QUINTA CORRIDA DE LA FERIA MATEA VALLADOLID 1981.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Bajo
la presidencia del Comisario de Policía D. Gregorio Marbán asesorado en materia
artística por D. Fernando Merino en una tarde de temperatura agradable y con
lleno hasta la bandera se celebró esta corrida en la que con cinco toros de D.
Francisco Galache y uno de D. Lisardo Sánchez hicieron el paseíllo los
diestros: Pedro Moya “El Niño de la Capea”, Julio Robles y Juan Antonio Ruiz
“Espartaco”.
El Niño
de la Capea (azul marino y oro). A su primero un toro de 475 perteneciente a la
divisa de D. Francisco Galache, no logró ligar faena porque el toro se caía
continuamente. Mató de pinchazo hondo y descabello recibiendo saludos desde el
tercio..
En
su segundo un toro con 494 kilos perteneciente a la divisa de D. Lisardo
Sánchez, el salmantino estuvo sensacional. Era un toro bandera que se crecía
en cada muletazo. Realizó una extraordinaria faena donde sobresalieron algunos
muletazos meritorios y artísticos.. Faena ligada, templada y sobre todo
reposada, que finiquitó de media estocada y descabello al primer intento. Las
dos merecidas orejas premiaron la labor.
Julio
Robles (blanco y oro). No logró confiarse en su primero, un toro de 461 kilos
de peso. Lo mató tras dos pinchazos de una estocada echándose descaradamente
fuera en el embroque. Su labor fue silenciada.
En
su segundo. Un toro de 460 kilos que fue un toro bueno que terminó
entregándose. Julio salió dispuesto a dar réplica a Capea. A fuerza de consentir
y de no dejar pensar al toro, con la muleta materialmente metida en el hocico
logró una faena extraordinaria con buenos muletazos Gran estocada ( la mejor hasta el momento de
lo que va de feria) de la que sale desarmado y perseguido por el bravo animal.
Se le concedió la oreja.
Juan
Antonio Ruiz “Espartaco”. En su primero de 500 kilos, estuvo porfión y
valiente. Lo mató, tras dos pinchazos de media rinconera. Hubo de saludar desde
el tercio mientras el toro era pitado en el arrastre.
En
su segundo. Un toro de 500 kilos (que sustituyó al titular devuelto por cojo).
Expone mucho ante un peligroso toro y no logra remontar en su faena de muleta. ¡Se
la jugó de verdad “Espartaco"!. Lo pasaporta de media estocada, tras pinchazo, y
descabello al primer intento. Es premiado con una ovación.
Nuevo
desastre ganadero en la Feria de Valladolid motivado porque D. Francisco Galache
también estuvo en la cresta de la ola ganadera al criar toros denominados “garlaches”
(por la dulzura de sus embestidas). Esa selección negativa de bravura y casta
se paga a la larga y es lo que en la actualidad está pagando D. Francisco, pues
no hemos de olvidar que el toro bravo procede del toro manso y …siempre, siempre,
la naturaleza trata de llevar lo “fabricado” a sus orígenes que, este caso, no
es otra cosa que la mansedumbre.
¡Hoy
los tres primeros toros eran tan mansos que no querían ni embestir! por eso los
componentes de una Peña Taurina vallisoletana canturrearón en repetidas
ocasiones esa canción de:
“Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera….etc
etc”
Lo sentimos por nuestro paisano D. Francisco que, como todo ganadero trató
de hacer en su tiempo las cosas bien, pero…hoy ha de pagar esas consecuencias.
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