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miércoles, 25 de marzo de 2009

LOS TOROS EN MADRID.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

He leído las sendas cartas que la “Asociación El Toro de Madrid” ha dirigido a Dª Soledad Mestre García y a D. Carlos Rubio Fernández como Delegada del Gobierno de la Comunidad de Madrid y Jefe Superior de Policía respectivamente, para que durante la nueva temporada del 2009 no continúen en su puesto de Presidente de la plaza de las Ventas, Trinidad López- Pastor Expósito y Julio Martínez Moreno.
Y es que Madrid es una de las ciudades españolas con más tradición taurina, desde que allá por el año 1561 se convirtió en Cortes de las Españas debido a las razones siguientes:
-Posición central en el reino de Castilla.
-Escasa implantación en la villa de los poderes nobiliario y eclesiástico
-Existencia del Real Alcázar de Madrid, de la Casa de Campo y Monte de El Pardo que eran de control real.
Por ello Felipe II se fue allí a pesar de que su padre Carlos V le aconsejara:
“Si quieres conservar los reinos deja la capital en Toledo, si quieres aumentarlos, llévala a Lisboa y si quieres perderlos, trasládala a Madrid”
Pero es que Madrid era centro de un Sistema de Reales Sitios donde el monarca y séquito pasaban el año en temporadas establecidas de la manera siguiente: primavera en Aranjuez, verano en La Granja, otoño en El Escorial e invierno en El Pardo y todo esto estaba muy a mano de Madrid.
Tanto Felipe II como su esposa Isabel de Valois eran muy aficionados si bien tengo entendido que el rey no asistió a muchas corridas de toros. Lo que sí fue: un defensor a ultranza de la Fiesta como lo demuestra el enfrentamiento con el Papa Pio V cuando prohibió las corridas de toros y ante el pesar de los palaciegos dijo: "Si no se pueden correr toros…¡que se corran vacas!" Y aquella otra anécdota: cuando un parlamentario se opuso en sesión de Cortes del 20-02-1566 a la celebración de las corridas y su propuesta apoyada por el resto de parlamentarios. Como era el rey quien debería refrendar, resolvió lo siguiente:
“En cuanto al correr de los dichos toros, ésta es muy antigua y general costumbre destos nuestros reynos, y para la quitar será menestar mirar más en ello y ansí por agora non conviene se haga novedad”
Hasta el año 1418 no se tienen noticias ciertas de la celebración de fiestas reales de toros en Madrid. Fecha que coincide con la entrada en la Villa de Juan II casado con Dª Marta hija de D. Fernando de Aragón y a quién el Consejo de Madrid para agasajarle levantó una plaza cuadrada de madera entre las puertas de la Vega y de Segovia y en ella con fecha 23-10-1418 el rey mató un novillejo con un puñal especie cacheta y al año siguiente con motivo de su mayoría e edad, se construyó una plaza en el Campo del Rey que era el lugar ocupado por la Caballerizas Reales, en la que el rey ante los lloros de su esposa alanceó un toro rodeado de caballeros entre los que estaban D. Álvaro de Luna y el conde de Benavente.
Fue en este reinado cuando las fiestas de las corridas de toros brillaron con más esplendor lo que dio lugar a la construcción de la primera plaza de toros de Madrid frente a la actual casa de Medinaceli y de otra en el Soto de Luzón.
En el reinado de Enrique IV se dieron corridas de toros en la plaza de Soto de Luzón por el nacimiento y jura de la princesa Juana “la Beltraneja” así como otra corrida en honor del embajador del duque de Bretaña que tuvo lugar en el año 1463 en el Campo del Moro.
Los Reyes Católicos fueron obsequiados en su visita a la villa de Madrid con una fiesta de toros y cañas en la plazuela de San Andrés. Y en el mes de enero del año 1493 D. Álvaro García Díez de Rivadeneira que fue maestresala del rey Enrique IV les obsequió con una fiesta de toros y cañas en una plaza que construyó en el Prado de San Jerónimo.
En el año 1528 y el día 20 de enero en el Campo del Moro el rey de entonces Carlos V quebró tres lanzas con motivo de la jura de Felipe II como Príncipe de Asturias.
Felipe II ya como rey asistió en la plaza del Arrabal (actual plaza mayor) en junio del año 1562 a una corrida acompañado de su esposa Isabel de Valois.
Luego las tres juras de sus hijos D. Fernando, D. Diego Félix y Felipe III tuvieron lugar en el Prado de San Jerónimo.
Durante el reinado de Felipe III se dieron muchos acontecimientos taurinos en la plaza mayor. El primero fue en 1599 con motivo de la entrada de su esposa Dª Margarita. La plaza mayor se acondicionó para este tipo de espectáculos y su aforo ascendía a 50.000 espectadores.
En el reinado de Felipe IV, en el año 1623 tuvieron lugar importantes corridas en honor del príncipe de Gales y en el año 1629 con motivo del nacimiento del príncipe Baltasar Carlos.
Aparte de estas Corridas Reales todos los años se daba en la Villa y Corte las llamadas corridas ordinarias que el Ayuntamiento costeaba con motivo de la celebración del Patrón San Isidro, de las fiestas de San Juan y Santa Ana.
Cuando se finalizó la plaza de toros del Buen Retiro en ella se celebraron muchas corridas de toros iniciadas con la del nacimiento del príncipe Fernando sobrino del monarca Felipe IV.
En tiempos de Carlos II la primera corrida fue la celebrada en la plaza Mayor el 7 de febrero del año 1680 con motivo del cumpleaños de la Reina María Luisa. Luego tuvieron lugar las fiestas taurinas para celebrar el segundo matrimonio del monarca y la función de toros dada en la plaza llamada del Juego de la Pelota sita en el Palacio del Buen Retiro.

En el reinado de Felipe V al principio también se dieron corridas de toros tanto en el Buen Retiro como en la plaza Mayor, pero como el rey dejó de asistir a ella los nobles fueron abandonando el toreo lo que hizo que este fuera ocupado primero por rejoneadores asalariados y por vaqueros del campo andaluz que picaban con vara larga. Posteriormente ocuparon esta parcela los toreros de a a pie.
El mismo Felipe V autorizó la construcción de una plaza de toros de madera cerca de la Puerta de Alcalá. Luego Fernando VI, mandó construir en el mismo sitio una plaza que regaló a los hospitales madrileños como fuente de ingresos para su sostenimiento. Fue inaugurada en el año 1749.
El rey Carlos III no fue muy amante de las fiestas de los toros no obstante lo cual autorizó dos corridas a celebrar en la Plaza Mayor: por su entrada pública en diciembre de 1760 y en septiembre de 1764 con motivo de la llegada de su nuera María Luisa de Parma.

Carlos IV ya fue más aficionado y organizó algunas funciones reales como: en el año 1803 en la Plaza Mayor con motivo del matrimonio del príncipe Fernando VII y en el 1789 por la exaltación al trono del propio Carlos IV.
¿Eran iguales las corridas en la época de los Austria que en la de los Borbones? Había algunas diferencias tales como: no rejoneaban los nobles si no que lo hacían hidalgos bajo el padrinazgo de aquellos. Eran ayudados por los espadas más famosos de cada época, como ocurrió en las últimas funciones reales que tuvieron lugar en la Plaza Mayor con motivo de las bodas de Isabel II en que los caballeros en plaza fueron auxiliados por los espadas, “El Morenillo”, “El Chiclanero”, Juan León y Francisco Montes.