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domingo, 17 de enero de 2010

A VUELTAS CON LA CORRIDA DEL D. DE RESURRECIÓN EN MALAGA.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Demasiadas cosas habrá que analizar hasta llegar a la corrida bombazo del domingo de Resurrección prevista celebrar en la Malagueta del Paseo Reding malagueño.
Una está por encima de todas, La "revolución estética" de José Tomas.
Siempre se ha dicho que “las comparaciones son odiosas”, pero…no hay más remedio que comparar a José Tomás con Belmonte que fue el pionero de este tipo de revolución.
Situémonos en el día 15 de octubre del año 1899, Rafael Guerra Bejarano “Guerrita” lidia su última corrida en la plaza de la Misericordia de Zaragoza. La terna compuesta por “Guerrita”, ”Algabeño” y “Villita” con toros de casta navarra de Jorge Díaz.
El diestro cordobés hastiado de la incomprensión de un público que no soportaba la facilidad de su toreo se fue, dos días después, de la actividad taurina. Fue el día 17 de octubre cuando, tras reunir a su familia y cuadrilla en su casa, decide cortarse la coleta. Deja como máximas figuras del momento a “Bombita” y a “Machaquito” que a decir verdad no daban la talla, no obstante lo cual, la Fiesta soportó ocho años en una decadencia progresiva que acabó con los aficionados y con las plazas vacías.
Llegó sabia nueva encarnada en los toreros madrileños Vicente Pastor y Rafael “El Gallo” quienes, con la sobriedad del de Embajadores y las “espantadas” del recriado en Sevilla, entretuvieron al público por espacio de diez años.
¿Cómo era aquel toreo? El derivado de la norma técnica imperante que consistía en preparar al toro para la, entonces de verdad, SUERTE SUPREMA. La verdadera dimensión estaba en un toreo marginal de capote, durante los quites de las suerte de varas, a base de revoleras, largas a una y dos manos, serpentinas, desplantes etc, todo realizado a una velocidad que, a día de hoy consideraríamos de vértigo.
Y por fin llegamos al año 1913 en que apareció Juan Belmonte García y esparció la semilla de un nuevo toreo capaz de borrar de un plumazo lo que hasta ese momento se había tenido por clásico. Fue su revolución estética. Revolución que eleva al toreo a un rango artístico desconocido hasta entonces, donde el toreo marginal es sustituido por el toreo de las tauromaquias con el aditamento (aportado por Belmonte) de dramatizar todos su capotazos y muletazos con lo que Lorca llamó “duende barroco” y que alguien definió como “duende del más puro españolismo andaluz".
Ahora, hace dos temporadas, cuando José Tomás volvió, revolucionó ese toreo mortecino e insulso con que nos estaban obsequiando (no entusiasmando) los figurones del momento representados por Ponce y El Juli, (quien unos años antes había hecho su revolución) sacando de la comodidad a José Miguel Arroyo "Joselito" y Ponce.
Y José Tomás a parte de "arrimarse como un perro" (no es peyorativo), dio a su toreo, y por la verdad con que lo hace, el dramatismo en cada uno de sus pases. Un dramatismo no derivado de la torpeza como en el caso de Belmonte, sino en una gran técnica ensayada día a día delante de los espejos de su salón de entrenamiento. Esta sensación de dificultad es la que lleva la emoción a los espectadores que están que casi no respiran durante sus faenas por el acongojamiento padecido ante la incertidumbre de lo que pasará en cada pase que, alguien (en el caso de Belmonte) calificó de “parto con dolor” y que yo me atrevo de calificar como “éxtasis” en el caso de José Tomás, porque este toreo es más hondo y más largo que el de Belmonte que limitaba sus faenas a uno o dos ayudados por alto o por bajo (según las condiciones del enemigo) un natural, un pase de pecho, dos naturales más y otro pase de pecho, algún pase con la mano derecha en redondo, otro pase de pecho con la misma mano, un molinete, el afarolado y la estocada, mientras que José Tomas hace un toreo cualitativo también,pero más largo en duración, intensidad y estética ante toros, eso sí, de distinto comportamiento debido a una selección mas depurada en nobleza.
Ponce, por el contrario, es comparable a “Guerrita”. También se le puede comparar, (aunque en parte en cuanto a sus facultades ante el toro) a “Joselito” el Gallo, . Un torero que se las sabe todas y que esta sapiencia unida a una gran técnica le proporciona esas difícil facilidad que hace que no llegue nada más que a los buenísimos aficionados, porque el vulgo de los toros es lerdo en el análisis de sus faenas que, aún no carentes de “sentimiento artístico”, lo enmascaran por la tremenda facilidad con que hace todo el torero de Chiva. Torero que acaba sus faenas prácticamente sin despeinarse y con el traje de torear impoluto. Es el Alberti moderno del toreo.
Y Ponce ese día, si es que acepta el reto, estará en minoría, en cuanto a partidarios, en la Malagueta, (como lo estaba “Joselito” frente a Belmonte) porque el toreo es ¡dramatismo y no facilidad!, y porque los públicos siempre se decantan por el más trabajador, y querámoslo o no, José Tomás ha de trabajar más sus faenas al no contar con una figura agraciada y con unas maneras de elegante maniquí de pasarela con las que cuenta el valenciano.
José Tomás todo pundonor y verdad ante el toro, pondrá toda la “carne en el asador”, mientras que Ponce (más cerebral) pondrá estrictamente la necesaria dentro de su academismo taurino.
Una anécdota protagonizada por “Joselito” y Belmonte durante un tentadero, puede ser definitoria de lo que puede ocurrir en la corrida del domingo de Resurreción en la Malagueta, naturalmente hemos de transmutarla a los momentos actuales y poner de protagonistas a Ponce y José Tomás:
“José Tomás se pone en un terreno “vendido” ante una becerra y Ponce le dice:
-En ese terreno, te va a coger.
Efectivamente la becerra voltea a José Tomás, pero el diestro de Galapagar, insiste e insiste, hasta lograr domeñar a la becerra.
Cuando termina la faena, José Tomás le dice a Ponce:
- Que me iba a coger…¡ya lo sabía!, pero la gracia estaba en torearla precisamente en ese terreno".
Posiblemente esta sea la tónica de esta tarde pero, natural y presuntamente con toros de Núñez del Cuvillo.
¡Será una gran tarde de toros! si es que Dios reparte suerte a los dos como es nuestro deseo.