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jueves, 11 de noviembre de 2010

EL DUQUE DE MAYENNE.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Cuando..., ¡Por aquel entonces los animalistas no habían hecho su aparición! y, por otro lado, de haber expresado su tendencia hubieran tenido problemas con un pueblo decantado por sus diversiones que era apoyado, para conservar su estatus, por sus mandatarios.
Cuando..., ¡Se daba más importancia al hombre que al animal irracional! y por descontado que nunca se pensó el equiparamiento en el trato.
No había personajes que, apoyándose en proporcionar a los animales una vida de bienestar semejante a la de los humanos, trataren de ser reconocidos socialmente y medrar, como ahora, en esta sociedad de mediocridades, mientras por otro lado de desentienden del aborto y de las guerras como pérdidas de vidas humanas.
Era cuando el correr toros no estaba institucionalizado y mucho menos reglamentado, y se hacían verdaderas atrocidades con estos animales.
¡Hoy con la corrida reglamentada, un hombre solo, se enfrenta a un toro en una lucha donde no siempre es el racional el ganador! e incluso, cada vez con más frecuenia, el toro logra conservar su vida mediante el indulto.
Una de ellas era enmantarlos con pólvora y seguidamente hacerlos estallar. Atrocidad que se pretendió hacer el día 5 de julio del año 1612 en la localidad de Aranda de Duero en honor del Duque de Mayenne embajador francés que se trasladó a Madrid con motivo de la boda de una hija de Enrique IV con el infante Felipe (luego Felipe IV) y de Ana de Austria con Luis XIII de Francia. Matizo que se pretendió porque no se pudo llevar a efecto al caer el toro al suelo de una galería, cuando tras abrir una puerta que comunicaba la residencia de Monseñor con la plaza, el toro entró por ella e iba camino de la sala persiguiendo a los curiosos.
Otra era el combate de toros que también se ofreció el 27 de junio del mismo año al Duque de Mayenne en Vitoria y el 2 de septiembre en Segovia en una plaza de talanqueras con andamios de madera en rincones y calles, en honor de este noble y su séquito que presenciaron los espectáculos sentados en cómodos sillones.
"Cuando sale el toro trescientos hombres provistos de dardos comienzan a pincharle y el animal enfurecido ataca a los agresores que le esquivan en sus embestidas. En ese momento entra un jinete que montado a la jineta en un caballo porta dardos. Tras saludar al agasajado se dirige al toro, le clava el dardo que posteriormente quiebra en el flanco al tiempo que esquiva la embestida de la res. Y así durante dos o tres veces, tras las cuales se sueltan los dogos que hacen presa en las orejas del toro hasta inmovilizarle, momento en que uno de los hombres de a pie, le corta los jarretes por lo que recibe una recompensa".
Me llamó la atención el personaje agasajado e indagué sobre su procedencia.
El personaje es Enrique de Mayenne perteneciente a la Casa de Lorena que es la tercera en descendencia procedente de la Primera Casa de Mayenne donde figuraba Aubert de Maine, hijo de Gauzlin III de Maine, Conde de Maine y que es señor de Mayenne por el señor de su esposa Melisenda de Mayenne, hija del Gobernador del Cotetin. Las anteriores fueron la Casa de Avaugour y la de Blois.
A la Casa de Lorena la siguieron las Casa de Gonzaga , Casa de Mazarino y Casa de Grimaldi actual, donde el príncipe de Mónaco, Alberto II lleva el título de Duque de Mayenne.