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viernes, 8 de mayo de 2020

HISTORIA DE LOS TOROS EN TARIFA. Entrega 6.

Año 1918.
El día 8 de septiembre tenemos noticias de que en la Plaza de Toros de Tarifa se celebró una corrida de toros 6 Toros 6 de Gallardo. Entre los matadores figuró Salvador Freg, pero los dos restantes de la terna no pudimos averiguar, quienes fueron.

Año 1919.
Francisco Núñez García “Curro Núñez” nace en Tarifa  el día 3 de julio de 1919. Cuando tenía seis meses de edad sus padres se domiciliaron en Algeciras  donde, Curro creció como un algecireño más.
Su afición empezó desde niño  y le llevó a unirse al grupo de maletillas de entonces, compuesto por  “Molilla”, “Pelayito”, “Fuentes” y otros.
La primera vez que Curro se vistió de torero parece que lo hizo bajo los auspicios de la desdicha, pues cuando se anuncia su actuación Curro estaba en el Hospital aquejado de un tifus que lo tuvo más muerto que vivo. El hombre se anima y hace el paseíllo junto a Calerito, “El Jaspe” y “Desperdicio”.
Los cuatro novillos van al corral. La tarde no pudo ser más desdichada para aquellos muchachos algecireños.
Banderillero desde el año 1947, ejerce esta profesión hasta que se retira a los 55 años. Durante este tiempo ha trabajado eventualmente con Antonio Bienvenida, los hermanos Corpas, Juan Posada, Anselmo Liceaga y con un sinfín de novilleros.
En Águila Fuente (Segovia) un toro de un pezuñazo le abrió la cabeza  ocasionándole un desprendimiento de retina  y provocándole unas cataratas traumáticas que le imposibilitaron para el ejercicio de la profesión y seguir trabajando como mozo de espadas.
El sábado anterior al domingo último de velada se había celebrado en nuestro circo taurino una charlotada en la que intervinieron: Arlequín, Charlot y su Chico Enano, cuyo espectáculo resultó muy divertido.
Muy contentos salieron del resultado del espectáculo los cuantos amigos que se constituyeron en empresarios, que la noche anterior con un Levante fenomenal, veían un mal negocio. El Levante fue benigno esta vez y se retiró del todo para no estropear a los flamantes empresarios.
El día 8 de septiembre de este año. Plaza de Toros de Tarifa. Se lidiaron 6 Bravos ejemplares 6 de la renombrada ganadería de D. Luis y D. Felipe de Pablo Romero por los diestros:
Rafael de Saco “Cantimplas” de Córdoba.
Antonio Labrador “Pintura” de Zaragoza y
José Jiménez “Rebujina” de Cádiz.
Los toros de los escrupulosos ganaderos  que mandaron a Tarifa, eran desigual en peso y en cabezas, pero bien presentada, brava y codiciosa, de los seis novillos, dos cumplieron, uno (el último) fue manso y tres muy bravos, en particular, un toro de bandera, y yo me atrevería a sostener, que fuera el novillo más bravo de la temporada en casi toda España.
El toro “Despertador” lidiado en cuarto lugar por “Cantimplas”, peso después de muerto 291 kilos y era mulato entrepelado y con el número 13 en los costillares. Lo toreó muy bien “Cantimplas” y lo mató indignamente después de varios pinchazos. “Despertador” fue aplaudido en el arrastre.
Solo la lidia de este toro valía la entrada para los buenos aficionados, hoy que tan pocos toros bravos de verdad, se lidian.
Los novillos arrojaron en romana el siguiente peso: 1º, 230 kilos; 2º, 242; 3º, 250; 4º, 291; 5º, 326 y 6º,300.
Año 1920.
De los años 20 y 30 es de los que poseemos  más documentación gracias a los periódicos tarifeños de aquella época tales como: “Unión de Tarifa”, “Sur”, “El progreso”, “La verdad” etc, etc.
La gran mayoría de las críticas e informaciones taurinas vienen firmadas por Francisco Terán Fernández quien se ría primero redactor y luego Director de los semanarios;  Unión de Tarifa” y “Sur”.
En ese año se reúne el comercio tarifeño y decide colaborar con los combatientes de Melilla, mediante una becerrada en la torearían:
Matadores: Francisco Pelegri y Luís Villanueva.
Banderilleros: Francisco Gálvez, Sebastián Puyol, Francisco García S, José Mayo, Luis Aragón  y Juan Notario.
Los toros fueron cedidos por Marcos Núñez Reynoso.
Trabajos gratuitos por parte de la imprenta Ruffo.
Año 1921.
El día 7 de agosto. Plaza de Toros de Tarifa. Becerrada a beneficio del Hospital de Caridad. 4 becerros 4 de la viuda de Moreno de Guerra, viuda de D. Marcos  y de D. José Núñez Reynoso.


 

Año 1923.
Las ganaderías que había en este año en Tarifa eran:
Viuda de D. José María Núñez Reynoso en Zarzuela.
Micaela Manso Reynoso en Aciscár yJava.
Carlota Manso Olano en Aciscár.
Joaquín Abreu Herrera en Arráez y Moro.
José Núñez Morales en Pozuelo y Brocón.
Año 1924.
En éste año se viste de luces el pintor tarifeño Agustín Segura.
Año 1925.
Se corrían los toros por las calles de Tarifa.
Pero esta corrida de toros es distinta a las que tienen lugar por toda nuestra piel de toro. Tal vez porque Tarifa contaba con injertas murallas  con solo tres puertas de acceso, o por sus típicas y morunas callejuelas, algunas de ellas sin salida, dotadas de rejas y antiguos soportales; o tal vez por sus célebres toros de antiguas ganaderías , a las que el progreso y el adelanto siempre mercantilista, no dio entrada en sindicatos  o asociaciones, aunque tenían en su historial, ejemplares de tanta sangre y bravura como como no muchas de las hoy “divisadas” .Fuera por carecer de una plaza de toros, el caso es que aquella fiesta tan clásica como varonil, fue algo propio y peculiar del alma tarifeña, algo que al caer para siempre en las garras  de una ley desamortizadora del patrimonio más legendario del pueblo, se llevó también el último destello del clasicismo.
Lo describió perfectamente el escritor algecireño Pepe Román en su libro: “LIBRO DE LOS TOROS”.
“Si clásica es la fiesta de la corrida de toros en Los Barrios, más típicamente española es la suelta de los toros en Tarifa.
El 8 de septiembre día de Nuestra Señora de la Luz, se encerraban 4 o 6 toros en un corral  del centro; llegada la hora prefijada se echaban los cerrojos en el recinto amurallado y tranquilamente se daban suelta a las fieras que se desmandaban por la por la pequeña y heroica ciudad.
Los toros desde luego escogidos, grandes y resistentes, fieros entre los fieros, se exparcían por las callejuelas, se juntaban a veces, olisqueaban las puertas, y sin cesar, embestían a todo bicho viviente  que en las ales circunstancias osara desafiarlos.
Las mocitas tarifeñas que por la mañana habían ido a misa cubiertas con el tradicional “manto y saya”, asomaban su cara por detrás de las rejas  en los balcones y en la azotea.
Siempre tuvo Tarifa fama bien ganada  de bellas hembras. Y verlas en las rejas  entre risas, bien merecía la pena  de esquivar por aquellas callejuelas la amenaza mortal de los invasores astados.
Algunos valientes, los aficionados  venidos de Algeciras, se apostaban en las plazuelas y podía lancear  algún toro al paso, pero nada más…Había poco sitio. Por lo que hoy es el Paseo principal, por la Calzada, corría u arroyo fétido hoy bajo bóveda, urbanizada la calle, y para cruzar de una acera a otra, existían unos puentecillos de peligroso paso en un arco, estilo romano  poco apropósito todo ello, como juzgará el curioso lector para abrir allí cátedra de tauromaquia, difícil con toro, imposible con cuatro o cinco; cada uno por su sitio.
Las gentes corrían siempre huyendo de uno, o persiguiendo a otro; siempre había un bicho a la vista, o cercano, dada la pequeñez  de la ciudad…y el grandor  de cinco toros sueltos.
La leyenda decía que las tarifeñas pinchaban con alfileres a los que subían a las rejas huyendo, pero no era cierto. Varias veces gateamos hierros arriba ¡qué remedio quedaba! Y las jóvenes se apresuraban a quitar las manos riéndose mientras la bestia mugía debajo y desengañada se iba.
Pasadas tres o cuatro horas, se abría la puerta al campo, la histórica puerta llamada de Jerez, y los bichos, acosados y locos,  saltaban a la claridad de la carretera  en magnífica huida, desafiantes, hasta unirse  al ganado próximo. Pero la fiesta tenía un epílogo. Un toro quedaba dentro del recinto cerrado de nuevo, y aquél toro había de pasar la noche, acompañan, suelto por las calles al heroico vecindario.
La gente se retiraba a comer, iba al Casino, llenaba las tabernas, no decaía la animación en las caseras tertulias, y a todo esto  por las calles de la ciudad vagaba un animal feroz, en pretensión de unirse a sus compañeros  que dormirían en la ancha campiña, sin alcanzar de permaneces  cautivo en aquellas vías  en aquellas vías semi alumbradas por lejanos farolillos de aceite, hostigado sin cesar por gentes atrevidas, que no contaban con su fuerza y sus cuernos.
El toro correteaba calles y calles, sin dar con ninguno de aquellos  valientes  que se divertían con él, ajeno al recinto, dando a lo mejor  con un callejón sin salida, burlado sin cesar, pinchado a traición  desde  el oscuro de una reja. Ciertamente que era peligroso el huésped  y de cuidado “el espectáculo”, pero la diversión se comprende  autorizada para gente joven  y sin miedo y el peligro, como todo peligro siempre tenía su encanto y su leyenda. Y se refería que todos los años, hubo de ocurrir suceso análogo; un vecino con el estómago repleto de mosto de Sanlúcar, camino de su casa dibujando eses  sobre el suelo, iba ronzando:
-Seguro que no tropiezo yo con el bicho.
Hasta que en una calleja oscura apercibía un bulto
-Compadre, compadre…
El bulto, el que fuera –que supondrá el lector cual sería- no chistaba.
-Compadre…por una casualidad ¿vio usted al toro?
Y el toro, una vez que le dio la gana, se quitaba de en medio, como se quitan de delante los toros a los compadres borrachos sin consideraciones ni cumplidos.
Pues varios amiguitos, bien entrada la noche, fuimos a cenar las perdices asadas  clásicas en la ciudad, exquisitamente aliñadas,  y después de saborear las perdices, decidimos buscar al preso.
Es ocurrencia. Ponerse una venda en los ojos, y por gusto, por diversión, caminar  derechos al peligro; pero así es la afición, y así es la juventud, ayer con un toro suelto  por la ciudad, a oscuras, y hoy y mañana, con el pretexto  de cualquier otra cosa,  que fácilmente conduce desde la diversión a la tragedia. Y allí donde el borracho preguntaba  al propio animal; allí donde gentes necesitadas  de hacerlo, no podían cruzar  las aceras por la presencia  del molesto huésped, nosotros no lo hallamos. Y anduvimos, anduvimos, sentíase voces, la sombra negra parecía huir  y parecía que la mano del destino y de la fortuna lo guiaba en dirección contraria  a la marcha, entre chanzas y risa, de unos muchachos inconscientes, que llena la cabeza  de pájaros de ilusión y el buche de codornices  asadas,  iban ras la conquista de un ideal, en la aventura anónima de tropezarse con un toro en un callejón a media noche.
Parte de la colonia de Algeciras  se hallaba congregada en un café  lindero a una plazuela. Se comentaban, entre risas, los lances que ocurrían. Toda esa gente alegre, gente joven; la pena y la reflexión, andaban a muchas horas del conclave.
-¿Por qué no das un capotacillo? Preguntó Curro que entonces ejercía  su profesión de banderillero  con ligereza y habilidad de insecto.
-Hombre, hombre…no se `puede
-Esperas a un toro en la explanada, y al paso…si quieres, le das un recortillo.
-Venga el capote
Esa es precisamente la loca afición. Pero esto no hemos de comentarlo. Se sabe que así es, como el que se arriesga  a ochenta por hora  aferrado al volante de un auto, por revueltas carreteras  solo por correr, y monta un caballo loco a sabiendas, caza tigre…o juega, sin necesidad con explosivos y venenos.
José Román Corzánego (Algeciras 1871- Madrid 1957) fue un artista variopinto, pues junto a la literatura, la escultura o el dibujo, ejercía de novillero al menos entre 1890 y 1913, principalmente en su ciudad natal.
Hijo de padre José Román del Valle era tarifeño y su madre Florentina  Manzanete Guiote era sanroqueña.
Sobre este libro “El libro de los toros” de Pepe Román la prensa escribió:
Hemos sido favorecidos por la gratísima visita de “El libro de los Toros” obra del notabilísimo artista algecireño don José Román Corzánego
El gran escritor, el multiforme artista, sabe dar al relato colorido y expresión precisos, y su libro es una amena conversación añorante de días felices y pintorescos. El estilo de Pepe Román es sencillo, fácil y amenísimo. El manido tópico de que: ”se lee de un tirón”, cuadra muy bien en este caso.
Pepe Román lleva la acción de uno de los capítulos de su nuevo libro a Tarifa, nuestra amada ciudad y por eso tan solo, si no hubiera otros méritos positivos  en que fundar la recomendación, aconsejamos a nuestros paisanos no dejen de leer  el libro de Pepe Román.
Muy agradecidos a su atención y cuenta el admirado escritor don José Román, con nuestra gratitud y aplauso fervoroso.

 Es el año en que tiene lugar la celebración de LA BECERRADA DE LOS CHOFERS, que el periódico local de Tarifa  “Unión de Tarifa” reseña de esta manera:
“Con una entrada regular da comienzo la becerrada que para un fin benéfico celebran los simpáticos niños del volante. Se lidian cuatro becerros dos ce capea  y dos de muerte, siendo los encargados de despacha a mejor vida a los últimos, los conductores: Mateo Trujillo y Luis Labado. De director de lidia actúa el inteligente aficionado Francisco Benítez  (Madrid).
La presidencia es ocupada por las bellas señoritas: Luz Espinosa, Ana Núñez Morales, María de la Luz Morales, María Antonia Núñez y Luz Abreu, asesoradas por D. Marcos Núñez y Manso.
A loa acordes de un bonito pasodoble hacen el paseo las cuadrillas, causando la hilaridad del público la originalidad de que vayan detrás de aquellos desempeñando el papel de mulillas, un automóvil, el que simula ir tirado por dos mecánicos.
Aún continúan las palmas cuando aparece en la puerta del toril el
PRIMERO
Que es un colorao y con unos pitones que aunque no exagerados  a los toreros les parecen algo grandes. Carrasco y Gurrea y otros más marean al bicho con el capote y este intenta hacerlo a ellos algo más que marearlos.
Alba lancea bien en lo que cabe y escucha muchas palmas.
Mateo hace desde lejos cucamonas con la capa  y para el becerro como si le diesen una pastilla de café con leche.
Gurrea que es aficionado al baile, se marca un fox con gran elegancia  sin que el bicho, que lo busca, alcance a empitonarlo.
Paco Madrid quiere recordar sus tiempos antiguos con el capote y lo recuerda bien.
Nuevamente Gurrea le sale al encuentro al torito y este me lo mira con cara de pocos amigos haciendo que el peón se caiga sobre la arena.
El de capea pasa al corral no sin haber dado antes un revolcón  a Pepe Carrasco.
SEGUNDO
Mejor dicho, segunda porque es una bicha de pronóstico reservado que usa calzado número 43.
Esto hace que los chofers se exhiban menos, pasando al corral después de haber sufrido otro revolcón el amigo Carrasco que no le sabría nada bueno, un paletazo Paco Madrid  y algunos lances bien dados  por Salvadorillo que se nos está declarando un fenómeno.
TERCERO
Retinto. Gurrea le para los pies y el bicho le ha parado a Trujillo, encargado de matarlo, hasta el reloj que lleva en el bolsillo, citando ha visto que aquellos pitoncillos no son inofensivos ni que tal vio.
Alba (no don Santiago) torea regular. ¡Vamos que el muchacho tiene arrojo!. Romero también enseña el capote al becerro.
Mateo lancea como mejor puede aunque el maldito viento  le hace la capa un lio  y nos priva no sabemos de qué.
Madrid, Carrasco y Romero parean no mal del toto, el primero bien.
Albita que se confió demasiado sufre un pitonazo y a ruego de todos pasa a la enfermería.
Mateo coge los trastos y brinda a la presidencia, pero después de que ha visto un no sé qué nada tranquilizador en el ternero, acordándose que tiene un viaje concertado para el siguiente día, ha renunciado a matarlo, no haciéndole  desistir de su propósito ni el requerimiento de la presidencia ni las demandas del público  ni mucho menos la palabra de honor de la res, prometiéndole no  hacerle daño alguno.
Se ofrece de matador el banderillero Antoñito Peralta y después de dar pinchazos en todos los sitios que el animal tenía carne  y de escuchar un aviso, el bicho ha muerto no sabemos cómo, pero ha muerto, quizá de una sofocación.
CUARTO
Cárdeno, pequeño pero bonito. También me parece debe haber toros bonitos.
De capa nada digno de mencionar.
El neófito vacuno que es algo orgulloso, se hace rogar bastante para embestir.
Con las banderillas Antoñillo cumple como mejor puede.
Y aquí tenemos a Luis Labado con intenciones de hacer alguna cosa, nos suponemos que tenga estas intenciones, pero mire usted por donde  comienza a arrojarse a la plaza  gran número de público viéndose la presidencia obligada a ordenar sea encerrado nuevamente  el becerro, y que interviniera la Guardia Civil. La medida de la presidencia nos pareció, como a la mayoría del público, muy plausible.
Restablecido el orden que fue interrumpido por la chiquillería, se reanuda la lidia.
Luis Labado muletea bien y pincha. . Sigue haciendo algo con la muleta y vuelve a pinchar.
El animal que tiene ganas de acabar, viendo la puerta de la corraleta abierta se escurre con mucha diplomacia  haciéndole un feo a Luis que quiere vuelva a salir para matarlo en el campo de honor; pero la presidencia cuerda  que están bien las cosas como han sucedido.
Ellos muy contentos porque consiguieron el plausible fin que los guiaba y nosotros encantados porque podemos decirlo.
Lo firma ETETÉ.
En este año sobre la novillada de feria de Tarifa se escribió lo siguiente:
“En vísperas de la feria, ¡Cómo no! Se hablaba de toros, y, según  parece, tras largas dificultades y cabildeos, se logró que tres señores en amor y compaña nos sirvieran para la próxima feria  un modesto espectáculo a base de una novillada  sin picadores, de las llamadas “económicas”, en la que Leopoldito Blanco, hoy figura novilleril de relieve, y Juanito Espeleta, el malogrado becerrista se las entenderían con cuatro becerros cuneros”
Hay un artículo titulado La novillada de feria que dice la siguiente:
Muy parco y lacónico ha de ser el revistero de esta mal llamada novillada de nuestra feria, pues cuatro becerros  con poco más de cien kilos y dos incipientes aspirantes al arte de Cúchares  todo esto con tanto levante  como público  con lo que pueden suponer nuestros lectores  que la plaza estaba llena  por obra y gracia de lo módico de las entradas  y de las ganas de este público tiene de ver toros , donde teniendo una bonita plaza  ni una vez al año damos una fiesta medio regular  no merece que la pluma empiece a dar pinchazos y huidas  como los niños toreros de la tarde de ayer., Leopoldito Blanco tiene facilidad con la percalina  y sobre todo con las banderillas  se adorna y llega con precisión a la cara. Este niño si no fuera tan medrosillo podría ser algo dentro de poco tiempo. Espeleta el segundo matador no tiene de nombradía más que su apellido que en Cádiz  y en el arte flamencuno suena de antaño, creemos que una retirada a tiempo es una victoria y puede ser gente en otra cosa que no sea en el toreo donde hoy como nunca se necesita de gran cantidad de valor, facilidad y arte para llegar a ser TORERO con letra mayúscula.
El ganado flaco y sin poder, fue codicioso y bravucón, esto suplió lo otro y libró a la empresa de algunas protestas muy justificadas.
La presidencia ocupada por los concejales señores de la Presilla Consuegra, Gil Y Donda estuvo muy acertada toda la tarde, ignoramos quien fuera su asesor  y sea ella pues quien reciba nuestro aplauso, ya que en la plaza nos privamos de hacerlo por estar distraídos  con lo mejor de la fiesta, con las niñas que llenaban los palcos.
Lo firma: UNA AFICIONADO.

En este año había un picador tarifeño llamado Juan Román del Calle.

 
También el 16 de mayo de este 1925 encontramos una crónica titulada: Tiempos Pasados. Cuando se corrían los toros por las calles, que reproducimos a continuación:
Año 1926.
En este año y para el miércoles 8 de septiembre, Festividad de Nuestra Señora la Virgen de la Luz encontramos un cartel publicado en el periódico local “Unión de Tarifa”  que reproducimos:
La novillada  fue escogida en el Cortijo de la Albutrera  propiedad de los ganaderos señores Gallardo ( Ramón y Juan) de los Barrios  por varios señores de la Comisión de Festejos de Tarifa  a los que acompañaron don Alfonso Casas Silva y don Gabriel Gómez Manso, galantemente invitados por el propietario del coche que era el Director  de Unión de Tarifa.

 

La crónica de la novillada la realizó el mismo periódico y decía así:
La novillada del miércoles.
Cuatro novillos de Gallardo para Luis Muñoz y Niño de la Palma II
El niño de la Palma a la cárcel, -No pué sé de Ronda, ni hermano de Cayetano_. Una buena faena de Juanito Gallardo.
“Desde bien temprano del miércoles festividad de Nuestra Patrona, se notaba gran animación en nuestras calles. Gran número de gente del campo y Facinas llegaban con el deseo de asistir  a la corrida anunciada para dicho día en la que debían tomar parte “Bonarillo” y Luís Muñoz.
Así mismo llegaron de Algeciras muchos automóviles ocupados por distinguidas personas, entre ellas, muchos amigos, tales como Roca y otros más que les acompañaban.
A las diez de la mañana la empresa tiró u programa haciendo saber al público que por hallarse enfermo el diestro “Bonarillo” lo sustituiría el “Niño de la Palma II” hermano del afamado Cayetano.
S.M el levante que no aceptó las proposiciones que la Comisión de festejos, constituida en empresa de toros, le hiciera de que abandonase nuestra población siquiera por esta tarde, mediante una fuerte suma, sopla como él sabe soplar  en los días de fiestas, al objeto de estropear los flamantes sombreros  y de darse el gustazo de dejar ciega a media humanidad.
-¿Hay toros?-“No-Sí”
Y el público se preguntaba y se respondía  a la vez respecto si se lidiarían los cuatro toritos de Gallardo, que allá en el prado esperaban impávidos sin saber el fallo que la empresa, el levante, el público y lo toreros diesen sobre sus apreciadas vidas.
Por fin se anunció que había toros  y la taquilla quedó abierta en la Calzada.
Pero he aquí que el conocedor del ganado habíase marchado en la busca de uno de los bichos que se había extraviado por las cercanías, y el buen hombre se hubo creído había tomado el camino de Los Barrios, mientras nuevamente el bichito de marras dando  muestras de subordinación se reunía con sus sentenciados compañeros
Y el reloj señaló las tres, el conocedor no aparecía  y los toritos se hallaban sin encerrar, pastando tranquilamente.
Pues a encerrarlos – se dijo.
Pero quien era el guapo que sin tener familiaridad ni trato con los cornúpetas se atrevía a decirle que les siguiera  para encerrarlos en la plaza, donde serían  ajusticiados  por dos hombres  con trajes de luces  uno de ellos  rondeño y hermano del torero que dijo que los periodistas madrileños querían compartir  el producto de su trabajo.
-No hay toros, se oyó decir. Y cerróse la taquilla  mientras el público  deseoso de ver toros inquiría y preguntaba los motivos.
Más en esto llegaron los hermanos Gallardo, dueños de los novillos que iban a lidiarse  y tras de deliberar con la empresa  marchan ellos mismos a encerrarlos.
Nuevamente oyóse la voz de HAY TOROS, abrióse la taquilla y el público se apiñaba en ella para sacar su entrada.
A las cinco los toros estaban en sus chiqueros y a las seis y cuarto la cuadrilla hacía su paseo, mientras el tendido de sol completaba su buena entrada  y el de sombra quedaba con una entrada bastante floja.
LA CORRIDA.
Preside el alcalde Sr. Morales. Junto a la presidencia y en palco aparte, se halla el Delegado gubernativo don Aureliano Benzo Cano, el Presidente  de la Unión Patriótica señor Núñez  y Manso y otras distinguidas personalidades.
Tras el paseo de las cuadrillas sale el
PRIMERO
Que mide más terreno que un ingeniero agrónomo  y que no necesita gafas  ahumadas para defenderse del polvo que levanta el viento.
Luís Muñoz capea como se lo permite  mostrando arrojo y valentía.
Después de una faena aunque no lucida, pero sí valiente mata a la vez escuchando algunas palmas.
SEGUNDO.
Bonito, porque se me podrá permitir  decir que hay toros bonitos. Desde que sale busca al “Niño de la Palma II”, porque ya el bicho estaba informado que este debía ser un verdugo, pero el “Niño de la Palma” que también sabe que el novillo desea saludarle, le manda un recado con un peón , diciendo que no recibe visita porque se halla indispuesto.
Tras la insistencia  del público y la promesa del toro de que no le hará daño, el “Niño de la Palma” sale de la barrera  y se dirige a la res, pero sin duda al mirarlo desde lejos notó que aquel no llevaba  la paz en sus cuernos  ni mucho menos, y dijo que él se encontraba más tranquilo en la cárcel  que no en la enfermería.
Y mire usted que el bicho ni era muy grande ni tampoco traicionero, solamente que el rondeño le tomó una clase de pánico que ni que tuviera delante al propio verdugo de Burgos.
El público grita, el toro se aburre en medio del redondel y el “Niño de la Palma” llora desde la barrera, sintiendo sin duda la nostalgia de no poder hallarse como un señor  que desde el tendido de sol protesta del torerito mientras agita una botella en la mano.
Y en medio de una gritería fenomenal es mandado a la cárcel  el de la tierra de los peros, mientras el bicho se marcha  al corral tranquilamente diciéndole a su abuelo el cabestro:
-Ni pué sé este niño de Ronda, ni hermano de Cayetano.
Los dos restantes fueron despachados por Luís Muñoz, el tercero que escuchó muchas palmas por su arrojo y valentía  y por Don Juan Gallardo que fue autorizado por la presidencia  y por el señor Delegado gubernativo que matase el cuarto de la tarde
Para Juanito Gallardo  no fue el levante motivo para que se luciera con la capa  demostrando que lo que le hacen falta a sus toros  son toreros como él lo es, mereciendo por ello una gran ovación. Con los trastos de matar se lució también terminando con la vida del bicho tras media buena”.
Luís Muñoz fue contratado como consecuencia del rotundo éxito obtenido en la plaza de la Villa y Corte.
La valentía, el arrojo y el arte que en sus faenas puso el diestro, le valió la concesión de varias orejas, cosa no tan fácil de conseguir en la plaza de toros de Madrid, razones poderosas y convincentes para que haya que conceptuar a Luís Muñoz  como uno de los primeros diestros en las lides de la novillería.
Se le esperaba en Tarifa con impaciencia
Hay otro artículo del mismo periódico que bajo el título FRUTA DEL TIEMPO dice:
“Nobles, discretos varones
Que formáis la comisión 
de ferias y diversiones.
¡Que haya algunas diversiones
Y algo de renovación!
Haced que feria y velada
Nos resulten agradables,
Y que haya una novillada
con dos nombres aceptables,
de fama consolidada.
Para gozar un poquito
en los toros, hace falta
que el cartel sea bonito,
y hoy día a la vista salta
que hay que traer a “Rayito” y a “Gitanillo de Triana”,
o “Bulnes”  o alguno así
que a ustedes les de la gana;
pero la “fruta temprana”
no la queremos aquí.
Den ustedes al olvido
Pa los restos, el barato
“torero desconocido”
Que en la plaza es un bandido
¡Ese torero p’al gato!
Traed gente conocida
Que, aunque cobre, lo haga bien,
Y toros de una escogida
vacada, porque ¡se ven
Más bueyes, en esta vida!
Atended todo detalle
Poned con esplendidez
El alumbrado ¡rediez!
¡Que veamos en la calle
Siquiera por una vez!
Cuidad también del olfato,
Y cerrad esta velada
Ese sumidero ingrato
Que existe en la Calzada
Y la calle San Donato.
Procurad, con vuestro celo,
Que todo resulte al pelo,
Que para todo haya apaño,
Y quede como modelo
La velada de este año.
Y para que todo encante,
y no haya más que alegrías,
¡a ver si encontráis “marchante”
Que se nos lleve el Levante,
Siquiera por estos días.
POR CALAÍNOS.
Se anuncia también  para el miércoles, tercer día de feria, una becerrada semi-charlotada en la que tomarán parte los chofers de la localidad
En este año murió  D. Luis de Mora-Figueroa.
La noticia figuraba así:
“En Vejer de la Frontera, ha dejado de existir, entregando su alma a Dios tras larga enfermedad soportada con muy cristiana y edificante resignación, el señor don Luís de Mora-Figueroa y Ferrer, persona apreciadísima y muy conocida en esta región andaluza, donde los ilustres descendientes de la Casa Tamarón tiene conquistados tantos prestigios  como simpatías y afectos.
Luis Mora, como todos le nombramos, muere en la plenitud de la vida y su carácter afable y bondadoso con su caballerosidad acrisolada, le crearon legión de amigos que al correr la triste noticia  lloran su pérdida. Entre los aficionados al arte varonil de la “garrocha”  en el que conquistó puesto preeminente, sobresaliendo entre los muchos buenos  de Cádiz y Sevilla, su muerte es hoy tan sentida como ayer su ausencia  y retirada por la pícara enfermedad que le llevó al sepulto. En todo el extenso campo de Vejer, Median y Tarifa, era muy nombrado y su carácter llano y amistoso, le hizo grangear entre los “hombres de campo”, tanto respeto como admiración y cariño, con esto está dicho cuanto representaba el inteligente ganadero para los que le conocieron y trataron
Los que tuvimos la suerte de honrarnos con su amistad, tenemos hoy el deber  de invocarla, para pedir, para pedir  una oración por su alma E.P.D. El modelo de caballeros y amigos; y sus hermanos  el señor Marqués de Tamarón, los señores de Mora-Figueroa y demás parientes y afectos, reciban el testimonio de nuestra pública condolencia.
La prensa local decía: “Entre las fuerzas del Batallón Alba de Tormes que se hallaba destacado en nuestra ciudad, se encuentra el afamado matador de novillos, Esteban Gutiérrez.
La Unión de Tarifa cuelga la noticia siguiente:
Ya con el periódico confeccionado nos trae la prensa madrileña y de provincia, el rotundo éxito que en la plaza de la Villa y Corte ha obtenido el gran novillero Luis Muñoz.
La valentía, el arrojo y el arte que en sus faenas puso el diestro le valió la concesión de varias orejas, cosa no tan fácil de conseguir en las plaza de toros de Madrid, razones poderosas y convincentes para que haya de conceptuar a Luis Muñoz como uno de los primeros  diestros en las lides de la novillería.
Este gran triunfo conseguido por el valiente novillero nos hace esperar impacientes que tengamos el gusto de batirle palmas  en la tarde del día 8 cuando actúe con Bonarillo en nuestro circo taurino.
En el Cortijo de la Albutrera estuvieron hace pocos días para escoger una novillada de los señores Gallardo de Los Barrios  varios señores de la Comisión de Festejos de nuestra localidad a los que acompañaron  D. Alfonso casas Silva y D. Gabriel Gómez Manso, galantemente invitados  por el propietario del coche  nuestro querido amigo el Director  de Unión de Tarifa..
Según noticias posteriores se adquirió la novillada de Feria a dichos simpáticos ganaderos  D. Ramón y D. Juan Gallardo.