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sábado, 4 de agosto de 2012

EL TRAPÍO.

EL TRAPÍO.
Por LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

Los veterinarios taurinos teníamos en nuestras manos un término poderosísimo denominado TRAPÍO que utilizábamos como llave maestra para dar de paso a un toro en el reconocimiento y que se pudiese lidiar o bien rechazarle para que nunca más pudiese ser lidiado.
Con posterioridad los reglamentos taurinos comenzaron a quitarle valor, permitiendo que toros que habían sido rechazados en un reconocimiento en una plaza determinada pudieran lidiarse en otra incluso de la misma categoría. Se había permitido que el ganadero se llevara su toro rechazado y ya se encargaría él de colocarlo en otra plaza donde el equipo veterinario fuera menos exigente.
¿Había falta de unanimidad en los criterios veterinarios? Posiblemente, pues el término trapío es demasiado amplio al recopilar y exaltar los atributos más esenciales de la res, referidos a términos de orden: anatómico (ofrecer buena lámina); orden funcional (tener aptitud para poder soportar el maratón de una lidia); orden de carácter (con nobleza unida a genio en grado suficiente para que transmita riesgo al torero, y sobre todo que tenga bravura (la más difícil de deducir en el reconocimiento) valorada a partir del comportamiento en corrales de reconocimiento ante estímulos del mayoral ordenados por el presidente bajo asesoramientos de su equipo veterinario quien previamente habrá hablado con el mayoral sobre su criterio sobre los astados.
Los veterinarios de reconocimiento de toros para lidiar, deberían ser unos verdaderos expertos aficionados, preparados concienzudamente tras selección rigurosa en los exámenes que siguen a los cursos de preparación y limitando el número a verdaderos enamorados de este cometido.
El trapío está en valoración por encima al tipo zootécnico y al estado sanitario al satisfacer las exigencias biológicas y reglamentarias taurinas. Este compendio de cualidades ha de ser armónico en todo. Ha de tener: lámina + aptitud + carácter + bravura, y no puede faltar ninguno de estos atributos puesto que esta falta va en detrimento del trapío..
Unos ejemplos aclaratorios para comprender este axioma. Un toro puede tener un perfecto tipo, cabeza, cuernos bien armados…es decir un perfecto tipo zootécnico, pero como le falte fuerza, ya no tiene trapío. Puede tener una bravura-noble que le acredita la posesión de casta, pero si le falta tipo, ya no tiene trapío.
Y la falta de trapío conlleva a que el toro no de espectáculo en la lidia y el toreo ejecutado con él, carezca de valoración por el aficionado.
Como vemos el término trapío no es un término vago o plástico, sino que es amplio y concreto que recopila en la res de lidia la vitalidad + belleza + carácter bravura.
Andalucía publicó su nuevo reglamento taurino y los que le sancionaron tuvieron la feliz idea de hacer desaparecer el término trapío con lo que al dejar inermes a los veterinarios encargados de reconocer a los toros a lidiar, propiciaron el que en la mayoría de las plazas de la comunidad salgan toros fuera del tipo, sin cuernos decentes y faltos de bravura. Carentes de los tres factores fundamento del trapío.
Esta amputación ha llevado a la perdida de calidad en los astados, pero ha aumentado la cantidad de ganaderías de manera alarmante en manos inexpertas de ganaderos de bravo con lo que la selección se ha ido al traste, porque se lidia todo lo que entra dentro de los parámetros de oferta y demanda.
Los veterinarios cada vez “pintan menos”, los presidentes de corrida cada vez "tienen más poder" y los ganaderos cada vez "andan más sueltos" en sus deberes profesionales y con este batiburrillo, ¡nadie de aclara! Mientras todos los que viven de esto del toro, tratan de sacar tajada y así nos va: ¡La Fiesta en claro declive!