torostarifa.blogspot.com

lunes, 19 de abril de 2010

DECIMOCUARTA POESÍA TAURINA: “PATOLOGÍA TAURINA”.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Esta es una poesía del poeta Roig Ballester dedicada a la valentía sin dominio en el toreo.

El Sarro es un novillero
que empezó hace siete meses
despachando, entre otras reses,
cerdos en un matadero.
Clavó luego banderillas
allí en la Plaza Mayor,
y el toro tuvo el honor
de romperle dos costillas.
Al salir del hospital
mató en cierta novillada,
y desde entonces fue espada…
¡como pudo ser puñal!
Y a raíz del hecho aquel
se elevó, con deterioros
ayudado por los toros,
que hacían mucho por él.
De esta manera brutal
adquirió gama de bueno,
por lo fresco y lo sereno
que pasaba al…hospital.
El no supo, según oí
lo que era el miedo en el ruedo.
No supo lo que era miedo,
¡pero una cogida sí!
Sus reglas y condiciones
eran pocas y mermadas.
El daba las estocadas
como quien da coscorrones.
Que acertaba a dos por tres
no me cabe duda alguna;
más si él acertaba en una,
acertaba en cien la res.
Era de esos corazones
bravos hasta lo inaudito.
Le importaba a El sarro un pito
la cuestión de los pitones.
Fuera el toro como fuera,
en las astas se metía.
Por eso se lo ponía
muchas veces por montera.
La muleta para nada
le servía…En ocasiones,
para tapar los calzones
rotos por una cornada.
Y, no obstante, hay que decir
que iba a la plaza la mar
de gente a verle matar
y…casi, casi morir.
¿Es El Sarro acreedor
a semejante interés?...
¡Si es más torera la res,
mucho más que el matador!
¿Merece, lector prudente,
que se diga que es espada
un sujeto que no es nada
más que un chico valiente?...
Pues bien: sólo un animal
digno de ir uncido a un carro
negará que hay mucho Sarro
en la fiesta nacional.

EL MEJICANO ARTURO MACÍAS, DIESTRO VALEROSO Y ARTISTA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Viene precedido de tierras originarias como una gran figura y aquí trata de demostrarlo por todos los medios y de principio, cuando prácticamente no tiene cogido el aire a los astados bravos de acá.
¡Es un diestro que no se arredra ante las cornadas!
Le habíamos visto en Fallas y nos había causado una gran impresión. Salió por la enfermería. También lo hizo, por la misma puerta, en la Maestranza de Sevilla.
¡Dos actuaciones y dos cornadas! Se nos antoja demasiado tributo sangriento.
Arturo Macías debuta en la Maestranza de Sevilla con una corrida del hierro portugués de Palha.
Hace su paseíllo junto a Serafín Marín e Iván Fandiño, vistiendo un terno palo de rosa y oro para cumplimentar a la presidencia que ocupa D. Gabriel Fernández Rey con su asesor artístico Luis Arenas.
¡Estaba muy decidido a triunfar! como lo demuestra que aproveche su quite en el primer toro de Serafín Marín, un toro nada fácil, y lo hace nada más y nada menos que por gaoneras.
El toro se le arranca con fuerza y si no llega a esquivar la embestida hurtando el cuerpo, se lo lleva por delante. La segunda gaonera es ajustada y valerosa. Remata con la revolera en cuyo lance el toro le mete el pitón en la banda de la taleguilla y lo voltea gracias a Dios sin consecuencias.
Se coloca unas bermudas blancas, que lleva siempre con los avíos de lidiar, encima de la maltrecha taleguilla y a ¡seguir buscando el triunfo!
Y lo hizo así:
En el segundo toro de la tarde que corresponde a su primero. Número 693. “Carrapato” es el nombre. Pesa 515 kilos. Su capa negra mulata. Nacido el 04 del 06.
De salida derrota en el burladero al ser llamado por un subalterno.
Arturo Macías anda muy bien al toro doblándose perfectamente con él para seguidamente andarle para atrás enseñándole a embestir y remata la serie de lances con una media verónica.
Cuando los piqueros han ocupado los lugares reglamentarios, Macías lleva el toro al caballo de picar, templándole exquisitamente al tiempo que por la cara le anda para atrás. Un recorte es el remate con el que lo deja ante el picador José Antonio Muñoz que tira muy bien la vara para agarrarse trasero. Rectifica de inmediato y una vez la puya arriba le pega a un toro que aprieta para seguidamente levantar la vara pero no sacar la puya de la herida infligida con lo que el toro permanece apretando al caballo.
Arturo Macías realiza su quite por chicuelinas buenas y ajustadas.
En la segunda entrada al caballo el piquero marra y el toro haciendo girar a la cabalgadura no le deja que coloque la puya en el sitio. El piquero trata de buscar la herida lograda anteriormente. Cuando lo consigue se limita a sujetar al toro.
Iván Fandiño realiza su quite con dos tafalleras que remata con una media verónica de buena factura.
Con lidia de Fernando Galindo parean Martín Antequera que clava un buen par. Alfredo Cervantes en su calidad de tercero deja un perfecto par arriba. Cierra Martín Antequera con un excelente par. Galindo, a una mano, cierra al toro en el burladero de matadores en medio de las palmas de los que ocupan asientos en el coso del Baratillo.
Arturo Macías tras solicitar permiso a presidencia, brinda al público de la Maestranza, quien corresponde con una gran ovación al simpático diestro mejicano quien tira la montera por encima de la cabeza hacia atrás quedando boca arriba sobre el albero del ruedo.
Desde el mismo centro del ruedo cita al toro que está cerrado en el burladero de matadores. El toro tarda en fijarse en el diestro. Cuando al fin lo hace y se arranca, Macías le ejecuta un pase cambiado por la espalda al que sigue un pase por alto, otro cambiado, otro por alto rematando con dos pases de pecho encadenados empezando por el realizado sobre la mano derecha.
Da distancia al toro y se va acercando lentamente al astado con la muleta portada en la mano derecha. Dos redondos ligados. Al tercero lo pisa la muleta. Lo desarma. Trata de recuperarla sin conseguirlo.
Tras cambiar de muleta. Tira del toro con un pase contrario tratando de buscar el terreno donde el viento, que sopla con fuerza, le moleste menos.
Lo lleva al mismo centro del ruedo. Dos redondos a un toro que denota escasez de fuerzas y por ello entra rebrincado. ¡Lo aguanta perfectamente y con mucho valor lo torea cruzándose al pitón contrario con la mano baja! Dos buenos redondos que finaliza cambiándose la muleta de mano y logrando dos naturales en el segundo de los cuales el toro se le cuela poniéndole los pitones en el pecho.
Nueva serie de naturales donde el toro se le queda debajo del cuerpo, no obstante lo cual Arturo Macías demuestra valentía y sigue dando naturales ahora ayudándose del estoque simulado para tratar de librarse de los inconvenientes del viento que ahora sopla con mucha fuerza.
Toreo de cercanías tratando de estimular al toro para que embista, a lo que el burel se niega una y otra vez. ¡Aguanta la mirada del toro con la muleta en la mano izquierda! ¡Desafía a su poco colaborador oponente y muy valiente se cruza! Finalmente remata con un pase de pecho sobre la mano derecha. Ovación.
Sigue toreando al toro ¡pasándoselo muy cerca! En una serie de buenos redondos ejecutados en las cercanías porque el toro tiene menos de media arrancada. ¡Materialmente metido entre los pitones! le vuelve a pisar la muleta como consecuencia de la embestida discontinua que posee.
¡Macías ha estado muy valiente con un toro que no ha servido para practicar el toreo artístico!
En la suerte contraria y, muy cerrado en tablas, entra a matar y como lo hace muy derecho coloca un estoconazo ligerísimamente desprendido. Capoteo de los subalternos. Toma el descabello. Saca el estoque con mucha parsimonia. Falla en el primer intento no obstante lo cual le toca la médula y el toro queda tambaleándose. Finalmente dobla sin puntilla.

Su segundo corresponde al quinto de la tarde.
Macías comienza su faena doblándose con el toro. Seguidamente le da distancia para con la muleta sobre la mano derecha lo torea con pases contrarios.
Se lleva la muleta a la mano izquierda. El toro le da dos regates avisándole del enorme peligro que entraña por ese pitón, pero como Macías viene dispuesto al triunfo sigue por naturales hasta que en el segundo el toro se revuelve con prontitud y empitonándole entre las piernas lo voltea a gran altura. A la caída viene la cornada cuando el toro lo recibe con el pitón en espera y se lo introduce en el tercio medio del muslo derecho propinándole un cornalón del que el diestro tras rodar en “croqueta” sobre el albero, queda sin poder moverse mientras se lleva la mano a la herida en un gesto de gran dolor.

En manos de las asistencias lo llevan camino de la enfermería en cuya puerta de entrada lo espera una camilla que finalmente lo llevará a las expertas manos del doctor Vila.
Serafín Marín se hace cargo de la muerte del marrajo.
En la suerte contraria logra un estoconazo arriba que es aplaudido. Seguidamente lo pasaporta al segundo golpe de verduguillo.
Con el alma en vilo y sin conocer el alcance de la cornada abandonamos la Maestranza lamentando la cogida del simpático y excelente matador de toros mejicano que es Arturo Macías, cruzándonos con su apenado apoderado.
¡Mala suerte para el diestro mejicano! Al que deseamos una pronta recuperación!