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jueves, 10 de abril de 2008

LAS COSAS DE SEVILLA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Dentro del refranero español hay uno que dice: “Cuando el demonio no tiene que hacer, mata moscas con el rabo” y si éste refrán lo aplicamos a un jubilado, puede “arder Troya”, puesto que estos trabajadores en paro forzoso, si están dotados de sentido crítico, son peligrosísimos por aquello de que: “Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”.
Y esto es lo que le pasa a este servidor de ustedes que habiéndose puesto como meta el escribir un artículo diariamente, a consecuencia de la suspensión por lluvia de las dos últimas corridas del ciclo ferial sevillano, debió interrumpir la narración de las mismas y no quiere dejarlos sin el articulito que, me consta, muchos esperan como: “Agua de mayo” para beber en sus fuentes (perdonen la petulancia) y escudriñarlo hasta el último detalle.
Las corridas de la Feria Sevilla 2.008 las estoy viendo como comentarista taurino, no como crítico. Matización que dejé patente en unas de mis crónicas.
Pero como por otro lado estoy convencido que la crítica puede ser constructiva cuando va encaminada a recriminar a: algún torero que no ha cumplido con su obligación en la plaza; a un ganadero que ha enviado un producto adulterado; a una empresa taurina que no ha acertado en la contratación de los protagonistas de la Fiesta e incluso a un presidente/a de plaza que no ha estado “fino” en la interpretación del Reglamento taurino, de ahí que me haya decidido a apuntarlo.
Y en Sevilla, hasta el momento, en esta Feria Taurina, todos estos personajes enumerados pueden ser criticados con el fin de que corrijan sus "desafueros".
Nos queda otro elemento por analizar: ¡El público! ¿Puede ser criticado? ¡Naturalmente! Pues aunque sea el que mantenga la Fiesta con su aportación económica, no puede endiosar a algunos diestros en detrimento de otros que en ese día puntual mostró más méritos en la plaza.
El día de los toros de Parladé estuve allí y pude ver todo.
No sé si estos toros serán unos toros experimentales o ¿qué?, pero lo cierto es que, D. Juan Pedro o la Sociedad que regenta esta ganadería, les han dejado carentes total de trapío, fuerzas y pitones.
Don Antonio Pulido en ese día y según mis cuentas, salvó a Morante del ridículo y la impotencia más espantosa por la que puede pasar un torero. Pero …??
Un Morante, todo posturas, quien con su toreo a base de trincheras, medios pases y otras zarandajas, se aparta demasiado de los cánones que marcan como pases básicos los naturales rematados con el obligado (que ahora no lo es) de pecho.
¿Que haría, este bohemio señor de calle, con unos toros que no “avisaran” y, en cambio, tocados con la violencia no dejaran componer las posturas?
Me encantaría verlo otra vez en esta temporada, y seguro que lo haré en el ciclo isidril, para poder ver su dimensión como torero. Hay que verlo fuera de estos lares, donde la gente que llena la Maestranza, una vez más, me ha decepcionado, pues desde mi visión de simple aficionado no creo se pueda premiar con una gran ovación (que incluso instó a que diera la vuelta al ruedo) recibida desde el tercio, a un torero que no dio un solo natural completo a un toro (que no existió como tal) y luego mató a la última que fue la novena entrada y un descabello.¡Inexplicable!
Las trincherillas, no tienen mérito alguno como pase torero, pues simplemente se aprovecha el viaje del toro, sin pararlo, templarlo, mandarlo y rematarlo, por mucho que a Sevilla la enloquezca hasta el extremo de que haya sustituido a los pases de pecho como remate de las tandas (que tampoco son tales) puesto que estas son consecuencia de pases ligados y hoy día, bien por falta de toro o por falta de voluntad en los toreros no se dan.
El “andar bonito” a los toros solo puede hacerse cuando estos por su falta de afectividad o por su falta de fuerzas lo permiten, si bien hay toreros como “El Cid” que lo hace con los victorinos que sí son, toros-toros.
Morante un año más ha fracasado, hasta el momento, en Sevilla. Al igual que el año pasado y eso que cuenta con una afición, o lo que sea, de esta bendita tierra que es para él una “hermanita de la caridad”.
Hay “morantistas” incondicionales, como los hubo “curristas” de por vida. Toreristas que adoran y ensalzan a su ídolo aunque no haga faena coherente y si improvisada a base de: una pase aquí, otro allá, uno por bajo, otro por alto, trincherilla, simulacro de natural etc etc a un “marmolillo” que seguía su camino y no buscaba al torero como vienen haciéndolo desde que D. Juan Pedro experimentó, no sabemos exactamente que, y surgieron los “toros artistas”.
En fin. Una sinfonía sin partitura y sin instrumentos, sin coordinación, sin orden ni concierto, que puede salir bien alguna vez, cuando “suene la flauta” por casualidad, pero no como norma del bien hacer torero.
Toros “pochos” con unas defensas que si requerían las fundas de fibra de vidrio de los Fuente Ymbros, pero para dejarlas puestas y evitar el “despostillado” a las primeras de cambio de lo que se denomina pitón que suele ser duro como el pedernal hasta que se manipula.
Y que conste que soy un enamorado del arte y no estoy cerrado a las innovaciones siempre que se hagan como conclusión de faena, para quitar dramatismo al acto de jugarse la vida.