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viernes, 25 de junio de 2010

CLASE PRÁCTICA DE LAS ESCUELAS EN LA PLAZA DE LAS PALOMAS.



Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.







Acontecimiento taurino curioso el presenciado en la noche del miércoles a las 21,00 horas en la plaza de toros “Las Palomas” de Algeciras.



¡Jamás habíamos visto tanto torero en el ruedo con motivo de una lidia de animales bravos!



Alguaciles con sus caballos auxiliados por otros dos caballistas cumpliendo la igualdad de género. Todos los alumnos de le Escuela Taurina de Algeciras. Los siete matadores vestidos de luces al igual que sus banderilleros. Loas alumnos aventajados de la Escuela Taurina vestidos de corto y naturalmente mulilleros y areneros. Personal que tras final de paseíllo inundaron de material humano el callejón de la plaza.



La verdad es que nos divertimos a lo largo de las tres horas largas de festejo, pues en el ruedo hubo de todo “como en botica”.



Unos novilleros que torean muy bien pero que cometen fallos impropios de su técnica y festejos toreados como es el caso de la novillero Verónica Rodríguez que, tras torear excelentemente tanto de capote como de muleta, sus asesores no la miden la faena y la permiten matar con un utensilio tan poco torero como puede ser una toalla que, en definitiva fue el objeto causante de su fallo a espadas, privándola de un resonante triunfo. Lo mismo le ocurrió a Borja Jiménez, novillero más que preparado que tampoco tiene medida de la faena a pesar de ser llevado por Espartaco padre. Un fallo garrafal de perder la cara al eral estuvo a punto de causarle un desperfecto grave pues la caída fue de las que suelen lesionar vértebras.



Fuera de estos dos novilleros puestos en el oficio elegido, el resto hasta completar los siete del paseíllo demostraron sus carencias técnicas si bien las paliaron, a veces con evidente riesgo de sus personas, a base de “estar en novillero” que es el término que los profesionales emplean para denominar su hambre de triunfo y exceso de exposición.



Unos no encontraban la distancia adecuada y precisa para realizar sus lances. Otros ahogaban en exceso al oponente y la mayoría adoleció de técnica torera necesaria para oponerse a un astado bravo que son animales de fácil aprendizaje.









Algunos como los algecireños E. Sibaja Castillo y Jesús Nieto recibieron severas palizas al atropellar la razón de manera inconsciente. ¿Qué estuvieron valientes? ¡Sin duda alguna! Pero todos conocemos ese refrán que dice:“Los valientes y el buen vino, duran poco” y ese otro de: “la sangre que se pierde con las cornadas es la sangre de los valientes, quedando otra sangre que se denomina…de los cobardes”



A Nieto le hemos visto mucho mejor en tentaderos, pero su oponente en esta ocasión no dio facilidades y el chaval lo acusó. No obstante tiene en su hermano Víctor (excelente banderillero) un buen referente y maestro.




Algunos alumnos de la Escuela algecireña intervinieron en quites como fue el caso de Antonio Moscoso y al que replicó, en su eral, Borja Jiménez por gaoneras que fueron de lo mejor de la noche. Otros pusieron banderillas como el caso de Paquera el mayor, pues el pequeño hizo un quite que a pesar del arte que atesora no resultó lucido en esta ocasión.





Variado y valiente estuvo Antonio Santamaría que brindó al banderillero Limón y estuvo acertado ante un novillo de nobleza extraordinaria.






Sibaja dio unos buenos muletazos si bien, por no tener concepto claro de las distancias fue cogido en exceso. Finalmente se hirió el pie derecho con el estoque teniendo que ser atendido por los servicios médicos.



El algecireño Jiménez López trató de innovar y por ello se fue a portagayola con una silla para recibir al quinto de la noche que naturalmente no vio silla ni novillero. Luego siguió su faena de muleta imitando a “Platanito” y corriendo la misma suerte. Estuvo valiente.



El sexto de la noche correspondió a Santiago Muñoz de “La Gallosina” que muy verde con el capote, mejoró de manera ostensible con la muleta llegando a estar artista en ocasiones. Sabe componer y eso nos parece importante para el futuro. Mato de estocada con suerte cuando el eral perdió las manos en el embroque.



¡Manejar el capote bien es muy difícil! Nos lo decía Espartaco padre con el que compartimos burladero. También nos dijo que “a veces no quiere corregir a su pupilo para que vaya aprendiendo el oficio soslayando los errores cometidos” en referencia a la cogida que padeció por perder la cara al burel.



El séptimo y último de la noche correspondió al algecireño Jesús Nieto. Novillero al que hemos visto torear en tentaderos con arte y compostura. Esta noche el añojo no le propició el triunfo con el que él soñaba. Dio excelentes muletazos, pero fue cogido en demasía por esas ansias de triunfo ante sus paisanos y compañeros de Escuela.



Seguro que mejorará pues cuenta con la mano experta de su hermano Víctor, el más que excelente banderillero que siempre estuvo pendiente de él durante la lidia y le quitó con efectividad en los momentos difíciles por los que pasó.



Un consejito para todos: Las reses bravas cuando un torero se “pasa de faena” suelen volverse gazaponas por exceso de muletazos, se aburren y esperan y ello dificulta la consecución de la suerte suprema que es en definitiva quien da y quita trofeos”



Cómo se trataba de una clase práctica lo que hay que hacer es APRENDER DE LOS ERRORES COMETIDOS, PARA NO REPETIRLOS.



Ni que decir tiene que los profesionales banderilleros de Algeciras que actuaron auxiliando a los noveles estuvieron a al altura que están demostrando tarde tras tarde en la lidia de toros.