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sábado, 27 de diciembre de 2008

ADELANTO DE ACONTECIMIENTOS TAURINOS.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Leemos la "noticia bomba", ofrecida por nuestro amigo Carlos Crivell, de la configuración de una corrida mano a mano entre “Morante de la Puebla” y “El Cid" ante toros de Victorino Martín para el día 23 de abril de la temporada 2009 en la Maestranza de Sevilla.

Noticia que la empresa Pagés ha tenido a bien hacer llegar a los medios de comunicación taurinos en el transcurso de un tentadero en la finca “Majadilla” que el millonario hombre de negocios vallisoletano Pedro Trapote posee en el pueblo sevillano de Castillo de las Guardas.
A Pedro Trapote lo conozco de vista desde el año 1993 en que, un servidor de ustedes actuaba como veterinario de uno de los equipos de reconocimiento de toros en la Plaza de Toros de Valladolid, al verlo acompañado de su bella esposa, de entonces, en compañía de mis amigos los propietario-empresarios de la plaza Emilio Ortuño “Jumillano” y su esposa Angelita Rodríguez de Arce. En Valladolid dicen de él que es un hombre inmensamente rico y espléndido en grado sumo.
Trapote posee dos encastes dentro de su ganadería. El primero es Atanasio que es el que tenía el hierro de Antonio Ordóñez que el vallisoletano compró al maestro de Ronda. El otro es el encaste Núñez que es el predominante en su hierro de Toros de la Plata.
Y poco más es lo que puedo decirles de Pedro Trapote que no sea lo que cualquier persona que lea el periódico conoce. Es el propietario de la sala de fiestas "Joy Eslava" de Madrid y el gestor de todas las actividades que fuera del aspecto taurino se llevan a efecto en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas.
El ser un hombre muy sociable y muy aficionado al mundo del toro es más que probable que haya querido ser el perfecto y generoso anfitrión y “echar un rato” con estos “monstruos de la tauromaquia” como son los dos toreros citados, los empresarios de la Maestranza, Ramón Valencia y Eduardo Canorea, junto al ganadero Victorino Martín padre, sin que le haya movido ningún interés pecuniario como se deduce de que sus toros no figuren en los carteles de la Feria de Abril de Sevilla.
Voy a tratar de analizar este acontecimiento:
El análisis se basará en el primer espada del cartel, José Antonio "Morante de la Puebla", puesto que Manuel Jesús “El Cid” tiene una hoja de servicios con “valor reconocido” y “regularidad en triunfos” para poder salir airoso del enfrentamiento con las “alimañas” de la ganadería que regenta el “paleto de Galapagar” que sin duda alguna es el que mejor semilla brava posee en el campo bravo nacional.
Vamos con “Morante”:
Este excéntrico y sorprendente torero puede protagonizar cualquier cosa; lo mismo puede limitarse a dar unos muletazos de aliño a sus tres oponentes para entrar a matar a “paso de banderillas” y finalizar en “menos que canta un gallo” con las ilusiones, sin convencimiento total, de los aficionados de Sevilla que; reservar sus fuerzas, tanto físicas como mentales, para su tercer victorino y allí estirarse con el capote, levantar al público sevillano de sus asientos, para llegar a la suerte suprema tras una corta faena (estos toros no son propicios a faenas largas) y pasar “las de Caín” con la “tizona” hasta lograr desesperar a sus incondicionales quienes, tras reponerse del inmediato fracaso esperarle en cualquiera de sus cinco comparecencias (la del Domingo de Resurrección, las dos de la Semana de Farolillos y la otra en la Feria de San Miguel o el 12 de octubre) que con seguridad habrá exigido a la empresa de la Maestranza, como compensación a su gallardía (en este caso se califica así) de haberse ofrecido voluntariamente para matar la corrida de Victorino.
Como es natural tanto él como la empresa habrán aprendido la lección de lo que aconteció hace unas temporadas cuando no se pusieron de acuerdo en las retribuciones económicas que acabaron finalmente, como ocurre en el mundo del balón, con “dejar en el paro” a su apoderado y fiel amigo de entonces, el honrado y excelente persona, Luis Peralta.
No creemos en un triunfo sonado, pues en la temporada pasada fracasó de manera estrepitosa en las comparecencias de importancia como podemos considerar a sus paseíllos en Sevilla, Madrid y Zaragoza.
Tal vez el coletudo diestro, trate de demostrar a su desdoblada personalidad que es capaz de matar este encaste, si bien por mucho que busquen unos "victorinos de plaza de provincia" (aconsejable que “Morante” no haga de veedor) estos toros, más bastardeados al sacarlos de tipología, también son una incógnita de comportamiento cuando no se les hacen las cosas con precisión y quietud acompañada de sometimiento al máximo.
“Morante” carece de la experiencia necesaria para torear estos toros, ya que únicamente se enfrentó a ellos en aquel lejano sábado 25 de marzo del año 2002 en la plaza de Olivenza de tercera categoría que conlleva lidiar un ganado muy por debajo del que debe aparecer en una plaza de primera como es la Maestranza sevillana. En aquella ocasión y alternando con Ponce y "Pedrito de Portugal" cosechó (saludos, tras aviso y ovación) y eso que por aquél entonces el diestro de la Puebla contaba con 22 años y no se fumaba los vegueros a los que se ha aficionado tras su amistad con “El Pana”.
No creemos que alguno de sus tres toros haya de volver vivo a corrales, pues “Morante” tendrá “in mente” lo cerca que estuvo de pasar por este trance en la temporada anterior y abreviará su faena con estos toros que no suelen admitir más de veinte muletazos antes de convertirse en “alimañas”.
Opinamos que artísticamente poco tiene que ganar “Morante” en este verdadero compromiso (esperemos se lleve a efecto), que no sea una sustanciosa cantidad pecuniaria, y si en cambio puede quedar anímicamente muy “tocado” en el caso, más que probable, de que la confrontación no transcurra por los derroteros marcados.
Hemos cantado ya dos espantadas de este diestro y ahora…
De ninguna manera quisiéramos cantar la tercera y definitiva espantada de “Morante” al ver que su compañero de paseíllo sale por la Puerta del Príncipe.
Nada me alegraría más que poder ver a estos dos grandes toreros saliendo por la Puerta del Príncipe sevillana, pero mientras uno de ellos cuenta con todas las papeletas para conseguirlo, el otro, el más antiguo, quizás el poseedor de más arte ficticio, lo tiene más que “crudo” porque como dijo alguien que puede ser considerado como su espejo:
“Lo que no pue sé, no pue sé y además es imposible”.
Y lo malo del caso es que esos asertos siempre se cumplen, a pesar de lo cual intentaremos estar allí para vivir la corrida en directo, por aquello de seguir siendo aficionado a pesar de los pesares.