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viernes, 25 de enero de 2008

A VUELTAS CON "CARGAR LA SUERTE"

LUIS ALONSO HERNANDEZ. Veterinario y escritor.

La realización de una suerte del toreo empieza en el momento en que el diestro “llama la atención del toro” y termina cuando “la remata”.
Esto que es un todo continuo, tiene unos tiempos que según la "Teoría del Toreo" de D. Amós Salvador, son tres y a los que bautizó en orden cronológico como: CITAR, CARGAR LA SUERTE y REMATARLA.
Hay un tiempo, "el del centro", que corresponde al de CARGAR LA SUERTE en el que no siempre los conceptos están claros, cuando por definición estriba en que: “una vez arrancado el toro, no hay más remedio que desviarle en su trayectoria para quitarle del cuerpo del lidiador, para “echarle fuera”, señalándole un terreno y una salida”. Seguidamente habrá que dejarlo a la distancia más conveniente para iniciar la nueva suerte".
Hemos de tener en cuenta que: “cuando los tres tiempos no se señalan ni observan en toda clase de lances, la suerte está mal hecha y ya no es ni eficaz, ni elegante, ni clásica”
Este tiempo central ha variado con la evolución del toreo, pero por ser el centro y culminación de la suerte, en la actualidad tiene mayores exigencias técnicas y estéticas que nunca.
En el momento del “embroque” es cuando es preciso desviar al toro de su dirección para que no haya cogida, y esto se consigue: “jugando los brazos pero con la participación y colaboración de todo el cuerpo”.
Hasta aquí los conceptos estaban más o menos claros, pero aparece un libro titulado “Los arquitectos del toreo moderno” escrito por José Alameda y allí da una lección teórica sobre el tiempo CARGAR LA SUERTE.
Comienza diciendo que: “al ser el tiempo central de la suerte viene solo por el mero hecho de ejecutar la suerte” lo que nos hace deducir que: “UN PASE POR EL MERO HECHO DE DARLO VA CON SU “SUERTE CARGADA””.
Para Alameda “cargar la suerte” es “el movimiento de adelantar el brazo, o los brazos, y por ende, el engaño, al llegar al centro de ella, para lo cual el movimiento fundamental ha de ser el de los brazos mismos; y el primer movimiento coadyuvante –en orden de necesidad -, el de cintura; quedando el de piernas, o apertura de compás, en tercer término”.
Naturalmente que sabemos (hasta ahí si llegamos), Sr. Alameda, que “cargar la suerte” no es espatarrarse. Pero…para adelantar los brazos con arte ¿no es más artística la acción si se hace más natural con la colaboración de adelantar la pierna contraria ganando terreno y así hacer más fácil el cambio de trayectoria del toro para que no arrolle al diestro ejecutor?
Pero parece ser que: “la suerte se extiende menos, se alarga menos, se carga menos cuando la pierna contraria se adelanta” porque según el Sr. Alameda la pierna adelante en principio desplaza la embestida del toro hacia fuera, lo que la acorta máxime cuando, como ahora, el muletero termina por rematar el pase hacia adentro.
La verdad es que tras leer las teorías de Alameda, me he liado del todo en la cuestión de “cargar la suerte”, por lo que he recurrido a los conceptos que sobre esta teoría tienen diestros tan importantes como “Antoñete” o ManoloVázquez, expertos en naturales.

El natural para Antonio Chenel “Antoñete”, es el pase más puro y fundamental, dice de él: “en él hay que avanzar la pierna contraria, dar el pecho al toro, adelantar la muleta y, finalmente hasta detrás lo más despacio posible".
“La mano no debe ir baja en exceso, sino en lo justo para conducir la embestida atrás y rematar el muletazo quedándole colocado para que surja el segundo pase”
“El compás abierto (las piernas abiertas lo justo) y el medio pecho por delante. Al echar la pierna adelante cargar el peso del cuerpo en el muslo izquierdo, peso que antes, en el cite estaba descargado sobre el derecho. Circunstancia esta que te obliga a “meter los riñones””.
“En el muletazo natural, la suerte se carga en el juego de movimientos al ir pasando el peso del cuerpo de una pierna a otra. El momento justo es cuando se embarca al toro y, el torero, girando su cintura, cambia la pierna de apoyo”.
Termina diciendo que: “todo esto surge como consecuencia de saber aplicar la distancia: el darle mucho aire a los toros, porque cada animal tiene la suya que te la marca muy claramente”.

El natural para Manolo Vázquez que creó el pase natural de frente, se basa en la colocación y la distancia. Habla de los tres tiempos que él denomina cómo: traer al animal, llevarle toreado y vaciarle.
Y el lance le realiza de la manera siguiente:
“Colocarse de frente, dando el pecho, para poder echarle al toro la muleta y vaciarlo con un suave giro de muñeca, de cintura, del pecho y sobre todo con sentimiento”.
“Al toro hay que vaciarlo detrás, no en línea recta, sino describiendo una semicircunferencia en la que se obliga a que el toro gire y se enrosque alrededor de uno”.
“Para él la suerte se hace con el pecho, la cintura y los brazos, pero en absoluto adelantado siempre la pierna”.
“Al toro se le empieza a vaciar aproximadamente a la mitad del muletazo, con suavidad, temple y acompasado movimiento de muñeca. El brazo sirve para traerse al toro pero no para rematar el pase, porque hay un momento en que éste no da más de sí y debe ser la muñeca la que adquiera un papel protagonista”
“Al toro hay que embarcarle con el pico – lo que no quiere decir que se esté metiendo el pico- para luego llevarle con la panza y finalmente rematar el muletazo detrás otra vez con el pico”.
También he querido contrastar la opinión de un gran capotero cual fue Manolo Escudero quien dice:
“En ejecución de este lance hay tres tiempos que son: parar, templar y mandar. Para parar no hay que esperar que el toro llegue a nuestra jurisdicción, a nuestras piernas, porque entonces ya no se puede parar, ni templar y menos mandar”
Nada habla de “cargar la suerte”.
Y como sigo sin tener la ideas claras recurrí a los dos textos sagrados tenidos por tal por los puristas de siempre: “El Arte del toreo” de Domingo Ortega y a ¿Qué es torear” de Gregorio Corrochano, pero resultó que ambos no se ponen de acuerdo en la manera de “cargar la suerte”.
Con el tiempo si aprendí una cosa, que: “para que las vacas no me cogieran (pues es lo máximo que he toreado) las toreaba al pitón contrario y cuando se arrancaban a mi muleta adelantada las metía la pierna contraria con la finalidad de alejarlas de mí, que era lo que siempre he entendido como cargar la suerte”
Total que al final me he quedado con la teoría que tenía antes de tanta indagación.
Y, ustedes…¿Han llegado a algo en concreto?