIDA DE TOROS DEL CICLO FERIAL SAN MATEO VALLADOLID 1980.

LA CUARTA CORRIDA DE TOROS DEL CICLO FERIAL SAN MATEO VALLADOLID 1980.
Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.
Cuando estábamos en el bar de la plaza de toros del Paseo de Zorrilla en espera de conocer las características de la corrida recompuesta a lidiar por la tarde, Alfonso Navalón nos comunicó la muerte, en la tarde de ayer, del crítico taurino D. Antonio Díaz Cañabate. Ese abogado que tras aprobar las oposiciones de Secretario Judicial no encontró acomodo en ninguno de sus destinos, porque sencillamente no le gustaba la profesión que estudió, como él decía,. “por no saber que estudiar”.
Contactó con el pintor y escritor francés André Villeboeuf quien como corresponsal de el periódico “Le Figaró” había venido para escribir unos artículos sobre el momento político español y como le faltaba tiempo se los encargó a Antonio momento en que comienza a colaborar con la prensa francesa.
Al acabar la guerra civil española Antonio Díaz Cañabate no tiene más remedio que trabajar para poder sacar adelante a la familia y comenzó a escribir instigado por su gran amigo José María de Cossío con quien colaboraría en el quinto tomo de Enciclopedia “Los toros” de Espasa.
“Historia de una taberna” e “Historia de una tertulia” son sus primeras obras antes de entrar en el mundo del toro, hacerse partidario de los toreros Vicente Pastor y Domingo Ortega y comenzar a escribir crónicas taurinas para el periódico “ABC” que leía ante los micrófonos de Radio Madrid por petición de su primo Antonio Garrigues, peso pesado de la cadena de radio.
Descanse en paz el inventor de “el rincón de Ordóñez” o la “mandanga de Paco Camino” que formó parte de ese repoker de ases de críticos taurinos integrado por Gregorio Corrochano, “Clarito”, Federico Alcázar y Celestino Espinosa Capdevila.
Por la tarde la corrida del miércoles 17 de septiembre con 4 toros de los Hermanos Martínez Uranga y 2 de Antonio Pérez será lidiada por los diestros Sebastián Palomo Linares, Tomás Campuzano y Juan Antonio Ruiz “Espartaco” que se presentaba en este coso como matador de toros.
Había habido cambios importantes en el cartel anunciador puesto que desde el día anterior se sabía que no vendría “El Cordobés” consecuente a que la herida sufrida en Quintanar de la Orden no termina de curar y ha retrasado la recuperación, no pudiendo actuar ni ayer en Salamanca ni hoy en Valladolid. Los toros tampoco son los anunciados, pues de los seis de D. Antonio Përez solamente quedaron 2 y los otros cuatro serán de los Hermanos Martínez Uranga.
Casi lleno en una tarde calurosa.
Una corrida en la que al final aparecieron en la arena tres ganaderías ya que el segundo toro de la tarde perteneciente a la ganadería de D. Antonio Pérez con 440 kilos al saltar al ruedo era tan corto de trapío que hubo de ser devuelto ante las protestas del público y sustituido por otro de la ganadería de doña Eusebia Galache. Toros desiguales en presentación, pitones y bravura y que únicamente coincidieron en recibir un solo puyazo.
Palomo Linares (blanco y plata) en su primero que mostró en tablilla un peso de 491 kilos, realizó una faena de muchos pases de los cuales solamente merecieron la pena dos o tres por resultar limpios y artísticos. El toro era muy soso pero noble.
A la hora de matar Palomo se volcó en el morrillo y salió rebotado del encuentro, por lo que el público le obligó a dar la vuelta al ruedo tras el saludo desde el tercio.
En su segundo con un peso de 510 tomó excesivas precauciones ante un toro que tenía verdadero peligro. Lo mato de pinchazo hondo y descabello al tercer intento por lo que recibió pitos.
Tomás Campuzano (verde y oro) en los comienzos de faena a su primero de 530 sobrero de Eusebia Galache que brindó al actor Tomás Zori, hubo buenas maneras que hicieron concebir esperanzas para desvanecerse pronto ya que los pases no dijeron nada. Una faena de medio centenar de pases en la que el toro se fue sin torear como lo demostró al presentar enormes dificultades para cuadrar en la suerte suprema.
Horrendo en la suerte suprema donde necesitó de cuatro pinchazos, estocada atravesada y descabello al tercer intento. Aviso y saludos. Recordaron la buena actuación del dñía anterior.
En su segundo con 535 kilos de peso, estuvo a la defensiva en todo momento. Ni un pase.
Mato de pinchazo y media estocada y su labor fue silenciada.
“Espartaco” en su primero un toro con 470 kilos faena de aliño Mató de un bajonazo y su labor fue silenciada.
En su segundo un torazo con 610 kilos. Calentó al público en los tres muletazos de rodillas con que inicio la faena de muleta Luego estuvo voluntarioso por lo que tras acabar con su enemigo de pinchazo, estocada caída y descabello fue aplaudido.

domingo, 23 de diciembre de 2012

JUAN JOSÉ PADILLA, TRIUNFA EN MÉXICO.

JUAN JOSÉ PADILLA TRIUNFA EN LA MÉXICO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Tras recibir la noticia de que su ojo no va a recuperar la visión y que es necesario, para evitar complicaciones, enuclearlo, Juan José Padilla fue a cumplir sus compromisos americanos y en la primera comparecencia en la Monumental de México de la calle Insurgentes, triunfó con rotundidad.
Se trataba de la novena coorida dee la temporada mexicana. Una buena corrida de Villa Carmela en la que alternaba con dos diestros mexicanos; Federico Pizarro y Joselito Adame.
Luce un terno nazareno y oro.
A su primero lo torea magníficamente por verónicas para, tras recibir un puyazo, ir a banderillas con dos pares en las manos adornados con los papelillos de los colores de Jerez (blanco y azul) y otro con papelillos blancos. Uno se lo ofrece a Joselito Adame.
Va por delante Padilla quien en el momento en que toma el par el público reacciona con entusiasmo, luego el par resultaría caído. Joselito Adame con unas banderillas adornadas con los papelilllos blancos prende un excelente par y cierra tercio Padilla con un excelente par al violín. Al final ambos matadores son despedidos con una gran ovación.
Padilla, tras solicitar el permiso a Presidencia, se va al centro del ruedo para brindar la faena al público de la Monumental. Tras depositar con mimo la montera sobre la arena del ruedo, se va en busca de su enemigo.
La faena la comienza muy cerrado en tablas con cuatro pases por alto con la pierna izquierda flexionada, que remata, tras esperar mucho la embestida del toro, con un pase de pecho.
Saca al toro con pases de tirón fuera de las dos rayas dispuesto a iniciar el toreo al redondo. Excelente serie de tres redondos que remata con el de pecho sobre la mano derecha.
Tras distanciarse del toro, se va acercando a él artísticamente con la muleta portada en la mano derecha. Un molinete a la salida del cual se queda posicionado para seguir el toreo al redondo. Serie de tres excelentes redondos que, tras martinete, remata con un pase de pecho en el que el toro se para debajo de la axila del de Jerez, pero que Padilla aguanta sin inmutarse.
Muleta en la mano izquierda dispuesto a torear al natural. Excelentes naturales dados de uno en uno porque el toro no repite. Remata con un pase de pecho sobre la mano izquierda seguido de un desplante colocando el estaquillador sobre el testuz del toro.
Toro nada fácil pero con el que Padilla ha estado sobrado.
Un pase de pecho sobre la mano derecha y se queda muy quieto a la salida aguantando al toro para seguir toreando con la derecha. Metido prácticamente entre los pitones el toro da un arreón y Padilla ha de esquivarle para que no se lo lleve por delante . El "ciclón de Jerez"se envalentona y le administra un redondo lentísimo que remata, tras martinete, con el pase de pecho sobre la mano derecha. Cuando se retira del toro recibe una clamorosa ovación.
Nuevamente se va en busca del toro. Un trincherazo a la salida del cual queda colocado para el toreo al redondo. Un invertido completo que enardece al público. Circular completo finalizando haciendo el péndulo ante la cara del toro. Muy valiente Padilla aguantando cuando el toro se le para en medio de la suerte. Finaliza con un martinete al que sigue un desplante de rodillas que emociona a los tendidos de la México.
Serie de naturales mirando al tendido en medio de los olés del público. Molinete y desplante besando el testuz del toro.
Cuando se dirige a buscar el estoque de matar recibe una gran ovación. Toma el estoque le hace el asiento sobre la contera de la barrera y se va a por el toro. Serie de cuatro manoletinas finalizadas con un excelente derechazo al que sigue un abaniqueo y un adorno torero. Nueva grandísima ovación.
Padilla busca la igualada del toro. En terrenos muy cerrados a tablas y en la suerte contraria entra muy derecho y logra un pinchazo hondo que uno de los banderilleros saca por medio del capote. Nueva entrada en la suerte contraria y ahora consigue una estocada casi entera ligeramente tendida, de la que el toro dobla. Se pide el trofeo de manera mayoritaria y el presidente concede la oreja.
Padilla en el primer toro de Josetio Adame, al ser invitado a poner un par de banderillas, arranca subido en el estribo..Ccuando el toro se arranca, le gana la cara y coloca un excelente par de banderillas.
En su segundo que es también de Villa Carmela, Padilla lo recibe con cuatro largas cambiadas de rodillas en distintos terrenos del ruedo, ya que el toro de momento ha salido excesivamente abanto. Seguidamente lo ha toreado a la verónica seguidas de chicuelinas en el mismo centro del ruedo que ha levantado aplausos clamorosos en el público.
Lleva el toro al caballo de picar por chicuelitas al paso y finaliza cuando el astado está en terreno del caballo, con lances muy templados sin cruzar. El piquero se agarra arriba. El toro aprieta y Padilla, que lo quiere entero para el tercio de banderillas, solicita el cambio de tercio que el presidente concede.
Toma un par de banderillas con los papelillos de los colores de la bandera de Jerez y se va al centro del ruedo para brindársele al público, quien le tributa una gran ovación.
Cita al toro desde el mismo centro del ruedo. El toro se arranca y va a por él. Padilla le gana la cara y clava el par en todo lo alto.
Toma el segundo par de banderillas. Se sube en el estribo, la cuadrilla le cierra el toro hasta un burladero. Sale hacia las afueras, le gana la cara y clava el par en todo lo alto.
El tercer par lo clava al violín. Al finalizar el tercio, el público le tributa una grandísima ovación.
Padilla brinda a su amigo "El Zotoluco" que ocupa barrera del tendido.
La faena de muleta la comienza de rodillas muy cerrado en tablas con pases por alto en serie de cuatro. Remata con el pase de pecho sobre la mano derecha seguido de un redondo.
Se distancia del toro y con la muleta portada en la mano derecha se acerca al burel. Serie de cuatro excelentes redondos que, tras martinete a un toro que entra bastante rebrincado, remata con el pase de pecho sobre la mano derecha.
Nuevo distanciamiento del toro. Con la muleta en la mano derecha, administra una  nueva serie de tres redondos a un toro muy molesto y peligroso por entrar rebrincado. Sigue con la muleta sobre la diestra y logra una buena serie de cuatro redondos que remata con el pase de pecho sobre la derecha. Gran ovación.
Un pase de las flores le deja posicionado para seguir con el toreo al redondo. Un circular completo que, tras martinete, remata con el de pecho sobre la mano derecha. Gran ovación.
Muleta en la mano izquierda. Serie de buenos naturales a un toro distraído que se niega a embestir. Finalmente remata con el pase de pecho sobre la izquierda y dobla con el de pecho sobre la derecha. Acaba con un desplante torero.
Metido materialmente entre los pitones, trata de seguir la faena toreando al redondo ante un toro que puntea y se niega a embestir. Dos pase por alto y el astado finalmente se raja y toma el camino de las tablas. Padilla se interpone en su camino y lo saca hasta las dos rayas. Allí con la muleta portada en la mano derecha, le administra dos redondos y seguidamente de rodillas, realiza el péndulo para continuar con una serie de pases encadenados por alto y desplante con cabezazo al testuz del toro.
Muy cerrado en tablas va a entrar a matar en la suerte contraria mientras el toro escarba por lo que Padilla lo cambia de terreno. Entra a matar muy cerrado en tablas y muy en corto. Logra más de media estocada de la que el diestro está tan convencido de que el toro está mortalmente herido que no permite que sus peones le capoteen.
El toro dobla y Padilla se va a la centro del ruedo para encandilar al público. Gritos de ¡Torero! ¡Torero! en toda la plaza al tiempo que aparecen los pañuelos en los tendidos de manera mayoritaria. El presidente concede la oreja.
Padilla considerado en México como un torero valiente y cumplidor aunque no muy artista que digamos.
"Los toreros son los últimos héroes antiguos que nos quedan" según frase de José Saramago y Padilla es por el momento el último con que contamos.
Reportaje gráfico de lo realizado por Juan José Padilla en la corrida.