Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Y no las entiendo, porque no cabe en mi cabeza que determinados toreros toreen, una vez y otra, esas corridas de toros que no embisten ni p’atrás imposibilitando el triunfo y con ello que, su credibilidad como torero vaya perdiendo puntos en su caché.
A
veces la prensa pone en su boca aquello de que: “él mismo ha pedido a la empresa torear esas corrida” para al poco
volver a poner: “el torero está deseando
salir de este encasillado de torear corridas duras para poder competir con las
figuras”
Luego…¿en
que quedamos?
¿No
será tal vez que la empresa que al tiempo apodera a estos espadas, en el
contrato firmado haya hecho constar de antemano que toreará aquellas corridas
que le propongan componentes del cartel de una feria donde la empresa tenga
intereses creados y en las que entran estos toros más que problemáticos?
Nunca
he tenido la oportunidad de estar presente en la gestión de uno de estos
contratos pero me imagino que una empresa, como por ejemplo la macroempresa que
gestiona la Monumental
de Las Ventas de Madrid y que en su macroferia de más de treinta festejos
seguidos se la exija meter media docena de corridas duras. Al no contar con
toreros dispuestos a torearlas, haya de contar en su cuadra con algún torero
capaz de rellenar el hueco, que con seguridad quedará libre, y así pasar página
ante esos escasos aficionados románticos del toro-toro.
Tampoco
se si cobrará más por torear estos toros alimañas o todo estará incluido en ese
contrato que más o menos me imagino habrá un apartado donde rezará algo parecido
a esto:
-
Yo te doy tanto
por temporada y tú me matas lo que yo te diga.
Después,
si el toro resulta complicado y el torero defendiéndose –puesto que torear es
imposible-, logra salir ileso del difícil trance, el objetivo se cumplió, al dar
gusto; al aficionado exigente con el ganado; a la empresa que ha programado el
ganado pedido; y a la prensa que podrá dar su manera particular de lo sucedido
en el ruedo cuando por no haber toreo ni toros bravos podrá elucubrar a placer
con lo que le dicte una pluma que a veces ni es aficionada a la Fiesta más nacional, pero
que glosa al diestro que fue capaz de derrochar valor ante semejante mansada.
Eso
es exactamente lo que ocurrió con la más que fracasada divisa de Adolfo Martín componente
de la corrida de ayer donde los toros la verdad es que son distintos al resto
de lo que sale por chiqueros pero solamente en apariencia física porque en
motor están tan gripados como el resto con predominio de encaste Domecq.
Nos
quedan media docena de festejos donde hay una corrida de rejones y la verdad es
que poco hemos visto ya que cuando falla el elemento principal de la Fiesta que indudablemente
es el TORO esta se derrumba estrepitosamente.
Ayer
algunos se las prometían muy felices sin que sepamos en base a qué. Luego
todo quedó en lo que tenía que quedar.
Un
cuarto toro que estuvo en saltillo,
reponiendo, transmitiendo emoción y que encontró a un torero bregado que supo
hacerle el toreo de piernas al que tan poco acostumbrados estamos por falta de
toro. Buenas verónicas de piernas flexionadas. Una suerte de varas mediocre.
Una suerte de banderillas preciosa, por expuesta, de parte de José Mora y Pascual
Mellinas La faena de muleta meritoria
por el peligro que tenía el saltillo y donde incluso Rafaelillo llegó a torear al natural. De haber matado a la primera
en estacada no caída hubiera tocado pelo, pero…???. De cualquier forma fue el triunfo del valor
Un
quinto que como reza el refrán fue el mejor de la adolfada con un nombre que ya es repetitivo
en esta ganadería Aviador II”. Un
toro que hizo una buena pelea en varas y que luego en la muleta, a pesar de que
le faltó un punto de emoción, se desplazó largo y permitió a Castella torear muy
requetebién al natural en dos series que el público no supo captar. Mató de una
excelente estocada que también pasó desapercibida.
Los
toros del lote de Manuel Escribano no dieron opciones al valiente torero de
Gerena que a pesar de irse a portagayola en sus enemigos y tratar de parearlos
con las dificultades que estas inciertas embestidas producen, en la muleta no
pudo lucir más que en algunos pases sueltos porque ligar es imposible cuando
los toros no se rebosan en los remates y buscan las zapatillas del torero.
De
la terna dos de ellos están hasta el momento calificados como lidiadores
de corridas duras, y el tercero parece que le ofrecieron esta corrida y él
quiso probarse con este tipo de ganado, superando la prueba con suficiencia que
el público no le agradeció pero de lo que él puede sentirse satisfecho, aunque no hemos de olvidar que su apoderado es Manuel Martínez Erice que también forma parte de
Taurodelta y tal vez el poderdante esté también
sometido a una especie de contrato con ese punto que detallo anteriormente.
¡De
cualquier manera sigo sin entender este más que complicado mundo del toro donde
las verdades solamente se dicen a medias.Imágenes de la corrida de Adolfo.
Rafaelillo
Castella.
Escribano.