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martes, 25 de mayo de 2010

CONDICIONES A REUNIR POR EL TORO DE LIDIA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

De siempre he entendido que las condiciones que debe reunir un toro de lidia para ser lidiado con posibilidades de éxito por parte del espada de turno son: casta, edad, peso, salud y virginidad tanto en el sentido sexual como en el del toreo.
Casta: entendida en el sentido de linaje. Pues lógicamente los toros de padres conocidos y que fueron bravos, tienen más posibilidades de imitarlos que no los de aquellos considerados como “extraperlistas”. Además los primeros, han sido sometidos a una prueba de tienta a campo abierto y a una alimentación equilibrada que son positivas para proporcionarles valor y fuerza, tan necesarias para que el torero esté seguro ante él, y el espectador se divierta con su lidia.
Edad: la comprendida entre los cinco y los siete años es la mejor, por gozar de fuerza, viveza y coraje, pero reglamentariamente, en la actualidad, está fijada entre los cuatro y seis años para que pesen menos, aprendan con más dificultad las cosas malas realizadas durante su lidia, tengan menos malicia en la suerte suprema, y finalmente en caso de coger al torero, no se ceben con él sin atender a capotes en los quites.
Peso: ¡El justo! El que su caja soporte. Pues un toro flaco no tiene la fuerza y energía necesaria para soportar el maratón de los veinte minutos de lidia, ni la arrogancia e intrepidez para vencer a su enemigo.
¡El peso justo! Pues los excesivamente gordos (acochinados, pasados de romana) no son adecuados para lidiarse con posibilidades de triunfo porque no soportan dos carreras y se aploman en exceso.
Salud: el toro de lidia ha de ser un animal sano. Para ello se le ha incluido dentro de las campañas de saneamiento de las administraciones autonómicas como una raza bovina más.
Ha de estar libre de enfermedades parasitarias tanto internas (tricostrongilidosis, dictiocaulosis, fasciolosis, criptoporidiosis, coccidiosis) como externas (sarnas, pediculosis, miasis, tábanos, garrapatas, tiñas) infecciosas (fiebre aftosa, brucelosis, carbunco sintomático, carbunco bacteridiano, DVB-DM, IBR-VPI, colibacilosis, salmonelosis).
Las administraciones autonómicas organizan campañas de saneamiento periódicas (tuberculosis, leucosis, perineumonía).
Virginidad: el toro de lidia ha de ser virgen. Virgen sexualmente: es decir que el destinado a la lidia no debe cubrir vacas. Virgen en lidia: es decir que no debe haber visto nunca capote alguno para que no mantenga en su memoria la acción de haber sido toreado.
Los toros que son probados para sementales no se les da capote ni muleta, sino que se les prueba a base de ramos de olivo con las cuales y siempre por delante, para ver su forma de embestir. Solo en caso de que supere la prueba se le somete a la suerte de varas y a la de toreo tanto de capote como de muleta.
SONETOS TITULADOS “DOS SEMBLANZAS”.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Cuando “Lagartijo” se retiró del toreo se le dedicaron muchas composiciones poéticas. Una de ellas fueron estos dos sonetos que bajo el título “Dos Semblanzas” le dedicó Manuel Núñez Matute.

I

Lidió con el valor de un espartano;
si no llegó a ser rey de los toreros
matando toros, fue entre los primeros,
el primero, el coloso, el soberano.

El capote de lidia fue en su mano
salvador de infinitos compañeros;
y de los toros, los arranques fieros
dominó con impulso sobrehumano.

En la fiesta en que el pueblo se recrea,
llegar donde otro alguno no llegó,
fue su tenaz, constante, única idea.

El, como César, “vino, vio y venció”…

Si al fin cayó rendido en la pelea,
¡su esfuerzo gigantesco le rindió!

II

Del ancho circo en la candente arena
se destacó gallarda su figura;
ya a nadie es dado rebasar la altura
de que hoy le vemos descender con pena.

Modelo de elegancia, de serena
tranquilidad, de aplomo y de finura,
sólo él causó en el pueblo esa locura
que al héroe y a las masas encadena.

Paseando, llegó donde han llegado
“los pocos diestros que en el arte han sido”…
Sus largas con calor se han celebrado.

¡Hoy se retira, pero no rendido;
tal fue su maestría, que ha logrado
marcharse vencedor, y no vencido!