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sábado, 28 de marzo de 2009

“INDULTITIS” E “HIPERTROFEITIS” FACTORES DEGENERATIVOS DE NUESTRA FIESTA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

El número de toros indultados a partir de la entrada en vigor del nuevo Reglamento Taurino Andaluz ha proliferado, en el incomprensible mundo de los toros, como la mala hierba en un campo sin cultivar. ¡Ya lo pronosticamos en su día!
Y es que cuando falta cultura taurina para comprender la verdadera importancia de la suerte de varas, todo lo demás viene por si solo como arrastrado por la sinrazón.
Es la suerte de varas el eje de la lidia debido a sus tres cometidos:
-Descubrir las cualidades bravas del toro.
-Ahormar la cabeza del toro en la embestida mediante la rotura del ligamento que desde el occipucio discurre y une las apófisis espinosas de las vértebras (ligamento supraespinoso), pues al romperse, cuando la puya cae en el mismo centro del cerviguillo, impide el cabeceo del toro. Restar poder a la embestida mediante la sangre perdida a consecuencia de la herida producida en el morrillo.
-Crear belleza cuando el toro se arranca de largo, aprieta sin cabecear e incluso romanea en un espectáculo de incomparable belleza.
Suerte de varas que requiere que matadores, subalternos y picadores, cada uno en su quehacer, ocupen su sitio y realicen la suerte correctamente por derecho, sin ventajas y midiendo el castigo a propinar al toro.
La máxima de la suerte de varas es que no se premiará a ningún toro que no haya recibido como mínimo cuatro puyazos, puesto que el primero le denomino como el de “contacto con lo desconocido”, el segundo es el de “averiguar que pasó en el primero”, el tercero es el de “querer repetir experiencia dolorosa” y el cuarto es el de “querer vencer al castigo” propio de un verdadero toro con posibilidades de optar al indulto.
Como quien indulta un toro es definitivamente el Presidente de la corrida, él es el responsable del indulto. En muchas ocasiones transgrede el Reglamento al no ejercer su función de Presidente en funciones con precisión, justicia y acierto al dejarse influenciar por las presiones de ese público, ignorante en su mayoría, protestón que se ha decantado por la demagogia del torero de turno.
Un Presidente falto de carácter y criterio que se ve arrastrado por un público que generalmente azuzado por unos pocos muestra su deferencia hacia un toro que le ha divertido en la faena de muleta y le premia con el perdón de la vida en la plaza.
Público que ¿quizás puede haberse visto influenciado por los movimientos antitaurinos? Puede.
¿Es acaso el indulto el premio al mismo toro en sí por haber tenido un buen comportamiento en plaza? No. Se le perdona la vida para que, tras la curación de sus heridas, vaya a cubrir vacas al campo en el fin del indulto para mantener la casta y bravura en la cabaña brava y en definitiva en la conservación de la Fiesta que tiene como fin primordial preservar la bravura.
¿Se alegran los ganaderos cuando se les indulta un toro? Pues…no todos los ganaderos y me explicaré:
Algunos se alegran mucho, sobre todos los ganaderos de nueva generación y no de dinastía, los señores ganaderos, incluso llegan a propiciar el indulto a través de personas afines a sus intereses, porque el indulto conlleva que los medios de comunicación taurina e incluso los generales, cacareen el acontecimiento lo que sin duda alguna prestigiará a la ganadería como santuario de bravura. En cambio otros, los ganaderos de dinastía es decir los ganaderos de toda la vida, los ganaderos señores, pues…no mucho porque el indulto de un toro les ha descubierto su equivocación al no haberlo elegido como semental y mandarlo a una corrida convencional, aparte de que ellos tienen programado su calendario de mantenimiento y acrecentamiento de bravura y posiblemente ese nuevo toro indultado, que fenotípicamente no estaba en el tipo que ellos han preconizado, no les represente nada cuando tampoco están seguros que vaya a transmitir su bravura demostrada en la plaza a su descendencia. Por otro lado como profesionales de la cría de ganado bravo son conocedores de esa teoría más o menos científica que aboga porque las vivencias experimentadas durante la lidia se transmiten a su descendencia y eso…bueno no es.

Como detalle para el recuerdo señalar que en la temporada 2007 se indultaron 24 toros y 13 novillos.
En la temporada 2008 se indultaron 15 toros.(Dos en plazas de 1ª, Barcelona y Dax).
El matador de toros que más toros ha indultado hasta el momento es Enrique Ponce con 32. De los 19 que indultó en España ninguno en plaza de 1ª, pues el indultado en Málaga fue cuando dicha plaza no tenía esta categoría. Categoría máxima que adquirió con la entrada en vigor del nuevo reglamento taurino andaluz.
El otro punto a tratar es el de la facilidad en la concesión excesiva de trofeos (Hipertrofeítis). También el responsable es el Presidente del festejo que en muchas ocasiones, como suele ocurrir en las plazas de 3ª, no está suficientemente preparado para cumplir esa función, pero en las plazas de 2ª y 1ª... ¿por qué se "mete la pata" con más frecuencia de lo aconsejable? Cierto que el Reglamento contempla que la primera oreja la concede el público con su petición mayoritaria, pero la segunda son ellos, los presidentes, los que han de concederla y por ende han de sopesar muchos factores hasta completar ese protocolo de concesión, que llevará como poco los apartados siguientes respecto al comportamiento de el toro:
-Forma de rematar en los burladeros.
-Manera de meter la cara a las telas.
-Número de entradas al caballo de picar, puesto que no se debe premiar ninguna faena en la que el toro no haya recibido al menos tres puyazos, con lo que sentado este precedente, ya se cuidarían los matadores que los puyazos fueran breves y en el sitio que no destrozaran al toro. Si bien esta importante suerte cuenta con la animadversión hacia la misma de un público no aficionado en su mayoría que si por él fuera quitaría de la circulación a los picadores.
-Forma de perseguir a los banderilleros tras la consumación de la suerte.
-Duración de embestida a la muleta.
-Forma de cuadrar ante la muerte.
Y por parte del torero:
-Hacer todo como mandan los cánones. No pasándose de tiempo en la ejecución de la faena para que no suene un aviso que sería determinante para la no concesión automática de trofeo alguno.
-Tener muy encuenta la ejecución de la suerte de matar como suerte suprema que es.
Y así teniendo todos estos puntos muy claros le importaría un bledo las opiniones vertidas por los medios de comunicación sobre su actuación. Medios que en la mayoría de los casos están de parte de la empresa, ganaderos y toreros porque al fin y a la postre son los que les permiten su pervicencia.