EL DECÁLOGO DE PREGUNTAS QUE ME HARÍA EN UNA AUTOENTREVISTA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
P.-¿No le parece un contrasentido que, siendo
veterinario, le gusten los toros?
R.-En absoluto. Porque precisamente mi profesión me
faculta, no solo para conocer perfectamente la función del toro bravo, sino que
desde ella puedo luchar en su defensa.
P.-¿Cuál es la función del toro bravo?
R.-Contribuir, como protagonista principal, a que
prevalezca un arte tradicionalmente español.
P.-¿Defender al toro? ¿Cómo?
R.-Pues, desde mi función de veterinario; curarle en el
campo de sus dolencias que, como todo ser viviente, tiene; prevenirle de
posibles enfermedades mediante las vacunaciones y las desparasitaciones, y
luego, cuando ya está en la plaza, darle de paso en un reconocimiento
exhaustivo para que esté en plenitud de facultades físicas ante el castigo de
la suertes de varas y banderillas regulando éste desde mi sitio de asesor
veterinario de presidencia.
P.-Pero usted consiente que el toro sufra.
R.-Bueno. No voy a negar que sufre pero ¡menos de lo que
los no conocedores de la fiesta, creen! El toro ha sido seleccionado en base a
unos parámetros de acometividad que le hacen sobreponerse al sufrimiento. Es
posible que sufran más lo animales mansos que tiran de una carreta o los que
son sacrificados para alimentarnos al estar dotados de un menor dintel de sufrimiento.
P.-Usted está a: ¿favor o en contra de la fiesta de los
toros?
R.-Estoy a favor de lo que la sociedad demande. Hay
muchísimos aficionados a esta Fiesta. Si les sirve de distracción, pues bendita
sea, en esta vida cada día más angustiosa por las limitaciones a que estamos
sometidos. Estoy más que convencido que ninguno de los asistentes a una corrida de
toros ni los que participan activamente, van predispuestos a hacer daño al
animal.
P.-¿Considera a la corrida de toros como un arte?
R.-Categóricamente, Sí. He sido aficionado practicante y
desde esta perspectiva he sentido la satisfacción experimentada al lograr
dominar a una fiera. Quizá lo mío se pudiera considerar como una autodefensa de
las embestidas de la vaca y no como un arte. Pero hay toreros que con cada
lance de capote o muleta crean un verdadero cuadro plástico de singular
belleza. En definitiva: ARTE.
P.-¿Qué opina de los detractores de las corridas?
R.-Que están en su perfecto derecho de no admitirlas. Sí,
les sugeriría que si no les gustan que no vayan a la plaza, pero que sean
respetuosos con quienes disfrutan en una corrida de toros.
Deberían en primer lugar tratar de conocer la Tauromaquia y luego,
hacer de “su capa un sayo”.
P.-Son muchos los españoles que están en contra de las corridas.
R.-Bueno. No creo que sean mayoría, ¡ni mucho menos! Lo que
ocurre es que son más violentos, ruidosos, reiterativos y proclives a suscitar
polémicas. Los taurinos son más respetuosos como lo demuestran al no actuar
violentamente cuando en número de 24.000 abandonan la Plaza de Las Ventas, tras la
corrida, y se encuentran con tres decenas de antitaurinos que les increpan
insultándoles. Posiblemente piensen eso de: “El mejor desprecio, es no hacer
aprecio".
P.-¿Le parece correcto que la Tauromaquia haya sido
reconocida por el Gobierno como Patrimonio Histórico y Cultural?
R.-Me parece insuficiente, pues las 600.000 firmas
presentadas por la
Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, creo son más
que suficientes para haberla reconocido como Bien de Interés Cultural, haber
devuelto los toros a Cataluña y haber blindado la Fiesta de los Toros en toda
España.
P.-¿Qué considera que debería hacerse con la Fiesta de los Toros?
R.-Que el Tribunal Constitucional obligue a reimplantar
los toros en Cataluña. Que el Gobierno recupere las competencias en materia
taurina que en su día, en un despropósito mayúsculo, cedió a las Comunidades
Autonómicas y finalmente lograr que la Comunidad Europea
califique a la Tauromaquia
como Patrimonio Cultural Inmaterial.
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