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lunes, 6 de abril de 2009

FESTIVAL DE PAQUIRRI EN ZAHARA DE LOS ATUNES.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Una plaza portátil con lleno hasta la bandera, donde el ruedo está perfectamente acondicionado y luce en su centro, pintado a cal, el hierro de la ganadería de Lagunajanda que es al que pertenecen los novillos a lidiar en este I Memorial Francisco Rivera. Festival de Homenaje a Francisco Rivera “Paquirri” en conmemoración a los 25 años de su trágica muerte en la plaza de Pozoblanco, que organiza la empresa Suerte de Varas S.A y patrocina la Diputación provincial de Cádiz.
Una banda formada por más de una veintena de profesores ameniza el comienzo del espectáculo con un pasodoble en espera de que hagan su aparición los toreros actuantes ante la música de viento que algunos espectadores emiten en protesta por el retraso de comienzo del paseíllo.
Por fin a las 18,10 de la tarde, se abre la única puerta de salida con la que cuenta la portátil, para que hagan su aparición en perfecta formación de antigüedad, los diestros actuantes que son precedidos por el caballero rejoneador Leonardo Hernández (hijo) quien monta un precioso caballo castaño.
De izquierda a derecha la formación, ataviada con trajes cortos, está así: “Riverita” (gris oscuro), Canales Rivera (calzón gris y chaquetilla gris oscuro), el novillero David Galván (calzón gris y chaquetilla azul), Morante de la Puebla (calzón negro y chaquetilla pata de gallo gris) y Ponce (beige).
Tras deshacer el paseíllo y torear al miedo por parte de todos los actuantes, Leonardo Hernández sale del ruedo para cambiar de cabalgadura.
Aparece montando un caballo tordo en fase blanca de lámina preciosa que recorre el ruedo a la mano izquierda con la finalidad tras destocarse, saludar al presidente.
El presidente saca el pañuelo blanco que ordena la salida del primer novillo de la tarde. Leonardo se va al centro del ruedo para saludar a la concurrencia quien corresponde con una ovación. Seguidamente hace unos ejercicios de calentamiento al caballo quien se espanta al ver el hierro de la ganadería en el suelo, mientras el torilero espera la orden del caballero para dar suelta al primer astado de la tarde.
Da unas cuantas vueltas al ruedo en círculos, cada vez más cerrados, a una y otra mano hasta que finalmente da la orden para que se abra el portón de los sustos.
Sale un novillo castaño, reglamentariamente despuntado en sus pitones, que remata en el burladero para seguidamente fijarse en el caballo e irse raudo por él. Leonardo le da unos recortes muy toreros llevándole pegado a la cola de su caballo. Le ha toreado perfectamente.
Su primer rejón de castigo lo clava a la altura de raya de picadores en el sitio perfecto. Un segundo rejón de castigo clavando al estribo que es muy aplaudido.
Le torea muy bien llevándole prendido con temple a la cola de su cabalgadura en carrera espectacular recorriendo el círculo del ruedo en tres ocasiones. Gran ovación.
Mientras se va para cambiar de caballo, uno de sus auxiliares capotea al novillo, por ambos pitones. El novillo no humilla pero va largo en la salida del capotazo.
Leonardo aparece montando un caballo castaño especialista en la suerte de banderillas con el que coloca un excelente par de las largas que previamente ha brindado al respetable.
Ahora torea al novillo andándole de costado y haciendo un cambio de mano por dentro que es muy aplaudido por el riesgo que comporta. Está templando perfectamente la embestida de su oponente. Torea muy bien Leonardo.
Distanciándose del novillo, lo máximo que da el ruedo de la portátil, se va por el toro en derechura para clavar un par de banderillas a la grupa.
Dos pares más de banderillas dando el pecho del caballo y clavando al estribo de forma perfecta y precisa. Ovación.
Torea al toro andándole delante de la cara del novillo de costado enseñándole la grupa y recorriendo el anillo de la plaza por dos veces en medio de la emoción del público que ve el peligro que esta acción conlleva.
Cambia de cabalgadura para sacar un caballo español de capa torda en fase blanca con el que tras hacer unos ejercicios de alta escuela que son muy aplaudidos, se va al otro extremo de la plaza para colocar por dos veces dos pares de banderillas tras quebrar con precisión y clavar en todo lo alto.

Nuevo cambio de caballo. Es un tordo rodado bastante joven con el que pone tres pares de banderillas cortas al violín. Seguidamente torea al toro y el caballo da la cara al novillo, mientras Leonardo se adorna tocando el testuz del novillo e incluso colocando el codo sobre la misma testa del cornúpeta. Nuevo par de banderillas cortas a dos manos, perfectas de ejecución, si bien el novillo llega a topar al caballo.
Entra a matar y coloca un rejón caído que lleva al novillo a las tablas donde se amorcilla por lo que Leonardo ha de descabellar, acertando al primer envite.
Se piden las dos orejas y el presidente las concede, pero el encargado de cortar los trofeos corta también el rabo que el caballero pasea con felicidad dando la vuelta al ruedo.

Mientras sale del camión, que hace de chiquero, el primer novillo de lidia a pie, “Riverita” permanece en una postura muy torera recostado sobre las tablas.
Sale un precioso novillo castaño que luce el número 6 en los costillares y que de salida remata en el burladero de suerte de varas.
“Riverita” le saluda con siete verónicas muy buenas que remata con una media verónica realizadas con un capote que en su esclavina lleva una especie de flecos de lo más hortera.

El peón de confianza lo lleva al caballo. Lo deja justo debajo del caballo. El novillo aprieta y está a punto de derribar. A la salida pierde las manos.
En el quite de “Riverita” el novillo le aprieta y le recuerda los años vividos, por lo que resulta deslucido.
En banderillas a destacar el par que dejó Ramón Alvarado hijo del que fue mozo de espadas de “Paquirri”.
“Riverita” brinda al político Cabañas natural de Alcalá de los Gazules que ocupa barrera de sombra y con la muleta en la mano izquierda y el simulado en la derecha de forma poco elegante se va en busca del novillo.
Un redondo a media altura. Un pase contrario sobre el pitón izquierdo y finalmente lo vacía por arriba sobre el mismo pitón.
Un excelente redondo. El público pide que suene la música, mientras el torero con la muleta en la diestra no le toma la distancia precisa y los redondos salen enganchados al haber ahogado la embestida del novillo.
Sigue por redondos en una serie de tres que tras cambio de muleta por la espalda remata con el pase de pecho con la izquierda.
Dos redondos más a un novillo sin afectividad que remata con el pase de pecho sobre la izquierda a la salida del cual el novillo pierde las manos.
La muleta en la derecha, trata de que el novillo se fije en él mientras se va acercando con despaciosidad. Un buen redondo a media altura. Otro más y como el aire le mueve la muleta y le descubre, ha de rematar con un pase de pecho con la derecha.
Abaniqueo por la cara. El novillo pierde las manos.
Lo realizado hasta ahora ha adolecido de temple.
Una manoletina. Resulta achuchado porque no le está tomando la distancia adecuada y como el novillo aprieta por el pitón izquierdo el pase pecho lo intenta pero finalmente desiste.
Tras tomar el estoque de matar va en busca del novillo en terrenos de fuera de la raya de picadores. Se dobla con el astado en busca de la igualada. En la suerte natural y fuera de las dos rayas le propina una media pescuecera que descorda al animal con lo que éste se arrodilla y en esa posición permanece unos cuantos minutos que se nos hacen interminables porque el puntillero no se decide a apuntillar cuando era lo que había que hacer. “Riverita” pide el descabello y en acción antirreglamentaria descabella al animalito.
Se piden las orejas y el presidente las concede con el aditamento del rabo.
“Riverita” con los máximos trofeos da la vuelta al ruedo.
Digno de encomio el que “Riverita”, que en sus buenos tiempos era mucho más artista que el llorado “Paquirri”, quisiera actuar en el homenaje al hermano más pequeño, pero la verdad es que demostró que los años no perdonan y menos a un torero que ha tenido serios problemas cardíacos.

Va a salir el segundo novillo de lidia a pie. Corresponde a Enrique Ponce.
Es un astado castaño propio, con más morrillo que el anterior, pero también cómodo de pitones. Luce el número 49. Sale con muchos pies y remata en los burladeros. Pertenece, como toda la novillada a la ganadería de Lagunajanda.
Ponce lo saluda con un capotazo distanciado sobre el pitón izquierdo. El novillo se va muy largo por lo que ha de llamarlo Mariano de la Viña sin que el astado se de por aludido. Tampoco responde al llamamiento del pequeño de los Tejero que lo hace desde el burladero opuesto.
Tras una vuelta completa al ruedo con remate en cuantos burladeros encuentra en su deambular, por aquello de ser citado por el vuelillo de los capotes a ras del suelo, finalmente se encuentra con el capote de Ponce quien flexionando la rodilla derecha le lancea por el pitón derecho para seguidamente hacerlo por el otro pitón con genuflexión de la pierna del mismo lado.

Una verónica excelente por el lado izquierdo a la que sigue una serie de cuatro. El novillo clava los pitones en la arena. Remata la serie con una media verónica sobre el pitón derecho a la que sigue una larga a una mano sobre el pitón izquierdo. Las palmas echan humo.
En el burladero de suertes lo fija Mariano de la Viña en espera de que salga el picador. Ponce lo cuida y tras darle un respiro lo lleva con lances mimosos con remate por alto hasta dejarlo a un metro del piquero quien realizando la suerte de la aceituna le administra un ligero picotazo en el momento en que el toro pierde las manos. Se trata de un novillo carente de fuerzas.
Ponce quita con tres lances de delantal que remata con una especie de media verónica a más de media altura para conservar al estabilidad del flojo animal.
En banderillas Mariano de la Viña parea por el pitón derecho dejándolas arriba. El segundo par a cargo de José María Tejero también por el derecho, clava arriba.
Derrotes y más derrotes del novillo en los burladeros ante los capotes que asoman por debajo. Parece mentira que no sean conscientes del daño que hacen estos porrazos en el cerebro del cornúpeta.
Ponce comienza su faena doblándose por ambos pitones con la pierna del mismo lado genuflexa al tiempo que se va saliendo hacia los medios del ruedo. Fuera de las dos rayas lo vacía con una trinchera a media altura a al que sigue un buen natural.

Ha dado distancia al novillo con la finalidad de que tome oxígeno, para seguidamente ir acercándose lentamente al mismo portando la muleta en la mano diestra. Tres redondos de buena factura y terminación que abrocha con un pase de pecho excesivamente separado sobre la mano derecha.

Nueva distancia y repetición de lo anterior. Finaliza la serie, tras cambio de mano, con un natural con la izquierda. Ahora una serie de tres naturales donde el pico de la muleta es el protagonista. No remata los pases a la cadera sino que lo despide lejos de su anatomía. El novillo se cae.

Tras darle tiempo para la recuperación sigue por naturales sueltos a media altura donde al perderle dos pasos entre pase y pase opta por la no ligazón con la finalidad de evitar el quebrantamiento que ello conlleva.
Le anda por delante con mucha torería y rematar con un pase de pecho.
Nueva distancia. Las posturas toreras de Ponce en el acercamiento al astado.
Dos molinetes seguidos, dos redondos en el último de los cuales el novillo muy quedado entra rebrincado. Continúa toreando sobre la mano derecha con el pico de la muleta. Se coloca entre los dos pitones y finaliza con el pase de pecho sobre la mano izquierda.
Un pase de las flores para seguir colocado en su toreo por redondos. Un redondo casi completo. Dos más buenos de ejecución y remate.
Un serie de dos redondos separados que remata, tras cambio de muleta por la espalda con el pase de pecho con la izquierda bueno de verdad. Desplante típico del torero de Chiva.

Un trincherazo. Un natural, le pierde tres pasos. Cuatro naturales más y tras dos cambios de mano de muleta para rematar con un redondo y tras nuevo cambio de muleta a derecha e izquierda remata con el pase de pecho la izquierda.

Los típicos pases del cartucho del pescado al final de faena y con abaniqueo por la cara imitando a José Fuentes.
En la suerte natural menos de media en la yema que hace rodar al novillo sin puntilla. Se piden las dos orejas y el rabo que son concedidas por Presidencia.


Tercer novillo de lidia ordinaria a pie. Luce el número 2 en los costillares. Corresponde a Canales Rivera. Es un novillo grande, de capa negra, que remata por dos veces en el burladero de suertes.

Canales lo saluda con tres verónicas, un pase de delantal, dos chicuelinas al tiempo que va saliéndose de las rayas. Remata con una media.
Está a punto de dar una voltereta porque ha humillado en exceso.
En el primer encuentro con el montado pierde las manos. Carente de fuerza.
Unas banderillas sin pena ni gloria donde uno de los banderilleros resbala en el momento del embroque y está a pinto de sufrir un percance. El novillo casi sin coordinación. Con dos pares de banderillas se cambia el tercio.
Canales brinda al publico.
Comienza la faena por alto. Tres pases por alto. Baja la muleta un trincherazo por ambos pitones. Un natural entre las dos rayas. Acaba con un derechazo, un martinete y una trincherilla.

La muleta en la derecha. Una buena serie de tres redondos que remata con el de pecho sobre la derecha.
Distancia. Un pase de pecho sobre la derecha. Serie de cuatro redondos que tras martinete remata con el pase de pecho sobre la derecha. Cambio de mano de muleta por la espalda y remate con el pase de pecho sobre la izquierda de los denominados de pitón a rabo.
Se retira del novillo en medio de los aplausos de la concurrencia.
Portando la muleta en la izquierda se acerca al astado quien se arranca de manera inesperada por lo que ha de vaciarlo por arriba en un natural. Otro natural sin ajuste y uno nuevo bueno de ejecución que no de remate.

Ahora el novillo demuestra fijeza. Dos naturales. Le pierde más pasos de los requeridos por lo que en novillo no acude al cite. Tras cuatro naturales donde se abusa del pico de la muleta remata con un excelente pase de pecho sobre la mano derecha y tras cambio de mano con otro sobre la mano izquierda. Desplante torero.

Un circular por la espalda. Dos redondos casi completos. Nuevo circular por la espalda. Un redondo y tras cambio de mano, un natural. Un nuevo cambio de mano de muleta, un redondo más. Dos excelentes naturales. Trata de dar un circular completo que no logra. Si el circular completo por la espalda.
Una faena muy ligada que va a rematar con un pase de pecho sobre la mano derecha. Tres redondos más. Se está emborrachando de torear. Un molinete de rodillas. Otro más. Remata con un pase de pecho sobre la derecha. Anda al toro con torería. Abaniqueo por la cara. Se coloca la muleta sobre el hombro izquierdo y este detalle enerva a la concurrencia que prorrumpe en una gran ovación.

Tras cambiar el estoque simulado por el de herir a la vuelta la muleta en la mano derecha y el estoque en la izquierda una serie de cuatro naturales con la mano derecha muy buenos, donde el novillo ha galopado.
En la suerte natural logra una estocada hasta los gavilanes. El novillo se amorcilla y tarda en doblar consecuencia de su casta.
Cuando dobla se piden las dos orejas y el rabo y Canales da la vuelta triunfal al anillo tras entregar los trofeos conseguidos a uno de sus banderilleros.
Desde el centro del ruedo se despide de la concurrencia al tiempo que toma un puñado de arena del albero y lo besa mientras eleva los ojos al cielo en memoria de su tío, verdadero protagonista del festival.



Morante de la Puebla concentrado en un burladero en espera que salga su novillo. Se trata de un novillo marcado con el número 35 que luce el guarismo 6, de capa negra, muy hondo, bajo de hechuras, bizco del pitón izquierdo que está en la tipología del encaste juanpedro.
Los dos primeros lances de recibo son dos trallazos. Seguidamente se estira por verónicas en una serie de tres por ambos pitones en las cuales no ha templado lo suficiente puesto que resultaron enganchadas en el remate. Remata con una media buena.
Los peones de Morante entre los cuales está incluido, como tercero de la cuadrilla, el tarifeño Javier Sánchez, llevan al novillo al burladero de suertes en espera de que se coloque el picador. Mientras, Morante está en el mismo centro del anillo para citar en su momento al novillo y con lances por delante, sin cruzar, lo lleva al caballo. El novillo aprieta, si bien levanta la cabeza ante el dolor del hierro.
Dos lances sin mucha entrega. Una verónica sobre el pitón derecho. Distancia. Buenas verónicas en serie de tres que remata con una buena media.
El primer banderillero las coloca arriba a pesar de que en el momento del embroque el novillo pierde las manos. Javier Sánchez pone un buen par en todo lo alto.
Morante comienza la faena por ayudados por alto en una serie de cuatro a medida que va ganando terreno a su oponente para fuera de las dos rayas rematar con un natural, bajando mucho la barbilla porque esa actitud da mucha torería. En el mismo centro del platillo tres redondos muy buenos que tras cambio de mano remata con el pase de pecho sobre la izquierda. La muleta en la izquierda para realizar el toreo al natural. Un natural a media altura. Le pierde dos pasos. Toma distancia. Un natural que el toro en el remate se comporta de manera violenta tratando de seguir la muleta por lo que ésta resulta enganchada. Dos naturales muy buenos.
Morante con cara feliz parece que se está divirtiendo.

Con la muleta en la diestra cita de largo adelantando la muleta. Tres buenos redondos ligados que son jaleados. Un molinete típico de su estilo.
Un espectador le conmina a que baje la mano en los muletazos. Morante lo hace y han sido los mejores muletazos que ha dado en toda la tarde.
La faena la va a finalizar de la misma manera que la comenzó con unos ayudados por alto a un novillo que ahora está ahora con más fijeza que antes al haber perdido el estrés de la lidia. Una trincherilla garbosa por parte de Morante. Dos nuevas por ambos pitones y un pase de pecho que no finaliza porque el novillo ahora aprieta consecuencia de que aprendiendo.

En la suerte natural y en terrenos de chiqueros logra una estocada casi entera en toda la yema y el novillo está muerto.
Se piden los máximos trofeos que el presidente concede y Morante da la vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo con cara sonriente devolviendo a los espectadores todos los objetos que previamente han tirado a la arena.

Sale el último cornúpeta de la tarde. En este caso se trata de un eral también de capa castaña al que se enfrentará el novillero David Galván que pertenece a la Escuela Taurina de Jerez de la Frontera.
Lo recibe por verónicas en las que no acompasa las dos manos.
En el centro del ruedo trata de dar una chicuelina y como no juega las manos el eral se lo lleva por delante. Lo intenta nuevamente y el mismo resultado. Finalmente tras destocarse intenta un recorte, que no le sale.
Al segundo par de banderillas el eral mide el suelo y allí han de colearlo para que se levante.
La faena de David la ha cimentado sobre la mano derecha y como el eral va y viene pues ha aprovechado los viajes para lograr una serie de pases en los que ha tratado de imitar a lo que realizaron los maestros que han actuado con anterioridad.
Con la muleta anda algo más suelto que con el capote que es una de las telas verdaderamente difícil de manejar.
Portando la muleta en la mano izquierda, ha logrado unos naturales que ha rematado con un pase de pecho.
Un desplante. Intenta un circular por la espalda que no logra. Ahora trata de hacer el cartucho de pescado por dos veces imitando a Ponce.
Se pasa de faena y el eral va aprendiendo a cada paso. Es desarmado. Debería torearlo por bajo con la finalidad de quebrantar un poco al eral.
Se va a barreras para cambiar de muleta y tomar el estoque de matar. A la vuelta instrumenta los pases siguientes: dos ayudados por alto. Un pase natural con la izquierda. Otro más. Un pase de pecho con la izquierda. Otro natural y abrocha con el de pecho sobre la mano izquierda.
En la suerte natural estocada hasta la bola y el eral se refugia en tablas buscando la muerte. Imita a sus hermanos y tarda en morir.
Cuando lo hace se piden los máximos trofeos y la presidencia lo concede.
Y con los máximos trofeos da la vuelta triunfal al anillo con la alegría consiguiente, si bien el número de espectadores ha disminuido considerablemente puesto que muchos abandonaron la plaza tras ver la faena de Morante en una falta total de consideración hacia un nuevo torero en ciernes.


Y aunque el público asistente salió toreando de la plaza, esto que les relato, fue lo que puntualmente ocurrió en este merecido homenaje a un torero que fue uno de los grandes en el panorama taurino español. Y este es mi homenaje a un Francisco Rivera Pérez al que tuve la oportunidad de conocer personalmente.