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jueves, 7 de abril de 2011

LA TAUROMAQUIA EN LAS CERILLAS.

LA COLECCIÓN TAURINA DE FOSFORERA ESPAÑOLA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
En aquellos tiempos pasados en los que la afición a la Fiesta de los Toros era enorme, con corridas a todas horas, se promocionaba la Fiesta casi de manera continua. Desde barajas de cartas, hasta décimos de lotería pasando por cerillas decoradas con motivos taurinos en los que Fosforera Española obsequiaba a sus usuarios para que, tras gastar los fósforos, pudieran coleccionar el continente.
Una señora,  buena aficionada, las coleccionó y se las regaló a un servidor de ustedes cuando acerté a curar un perro de su propiedad al que le tenía un gran cariño.
Hoy quiero que llegue a ustedes a través de mi blog.
En la confección de esta colección taurina de cerillas, los dibujos de escenas sobre la lidia y suertes de tauromaquia que decoran el anverso de las cajitas de cerillas, corrieron a cargo del pintor natural de Coria del Río, Andrés Martínez de León (1895-1976).
Andrés estudio en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. En el año 1931 se fue a Madrid al ser contratado por el periódico “El Sol” , en época en que las colocaciones estaban prácticamente como ahora, para colaborar también en “La Voz”, “La Esfera” y en la revista “Blanco y Negro”.
Fue este pintor, de ideas republicanas que difundió por los frentes de Andalucía y Extremadura durante los años 1937 y 38 en sus dibujos en el “Altavoz del Frente”, junto al poeta Miguel Hernández, luego, recalaron en Valencia donde se refugiaron hasta que la ciudad fue tomada en 1939. Por ello fue condenado a muerte por el régimen franquista y finalmente la pena fue conmutada por treinta años de prisión en 1941, debido a la mediación de su abogado Ramón Revuelta y su amigo falangista Sancho Dávila.
Durante los años de estancia en la cárcel, pintó para ayudar a su familia, y los cuadros eran vendidos en Sevilla por su intermediario el fotógrafo Serrano.
Fue indultado en Navidad del año 1945 y en ese momento se especializó en el tema taurino sumándose a los seguidores de la escuela de Roberto Domingo, Antonio Casero y Ángel González Marcos.
Su pintura es impresionista de grandes trazos, mancha sin contorno definido, línea discontinua y entrecortada del dibujo y color de gama cálida en el sol contrastada con colores morados y azules fríos en la sombra. En sus cuadros se vive la emoción del momento y la alegría festiva donde siempre el toro es el protagonista. Un toro de gran trapío dotado de bravura, poderío y belleza.
En sesión del 14 de abril del año 1959 la comisión de Fiestas de la Casa de Misericordia de Pamplona decidió encargarle el cartel anunciador de la nueva Feria del Toro. Cartel que luego sería editado por Artes Gráficas Heraclio Fournier.
El lienzo original, donde un toro, todo poder, destroza una barrera, fue entregado como premio, por el toro más bravo de la feria, a D. Álvaro Domecq. Y así se siguió haciendo, hasta que en el año 1967, la Comisión de Fiestas decidió quedarse con los carteles originales a fin de crear una pinacoteca taurina.
Pero en el reverso, las cajitas explicaban el dibujo representado. El encargado de poner el texto fue nada más y nada menos que Gregorio Corrochano.
D. Gregorio Corrochano Ortega (Talavera 1882-1961) quien de un futuro ingeniero de Caminos pasó a ser un excelente periodista taurino al hacer de la crítica taurina antigua, escueta y objetiva, unas crónicas literarias.
Crónicas que tuvieron "un antes y un después de la muerte de su admirado “Joselito”" que presenció en vivo y en directo en la plaza de toros de su ciudad.
Periodista taurino que llegó a ser respetado por los propios toreros conscientes que a su calidad literaria unía un profundo conocimiento del arte de Cúchares, y lo que es más difícil, por los propios escritores taurinos tales como D. José María de Cossío quien le consideró como: “el  crítico taurino de mayor relieve y personalidad”.

Hizo sus incursiones periodísticas en la corresponsalía de guerra de Marruecos y allí, consecuente a su afición taurina común, se hizo amigo del general Sanjurjo, quien como Comandante General de Melilla, apoyó la Fiesta nacional en aquel trozo alejado de España, hasta el punto de autorizar la construcción de una plaza de toros provisional en los terrenos de la Real Sociedad Hípica Militar que con capacidad para 4600 espectadores fue inaugurada el 30 de julio de 1924 y permaneció activa hasta 1936.
En 1946 se construyó la plaza de toros actual a la que D. Gregorio la bautizó como “La mezquita del toreo”
Su entrada en el periodismo taurino, como no podía ser de otra manera, fue por la vía de la sustitución, al sentirse indispuesto el titular de “La Mañana”. Su crónica tuvo tal éxito que fue felicitado por el director del diario.
En el diario ABC trabajó como corresponsal de calle y de pasillo del Senado, hasta que al fallecer el crítico taurino, el fundador y propietario le encomendó la sección taurina que en principio rechazó.
Sus máximas obras taurinas fueron: “La tauromaquia de Domingo Ortega” y “Cuando suena el clarín” en réplica a Ernest Hemingway por su “Verano sangriento”.
Nueva suerte:









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Así es la caja:










                                    El Cartel de Pamplona que pintó Martínez de León.
 
Corrochano conoció a Franco en la juventud de la mano del común amigo, General Sanjurjo y luego pasado el tiempo colaboró en la confección de esta colección de cerillas con un republicano acérrido como fue Andrés Martínez de León y es que ¡el mundo del toro olvidándose de la Memoria Histórica auna sentimientos de ideas políticas enfrentadas!