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sábado, 7 de febrero de 2009

LA TERCERA DEL CICLO TAURINO VALLADOLID 1972.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.










Un nuevo cartel con sustitución. Antonio José Galán sustituye a Gabriel de la Casa cogido de gravedad en Zalamea la Real.
Antes de realizarse el paseíllo, desfila por el ruedo en medio de los aplausos del público, la banda de música de la Federación de Asociaciones Musicales de Valencia.
La misma presidencia de todos los días personificada en el comisario del Cuerpo General de Policía Sr. Zalama que está auxiliado, en el día de hoy, por el que fue novillero Fernando A. Merino.
Como todos los días el palco 9 ocupado por la Reina de las Fiestas con su corte de honor.
El primer toro de la tarde responde por “Rabanero”, lleva el número 21 en sus costillares. Es cárdeno y pesa 445. Dámaso González se va directamente a por él sin intervención de sus peones, para administrarle unas verónicas que remata con unas chicuelinas.
El toro muestra dificultades de visión.
En la suerte de varas dos refilonazos dan paso a una vara buena. Seguidamente vuelve a hacer cosas raras en la visión como es el perseguir a un banderillero, tropezar con el caballo de un picador y desmontarlo. Todo en medio de las protestas del público que hubiera deseado la devolución del toro al corral.
Cuando Dámaso toma la muleta demuestra que la falta de visión corresponde al ojo izquierdo por lo que su faena la cimenta por el lado derecho logrando derechazos de mérito.
Hay aplausos para premiar la voluntad del albaceteño que valientemente está exponiendo.
Mata de un pinchazo hondo y certero golpe de descabello a la primera por lo que recibe aplausos y ha de saludar desde el tercio tras el arrastre de su enemigo.
El toro es protestado en el arrastre.

En su segundo que corresponde al cuarto de la tarde, un toro llamado “Graciosito” marcado con el 1, un berrendo, botinero, coletero con 437 kilos de peso y con enormes pitones, Dámaso González, lo lancea muy de cerca y con buenas maneras.
Con un picotazo y un puyazo en su sitio el matador pide el cambio de tercio que concedido por el usía da paso al tercio de banderillas donde se colocan dos pares y medio.
La faena la comienza Dámaso con una serie de derechazos muy templados que merecen el aplauso del respetable y los sones de la música.
Tras un circular completo se lleva el toro a la solanera para pelearse con un astado que no quiere muleta.
Hay desplantes de rodillas, en uno de los cuales tira lejos los engaños con lo que público se enerva.
Mata de un pinchazo bien señalado y certero golpe de descabello al primer intento.
Su labor es premiada con una oreja con la que da la vuelta al anillo.

En el que cerró plaza y que hubo de matar por el percance sufrido por Julio Robles, un toro muy largo llamado “Marquesón” herrado con el número 56, negro de capa y con un peso de 496 kilos, demostró mal estilo en la embestida al ser veroniqueado por Dámaso.
Con una sola vara en la que recargaron toro y picador, se cambia el tercio para que el de banderillas transcurriera con poco lucimiento.
Comienza Dámaso González con tres extraordinarios estatuarios a los que sigue una faena a base de porfía sobre la mano derecha para que el toro embista a la muleta.
Recibe muchos aplausos por la voluntad demostrada por parte dell público de sol al que ha acudido el de Albacete en busca del triunfo. Unas espaldinas bien ejecutadas, son aplaudidas con fuerza.
Acaba con el toro de media estocada y descabello a la primera. Una ovación premia la faena.

Antonio José Galán se encontró con un primer enemigo llamado “Cacharrero” herrado con el 29, negro de capa y 437 kilos de peso. Un toro encastado y con no muy buenas intenciones que lo volteó aparatosamente destrozándole el traje de torear.
Con una sola vara en la que el piquero apretó de lo lindo se cambia el tercio. En banderillas tres pares colocados arriba, no sin dificultades.


Tras brindar al público, Galán comienza la faena de manera valiente ante un toro con aviesas intenciones. Trata de doblegarlo por bajo para seguidamente torear con ambas manos en series que son cerradas con los pases de pecho bien ejecutados.
Molinetes de rodillas, adornos y jugueteos que entusiasman al público.
Despena al toro de un pinchazo en hueso y estoconazo entrando superiormente. Tras doblar el toro, el cachetero acierta a la primera con lo que el diestro Antonio José Galán corta una oreja con la que da la vuelta al anillo.

En su segundo, número 5, un berrendo en negro con un peso de 442, Galán, tras la suerte de varas en la que se colocó una vara demasiado trasera, le realiza un quite por verónicas bien ejecutadas que es muy aplaudido.
Tres pares de banderillas arriba de las cuales dos son ejecutados magníficamente por Miguel Montenegro merecieron el desmonterado.
El de Bujalance brinda la faena a la reina de las Fiestas y la comienza con dos muletazos sentado en el estribo de los que el toro sale suelto. Continúa en los terrenos del 4, con muletazos sobre ambas manos que son muy aplaudidos.
Pases de adorno mirando al tendido, espaldinas dentro de la vistosidad y el valor.
Un pinchazo seguido de estocada ligeramente trasera y descabello al tercer intento acaban con el astado y la faena se premia con ovación y vuelta al ruedo.

El abulense Julio Robles al único enemigo que mató, un toro llamado “Faciosito” herrado con el número 22 un negro bragado de 454 kilos, lo lancea superiormente en medio de los aplausos del público.
La ovación se repite cuando lleva el toro al caballo con lances preciosistas y de gran calidad.
Tras el único puyazo que recibió el astado, Julio Robles instrumenta un quite por chicuelinas de gran empaque que es premiado con una gran ovación.
Con dos pares de banderillas se cambia el tercio.
Julio tras brindar al respetable, realiza una faena donde destapa el “tarro de las esencias toreras" que este diestro atesora, donde el templar, mandar y rematar son las virtudes del afincado en Salamanca.
Redondos suavísimos, rematados con pases de pecho largos de “pitón a rabo” en medio de ovaciones y música.
La muleta en la mano izquierda para torear por naturales perfectos de ejecución y remate. En uno de ellos es alcanzado y derribado, resultando ileso, pero a los pocos segundos cuando Julio seguía muleteando, vuelve a ser cogido y esta vez si es herido en la ingle como se pudo comprobar cuando al levantarse mana un chorro de sangre en medio de la emoción en el graderío.
Se niega a pasar a la enfermería. Un torniquete aplicado hace el milagro de que Julio continúe delante del toro para seguir toreando para cuadrarlo y ejecutar dos pinchazos y una media estocada.
¡Ya no puede más! En manos de las asistencias pasa a la enfermería en medio de la ovación cerrada y angustiada del público vallisoletano que reconoce el gesto del joven torero de huir de la comodidad y del truco.
Cuando el Dámaso trata de descabellar, el toro dobla.
A Julio Robles se le conceden las dos orejas que pasea triunfalmente, por parte del ruedo, su peón Manuel Cano acompañado por sus dos compañeros de banderillas.
Dos orejas que han premiado una faena plena de intuición y de arte.
El parte facultativo emitido por el doctor Ángel Palencia:
“El diestro Julio Robles sufre herida por asta de toro en la región inguinal derecha, de trayectoria ascendente que disecando el paquete vascular, hace un despegamiento de peritoneo pelviano, por debajo del anillo inguinal. Pronóstico grave”
Tras cura de urgencia en la enfermería de la plaza, el diestro fue llevado en ambulancia al Sanatorio de la Cruz Roja donde a última hora de noche había experimentado una gran mejoría.