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miércoles, 12 de agosto de 2009

LA CORRIDA DEL ARTE EN TARIFA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Con media entrada de aforo y televisada en directo por las cadenas autonómicas de la Comunidad de Andalucía y de Madrid, quienes instalaron un total de cuatro cámaras fijas y una portátil, se celebró esta corrida donde faltó el principal atractivo de la misma, el ínclito Morante de la Puebla que debido a su cogida del día anterior en el Puerto de Santa María hubo de ser sustituido por Finito de Córdoba.
Hasta momentos antes del comienzo del festejo el coche de megafonía seguía anunciando el acontecimiento con la participación del torero de La Puebla si bien, como estratagema, lucía en uno de sus laterales un rótulo con el nombre de Finito de Córdoba.
¡El mundo del toro siempre, siempre, nos depara sorpresas!
Una tarde espléndida de temperatura con un ligero vientecillo de poniente para la práctica del buen toreo y con unos toros que embistieron mucho y bien para propiciar el triunfo de Javier Conde y Daniel Luque, quienes salieron a hombros por la puerta grande de la más que centenaria plaza de toros de la ciudad de Guzmán el Bueno.
Con la Presidencia del concejal Antonio Escribano Rodríguez y tras unas palmas de tango a las 19,06 minutos hacen su aparición en el ruedo dos caballos de capa alazana montados por dos caballeros vestidos a la vaquera. Y tras ellos, el paseíllo formado por Finito de Córdoba (verde oscuro y azabache), Javier Conde (gris y plata) y Daniel Luque (calabaza y azabache).
Una plaza muy limpia y con ruedo muy cuidado.
Los comentaristas de Tele Madrid asentados en un palco anexo a Presidencia mientras que los de Canal Sur ocupaban uno de los cinco burladeros con, los que de manera escasa, cuenta la plaza. Sonia (la encargada de las entrevistas en callejón a toreros de Canal Sur) aquejada de una úlcera corneal, cumplió con su trabajo de recogida de información en la mañana antes, durante y después del sorteo, en los anexos al ruedo del que fuimos testigos y ayuda con la colaboración especial del banderillero Juan Montiel. Durante la corrida, al carecer la plaza de Tarifa de callejón, se limitó a entrevistar en el mismo ruedo a Javier Conde tras culminar su buena faena al segundo de su lote.

Sale el primer toro de la tarde. Marcado con el número 152. Negro de capa. Su lidia corresponde al diestro Finito de Córdoba quien lo recibe con cinco verónicas de “pata atrás” dentro de las dos rayas. Aplausos del público asistente.
Germán González pica en el sitio en vara excesivamente larga.
Finito quita por verónicas a un toro que se ciñe por el pitón derecho.
En banderillas Juan Montiel pasa apuros en el primer y único par que coloca al hacerlo, con los palos arriba por el pitón derecho del toro aún sabiendo que iba a cortarle el viaje. Jaime Padilla en par trabajado y expuesto deja los palos arriba recibiendo una gran ovación. Con dos pares se cambia el tercio a petición del matador.
Finito comienza probando al toro con pases contrarios sobre el pitón izquierdo. El toro aquerenciado a tablas. Redondos sin ajuste en serie de dos para que el toro se vaya a tablas. Fue el defecto del toro que luego acudía con prontitud y sin cabecear a los engaños que su matador le ofrecía.
Finito lo lleva, para quitarle la querencia, al centro del ruedo. Un redondo suelto. Dos ligados sin ajuste alguno y otros dos más que remata con un pase de pecho. Comienza a sonar la música.
Nueva serie de tres redondos al final de las cuales el toro pierde las manos. El toro se va a su querencia de la que le saca Finito con unos pases contrarios sin cruzar, sobre la cara del toro.
¡Difícil conseguir que el toro no se vaya a tablas en un ruedo con las medidas muy por debajo de las reglamentarias!
Continúa por redondos en serie de tres que remata con un despegado pase de pecho sobre la mano derecha.
Un natural ayudado con el estoque simulado. Dos más que remata con el de pecho en el que el toro protesta de manera ostensible.
En la suerte contraria (equivocadamente desde mi punto de vista puesto que el toro apretaba hacia esos terrenos) y entre las dos rayas, Finito pincha en hueso.
Nueva entrada y pinchazo hondo que hace que el toro por su falta de raza se eche. Padilla acierta al primer golpe de puntilla. Aplausos del público.

Sale el segundo de la tarde. Esta marcado con el número 206. Javier Conde se estira muy cerrado en tablas en tres verónicas que remata con una media en medio de la apoteosis del público.
Tras un capotazo de Paco Arijo, el toro sale suelto y se va en busca del caballo que monta Justo Jaén quien es desmontado. .
En la segunda entrada al caballo el picador marra para rectificar seguidamente y tapar la salida al toro en medio de las protestas y pitos del público que consideran un castigo excesivo.
Con la lidia de Paco Arijo, Carlos Casanova deja un buen par. Alfredo Cervantes tras clavar los palos arriba se cae delante de la cara del toro con la fortuna de que el toro no hace por él ante el buen quite de Padilla. Con estos dos pares se cambia el tercio.
Javier Conde brinda al público y se va por el toro que esta pegado a tablas para con dos series de pases por alto, sacar al toro a los medios en medio de los aplausos del respetable.
Allí torea por redondos en serie de dos. Ya el toro en medio de las dos rayas recibe otros dos redondos por parte del diestro malagueño.
Prueba por naturales despegados y acaba con las poses plásticas propias de su torero.
En el centro del ruedo torea por redondos para acabar con sus posturas artísticas.
Ha de entrar Conde tres veces a matar para lograr una estocada contraria, perpendicular y atravesada.

Cuando el toro dobla Javier Conde recibe una ovación.

Sale el tercero marcado con el número 20. Es un toro negro muy bien hecho que embiste con codicia al capote que en verónicas le ofrece Daniel Luque.
Fue el toro que más nos gustó en el reconocimiento y así se lo hicimos ver a la cuadrilla de Finito. Tras la primera entrada al caballo que monta Rafael Campos, Luque quita por verónicas.

El toro derriba al caballo que está más tranquilizado de la cuenta por lo que cuesta levantarlo. Luque pide el cambio de tercio que presidencia concede.
En banderillas con la lidia de Raúl Caricol, parean Curro Robles que coloca un buen par y Isaac Galvín quien también las deja arriba. Se cambia el tercio sin intervención del pañuelo de presidencia. Continúan hurtando un par de banderillas por toro al público pagano.
El toro poco picado esta muy crudo y con poder.
Daniel Luque brinda al público y comienza su faena por redondos donde el toro le acosa y no le deja encontrar el sitio. Es una pelea en la que no podemos saber quien ha sido el ganador pues el toro aprieta y mucho, mientras que Luque no se arredra.
Nueva serie de buenos redondos que remata con un trincherazo realizados de manera muy precipitada en una pelea en la que creemos ha ganado el toro.
Toreo por naturales buenos que son rematados con el pase del pecho en el que ahora quien gana es el torero que ha estado muy firme a pesar de no doblegar al toro del todo.
El toro continúa con mucho motor. Luque, tras doblarse con el toro, logra sacarle unos buenos redondos.
En la suerte contraria el matador logra un estoconazo en todo lo alto y como el toro tarda en doblar solicita el descabello. Luque tarda en decidirse a descabellar porque presiente que el toro está a punto de doblar. Pero el toro bravo se resiste a morir. Fuera de las dos rayas, Daniel descabella acertando a la primera.
Se piden las dos orejas que la presidencia concede.

Sale el cuarto toro de la tarde. Es un bonito jabonero que está con los kilos justos. Luce el número 220 y de salida es recibido por Finito de Córdoba con unas buenas verónicas que remata con una media de buena factura.

En la primera entrada al caballo el picador Manuel Muñoz se agarra arriba perfectamente. ¡Con este puyazo el toro está picado!
Incomprensiblemente para nosotros pero, en acción premeditada de Finito el toro es llevado nuevamente a la jurisdicción de Manuel Muñoz quien ahora, en medio de las protestas sonoras del público, masacra al toro.


En banderillas con la lidia inteligente de Juan Montiel, parean a un toro muy quedado a consecuencia del fuerte castigo en varas, Rafa de la Rosa que coloca un buen par y Jaime Padilla quien también las deja arriba. Y con dos pares, una vez más, se cambia el tercio. En esta ocasión nos parece acertado el cambio puesto que hay exposición y escasas posibilidades de lucimiento.
Finito de quien no ponemos en duda sus conocimientos y capacidad por habérnoslo demostrado en múltiples ocasiones, comienza probando al toro por alto y por bajo sobre ambos pitones para seguir por redondos a media distancia (perdiendo dos pasos entre pases para que el toro venga de largo) en su afán de prolongar una embestida que acaba justo debajo del cuerpo de su matador.
Varias series de redondos tratando de rematar largo, mandando, a un toro que por quedarse corto en el pase, desluce los buenos redondos del diestro de Sabadell.
Redondos y más redondos a un toro de media arrancada al que estimula con la voz y que remata con el doble pase de pecho protestado por el toro que no quiere nada de toreo por arriba.
Excesivo toreo con la derecha en faena que no vemos posibilidades de remontar. Remata la última serie de derechazos con una trinchera viendo que el toro protesta los pases por arriba.
¡Oficio en torero conseguido tras muchos años de alternativa!
En la suerte natural pinchazo hondo arriba.
Falla en el primer intento de descabello y acierta en el segundo. Su labor es silenciada.
Para nosotros ha sido una lástima que Juan Serrano no haya querido sentar su cátedra en Tarifa, pero los artístas son así y tal vez el ponientito que soplaba ligeramente resulto frío para el sabadellense criado en la calurosa Córdoba.
Sale el quinto toro de la tarde. Es un castaño de encornadura brocha y bizco del izquierdo con hechuras idóneas para embestir. Marcado con el número 195.
Muy cerrado en tablas, en el tendido de sombra justo debajo de donde se encuentra el burladero de matadores, Conde le administra tres verónicas de excelente factura que remata con una media superior. Gran ovación de un público que quiere al diestro malagueño.
En el primer encuentro con el caballo su picador que es Ignacio Rodríguez se agarra trasero y caído, para rectificar de inmediato y castigar con mesura al toro.
Javier Conde lo prueba con dos capotazos para de inmediato pedir el cambio de tercio que presidencia concede.
En banderillas con lidia de Carlos Casanova, Paco Arijo prende un buen par. Alfredo Cervantes prende un par de colocación desigual. Y nuevamente sin mediación presidencial se cambia el tercio de banderillas.
Javier Conde muy cerrado en tablas en el mismo terreno de recibo con el capote, comienza su faena de muleta doblándose por bajo a medida que gana terreno al toro hasta sacarlo fuera de las dos rayas donde remata con un pase contrario y uno por alto que el toro protesta de manera ostensible.
Un espectador gaditano que estaba junto a nosotros matiza "que nunca 18 pases de muleta han resultado tan rentables", pues con ellos consiguió Conde las dos orejas de un excelente toro. ¡Tenía razón!
Conde en faena por redondos deja mucho tiempo entre muletazos para en esa forma suya de interpretar el toreo, en ese “torear sin torear” como decía Andrés Vázquez cuando estaba de comentarista en Tele Madrid, preocuparse más de la postura estética en los pases y que en el toreo fundamental.
El toreo de Javier Conde es diferente. Es una puesta en escena de una arte que el interpreta dentro del toreo como inspiración, desmayo, relajamiento, “entrar en trance”, inhibirse de lo que le rodea y afán desmesurado por ir al toro en pases de ballet, para sorprenderlo en su arrancada con algo improvisado que levanta al público de los asientos.
Toreo que Conde ha interpretado en esta plaza en actuaciones anteriores y que le han propiciados triunfos sonados.
Al gaditano que ocupa localidad contigua no le gusta este tipo de toreo y lo manifiesta de manera ostensible e incluso conmina al toreo para que toree y se deje de posturitas, pero….
Un toro que mira ensimismado al torero que está delante pero que no le cita para que embista. Un toro desconcertado que tiene bravura y bondad, que entra sin cabecear y sin querer coger. Un toro noble al que se le han escatimado muchos pases, pero Conde es así y su interpretación del toreo va por el camino de la escenografía que también resulta bonita por ser distinta del concepto de los “pegapases”.
Para mí concretamente Conde me gusta cuando torea porque da a sus lances y pases un aditamento especial. No sé si finge o lo siente, pero la verdad es que interpreta como nadie. ¡Es distinto! Y eso le hace separarse de la gran masa que torea.
Fue una pena que ayer con ganado tan propicio, no hubiéramos podido contrastar estilos artísticos como el de Conde y el de Morante, pues Finito de Córdoba aunque es un artista ayer no estuvo porque no quiso estar y el joven Daniel Luque es un ciclón de potencia que se pela con los toros, pero…de momento no es artista.
Conde y Morante son distintos y por eso; o llegan al aficionado o fracasan, pero indudablemente son otra cosa en medio de un escalafón taurino de sota, caballo y rey.
En la suerte contraria estocada hasta los gavilanes y de inmediato, antes de que el toro doblara, pañolada por todo lo alto en medio de gritos de ¡Torero! ¡Torero! Y las dos orejas que fueron a las manos del torero que había actuado afecto de una fuerte lumbalgia como lo demostraban sus pausados y lentos movimientos.

El último toro, sale en medio de la noche, con las escasas luces artificiales que iluminan la plaza de toros de Tarifa y que tanto deslumbran a los astados. Es el número 205.

Es un toro con mucho motor, al que Luque lo atosiga de salida muy cerrado en tablas con el capote, en una serie de capotazos eléctricos por la rapidez.
El joven torero lo lleva mal al caballo que monta Benito Quinta pues le mete el toro en los mismos pechos del caballo. La caída la subsana con su veteranía el picador que se agarra arriba y lo pega en su justa medida ante las protestas de Luque que lo que debió hacer, era ordenar que saquen el toro del caballo en vez de incriminar a su piquero para que levante el palo, o bien pedir el cambio de tercio.
Daniel Luque no hace su quite al toro, por lo que éste está sin fijar. Y en este estado se llega a la suerte de banderillas.
Con lidia de Curro Robles, Raúl Caricol coloca un buen par arriba. Isaac Galvín pone una en el suelo y se cambia el tercio nuevamente con tres palitos arriba.
Daniel Luque comienza la faena por alto (equivocadamente pues debió hacerlo por bajo para demostrar quien era quien mandaba) en medio de la noche para sacar al toro a los medios de la plaza.
Redondos. Muchos y realizados con mucha prisa a un toro que no deja de embestir en el momento en que ve la muleta delante.
Enfrentamiento entre las ganas de un torero que empieza y un toro encastado y noble.
Buenos naturales donde se ponen de manifiesto las ganas por triunfar del torero de Gerena que se pelea con el buen toro de Núñez del Cuvillo.
Remate de pases tanto por trincheras como con pases de pecho sobre ambas manos.
Luque que no quiere dejar su racha triunfalista. ¡Se come materialmente al toro!
Faena encimista con pases entre los mismos pitones y remates sin arte ni oficio.
Daniel Luque se emborracha de torear por eso tira el simulado y torea al excelente toro de Cuvillo por naturales y redondos sin la ayuda, como muchas veces hemos visto hacer a “Joselito” (José Miguel Arroyo) con despaciosidad y mando antes de su definitiva retirada de los ruedo. Pero Luque es otra cosa, son ganas, poderío de avasallamiento y deseos de seguir escalando puestos a base de orejas cortadas.
En la suerte natural pinchazo hondo trasero del que el toro dobla por resultar afectada la aorta posterior.
Entusiasmo general y se piden las dos orejas y el rabo que presidencia concede.
Salida en triunfo de Conde y Luque, por la puerta grande, que es la única que tiene la plaza de acceso al ruedo.

Una tarde de toros entretenida que se vio empañada en parte, porque nos rodearon a mitad de corrida unas familias con sus hijas pequeñas que habían sido obsequiadas (según cacarearon a los cuatro vientos) con entradas por una concejala del Ayuntamiento tarifeño no aficionada a asistir, y no pararon de pasar delante de nosotros en plena lidia y de dar saltos en los asientos de los andamios supletorios que la empresa instaló en la zona de sombra.
Con esta acción un cargo público no estuvo a la altura requerida pues perjudicó económicamente al empresario y perjudicó a quienes por ser aficionados pagamos religiosamente nuestra entrada para ver la corrida tranquilamente sin tener que temblar con los saltos de la gente menuda.

Al final de la corrida coincidimos con el ganadero D. Joaquín Núñez del Cuvillo que presenció la lidia de sus astados en compañía de su hermano Marcos y cuando le dimos la enhorabuena por el comportamiento de la corrida, nos manifestó que estaba muy contento con el juego dado por la mitad de los cornúpetas. Vio esas querencias a tablas y no le gustó ese comportamiento a pesar de que le colegimos que habían tenido nobleza y afectividad por embestir. ¡Un ganadero exigente al máximo con sus productos! de ahí que ocupe el lugar de privilegio en el escalafón de ganaderos de bravo.