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lunes, 12 de mayo de 2008

LA MANSADA DE DOLORES AGUIRRE EL 11 DE MAYO EN MADRID.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Bajo la presidencia de D. Manuel Muñoz Infante, tres alumnos que coincidieron en la Escuela Taurina de Madrid, se enfrentan ilusionados a la dura corrida de Dolores Aguirre tras hacer el paseíllo detrás de Timoteo y Carmelo alguacilillos de la Monumental de las Ventas.
Tres matadores animosos. Uno de ellos, conocido nuestro desde sus comienzos por aquello de residir en Valladolid, que confirma alternativa, ante unos toros que siempre han demostrado carencia de bravura de la buena y aspereza y dificultades máximas.
El primer astado de la tarde responde por Comadroso. Es un buen mozo de 606 kilos que está marcado con el nº 46.
Joselillo lo saluda con verónicas sin ajuste de las que sale suelto. Amaga el salto al callejón. Tres verónicas rematadas con la media, recibe este toro tardo en arrancarse por parte de su matador, antes de llevarlo con lances por la cara sin cruzar al caballo de picar que monta Tomasete. Cuando está cerca demuestra su mansedumbre saliendo huyendo hacia toriles.
Joselillo lo lleva nuevamente y ahora Tomasete, tras marrar, se agarra arriba pegándole fuerte y tratando de sacarlo el peón Juan Martín Soto vallisoletano de nacimiento.
Joselillo consciente de lo mucho que se juega en esta corrida, quita por chicuelinas ajustadas en una serie de tres que remata con una revolera.
Ha de trabajar el espada para llevarlo nuevamente a la contraquerencia del picador quién en la segunda entrada se agarra arriba.
Lo saca Juanín para seguir lidiándole en la suerte de banderillas en ayuda de sus compañeros que parean, Óscar Álvarez que deja los palos arriba al igual que el tercero, David Díaz que resulta perseguido. Cerrando con un buen par Óscar.
Cuando el toro el llevado a una mano por Juan Martín Soto resulta perseguido de forma violenta y rápida teniendo que dejar el capote para hacerse el quite y tener tiempo para llegar con justeza al burladero.









Trás realizar la ceremonia de confirmación entre Robleño y José Miguel Pérez "Joselillo" con Sergio Aguilar de testigo, el nuevo doctorado brinda a su madre, moja la muleta y comienza su faena doblándose ante un toro violento y con malas ideas.
Sigue con dos redondos de los que el cornúpeta sale suelto. Dos nuevos redondos, al tercero le engancha la muleta que Joselillo no quiere perder y le remata con un pase de pecho, donde el toro se rebrinca. Dos nuevos en los que el toro quiere irse descaradamente. Otro más y el remate de pecho.
La muleta en la zurda: un natural al final del remate el toro se va. Dos nuevos en los que el toro se queda corto. Al tercero lo echa mano y lo voltea cayendo encima del toro que amortigua un fuerte golpe en el suelo.
Dolorido va por el toro con valentía para propinarle dos redondos buenos que abrocha con el de pecho. Ovación fuerte para el torero que va por el estoque de matar.
En la suerte contraria logra una gran estocada que es ovacionada, mientras el toro le tira una cóz que Joselillo esquiva.
Cuando el manso es arrastrado el público mediante una ovación, obliga al diestro a saludar desde el tercio.

Su segundo que es el sexto de la corrida, atiende por Angelón que con sus 621 kilos de peso es un torazo que aprieta, pero ante el que Joselillo no se arruga.
Después el toro no quiere telas.
Tras llevarlo al picador este se agarra arriba. Le pega fuerte después de lo cual sale suelto.
El toro gazapea de continuo. En la nueva entrada vuelve el piquero a agarrarse arriba.
En banderillas con la lidia de Óscar Álvarez, Juanín entra con rapidez colocando un para arriba. El toro pierde las manos. David Diaz las deja arriba y cierra Juan que con apuros ha de tomar el olivo.
Joselillo está muy dispuesto y por ello brinda al público quien agradece el detalle con una gran ovación que se suma al mérito de lo realizado en el primero.
En el centro del ruedo el torero va por el cambiado por la espalda que consigue con ciertos apuros porque el toro no obedece al toque. Sigue por redondos a un toro distraído que se frena.
Dos redondos, un natural y el de pecho.
Joselillo dispuesto a triunfar ante un toro que solo presenta dificultades, pues cuando no se distrae se cae. Resulta casi imposible lograr nada ante un toro que cuando le logra tomar la distancia logra unos naturales sueltos de mérito.









Responsabilizado, toma la muleta con la izquierda logrando naturales sueltos pesar de que el toro trate de cogerlo.
Ahora por redondos, el toro toma el primero. En el segundo se para. El tercero, cuarto y quinto lentos que logra robar y que abrocha con el de pecho recibiendo una gran ovación.
Unos ayudados dan paso a una gran estocada en la suerte contraria que tumba al toro.









Hay una petición generalizada y masiva de la oreja que el Presidente concede.










El segundo de la tarde cuya lidia corresponde a Fernando Robleño, responde por Cubatisto y tiene una romana de 594 kilos. Un bonito toro de lámina con la cornamenta acapachada.
El saludo por parte de Robleño es largo y tedioso por el elevado número de capotazos necesarios para poder fijarlo.
El toro que gazapea de continuo no quiere capa de ahí que se vaya en su deambular al picador de guarda puerta que es José Palomares quien se agarra arriba reteniéndole un momento para poder administrarle el castigo. Parece ahormado en unos lances lentos que por verónicas logra su matador.
Nuevamente por su cuenta se va por el picador que está en los terrenos de su querencia de manso y nuevamente Palomares lo toma arriba.
Sale suelto y continúa su deambular por el ruedo ante la impotencia de Robleño para fijarlo.
Ahora se va por el caballo de Manolo Montiel, quién le pega tras poner la puya arriba, ante las protestas de un público que no quiere se le castigue. El toro continúa gazapeando continuamente.
En banderillas lidia José Antonio Alponte y parean: Juan Carlos García que deja el primer par arriba. Sigue el tercero, Iván Carro que prende al relance y cierra Juan Carlos que coloca una sola porque el toro le corta.
Hay devolución de trastos de confirmación de alternativa.
La faena de muleta la comienza Robleño, con un pase contrario suelto. Sigue con un redondo por bajo aislado que parece fijar al toro.
Continúa con redondos en los cuales el toro propina un tornillazo cuando llega a la jurisdicción del matador.
Prueba con la muleta en la izquierda auxiliado con el estoque simulado para que el toro humille, si bien sigue dando tornillazos también por este lado.
¡El peligro se ve evidente!
Nueva serie de redondos sin que el toro se emplee. Nueva serie con las mismas características en la que el toro sale suelto en cada muletazo.
Las ganas de Robleño son evidentes en ese robo de muletazos sueltos en medio de una polvareda impresionante causada por un viento huracanado.
Cuando va por el estoque de herir es aplaudido.
En la suerte contraria pinchazo arriba que es escupido. El torero ha sido punteado en la taleguilla que resulta destrozada. En la suerte natural, una gran estocada que hace doblar al toro sin puntilla. Las palmas premian su labor.

Su segundo, cuarto de la corrida, responde por Cubatista, marcado con el nº 58 y con 578 kilos de peso. Toro de mucha movilidad y grandes pitones.
Juan Carlos García resulta desarmado y lo pasa mal al ser perseguido momentáneamente por el toro que de haber insistido en su persecución no se hubiera librado de cornada.
En la primera entrada al piquero Palomares se quite la puya que estaba arriba. Vuelve a picar arriba en la segunda entrada y le tapa la salida para que no se vaya. Fuerte puyazo que deja al toro parado de momento. Nuevamente lo llevan al caballo en una entrada que resulta protestada por el respetable.
En banderillas con la lidia de Juan Carlos García, Alponte deja una en la primera entrada. Iván Carro pone un buen par y cierra el tercio Alponte con un buen par en que él lo hace todo.
El toro está desesperadamente tardo.
Robleño comienza su faena con redondos sueltos y trabajados a un toro que no transmite emoción alguna. El toro se niega a embestir a pesar de la insistencia de su matador.









Suenan las primeras palmas de tongo que precipitan el que Robleño se vaya por la espada de herir.
En la suerte contraria, estocada delantera y caída que hace doblar al toro. Lo levanta el puntillero cuando se acerca, pero nuevamente dobla y el puntillero acierta a la primera. El silencio es el premio del público de Madrid.

El tercero de la corrida se llama Langosto y pesa 580 kilos.
Sergio Aguilar lo recibe en una buena pelea con el capote por bajo a un toro que repite.
Lo lleva al caballo que monta Antonio Prieto hijo, quien se agarra arriba en las dos entradas. Pegándole fuerte en la segunda en medio de las palmas de tongo del público. El matador pide el cambio de tercio que el Presidente concede.
En banderillas los encargados de parear son Luis Carlos Aranda que coloca un buen par. Francisco Javier Alarcón, cumple y cierra Aranda con un buen par que es aplaudido.
El matador moja la muleta para paliar el viento reinante.
Comienza con doblones por ambos pitones en serie repetida al final el toro se le cuela peligrosamente.
Aguilar ve al momento que el pitón bueno del toro es el izquierdo. La muleta en la zurda. Dos naturales. Otros dos más. Nuevos naturales a un toro que repite.
Por el lado derecho el toro no tiene un pase pues va por el torero de manera clara y descarada.
Al intentarlo nuevamente por el lado izquierdo el toro avisado ya no le deja ni colocarse.
Va por el estoque de herir.
En la primera entrada, pinchazo que el toro escupe. En la segunda logra una media estocada arriba algo contraria y perpendicular. El toro se refugia en tablas pero demasiado entero para que se le pueda descabellar. Por esta causa Sergio Aguilar falla en tres intentos. Un aviso. Al cuarto acierta. Los pitos premian su labor.


Su segundo, quinto de la corrida, se llama Carafeo y pesa 590 kilos. Tras su salida se da una vuelta galopando por la plaza si rematar en los burladeros. Cuando Sergio Aguilar le ofrece el capote, desprecia las telas olímpicamente, denotando no obstante que puntea por el pitón derecho.
La suerte de varas resulta trabajosa, no obstante lo cual recibe dos puyazos.
En banderillas con la lidia de Luis Carlos Aranda, parean: Francisco Javier Alarcón que deja un palo en el morrillo en su primera entrada y los dos con "delicadeza" en la segunda entrada a un toro que no hace por él y que sale suelto.
Con cuatro pases realizados por ambos pitones, Aguilar, lo saca a los medios. En ese terreno continúa por redondos en una serie de cuatro que es rematada con el de pecho y un trincherazo.
Nueva serie de cuatro redondos que abrocha con el doble de pecho.
Cuando intenta cambiar de mano el toro le quita el estoque simulado y Sergio continúa toreando por naturales a un toro gazapón que le pone en apuros en varias ocasiones.
Toma nuevo estoque y torea por redondos en una serie que puede realizarla debido a la perfecta colocación de que hace gala este torero, y a pesar de que el toro entra con la cara arriba y sin fijeza alguna en los remates de los pases. En uno de estos muletazos el toro le alcanza con un pitonazo en los machos de la pierna derecha.
Tras tomar el estoque de matar ha de trabajar para lograr que el toro cuadre, debido al continuo gazapeo y a la distracción del desesperante manso.
En la suerte contraria y entrando desde muy largo logra una estocada que tumba al toro sin puntilla. Su labor es silenciada.