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sábado, 9 de abril de 2011

UNA PONENCIA DEL CONGRESO MUNDIAL DE VETERINARIOS DE CÁCERES 2011.

CONGRESO MUNDIAL DE VETERINARIOS DE CÁCERES 2011.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
En la ponencia titulada. “Festejos populares alternativa de futuro a la Tauromaquia” con intervención de dos veterinarios y un abogado bajo la coordinación de D. Juan Carlos García Carranza, Jefe del Servicio de Interior y de Espectáculos Públicos de la Junta de Extremadura, se trataron temas en los que se equivocaron términos.
El primer veterinario en actuación fue el catalán Jordi Vendrell de “Tierras del Ebro” que es uno de los siete Ámbitos Funcionales Territoriales  (AFT) denominado VEGUERÍAS. Situado al Sur de Cataluña y formado por las comarcas de: Sur de Cataluña, del Bajo Ebro, Montsiá, Tierra Alta y Ribera de Cataluña. Representa el 52% de la provincia de Tarragona y el 10% de Cataluña. Cuenta con 52 municipios los más importantes de los cuales son: Tortosa, Amposta, San Carlos de la Rápita, Dentebre, Alcanar, Gandesa y Mora de Ebro.
Allí se corren toros. Son los denominados “Correbous” que el veterinario:  “No está de acuerdo con que este término sea impuesto en sus tierras, máxime cuando han sido  los únicos autorizados por el Gobierno catalán”.
El segundo veterinario fue un extremeño, Francisco Hernández Alejandro quien matizó que: “Los Festejos Populares no son una faceta ni una alternativa a la Tauromaquia sino que son el origen mismo de ella”.
Según él: “Los festejos populares  de gran importancia, social, cultural y económica, gozan en su Comunidad de una buena salud debido a la demanda del aficionado”.
Desde mi punto de vista se equivocó en una cuestión:
“Los toros de festejos populares, no son gratuitos sino que los pagamos entre todos al salir el dinero de los Ayuntamientos,  quienes distraen una cantidad importante en la compra de los toros a correr”.
El abogado Joaquín Santiago Bueso matizó que:
 “El cáncer de la Fiesta está dentro de nosotros mismos” posiblemente derivado de su faceta de ganadero de bravo.
No ve con buenos ojos que los empresarios sean al mismo tiempo apoderados de toreros, porque ellos son los que configuran sus propios carteles que en muchas ocasiones no son del agrado del aficionado y por ello no acuden a los festejos programados.
Considera demasiado alto el precio de una entrada para presenciar una corrida de toros.
Piensa que:
“El auge de los festejos populares dimana de la gratuidad”, lo cual no es absolutamente cierto, pues en los concursos de recortadores se paga una entrada para presenciarlos y, el Ayuntamiento, ha de aportar un buen montante económico para premiar a los recortadores actuantes que se han profesionalizado.
Los ponentes deberían haber hecho hincapié en asuntos de “más calado” como podía haber sido, la Legislación que rige estos tipos de festejos, donde prácticamente toda la responsabilidad del espectáculo recae en la persona de los veterinarios.
Los veterinarios encargados de los festejos menores (profesionales de menor puntuación en el baremo de los Colegios Veterinarios provinciales) tienen una problemática de difícil solución.
En la Comunidad de Castilla y León actualmente tiene más “tirón”, incluso en las capitales de provincia donde se celebran, los “Concurso de Cortes” que las corridas de toros consideradas de élite. Concursos estos, que rarísimamente suelen ser organizados en solitario por un empresario quien ve, como una parte económica importante del ciclo taurino con el que se ha comprometido con el cabildo, se escapa de sus arcas, mientras ha de cargar con el escasísimo rendimiento de las corridas serias.
Los organizadores suelen ser Asociaciones formadas por “sabe Dios quién” los que se benefician de los llenazos absolutos y luego dedican los beneficios obtenidos  a fines de difícil seguimiento y finalidad.
En todas estas manifestaciones tauricas, la Administración ha tenido que legislar al reconocer que la res de lidia ha servido para el ocio y recreo de los ciudadanos, máxime ahora que la sensibilidad está a borde de piel.
Y aparece la Ley 10/1991 de 4 de abril que en su artículo 10.2 encuadra a los Espectáculos Taurinos populares.
Y cuando tiene lugar la transferencia de competencias en materia taurina a las Comunidades Autonómicas por R.D 1685/1994 de 22 de julio, cada una de ellas goza de competencia exclusiva. En los meses de estío se celebran diariamente en la mayoría de los pueblos espectáculos de este tipo y la Comunidad ha de legislar sobre los puntos encaminados a garantizar la integridad física de los participantes, de los espectadores y de las personas ajenas al mismo, al tiempo que acabar con el mal trato de los animales.
Únicamente son autorizados los espectáculos taurinos populares que respondan a las denominaciones de encierros (urbano, de campo y mixto), vaquillas (capea o probadilla) y concurso de cortes.
Si bien en los primeros, difícilmente se respetan  las zonas de recorrido y expansión. En los segundos se sueltan verdaderos “marrajos” sin límite de edad, mientras que en los “concursos de corte” se cumple a “raja tabla” el reglamento ya que están profesionalizados como consecuencia de los sustanciosos premios en metálico.
Hay algunos puntos en los que se pueden observar “lagunas jurídicas” importantes, cual es el caso del Artículo 12, titulado Personal de Orden donde en el apartado b) definiciones, dice:
“suspender el espectáculo por alguna de las causas siguientes:
“QUE LAS RESES EMPLEADAS, MUESTRAN UN GRADO DE PELIGROSIDAD EXCESIVO, VISTO EL INFORME VETERINARIO”
¿Qué entienden los legisladores por peligrosidad en una res de lidia?
¿Ignoran que una res de lidia, con cierto tamaño, es capaz de matar a una persona de un rabotazo?
¿Por qué una becerra de no más de 90 kilos mató al diestro Antonio Bienvenida?
¿Carecen de peligrosidad los toros que hasta 6 años se corren en encierros y vaquillas?
¿Quién está capacitado para juzgar la peligrosidad excesiva, normal o mínimo, a la postre PELIGROSIDAD, de una res de lidia?
¿Qué veterinario consciente emite un informa sobre este punto?
Estos a mi juicio son puntos importantes a tratar en un Congreso Mundial de Veterinarios, pues al fin y a la postre nos salvarian de estar en la “cuerda floja” y de que los políticos se “vayan de rositas” ante cualquier eventualidad, pues sería bueno MATIZAR para que cada "palo aguante su vela".