POESÍA TAURINA QUINTA.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
“DON CANDIDO” refirió en este versillo el mal momento por el que pasó la fiesta en una temporada madrileña que tituló.”Maldita sea mi suerte”:
Pues, señor, que mala pata
hace algún tiempo tenemos
todos los aficionados,
juntos con don Pedro Niembro.
Se va Guerrita de pronto
y huérfanos nos quedamos
de todas las filigranas
de aquel cordobés torero.
Del principal con la ausencia
se endiosan los subalternos,
y hacen lo que los tenores
que ya no dan el de pecho,
ni el natural, ni ninguno
con arte y con lucimiento;
allí trabajan de gola
y aquí como novilleros.
Para colmo de desdichas
también vota en contra el tiempo;
la risueña primavera
(¡olé por lo de risueño!),
en vez de cara de pascua,
nos pone cara de duelo.
Llovió ayer por la mañana
y, es claro, se suspendieron
los toros con ligereza,
como siempre, según veo,
y sin razón, pues ahora
conviene mojarse el pelo,
y…nos lo dirán el miércoles.
“¡M’alegro de verte güeno!”
“Don Cándido” era el pseudónimo con el que firmaba sus crónicas taurinas, Mariano del Todo y Herrero, quien en el año 1698 se hizo cargo de la revista taurina “La Lidia” que llevaba dos años de declive tras la muerte de su Director, D. Antonio Peña y Goñi.
Al cierre de la temporada taurina del mencionado año, escribió:
“El tono vital de la revista es bajo, convencido estoy que dejamos en el toreo dosis muy escasas de arte e inteligencia y por el contrario bastante imprudencia y temeridad con asomos de valentía y extraordinaria ignorancia”. Y esto, como comprenderán es muy poco.
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