Año 1918.
El día 8 de septiembre
tenemos noticias de que en la Plaza de Toros de Tarifa se celebró una corrida
de toros 6 Toros 6 de Gallardo. Entre los matadores figuró Salvador Freg, pero
los dos restantes de la terna no pudimos averiguar, quienes fueron.
Año 1919.
Francisco Núñez García
“Curro Núñez” nace en Tarifa el día 3 de julio de 1919. Cuando tenía seis
meses de edad sus padres se domiciliaron en Algeciras donde, Curro creció como un algecireño más.
Su afición empezó desde
niño y le llevó a unirse al grupo de
maletillas de entonces, compuesto por “Molilla”, “Pelayito”, “Fuentes” y
otros.
La primera vez que
Curro se vistió de torero parece que lo hizo bajo los auspicios de la desdicha,
pues cuando se anuncia su actuación Curro estaba en el Hospital aquejado de un
tifus que lo tuvo más muerto que vivo. El hombre se anima y hace el paseíllo
junto a Calerito, “El Jaspe” y “Desperdicio”.
Los cuatro novillos van
al corral. La tarde no pudo ser más desdichada para aquellos muchachos
algecireños.
Banderillero desde el
año 1947, ejerce esta profesión hasta que se retira a los 55 años. Durante este
tiempo ha trabajado eventualmente con Antonio Bienvenida, los hermanos Corpas,
Juan Posada, Anselmo Liceaga y con un sinfín de novilleros.
En Águila Fuente
(Segovia) un toro de un pezuñazo le abrió la cabeza ocasionándole un desprendimiento de
retina y provocándole unas cataratas
traumáticas que le imposibilitaron para el ejercicio de la profesión y seguir
trabajando como mozo de espadas.
El sábado anterior al
domingo último de velada se había celebrado en nuestro circo taurino una
charlotada en la que intervinieron: Arlequín,
Charlot y su Chico Enano, cuyo
espectáculo resultó muy divertido.
Muy contentos salieron
del resultado del espectáculo los cuantos amigos que se constituyeron en
empresarios, que la noche anterior con un Levante fenomenal, veían un mal
negocio. El Levante fue benigno esta vez y se retiró del todo para no estropear
a los flamantes empresarios.
El día 8 de septiembre
de este año. Plaza de Toros de Tarifa. Se lidiaron 6 Bravos ejemplares 6 de la
renombrada ganadería de D. Luis y D. Felipe de Pablo Romero por los diestros:
Rafael de Saco “Cantimplas” de Córdoba.
Antonio Labrador “Pintura” de Zaragoza y
José Jiménez “Rebujina” de Cádiz.
Los toros de los
escrupulosos ganaderos que mandaron a
Tarifa, eran desigual en peso y en cabezas, pero bien presentada, brava y
codiciosa, de los seis novillos, dos cumplieron, uno (el último) fue manso y
tres muy bravos, en particular, un toro de bandera, y yo me atrevería a
sostener, que fuera el novillo más bravo de la temporada en casi toda España.
El toro “Despertador” lidiado en cuarto lugar
por “Cantimplas”, peso después de muerto
291 kilos y era mulato entrepelado y con el número 13 en los costillares. Lo
toreó muy bien “Cantimplas” y lo mató
indignamente después de varios pinchazos. “Despertador”
fue aplaudido en el arrastre.
Solo la lidia de este
toro valía la entrada para los buenos aficionados, hoy que tan pocos toros
bravos de verdad, se lidian.
Los novillos arrojaron
en romana el siguiente peso: 1º, 230 kilos; 2º, 242; 3º, 250; 4º, 291; 5º, 326
y 6º,300.
Año 1920.
De los años 20 y 30 es
de los que poseemos más documentación
gracias a los periódicos tarifeños de aquella época tales como: “Unión de Tarifa”, “Sur”, “El progreso”, “La verdad” etc, etc.
La gran mayoría de las
críticas e informaciones taurinas vienen firmadas por Francisco Terán Fernández
quien se ría primero redactor y luego Director de los semanarios; “Unión
de Tarifa” y “Sur”.
En ese año se reúne el
comercio tarifeño y decide colaborar con los combatientes de Melilla, mediante
una becerrada en la torearían:
Matadores: Francisco
Pelegri y Luís Villanueva.
Banderilleros:
Francisco Gálvez, Sebastián Puyol, Francisco García S, José Mayo, Luis
Aragón y Juan Notario.
Los toros fueron
cedidos por Marcos Núñez Reynoso.
Trabajos gratuitos por
parte de la imprenta Ruffo.
Año 1921.
El día 7 de agosto.
Plaza de Toros de Tarifa. Becerrada a beneficio del Hospital de Caridad. 4 becerros
4 de la viuda de Moreno de Guerra, viuda de D. Marcos y de D. José Núñez Reynoso.
Las ganaderías que
había en este año en Tarifa eran:
Viuda de D. José María
Núñez Reynoso en Zarzuela.
Micaela Manso Reynoso
en Aciscár yJava.
Carlota Manso Olano en
Aciscár.
Joaquín Abreu Herrera
en Arráez y Moro.
José Núñez Morales en
Pozuelo y Brocón.
Año 1924.
En éste año se viste de
luces el pintor tarifeño Agustín Segura.
Año 1925.
Se corrían los toros
por las calles de Tarifa.
Pero esta corrida de
toros es distinta a las que tienen lugar por toda nuestra piel de toro. Tal vez
porque Tarifa contaba con injertas murallas
con solo tres puertas de acceso, o por sus típicas y morunas
callejuelas, algunas de ellas sin salida, dotadas de rejas y antiguos
soportales; o tal vez por sus célebres toros de antiguas ganaderías , a las que
el progreso y el adelanto siempre mercantilista, no dio entrada en
sindicatos o asociaciones, aunque tenían
en su historial, ejemplares de tanta sangre y bravura como como no muchas de
las hoy “divisadas” .Fuera por carecer de una plaza de toros, el caso es que
aquella fiesta tan clásica como varonil, fue algo propio y peculiar del alma
tarifeña, algo que al caer para siempre en las garras de una ley desamortizadora del patrimonio más
legendario del pueblo, se llevó también el último destello del clasicismo.
Lo describió
perfectamente el escritor algecireño Pepe Román en su libro: “LIBRO DE LOS
TOROS”.
“Si
clásica es la fiesta de la corrida de toros en Los Barrios, más típicamente
española es la suelta de los toros en Tarifa.
El 8 de
septiembre día de Nuestra Señora de la Luz, se encerraban 4 o 6 toros en un
corral del centro; llegada la hora
prefijada se echaban los cerrojos en el recinto amurallado y tranquilamente se
daban suelta a las fieras que se desmandaban por la por la pequeña y heroica
ciudad.
Los toros
desde luego escogidos, grandes y resistentes, fieros entre los fieros, se
exparcían por las callejuelas, se juntaban a veces, olisqueaban las puertas, y
sin cesar, embestían a todo bicho viviente
que en las ales circunstancias osara desafiarlos.
Las
mocitas tarifeñas que por la mañana habían ido a misa cubiertas con el tradicional
“manto y saya”, asomaban su cara por detrás de las rejas en los balcones y en la azotea.
Siempre
tuvo Tarifa fama bien ganada de bellas
hembras. Y verlas en las rejas entre
risas, bien merecía la pena de esquivar
por aquellas callejuelas la amenaza mortal de los invasores astados.
Algunos
valientes, los aficionados venidos de
Algeciras, se apostaban en las plazuelas y podía lancear algún toro al paso, pero nada más…Había poco
sitio. Por lo que hoy es el Paseo principal, por la Calzada, corría u arroyo
fétido hoy bajo bóveda, urbanizada la calle, y para cruzar de una acera a otra,
existían unos puentecillos de peligroso paso en un arco, estilo romano poco apropósito todo ello, como juzgará el
curioso lector para abrir allí cátedra de tauromaquia, difícil con toro,
imposible con cuatro o cinco; cada uno por su sitio.
Las
gentes corrían siempre huyendo de uno, o persiguiendo a otro; siempre había un
bicho a la vista, o cercano, dada la pequeñez
de la ciudad…y el grandor de
cinco toros sueltos.
La
leyenda decía que las tarifeñas pinchaban con alfileres a los que subían a las
rejas huyendo, pero no era cierto. Varias veces gateamos hierros arriba ¡qué
remedio quedaba! Y las jóvenes se apresuraban a quitar las manos riéndose
mientras la bestia mugía debajo y desengañada se iba.
Pasadas
tres o cuatro horas, se abría la puerta al campo, la histórica puerta llamada
de Jerez, y los bichos, acosados y locos,
saltaban a la claridad de la carretera
en magnífica huida, desafiantes, hasta unirse al ganado próximo. Pero la fiesta tenía un
epílogo. Un toro quedaba dentro del recinto cerrado de nuevo, y aquél toro
había de pasar la noche, acompañan, suelto por las calles al heroico
vecindario.
La gente
se retiraba a comer, iba al Casino, llenaba las tabernas, no decaía la animación
en las caseras tertulias, y a todo esto
por las calles de la ciudad vagaba un animal feroz, en pretensión de
unirse a sus compañeros que dormirían en
la ancha campiña, sin alcanzar de permaneces
cautivo en aquellas vías en aquellas
vías semi alumbradas por lejanos farolillos de aceite, hostigado sin cesar por
gentes atrevidas, que no contaban con su fuerza y sus cuernos.
El toro
correteaba calles y calles, sin dar con ninguno de aquellos valientes
que se divertían con él, ajeno al recinto, dando a lo mejor con un callejón sin salida, burlado sin
cesar, pinchado a traición desde el oscuro de una reja. Ciertamente que era
peligroso el huésped y de cuidado “el
espectáculo”, pero la diversión se comprende
autorizada para gente joven y sin
miedo y el peligro, como todo peligro siempre tenía su encanto y su leyenda. Y
se refería que todos los años, hubo de ocurrir suceso análogo; un vecino con el
estómago repleto de mosto de Sanlúcar, camino de su casa dibujando eses sobre el suelo, iba ronzando:
-Seguro
que no tropiezo yo con el bicho.
Hasta que
en una calleja oscura apercibía un bulto
-Compadre,
compadre…
El bulto,
el que fuera –que supondrá el lector cual sería- no chistaba.
-Compadre…por
una casualidad ¿vio usted al toro?
Y el
toro, una vez que le dio la gana, se quitaba de en medio, como se quitan de
delante los toros a los compadres borrachos sin consideraciones ni cumplidos.
Pues
varios amiguitos, bien entrada la noche, fuimos a cenar las perdices
asadas clásicas en la ciudad,
exquisitamente aliñadas, y después de
saborear las perdices, decidimos buscar al preso.
Es
ocurrencia. Ponerse una venda en los ojos, y por gusto, por diversión,
caminar derechos al peligro; pero así es
la afición, y así es la juventud, ayer con un toro suelto por la ciudad, a oscuras, y hoy y mañana, con
el pretexto de cualquier otra cosa, que fácilmente conduce desde la diversión a
la tragedia. Y allí donde el borracho preguntaba al propio animal; allí donde gentes
necesitadas de hacerlo, no podían
cruzar las aceras por la presencia del molesto huésped, nosotros no lo hallamos.
Y anduvimos, anduvimos, sentíase voces, la sombra negra parecía huir y parecía que la mano del destino y de la
fortuna lo guiaba en dirección contraria
a la marcha, entre chanzas y risa, de unos muchachos inconscientes, que
llena la cabeza de pájaros de ilusión y
el buche de codornices asadas, iban ras la conquista de un ideal, en la
aventura anónima de tropezarse con un toro en un callejón a media noche.
Parte de
la colonia de Algeciras se hallaba
congregada en un café lindero a una
plazuela. Se comentaban, entre risas, los lances que ocurrían. Toda esa gente
alegre, gente joven; la pena y la reflexión, andaban a muchas horas del
conclave.
-¿Por qué
no das un capotacillo? Preguntó Curro que entonces ejercía su profesión de banderillero con ligereza y habilidad de insecto.
-Hombre,
hombre…no se `puede
-Esperas
a un toro en la explanada, y al paso…si quieres, le das un recortillo.
-Venga el
capote
Esa es
precisamente la loca afición. Pero esto no hemos de comentarlo. Se sabe que así
es, como el que se arriesga a ochenta
por hora aferrado al volante de un auto,
por revueltas carreteras solo por correr,
y monta un caballo loco a sabiendas, caza tigre…o juega, sin necesidad con
explosivos y venenos.
José Román Corzánego
(Algeciras 1871- Madrid 1957) fue un artista variopinto, pues junto a la
literatura, la escultura o el dibujo, ejercía de novillero al menos entre 1890
y 1913, principalmente en su ciudad natal.
Hijo de padre José
Román del Valle era tarifeño y su madre Florentina Manzanete Guiote era sanroqueña.
Sobre este libro “El libro de los toros” de Pepe Román la
prensa escribió:
Hemos sido favorecidos
por la gratísima visita de “El libro de los Toros” obra del notabilísimo
artista algecireño don José Román Corzánego
El gran escritor, el
multiforme artista, sabe dar al relato colorido y expresión precisos, y su
libro es una amena conversación añorante de días felices y pintorescos. El
estilo de Pepe Román es sencillo, fácil y amenísimo. El manido tópico de que:
”se lee de un tirón”, cuadra muy bien en este caso.
Pepe Román lleva la
acción de uno de los capítulos de su nuevo libro a Tarifa, nuestra amada ciudad
y por eso tan solo, si no hubiera otros méritos positivos en que fundar la recomendación, aconsejamos a
nuestros paisanos no dejen de leer el
libro de Pepe Román.
Muy agradecidos a su
atención y cuenta el admirado escritor don José Román, con nuestra gratitud y
aplauso fervoroso.
“Con una
entrada regular da comienzo la becerrada que para un fin benéfico celebran los
simpáticos niños del volante. Se lidian cuatro becerros dos ce capea y dos de muerte, siendo los encargados de
despacha a mejor vida a los últimos, los conductores: Mateo Trujillo y Luis
Labado. De director de lidia actúa el inteligente aficionado Francisco Benítez (Madrid).
La
presidencia es ocupada por las bellas señoritas: Luz Espinosa, Ana Núñez
Morales, María de la Luz Morales, María Antonia Núñez y Luz Abreu, asesoradas
por D. Marcos Núñez y Manso.
A loa
acordes de un bonito pasodoble hacen el paseo las cuadrillas, causando la
hilaridad del público la originalidad de que vayan detrás de aquellos
desempeñando el papel de mulillas, un automóvil, el que simula ir tirado por
dos mecánicos.
Aún
continúan las palmas cuando aparece en la puerta del toril el
PRIMERO
Que es un
colorao y con unos pitones que aunque no exagerados a los toreros les parecen algo grandes.
Carrasco y Gurrea y otros más marean al bicho con el capote y este intenta
hacerlo a ellos algo más que marearlos.
Alba
lancea bien en lo que cabe y escucha muchas palmas.
Mateo
hace desde lejos cucamonas con la capa y
para el becerro como si le diesen una pastilla de café con leche.
Gurrea
que es aficionado al baile, se marca un fox con gran elegancia sin que el bicho, que lo busca, alcance a empitonarlo.
Paco
Madrid quiere recordar sus tiempos antiguos con el capote y lo recuerda bien.
Nuevamente
Gurrea le sale al encuentro al torito y este me lo mira con cara de pocos
amigos haciendo que el peón se caiga sobre la arena.
El de
capea pasa al corral no sin haber dado antes un revolcón a Pepe Carrasco.
SEGUNDO
Mejor
dicho, segunda porque es una bicha de pronóstico reservado que usa calzado
número 43.
Esto hace
que los chofers se exhiban menos, pasando al corral después de haber sufrido
otro revolcón el amigo Carrasco que no le sabría nada bueno, un paletazo Paco
Madrid y algunos lances bien dados por Salvadorillo que se nos está declarando
un fenómeno.
TERCERO
Retinto.
Gurrea le para los pies y el bicho le ha parado a Trujillo, encargado de matarlo,
hasta el reloj que lleva en el bolsillo, citando ha visto que aquellos
pitoncillos no son inofensivos ni que tal vio.
Alba (no
don Santiago) torea regular. ¡Vamos que el muchacho tiene arrojo!. Romero también
enseña el capote al becerro.
Mateo
lancea como mejor puede aunque el maldito viento le hace la capa un lio y nos priva no sabemos de qué.
Madrid,
Carrasco y Romero parean no mal del toto, el primero bien.
Albita
que se confió demasiado sufre un pitonazo y a ruego de todos pasa a la
enfermería.
Mateo
coge los trastos y brinda a la presidencia, pero después de que ha visto un no
sé qué nada tranquilizador en el ternero, acordándose que tiene un viaje
concertado para el siguiente día, ha renunciado a matarlo, no haciéndole desistir de su propósito ni el requerimiento
de la presidencia ni las demandas del público
ni mucho menos la palabra de honor de la res, prometiéndole no hacerle daño alguno.
Se ofrece
de matador el banderillero Antoñito Peralta y después de dar pinchazos en todos
los sitios que el animal tenía carne y
de escuchar un aviso, el bicho ha muerto no sabemos cómo, pero ha muerto, quizá
de una sofocación.
CUARTO
Cárdeno,
pequeño pero bonito. También me parece debe haber toros bonitos.
De capa
nada digno de mencionar.
El
neófito vacuno que es algo orgulloso, se hace rogar bastante para embestir.
Con las
banderillas Antoñillo cumple como mejor puede.
Y aquí
tenemos a Luis Labado con intenciones de hacer alguna cosa, nos suponemos que
tenga estas intenciones, pero mire usted por donde comienza a arrojarse a la plaza gran número de público viéndose la
presidencia obligada a ordenar sea encerrado nuevamente el becerro, y que interviniera la Guardia
Civil. La medida de la presidencia nos pareció, como a la mayoría del público,
muy plausible.
Restablecido
el orden que fue interrumpido por la chiquillería, se reanuda la lidia.
Luis
Labado muletea bien y pincha. . Sigue haciendo algo con la muleta y vuelve a
pinchar.
El animal
que tiene ganas de acabar, viendo la puerta de la corraleta abierta se escurre
con mucha diplomacia haciéndole un feo a
Luis que quiere vuelva a salir para matarlo en el campo de honor; pero la
presidencia cuerda que están bien las
cosas como han sucedido.
Ellos muy
contentos porque consiguieron el plausible fin que los guiaba y nosotros
encantados porque podemos decirlo.
Lo firma ETETÉ.
En este año sobre la
novillada de feria de Tarifa se escribió lo siguiente:
“En vísperas de la
feria, ¡Cómo no! Se hablaba de toros, y, según
parece, tras largas dificultades y cabildeos, se logró que tres señores
en amor y compaña nos sirvieran para la próxima feria un modesto espectáculo a base de una
novillada sin picadores, de las llamadas
“económicas”, en la que Leopoldito Blanco, hoy figura novilleril de relieve, y
Juanito Espeleta, el malogrado becerrista se las entenderían con cuatro
becerros cuneros”
Hay un artículo
titulado La novillada de feria que
dice la siguiente:
Muy parco
y lacónico ha de ser el revistero de esta mal llamada novillada de nuestra
feria, pues cuatro becerros con poco más
de cien kilos y dos incipientes aspirantes al arte de Cúchares todo esto con tanto levante como público
con lo que pueden suponer nuestros lectores que la plaza estaba llena por obra y gracia de lo módico de las
entradas y de las ganas de este público
tiene de ver toros , donde teniendo una bonita plaza ni una vez al año damos una fiesta medio
regular no merece que la pluma empiece a
dar pinchazos y huidas como los niños
toreros de la tarde de ayer., Leopoldito Blanco tiene facilidad con la
percalina y sobre todo con las
banderillas se adorna y llega con
precisión a la cara. Este niño si no fuera tan medrosillo podría ser algo
dentro de poco tiempo. Espeleta el segundo matador no tiene de nombradía más
que su apellido que en Cádiz y en el
arte flamencuno suena de antaño, creemos que una retirada a tiempo es una
victoria y puede ser gente en otra cosa que no sea en el toreo donde hoy como
nunca se necesita de gran cantidad de valor, facilidad y arte para llegar a ser
TORERO con letra mayúscula.
El ganado
flaco y sin poder, fue codicioso y bravucón, esto suplió lo otro y libró a la
empresa de algunas protestas muy justificadas.
La
presidencia ocupada por los concejales señores de la Presilla Consuegra, Gil Y
Donda estuvo muy acertada toda la tarde, ignoramos quien fuera su asesor y sea ella pues quien reciba nuestro aplauso,
ya que en la plaza nos privamos de hacerlo por estar distraídos con lo mejor de la fiesta, con las niñas que
llenaban los palcos.
Lo firma: UNA
AFICIONADO.
En este año había un
picador tarifeño llamado Juan Román del Calle.
También el 16 de mayo de este 1925 encontramos una crónica
titulada: Tiempos Pasados. Cuando se
corrían los toros por las calles, que reproducimos a continuación:
Año 1926.
En este año y para el
miércoles 8 de septiembre, Festividad de Nuestra Señora la Virgen de la Luz
encontramos un cartel publicado en el periódico local “Unión de Tarifa” que
reproducimos:
La novillada fue escogida en el Cortijo de la
Albutrera propiedad de los ganaderos
señores Gallardo ( Ramón y Juan) de los Barrios
por varios señores de la Comisión de Festejos de Tarifa a los que acompañaron don Alfonso Casas Silva
y don Gabriel Gómez Manso, galantemente invitados por el propietario del coche
que era el Director de Unión de Tarifa.
La crónica de la novillada
la realizó el mismo periódico y decía así:
La
novillada del miércoles.
Cuatro
novillos de Gallardo para Luis Muñoz y Niño de la Palma II
El niño de la Palma a
la cárcel, -No pué sé de Ronda, ni hermano de Cayetano_. Una buena faena de
Juanito Gallardo.
“Desde
bien temprano del miércoles festividad de Nuestra Patrona, se notaba gran
animación en nuestras calles. Gran número de gente del campo y Facinas llegaban
con el deseo de asistir a la corrida
anunciada para dicho día en la que debían tomar parte “Bonarillo” y Luís Muñoz.
Así mismo
llegaron de Algeciras muchos automóviles ocupados por distinguidas personas,
entre ellas, muchos amigos, tales como Roca y otros más que les acompañaban.
A las
diez de la mañana la empresa tiró u programa haciendo saber al público que por
hallarse enfermo el diestro “Bonarillo” lo sustituiría el “Niño de la Palma II”
hermano del afamado Cayetano.
S.M el
levante que no aceptó las proposiciones que la Comisión de festejos,
constituida en empresa de toros, le hiciera de que abandonase nuestra población
siquiera por esta tarde, mediante una fuerte suma, sopla como él sabe
soplar en los días de fiestas, al objeto
de estropear los flamantes sombreros y
de darse el gustazo de dejar ciega a media humanidad.
-¿Hay
toros?-“No-Sí”
Y el
público se preguntaba y se respondía a
la vez respecto si se lidiarían los cuatro toritos de Gallardo, que allá en el
prado esperaban impávidos sin saber el fallo que la empresa, el levante, el
público y lo toreros diesen sobre sus apreciadas vidas.
Por fin
se anunció que había toros y la taquilla
quedó abierta en la Calzada.
Pero he
aquí que el conocedor del ganado habíase marchado en la busca de uno de los
bichos que se había extraviado por las cercanías, y el buen hombre se hubo
creído había tomado el camino de Los Barrios, mientras nuevamente el bichito de
marras dando muestras de subordinación
se reunía con sus sentenciados compañeros
Y el
reloj señaló las tres, el conocedor no aparecía
y los toritos se hallaban sin encerrar, pastando tranquilamente.
Pues a
encerrarlos – se dijo.
Pero
quien era el guapo que sin tener familiaridad ni trato con los cornúpetas se
atrevía a decirle que les siguiera para
encerrarlos en la plaza, donde serían
ajusticiados por dos hombres con trajes de luces uno de ellos
rondeño y hermano del torero que dijo que los periodistas madrileños
querían compartir el producto de su
trabajo.
-No hay toros,
se oyó decir. Y cerróse la taquilla
mientras el público deseoso de
ver toros inquiría y preguntaba los motivos.
Más en
esto llegaron los hermanos Gallardo, dueños de los novillos que iban a
lidiarse y tras de deliberar con la
empresa marchan ellos mismos a
encerrarlos.
Nuevamente
oyóse la voz de HAY TOROS, abrióse la taquilla y el público se apiñaba en ella
para sacar su entrada.
A las
cinco los toros estaban en sus chiqueros y a las seis y cuarto la cuadrilla
hacía su paseo, mientras el tendido de sol completaba su buena entrada y el de sombra quedaba con una entrada
bastante floja.
LA
CORRIDA.
Preside
el alcalde Sr. Morales. Junto a la presidencia y en palco aparte, se halla el
Delegado gubernativo don Aureliano Benzo Cano, el Presidente de la Unión Patriótica señor Núñez y Manso y otras distinguidas personalidades.
Tras el
paseo de las cuadrillas sale el
PRIMERO
Que mide
más terreno que un ingeniero agrónomo y
que no necesita gafas ahumadas para
defenderse del polvo que levanta el viento.
Luís
Muñoz capea como se lo permite mostrando
arrojo y valentía.
Después
de una faena aunque no lucida, pero sí valiente mata a la vez escuchando
algunas palmas.
SEGUNDO.
Bonito,
porque se me podrá permitir decir que
hay toros bonitos. Desde que sale busca al “Niño de la Palma II”, porque ya el
bicho estaba informado que este debía ser un verdugo, pero el “Niño de la
Palma” que también sabe que el novillo desea saludarle, le manda un recado con
un peón , diciendo que no recibe visita porque se halla indispuesto.
Tras la
insistencia del público y la promesa del
toro de que no le hará daño, el “Niño de la Palma” sale de la barrera y se dirige a la res, pero sin duda al
mirarlo desde lejos notó que aquel no llevaba
la paz en sus cuernos ni mucho
menos, y dijo que él se encontraba más tranquilo en la cárcel que no en la enfermería.
Y mire
usted que el bicho ni era muy grande ni tampoco traicionero, solamente que el
rondeño le tomó una clase de pánico que ni que tuviera delante al propio
verdugo de Burgos.
El
público grita, el toro se aburre en medio del redondel y el “Niño de la Palma”
llora desde la barrera, sintiendo sin duda la nostalgia de no poder hallarse
como un señor que desde el tendido de
sol protesta del torerito mientras agita una botella en la mano.
Y en
medio de una gritería fenomenal es mandado a la cárcel el de la tierra de los peros, mientras el
bicho se marcha al corral tranquilamente
diciéndole a su abuelo el cabestro:
-Ni pué
sé este niño de Ronda, ni hermano de Cayetano.
Los dos restantes
fueron despachados por Luís Muñoz, el tercero que escuchó muchas palmas por su
arrojo y valentía y por Don Juan
Gallardo que fue autorizado por la presidencia
y por el señor Delegado gubernativo que matase el cuarto de la tarde
Para
Juanito Gallardo no fue el levante
motivo para que se luciera con la capa
demostrando que lo que le hacen falta a sus toros son toreros como él lo es, mereciendo por
ello una gran ovación. Con los trastos de matar se lució también terminando con
la vida del bicho tras media buena”.
Luís
Muñoz fue
contratado como consecuencia del rotundo éxito obtenido en la plaza de la Villa
y Corte.
La valentía, el arrojo
y el arte que en sus faenas puso el diestro, le valió la concesión de varias
orejas, cosa no tan fácil de conseguir en la plaza de toros de Madrid, razones
poderosas y convincentes para que haya que conceptuar a Luís Muñoz como uno de los primeros diestros en las
lides de la novillería.
Se le esperaba en
Tarifa con impaciencia
Hay otro artículo del
mismo periódico que bajo el título FRUTA DEL TIEMPO dice:
“Nobles,
discretos varones
Que
formáis la comisión
de ferias
y diversiones.
¡Que haya
algunas diversiones
Y algo de
renovación!
Haced que
feria y velada
Nos
resulten agradables,
Y que
haya una novillada
con dos
nombres aceptables,
de fama
consolidada.
Para
gozar un poquito
en los
toros, hace falta
que el
cartel sea bonito,
y hoy día
a la vista salta
que hay
que traer a “Rayito” y a “Gitanillo de Triana”,
o
“Bulnes” o alguno así
que a
ustedes les de la gana;
pero la
“fruta temprana”
no la
queremos aquí.
Den
ustedes al olvido
Pa los
restos, el barato
“torero
desconocido”
Que en la
plaza es un bandido
¡Ese
torero p’al gato!
Traed
gente conocida
Que,
aunque cobre, lo haga bien,
Y toros
de una escogida
vacada,
porque ¡se ven
Más
bueyes, en esta vida!
Atended
todo detalle
Poned con
esplendidez
El
alumbrado ¡rediez!
¡Que
veamos en la calle
Siquiera
por una vez!
Cuidad
también del olfato,
Y cerrad
esta velada
Ese
sumidero ingrato
Que
existe en la Calzada
Y la
calle San Donato.
Procurad,
con vuestro celo,
Que todo
resulte al pelo,
Que para
todo haya apaño,
Y quede
como modelo
La velada
de este año.
Y para
que todo encante,
y no haya
más que alegrías,
¡a ver si
encontráis “marchante”
Que se
nos lleve el Levante,
Siquiera
por estos días.
POR CALAÍNOS.
Se anuncia también para el miércoles, tercer día de feria, una
becerrada semi-charlotada en la que tomarán parte los chofers de la localidad
En este año murió D.
Luis de Mora-Figueroa.
La noticia figuraba
así:
“En Vejer
de la Frontera, ha dejado de existir, entregando su alma a Dios tras larga
enfermedad soportada con muy cristiana y edificante resignación, el señor don
Luís de Mora-Figueroa y Ferrer, persona apreciadísima y muy conocida en esta
región andaluza, donde los ilustres descendientes de la Casa Tamarón tiene
conquistados tantos prestigios como
simpatías y afectos.
Luis
Mora, como todos le nombramos, muere en la plenitud de la vida y su carácter
afable y bondadoso con su caballerosidad acrisolada, le crearon legión de
amigos que al correr la triste noticia
lloran su pérdida. Entre los aficionados al arte varonil de la
“garrocha” en el que conquistó puesto
preeminente, sobresaliendo entre los muchos buenos de Cádiz y Sevilla, su muerte es hoy tan
sentida como ayer su ausencia y retirada
por la pícara enfermedad que le llevó al sepulto. En todo el extenso campo de
Vejer, Median y Tarifa, era muy nombrado y su carácter llano y amistoso, le
hizo grangear entre los “hombres de campo”, tanto respeto como admiración y
cariño, con esto está dicho cuanto representaba el inteligente ganadero para
los que le conocieron y trataron
Los que
tuvimos la suerte de honrarnos con su amistad, tenemos hoy el deber de invocarla, para pedir, para pedir una oración por su alma E.P.D. El modelo de
caballeros y amigos; y sus hermanos el
señor Marqués de Tamarón, los señores de Mora-Figueroa y demás parientes y
afectos, reciban el testimonio de nuestra pública condolencia.
La prensa local decía: “Entre las fuerzas del Batallón Alba de
Tormes que se hallaba destacado en nuestra ciudad, se encuentra el afamado
matador de novillos, Esteban Gutiérrez.
La Unión de Tarifa cuelga la noticia siguiente:
Ya con el periódico confeccionado nos trae la prensa
madrileña y de provincia, el rotundo éxito que en la plaza de la Villa y Corte
ha obtenido el gran novillero Luis Muñoz.
La valentía, el arrojo y el arte que en sus faenas puso el
diestro le valió la concesión de varias orejas, cosa no tan fácil de conseguir
en las plaza de toros de Madrid, razones poderosas y convincentes para que haya
de conceptuar a Luis Muñoz como uno de los primeros diestros en las lides de la novillería.
Este gran triunfo conseguido por el valiente novillero nos
hace esperar impacientes que tengamos el gusto de batirle palmas en la tarde del día 8 cuando actúe con Bonarillo en nuestro circo taurino.
En el Cortijo de la Albutrera estuvieron hace pocos días
para escoger una novillada de los señores Gallardo de Los Barrios varios señores de la Comisión de Festejos de
nuestra localidad a los que acompañaron
D. Alfonso casas Silva y D. Gabriel Gómez Manso, galantemente
invitados por el propietario del
coche nuestro querido amigo el
Director de Unión de Tarifa..
Según noticias posteriores se adquirió la novillada de Feria
a dichos simpáticos ganaderos D. Ramón y
D. Juan Gallardo.