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lunes, 26 de octubre de 2015

ALBERTO LÓPEZ SIMÓN.

ALBERTO LÓPEZ SIMÓN.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Finalizada la temporada taurina española es obligado traer a éste blog al torero que a partir de media campaña ha revolucionado el cotarro con sus continuos y rotundos triunfos refrendados con graves cornadas.
Se trata de Alberto López Simón el torero que hace realidad ese aserto de: “El toro de cinco y el torero de veinticinco” pues nacido en 1990 cumple una de las premisas y además han sido los cinco últimos años cuando ha empezado a sonar en la Tauromaquia tras la toma de alternativa nada menos que en La Maestranza de manos de “Morante de la Puebla” y no hacer ascos a todo tipo de toros aunque sobrepasen la edad reglamentaria de los cuatro años para sean considerados como tales.
De torero marginado y casi defenestrado ha pasado a ser el que considero como el “el baja pedestales del toreo” consecuente con sus mano a mano con todos los gallitos que no han rehusado medirse con él y a los que ha mojado la oreja sin excepción.
Los figurones le eluden porque no quieren quedar en evidencia ante el toreo  de verdad, sin ventajas ni inhibiciones y eso el público lo capta. Toreo puro, de pulso, muñeca, pecho, bragueta y corazón, realizado en un terreno donde los toros cogen y cornean fuerte, de ahí las cornadas sufridas, como la de Albacete, de las que como decía Faíco: “por ellas se va la sangre de los valientes quedando en el cuerpo la de los cobardes” aunque de momento Alberto no lo acusa sino que más bien sale a torear sin recuperación total consciente de que el tren del éxito, pasa una sola vez por la vida y no está dispuesto a perderlo.
El clon de José Tomás con sus también cero pulsaciones y su forma de estar y actuar en el ruedo. Todo tranquilo, pausado, valeroso, capaz de pensar, buscar las vueltas y acertar con la distancia para con toques exactos  pasarse los toros por la faja con los mismos ademanes del de Galapagar que tampoco está tan lejos de Barajas.
Torero con vitola de figura que va por libre de la mano del matador de toros Julián Guerra que es un torero salmantino nacido en el año 1974 quien dotado de un buen corte taurino no llegó a triunfar como coletudo, pero sí como apoderado y al que conocí en el Casino de Castilla y León sito en Boecillo (Valladolid) en una Gala Taurina donde, con asistencia de los principales toreros de la Comunidad, se presentó mi primer libro “Incursión por el mundo de los toros”.

Apoderado que ha logrado, a pesar de no formar parte de ningún trust, que su pupilo sea  contratado y triunfado en plazas tan importantes como Madrid, Pamplona, Nimes, Gijón, San Sebastián, Zaragoza, Jaén junto a otras de menor fuste. En otras no hubo trofeos pero su toreo solemne cautivo al público como en Málaga donde se degustó su quietud, firmeza, valor rotundo en medio del  dramatismo.