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lunes, 8 de marzo de 2010

POESÍA TAURINA UNDÉCIMA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Una de las estampas dramáticas de la fiesta brava la escribió Deusdedit Criado en los siguientes versos titulados: “Pobre Consuelo”.

Por fin después de muchas dificultades,
el pobre Malagueño logró su empeño…
Madrid apreciaría sus facultades
cuando viese el trabajo del Malagueño.
De seguro quedaba como un valiente;
el pueblo, entusiasmado, le aplaudiría,
y entre palmas y bravos, luego la gente
en hombros de la plaza le sacaría.
¡Qué ropa! –murmuraba- ¡Vale un tesoro!
Ha de quedarme de ella memoria grata…
¡Qué vestido de luces, azul y oro!
¡Que precioso capote, Corinto y plata!
¡Qué alegre, desde el palco, le miraría
Consuelo, la sultana de sus amores
y con cuánta arrogancia se ternaría
el mantón de manila de mil colores!
Al ver que le aclamaba la muchedumbre,
¡cómo le envidiarían los compañeros,
y cómo ensalzarían, según costumbre,
su valor y su arrojo los revisteros!
Mientras que se estiraba la taleguilla,
todo esto discurría, con faz serena,
después que hubo salido de la capilla,
cuando llegó el instante de ir a la arena.
Iban a realizarse sus ideales
a gusto y a medida de sus deseo;
sonaron los clarines y los timbales
y entre música y palma se hizo el paseo.
Dispuestos los muchachos a la refriega,
cambiaron, dando muestras de nuestra raza,
los capotes de lujo por los de brega
y, al fin, el primer bicho pisó la plaza.
Desde el palco Consuelo, con loco anhelo,
sonrió al Malagueño, llena de gozo;
el, con otra sonrisa premia a Consuelo,
y ella pensó, orgullosa: “’Qué guapo mozo!”
Cuando las otras suertes se habían hecho,
Malagueño, vestido de azul y oro,
una vez dicho el brindis, muy satisfecho,
con estoque y muleta se fue hacia el toro.
Pero por más que hacía por el morucho,
que éste se encontraba bastante huido,
el matador no pudo lucirse mucho,
por lo cual un imbécil, desde un tendido,
queriendo hacer, sin duda, de gracia alarde,
exclamó con voz ronca:”¡Vaya un canguelo!”…
Y al oírse el muchacho, llamar cobarde
Juzgo que era un insulto para Consuelo.
Y volviéndose entonces hacia su amada,
la miró de hito en hito, muy sonriente,
como para decirle con la mirada:
“No dudes, alma mía, que soy valiente…”
Con arrogancia y arte, bien perfilado,
citó a volapié en corto, muy por derecho;
pero el valiente espada quedó enganchado
y una cornada horrible sufrió en el pecho.
Y aquel diestro que estaba tan persuadido
de oír en honor suyo batir las palmas,
convulso y jadeante sintió en su oído
el grito monstruoso de diez mil almas,
mientras con una mano sobre la herida
y la triste mirada fija en el cielo,
pronunciaba estas frases: “¡Madre querida!”..
¡Virgen de la Solana!...¡Pobre Consuelo!

Composición muy típica de la época, en la que la poesía no se permitía licencias de falta de rima y los poetas de altura eran verdaderos creadores de de belleza y los de buena voluntad, influenciados por el ambiente, componían versos como los anteriores, que son ejemplo poético-taurino de una época de la Fiesta.
Deusdedit Criado:- La única información que tengo de él es que fue un autor de zarzuelas tales como:
“A caza de tipos”. Zarzuela en un acto en prosa y verso que escribió en colaboración con A. Várela Díaz y que fue estrenada con gran éxito de público y crítica el 14 de agosto de 1896.
“La Tirana”. Zarzuela en un acto, dividida en tres cuadros en versos. Musicada por Luis Loglietti y Eduardo Arderius estrenada con gran éxito en el Teatro Martín de Madrid el 18 de septiembre de 1901.