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viernes, 28 de mayo de 2010

LAS COSAS INTERNAS DE LOS TOREROS.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

La tragedia, la gloria, el desengaño y la superstición son inseparables en el toreo.
Todos los toreros, sin excepción, encuentran el desengaño de sus ilusiones al echar de menos el olvido de los públicos y los aplausos que se fueron. De ahí que traten por todos los medios de adherirse al mundo del toro en facetas donde ya no es el co-protagonista directo.
Ganadero, empresario, apoderado, director artístico o veedor, son los oficios más comunes que le ayudan a mitigar la añoranza de las glorias pasadas, y, al ser llevados a los medios de comunicación, le llenen de aplausos ese “ego” que nunca le abandonará.
Supersticiones, a veces extraordinarias e incluso rayanas en sobrenaturales, y eso que los toreros, salvo rarísimas excepciones, son profundamente religiosos a su manera, dependiendo del grado de preparación intelectual que indudablemente ha mejorado mucho en la actualidad.
¿Toreros ateos? No hace mucho se ha declarado José Tomás, pero normalmente es difícil esta tendencia sobre todo en los momentos previos a la corrida, cuando están orando en la capilla de la plaza, conscientes de la papeleta que han de solventar, y que es una continuación más seria, de la advocación realizada ante las capillitas desplegadas en la habitación del hotel.
Pues los toreros son conscientes que la tragedia puede venir por causa de una equivocación del toro o de ellos mismos, durante el desarrollo de la tragicomedia que es la corrida, y que nada tiene que ver con lo acontecido en los momentos previos y base de las supersticiones.
Este artículo viene a colación del e-mail recibido de una lectora coruñesa de este blog, en el que me pregunta por la valoración que puede tener un macho perteneciente al traje de torear que llevaba Manuel García Cuesta “el Espartero” el día de su trágica muerte en la plaza de toros de Madrid (27-05-1894) y que el mozo de espadas del diestro metió en el bolso de la chaqueta de uno de los médicos que atendió a “Maolillo” que era su bisabuelo.
Tragedia que vino precedida de una visión trágica de lo que iba a ocurrir por parte de “Guerrita” quien, tras la visión de los toros a lidiar, llegó a decir a “Maolillo”:
-No torees esa corrida. Te puede matar un toro.
A lo que “Maolillo” contestó:
-No tengo más remedio que ir. Estoy comprometido. Es un compromiso que he de cumplir. Iré.
Con posterioridad trató de disuadirle recurriendo a la mediación de Urcola, íntimo amigo de “el Espartero”, e incluso le propuso montar una pelea de gallos (a la que ambos espadas eran muy aficionados) para el día siguiente que estuvo a punto de acabar con la comparecencia. Pero…el destino (éste si está escrito) hizo que “Maolillo” fuera a Madrid a la fonda de siempre de la calle Gorguera sin acordarse de la recomendación de su rival, aunque amigo, “Guerrita”, y sólo se turbó cuando al hacer la señal de la cruz antes de ponerse el traje de torear catafalco y oro dijo a su mozo de espadas:
-Dios quiera que se me de bien esta tarde.
Llegando su turbación al cenit, cuando el coche de caballos que le conducía en unión de su cuadrilla ,se cruzó con un coche fúnebre que hizo clamar a su banderillero Antolín:
¡Mala pata!
Luego en la plaza un toro grande de Miura llamado “Perdigón” se llevó a los cielos a “Maolillo” cuando entró a matar por segunda vez ligeramente conmocionado a causa del porrazo sufrido tras ser volteado aparatosamente en la primera entrada.
El toro le tropezó brutalmente, lo enganchó por el vientre y lo volteó sobre el pitón derecho.
Colapsado llegó a la enfermería donde no pronunció palabra alguna el autor de la frase: “Más cornás da el hambre” que tal vez en esa su última entrada a la suerte suprema, se olvido de describir la parábola que tantas y tantas veces prodigó.

miércoles, 26 de mayo de 2010

LA CORRIDA ANUNCIADA COMO DE DIFERENTES GANADERIAS.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

En esta corrida, de haber tenido los espadas sus aceros mejor templados, las cosas hubieran rodado de distinta manera. Como también lo hubieran hecho si los veedores encargados de elegir los toros para quien les paga hubieran tenido mejor vista. ¡Que Santa Lucía les conserve la vista!

Dos espadas muy seguros en la suerte suprema como “El Juli” y Perera, y un novel “Cayetano” que no lo suele hacer mal.
No voy a narrar todas las faenas por que les resultaría demasiado oneroso seguirlas. Por ello he elegido tres toros al azar, lidiados cada uno de ellos por un espada de la terna actuante.

El segundo es un castaño de Núñez del Cuvillo que tiene un peso de 531 kilos y que entra con la cara por las nubes enseñando los pitones y que ha doblado las manos en diferentes ocasiones.
Con lidia equivocada, desde mi punto de vista, pues todos los lidiadores están vaciando sus capotazos por alto con lo que se acentúa el defecto de embestida del toro.
Cuando acude al caballo de picar se agarra arriba Francisco Doblado. El toro aprieta con la cara arriba para finalmente salir suelto.
Perera lo lleva nuevamente al jaco, dejándole en la raya de fuera. Se arranca, Doblado se agarra trasero y sin rectificar levanta el palo.
En banderillas con lidia de Juan Sierra, parean Joselito Gutiérrez que clava un buen par aguantando el derrote arriba del toro. Guillermo Barbero cumple y cierra Joselito con otro buen par arriba.
Como consecuencia de la escasez de fuerzas el toro entra muy rebrincado y esto dificulta la labor muleteril del extremeño máxime cuando pierde las manos en demasiadas ocasiones.
Una buena serie de cuatro redondos que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Naturales sueltos en los que ha de trabajar para hacer que el toro embista.
En la suerte contraria entre las dos rayas logra algo más de media estocada en el sitio. El toro se va a las tablas para tras capoteo de los subalternos, doblar.

Cayetano” con terno verde botella y oro recibe a su primero de 549 kilos un colorado chorreado de Domingo Hernández grande y largo.

“Cayetano” al segundo capotazo de saludo, se estira por verónicas donde ha demostrado un excelente juego de brazos y no puede rematar la serie con la media porque el toro se va a terrenos de nadie.
Se arranca atravesado al caballo de picar por lo que el piquero marra en varias ocasiones hasta que finalmente, haciendo la suerte de la aceituna, se agarra arriba. Un toro que aprieta y levanta al caballo varias veces. Finalmente sale suelto.
“Cayetano” lo lleva por segunda vez al montado y como el astado entra andando, facilita que el piquero se agarre arriba.
En banderillas con lidia de Joselito Rus parean Antonio Carretero que clava un buen par. Fernando Pérez las deja arriba y cierra tercio Carretero con precisión.
¡Muy torero! arrastrando la muleta portada sobre la mano derecha, se va a por el toro que se arranca con velocidad desde muy lejos y “Cayetano” lo aguanta en unos estatuarios muy ajustados que remata con trincherazos sobre ambos pitones, y un pase de pecho sobre la mano izquierda.
Una buena tanda de redondos en los que el toro se ha ido fuera en los muletazos. ¡No es que el diestro haya querido torear despegado!
Un toro que carece de afectividad, que escarba en demasía y puntea en el remate de los muletazos, lo que desconcierta a su matador y ¡a cualquiera que estuviera delante!
Unos buenos naturales que comienza ayudándose del estoque simulado, por causa del molesto viento reinante, para rematar con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Un toro cambiante en sus embestidas dentro de la misma tanda, capaces de desconcertar a cualquier torero.
“Cayetano” que insiste tratando de justificarse ante el público de Madrid para finalmente, al ver imposible la realización de su sueño, ir a por el estoque de matar.
En la suerte contraria pinchazo arriba sin soltar. Otro pinchazo en la suerte natural. Al final una estocada contraria que hace guardia sobre el costado izquierdo del toro. Con el descabello lo toca en el primer golpe y permite que lo finiquite el puntillero.
Quiero hacer constar que en todas sus entradas “Cayetano” lo hizo por derecho.

Un negro de 530 kilos perteneciente al hierro de Victoriano del Río es el segundo de “El Juli”.
El madrileño se estira en una serie de tres buenas verónicas a las que sigue toreando por delante enseñándole a embestir.
El toro se va con mucha velocidad y fuerza al caballo de Diego Ortíz levantándole en vilo sobre el pitón izquierdo.
“El Juli” lo lleva a la segunda entrada y Diego se agarra delantero. Álvaro Montes lo casa de inmediato.
“El Juli” solicita el cambio de tercio que el presidente no concede, con el correspondiente cabreo del matador que ha de llevarlo, en contra de su voluntad, de nuevo a la suerte de varas, la cual no puede realizarse con un simple picotazo sino que el toro aprieta al peto y se quebranta en demasía.
Comienza su faena con unos redondos que, tras cambio de mano por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la izquierda.
Con la muleta en la mano izquierda logra una serie de naturales sueltos que son rematados con el pase de pecho sobre la izquierda a un toro muy soso que carece de afectividad y transmisión.
“El Juli” conocedor de la afición de Las Ventas, ver que la faena no remonta, se va a por el estoque de matar.
Y el seguro matador de tantas y tantas tardes, ha de entrar por tres veces a matar hasta conseguir una casi entera en el sitio, suficiente para permitir el descabello con acierto al segundo intento.
Y más o menos esta fue la tónica de la corrida de toros de diferentes ganaderías que tanta expectación había despertado, pues salvo la gran faena que “El Juli” desarrolló en su primero un toro con picante por su encaste, que el público de Madrid ¡El entendidísimo público torista de Madrid! No entendió.


El resto...pues aburrimiento que conllevó a que algunos demostraran su falta de educación con “Cayetano” quien enojado, en un gesto de vergüenza torera, se fue en busca de su segundo toro y le administró los mejores muletazos estéticos de la tarde.
Al final vamos a tener que ir a la Memoria Histórica para recordar a “Guerrita” cuando dijo:
¡En Madrid que atoree San Isidro!
Lo siento mucho por algunos aficionados como mi hermano Gerardo que no acierta en la elección de los carteles y ayer estuvo en Las Ventas.

martes, 25 de mayo de 2010

CONDICIONES A REUNIR POR EL TORO DE LIDIA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

De siempre he entendido que las condiciones que debe reunir un toro de lidia para ser lidiado con posibilidades de éxito por parte del espada de turno son: casta, edad, peso, salud y virginidad tanto en el sentido sexual como en el del toreo.
Casta: entendida en el sentido de linaje. Pues lógicamente los toros de padres conocidos y que fueron bravos, tienen más posibilidades de imitarlos que no los de aquellos considerados como “extraperlistas”. Además los primeros, han sido sometidos a una prueba de tienta a campo abierto y a una alimentación equilibrada que son positivas para proporcionarles valor y fuerza, tan necesarias para que el torero esté seguro ante él, y el espectador se divierta con su lidia.
Edad: la comprendida entre los cinco y los siete años es la mejor, por gozar de fuerza, viveza y coraje, pero reglamentariamente, en la actualidad, está fijada entre los cuatro y seis años para que pesen menos, aprendan con más dificultad las cosas malas realizadas durante su lidia, tengan menos malicia en la suerte suprema, y finalmente en caso de coger al torero, no se ceben con él sin atender a capotes en los quites.
Peso: ¡El justo! El que su caja soporte. Pues un toro flaco no tiene la fuerza y energía necesaria para soportar el maratón de los veinte minutos de lidia, ni la arrogancia e intrepidez para vencer a su enemigo.
¡El peso justo! Pues los excesivamente gordos (acochinados, pasados de romana) no son adecuados para lidiarse con posibilidades de triunfo porque no soportan dos carreras y se aploman en exceso.
Salud: el toro de lidia ha de ser un animal sano. Para ello se le ha incluido dentro de las campañas de saneamiento de las administraciones autonómicas como una raza bovina más.
Ha de estar libre de enfermedades parasitarias tanto internas (tricostrongilidosis, dictiocaulosis, fasciolosis, criptoporidiosis, coccidiosis) como externas (sarnas, pediculosis, miasis, tábanos, garrapatas, tiñas) infecciosas (fiebre aftosa, brucelosis, carbunco sintomático, carbunco bacteridiano, DVB-DM, IBR-VPI, colibacilosis, salmonelosis).
Las administraciones autonómicas organizan campañas de saneamiento periódicas (tuberculosis, leucosis, perineumonía).
Virginidad: el toro de lidia ha de ser virgen. Virgen sexualmente: es decir que el destinado a la lidia no debe cubrir vacas. Virgen en lidia: es decir que no debe haber visto nunca capote alguno para que no mantenga en su memoria la acción de haber sido toreado.
Los toros que son probados para sementales no se les da capote ni muleta, sino que se les prueba a base de ramos de olivo con las cuales y siempre por delante, para ver su forma de embestir. Solo en caso de que supere la prueba se le somete a la suerte de varas y a la de toreo tanto de capote como de muleta.
SONETOS TITULADOS “DOS SEMBLANZAS”.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Cuando “Lagartijo” se retiró del toreo se le dedicaron muchas composiciones poéticas. Una de ellas fueron estos dos sonetos que bajo el título “Dos Semblanzas” le dedicó Manuel Núñez Matute.

I

Lidió con el valor de un espartano;
si no llegó a ser rey de los toreros
matando toros, fue entre los primeros,
el primero, el coloso, el soberano.

El capote de lidia fue en su mano
salvador de infinitos compañeros;
y de los toros, los arranques fieros
dominó con impulso sobrehumano.

En la fiesta en que el pueblo se recrea,
llegar donde otro alguno no llegó,
fue su tenaz, constante, única idea.

El, como César, “vino, vio y venció”…

Si al fin cayó rendido en la pelea,
¡su esfuerzo gigantesco le rindió!

II

Del ancho circo en la candente arena
se destacó gallarda su figura;
ya a nadie es dado rebasar la altura
de que hoy le vemos descender con pena.

Modelo de elegancia, de serena
tranquilidad, de aplomo y de finura,
sólo él causó en el pueblo esa locura
que al héroe y a las masas encadena.

Paseando, llegó donde han llegado
“los pocos diestros que en el arte han sido”…
Sus largas con calor se han celebrado.

¡Hoy se retira, pero no rendido;
tal fue su maestría, que ha logrado
marcharse vencedor, y no vencido!

lunes, 24 de mayo de 2010

LA CORRIDA DE JUAN PEDRO DOMECQ EN SAN ISIDRO 2010.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ,. Veterinario y escritor.

TRAGEDIA. VERÓNICAS VALORADAS EN EXCESO Y TRIUNFO CORTO DE EL CID PORQUE EL TORO SEXTO DE LA TARDE NO TUVO RECORRIDO POR EL PITÓN IZQUIERDO.
Tragedia: Protagonizada por Julio Aparicio que cuando tenía un triunfo en la mano sufrió una zancadilla a la salida de un natural, y una vez en el suelo el jabonero de Juan Pedro Domecq no obedeció al quite que, desde el suelo trato de hacerse el caído, y le propinó una cornada en la región submaxilar que tras destrozar la mandíbula inferior, atravesó lengua y paladar duro.
Un Morante que, aún contando con el beneplácito de la Presidencia en su afán de proporcionarle el triunfo al devolverle hasta dos toros, saldó su comparecencia con unas verónicas en serie de tres que no fueron un dechado de plasticidad a pesar de ser valoradas excesivamente por los morantistas de Madrid.
Y un Cid que como el guerrero Rodrigo Díaz de Vivar ganó la batalla brillantemente aun después de muerto y que no salió por la Puerta Grande de Las Ventas porque su último toro no colaboró un poquito por el pitón izquierdo para que una serie al natural le hubiera abierto la puerta del triunfo total.
Así se puede resumir esta tarde de toros en Madrid de la que ampliamos comentario a continuación.
Ante don Manuel Muñoz Infante (prodigó en demasía el pañuelo verde) realizan el paseíllo, en corrida de máxima expectación con lleno hasta la bandera, los diestros: Julio Aparicio (catafalco y plata) Morante de la Puebla (tabaco oscuro y oro) y El Cid (verde botella y oro). Los toros de don Juan Pedro Domecq. Temperatura primaveral de 28º y un ligero viento del suroeste.

El primer toro de la tarde luce el número 181. Opíparo. 530 kilos de peso. Jabonero de capa nacido el 02/05. Toro vareado que de salida remata en el burladero al ser llamado por un subalterno.
Julio Aparicio al tercer lance se estira por verónicas que son rematadas con una media sobre el pitón izquierdo. Ovación.
En varas el encargado de picar es Juan Carlos Sánchez.
Julio Aparicio lo lleva con lances por delante sin cruzar, pero como en uno de los lances pierde las manos el diestro lo vacía los capotazos por arriba.
Juan Carlos Sánchez se agarra arriba y con un picotazo lo sacan de la suerte.
Julio Aparicio sin capotear lo lleva nuevamente a la segunda entrada. El toro se arranca en una demostración de escasez de fuerzas y el piquero se agarra arriba. Aparicio se desmontera en solicitud de cambio de tercio que presidencia concede.
En banderillas con lidia de Rafael González, parean Ángel Otero que clava un excelente par. David Díaz “Llaverito” las deja arriba y cierra Otero con un buen par que es jaleado y la permite el desmonterado.
Julio Aparicio comienza su faena muy cerrado en tablas frente al tendido 9. Un pase por alto tan cerrado que el toro se estrella contra el pivote de hormigón de la barrera. Dos muletazos más por arriba.
Fuera de las dos rayas de picar Julio da distancia al toro. Muleta en la mano derecha. Unos redondos buenos que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la izquierda. Ovación.
Muleta en la derecha. Tres buenos redondos que son rematados con el pase de pecho sobre la diestra.

Muleta en la izquierda. Un natural a pies juntos. Toma distancia nuevamente. Al rematar un natural se cae delante de la cara del toro a consecuencia de que el astado le pone una zancadilla. No reacciona con presteza para levantarse y caído delante de la cara del toro trata de hacerse el quite con la muleta. El toro no obedece y le propina una cornada en la región submaxilar donde el pitón sale por la boca tras haber destrozado todo lo encontrado en su trayecto. Julio se levanta pero finalmente es llevado a la enfermería en manos de las asistencias. Morante se luce en unos naturales que remata con el de pecho sobre la izquierda. Acaba con el toro de media estocada perpendicular y ligeramente caída echándose fuera en la suerte natural.
El parte médico del doctor Máximo García Padrós dice así:
“Herida por asta de toro en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra en cavidad bucal, atraviesa la lengua y alcanza el paladar produciendo factura del maxilar superior”. Pronostico grave.


El segundo toro corresponde al tercero del sorteo. Luce el número 58. Hastiado. 520 kilos. Negro mulato de capa.
El Cid lo recibe con una serie de magníficas verónicas que el público de Madrid ovaciona con fuerza y fervor.

El Cid ha de entrar tres veces a matar hasta conseguir una estocada de la que el toro rueda sin puntilla. Serie de naturales buenos. En uno de ellos le engancha, le rompe la taleguilla y pensamos en el primer momento que le había corneado. ¡Afortunadamente solo fue un susto! del que el Cid se recupera de inmediato, se libra de quienes tratan de asistirle, y con decisión y coraje se va en busca del toro. Lo torea muy bien de muleta tanto con la derecha como con la izquierda, pero creemos que El Cid está impresionado por la cornada sufrida por Julio Aparicio.

¡El toro le había avisado cuando lo lanceó con el capote.

El tercero de la tarde es un jabonero enorme que luce el número 49. Alucina. 580 kilos. A pesar de su tamaño, no es ofensivo por delante.

Morante soltando tela se estira por verónicas por ambos pitones y remata con una media. Gran ovación.
Muy tranquilo. El encargado de picar es Cristóbal Cruz a cuyo caballo lleva Morante el toro con pases por la cara sin cruzar dejándole en suerte con un recorte.
En el primer puyazo el toro aprieta con la cara muy alta dificultando la labor del piquero. Le pega fuerte al toraco.
Morante con dos capotazos le lleva a la nueva entrada reglamentaria dejándole a la altura de la raya de fuera delimitadora de terrenos.
Tras trabajar el piquero en la motivación del toro, cuando éste se arranca se agarra arriba.
Morante con un recorte le deja nuevamente en el caballo para que el piquero se limite a señalar el puyazo.
En banderillas con lidia de Antonio Jiménez “Lili” parean, Rafael Cuesta quien las prende arriba. Javier Sánchez Araujo coloca un excelente par. Cierra tercio Rafael Cuesta con un buen par.
Morante no brida.

Comienza su faena muy cerrado en tablas doblándose por ambos pitones para seguir con dos redondos vaciando al toro por arriba finalizando con un kikiriki para dejar al toro fuera de las dos rayas.

Muleta en la zurda. Tres naturales. El toro se para. Vuelve Morante a tomar distancia con la muleta en la izquierda, logra un natural en el que el toro le pone los pitones en el pecho.
Morante abrevia. Se dobla por ambos pitones y se va por el estoque de matar.
En la suerte natural logra casi media estocada en lo alto que tira al toro sin puntilla para que Araujo acabe de atronarlo al primer intento.


El cuarto de la tarde es el número 87. Demagogo. 515 kilos. Tostado chorreado en verdugo. Un toro dotado de unas velas impresionantes que sale de chiqueros con muchos pies.
El Cid de entrada se estira y le administra cuatro buenas verónicas para seguidamente torearle por la cara enseñándole a embestir para finalmente rematar con una buena media verónica.
El encargado de picar es Ruiz Román a quien lleva El Cid con capotazos muy templados no obstante lo cual el toro pierde las manos por lo que aparecen algunas protestas en el tendido 7 seguidas de aparición de pañuelos verdes.
El toro aprieta en el caballo. Manuel Jesús Ruiz Román lo pega. Arrecian las protestas del 7 con gritos de ¡Toro!,¡Toro!. El toro se duerme en el caballo. Como a la salida el astado pierde las manos, aparece el pañuelo verde en el palco presidencial.

El cuarto bis es un sobrero de Gavira. Número 97. “Farol” 516 kilos. Negro.
El Cid lo saluda con tres capotazos de los que el toro sale suelto. A la vuelta se estira en unas verónicas para seguir toreándole en acción efectiva de enseñanza a embestir.
El Cid lo lleva al caballo de picar que monta Ruiz Román. Se agarra arriba y el toro sale suelto. Entra de inmediato para recibir otro picotazo. Lo saca “El Boni” y lo deja en el capote de El Cid.
Con una verónica y dos capotazos, en uno de los cuales el toro se ciñe por el pitón derecho, lo lleva nuevamente al caballo de picar para que el picador se agarre arriba. Lo saca El Boni y se cambia el tercio.
En banderillas con lidia de El Boni parean Alcalareño que logra un buen par. Víctor Saugar “Pirri” cumple con su cometido y cierra tercio Alcalareño con un par de exposición.
El Cid comienza su faena vaciándole por alto. En el segundo muletazo el toro se arrenga. Lo saca de ese terreno y fuera de las dos rayas le da distancia para el toreo por redondos.
Una serie de cuatro excelentes redondos que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Nueva tanda de tres excelentes redondos que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el de pecho sobre la izquierda.
Sigue por redondos en tanda de dos. En el último el toro pierde las manos. Dos redondos más que, tras martinete, remata con el pase de pecho sobre la mano derecha y dobla con el de pecho sobre la izquierda.
Con la muleta en la izquierda tras haber dejado reposar al toro, le administra cuatro naturales que remata con el pase de pecho sobre la izquierda. Gran ovación.
Tras distanciarse del toro nueva serie de excelentes naturales que remata con el pase de pecho sobre la mano izquierda. Ovación.
Dos redondos. El toro se para. Dos redondos ligados cambio de muleta a la mano izquierda sobre la marcha y remate con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Tras tomar el estoque de matar. Trincherazo sobre ambos pitones. Dos ayudados por alto, trincherazo en el que el toro pierde las manos.
¡Un toro que se ha caído en los momentos claves para remontar la faena!

En la suerte contraria entre las dos rayas frente al tendido 1 logra una casi entera en la yema de la que el toro tarda en doblar a pesar de los capotazos de los subalternos. Cuando lo hace “ Pirri” lo apuntilla a la primera.
Ovación grande para El Cid pero ni un solo pañuelo ha solicitado la oreja.
Cuando el toro es arrastrado una gran ovación conmina al de Salteras para que salga al tercio a saludar pero el Cid agradece desde dentro del burladero debido a que cuando iba a salir unos pitos se lo impiden.

Sale el quinto de la tarde que es el segundo de Morante. Número 20. “Nublado” 530 kilos de Juan Pedro Domecq .Negro de capa.

De salida desdeña los dos primeros capotazos de saludo de Morante. A la vuelta el sevillano se estira en cuatro lances dejando al toro en el capote de su banderillero Rafael Cuesta que lo lleva al burladero de suertes.
Morante lo lleva con dos capotazos al caballo de picar.

El toro se arranca con violencia y Aurelio Cruz sufre para encontrar el sitio bueno de colocación de puya. El toro derriba al caballo, si bien el equino recupera la posición, mientras que el piquero esta en el suelo de pie.
El toro muy agarrado al piso y Morante que ha de trabajar para llevarlo nuevamente al caballo de picar.

La mansedumbre del toro es protestada. Morante trata de tirarlo con un trallazo de capote, pero el manso resiste.
Nueva entrada al caballo. Aparecen los pañuelos verdes del tendido 7. El toro aprieta. El picador se agarra arriba.

Morante con el toro en medio de palmas de tango y gritos de ¡Fuera!, ¡Fuera!. El presidente cambia el tercio.

En banderillas con lidia de Rafael Cuesta, “Lili” clava el primer par de banderillas. En el capotazo para poner nuevamente al toro en suerte, el toro mide el suelo ante el trallazo de Cuesta y el presidente saca el pañuelo verde.
Florito Fernández Castillo ordena a sus mansos que metan al toro a chiqueros, lo que hacen con gran efectividad. Ovación.

Sale el segundo sobrero. Número 82. “Esparraguero”.511 kilos. Del hierro de Gavira. Negro.
Desdeña los cuatro capotazos de saludo con que Morante lo recibe. En el último pierde las manos y se va suelto en amago de saltar la barrera.
A la vuelta Morante le administra dos lances sin ajuste para seguidamente dejar que lo lleven al burladero de suertes.
El toro se arranca al caballo de picar, pasa de largo y se va a por Morante que le administra una larga a una mano.
El “Lili” lo lleva al caballo de picar. El toro se cae. Entra al caballo apretando en paralelo. El piquero se agarra arriba en vara larga.
Nueva entrada al caballo de picar. Manuel Jesús Ruiz se agarra arriba. El toro pierde las manos y nuevo pañuelo verde en presidencia.

Salen de nuevo los mansos de Florito. Uno de los mansos se monta en el toro y así lo lleva a chiqueros creando la hilaridad en el público.
Morante sentado en el estribo espera la nueva oportunidad que le da el presidente de la corrida, mientras Curro Vázquez tiene cara de pocos amigos.

Sale el número 57. Porrita. 535 kilos. Un negro de la ganadería de Carmen Camacho.
Le llaman desde el burladero en que se encuentra Morante con sus banderilleros, derrota y levanta las tablas del mismo.
Morante le recibe con unas verónicas movidas de paso atrás que levantan al público de las Ventas. ¡No lo entiendo!
El toro humillando y Morante lo lleva al caballo de picar dejándolo en la raya de fuera y Aurelio Cruz se agarra perfectamente arriba. El toro aprieta y pierde las manos en la salida de la suerte.
Morante quita por verónicas en serie de tres que remata con la media. ¡No son nada del otro mundo! pero son aplaudidas.
En la nueva entrada Aurelio Cruz se agarra trasero.
En banderillas “Lili” clava un buen par. Javier Sánchez Araujo cumple con su cometido y cierra Antonio Jiménez “Lili” con par ligeramente trasero. Ha lidiado Rafael Cuesta.
La faena la comienza Morante doblándose por ambos pitones para vaciar con un pase de pecho sobre la mano derecha.
Muleta en la diestra. Dos redondos en el segundo de los cuales el toro se cae. Toma distancia. Un redondo. En el siguiente el toro duda en la arrancada. Morante remata con un pase de pecho muy despegado por lo que el público le pita.
Muleta en la zurda. Un natural ayudado. Sigue por naturales en serie de tres que resultan enganchados y remata con el de pecho sobre la zurda.
Un molinete para quedar colocado al toreo al natural. Nueva serie de naturales enganchados por lo que aparecen algunas protestas en los tendidos.
Morante corta por lo sano. Toreo de pitón a pitón. Se va a por el estoque de matar.
En la suerte natural logra un pinchazo hondo que el toro escupe. Nueva entrada en la suerte natural y pinchazo que es escupido. Se dobla con el toro por ambos pitones con la finalidad de quebrantarle para que doble. En la suerte natural otro pinchazo que es escupido.
Toma un estoque nuevo y en la suerte natural entrando casi a paso de banderilla logra casi una media estocada atravesada. El toro dobla tras capoteo de los subalternos. Javier Sánchez Araujo acierta a la primera con la zocata.

Sale el último toro de la tarde. Número 160. Disparate. 525 killos. De Juan Pedro.
El Cid de salida se estira en dos verónicas de las que el toro sale suelto. A la vuelta otra verónica de la que el toro se va.
Cuando el toro viene El Cid le administra unas excelentes verónicas que remata con unas medias por ambos pitones. Ovación.
Lleva con lances muy templados al toro al caballo de picar que monta Juan Bernal quien se agarra arriba.
Lo saca “El Boni” y deja el toro en el capote de El Cid quien quita con dos buenas verónicas que remata con una media.
Lo lleva nuevamente al caballo de Juan Bernal que se agarra trasero.
En banderillas con lidia de “El Boni” banderillean los banderilleros de Julio Aparicio. Rafael González quien las deja arriba. David Díaz “Llaverito” deja un excelente par. Cierra González con otro buen par. Ambos banderilleros reciben el premio del destocado.
El Cid brinda a Julio Aparicio.
Comienza con unos redondos excelentes en serie de cuatro que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la zurda.
Se distancia del toro. Nueva serie de tres redondos que tras cambio de mano sobre el mismo pase continúa con un natural al que sigue el pase de pecho sobre la mano izquierda. Gran ovación.
Se vuelve a distanciar del toro. Otra nueva tanda de tres redondos que, tras cambio de muleta por la espalda, remata con el pase de pecho sobre la izquierda.
Torea sin torear al toro con la muleta plegada sobre el antebrazo izquierdo.
Con la muleta en la derecha sigue por redondos. Los dos primeros resultan enganchados en el remate. Siguen dos más extraordinarios que, tras cambio de muleta por la espalda remata con el pase de pecho sobre la izquierda.

Muleta en la izquierda. El toro en el primer natural se le cierne. Toma distancia nuevamente para lograr unos buenos naturales que remata con una trinchera y un desplante colocando el simulado cobre el testuz.
Nueva buena tanda sobre la mano derecha que remata con el pase de pecho sobre la misma mano.
Tras tomar el estoque de matar se dobla con el toro en unos pases por bajo con la finalidad de quitarle fuerza para que cuadre con menos movilidad.
En la suerte contraria estocada hasta la bola. Capoteo de los subalternos mientras El Cid coloca la muleta sobre el lomo del toro. El toro dobla y “Pirri” acierta al primer golpe de puntilla.
Petición unánime de oreja. El presidente que remolonea en el intento de contabilizar los pañuelos para no conceder la segunda oreja y finalmente saca el pañuelo blanco.
El abandono de la plaza sigue la secuencia siguiente:
Los tres banderilleros de Julio Aparicio en medio de una ovación fuerte de la plaza puesta en pie.
Morante y El Cid juntos porque el de Salteras se lo ha pedido a Morante en un gesto de caballerosidad.