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viernes, 5 de febrero de 2010

LA SEGUNDA CORRIDA DEL CICLO VALLISOLETANO DEL AÑO 1973.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Casi se llenó el coso del Paseo de Zorrilla en la segunda de feria. Tarde nublada, pero sin que apareciera la lluvia.
Bajo la presidencia del Comisario del Cuerpo General de Policía Sr.Zalama que estuvo asesorado artísticamente por el exsubalterno vallisoletano Faustino Gómez “Cigales”, realizan el paseíllo, “Paquirri”, “El Niño de la Capea” y Julio Robles para estoquear una corrida del hierro de D. Francisco Galache.
La corrida resultó entretenida como lo demuestra el cómputo final de trofeos: Dos apéndices auriculares para “Paquirri” y otras dos con el rabo a mayores para “El Niño de la Capea”.
En los tendidos gente conocida como el actor Zori, y los cronistas taurinos Mariví Romero y Manolo F. Molés.

El primero de la tarde sale con muchos pies. Luce el número 45. Se llama “Lisojo” y pesa 469 kilos. “Paquirri” lo lancea brillantemente en los primeros compases para seguidamente tener que limitarse a llevarlo al caballo de picar ante la frenada de la embestida por parte del burel.
Entra por dos veces al caballo, si bien el piquero mide el castigo para que su matador pueda lucirse en el tercio de banderillas.
A petición del público el de Barbate ha de poner banderillas. Brinda el primer par al público en medio de los aplausos de reconocimiento. Tres buenos pares de los que destaca el segundo donde “Paquirri” luce sus portentosas facultades físicas.
La faena de muleta la comienza con unos doblones, tras los cuales comienza su toreo al natural con dos series de cuatro cada una donde el pase es prolongado y rematado para abrocharlas finalmente con sendos pases de pecho. (Ovación y música).
Dos series de redondos ajustadísimos a los que sigue otra serie con la mano izquierda, pulcra y perfectamente rematada con los obligados de pecho. Juega con el toro y se adorna en unos desplantes toreros y elegantes.
Y como la faena la ha realizado ayudado por el estoque de verdad, en el momento en que el toro ha cuadrado entra a matar recetando un pinchazo en hueso al que sigue una estocada atracándose de toro en la que el cornúpeta rueda sin puntilla.
Se le conceden las dos orejas con las que da la vuelta triunfal al anillo en medio de las aclamaciones del público que también aplaudió al toro de Galache en el arrastre.

Su segundo (cuarto de la corrida) atiende por “Tirado”. Luce el número 32 y tiene un peso de 491 kilos.
“Paquirri” lo saluda por verónicas bien ejecutadas que merecen al aplauso del público.
Tras llevar artísticamente al toro al caballo, el piquero le administra un puyazo con el que se cambia el tercio.
En banderillas el gaditano no está muy acertado puesto que en el primer par el toro le acosa en la salida librándose con apuros. Después clava un solo palo en la siguiente entrada, y con tres palos se cambia el tercio.
La faena de muleta la brinda a la artista cómica Lina Morgan que ocupa el palco que debajo de Presidencia posee la empresa y tras llevarse al toro al centro del ruedo a base de porfía, a un astado muy quedado, logra una gran faena de dominio y conocimiento en medio de los aplausos del público y los sones de la banda de música.
Destaca una serie de naturales impecables de ejecución, largura y remate, al que siguen los circulares, los desplantes toreros y el final de rodillas que enardece al público vallisoletano.
Falla a espadas repetidamente consecuente a la falta de fijeza de su enemigo por lo que el gran triunfo queda limitado a una ovación y vuelta al ruedo.
Una gran tarde de Francisco Rivera “Paquirri” que estuvo en director de lidia ayudando en el quehacer a sus compañeros de terna.

El segundo toro de la tarde se llama “Altanero”, está marcado con el número 11 y pesa 480 kilos. Pedro Moya “El Niño de la Capea” lo saluda con cuatro lances que remata con una media verónica merecedores de aplausos.
Tras la entrada al caballo de picar, “El Niño de la Capea” hace su quite por chicuelinas ajustadas, que levantan una ovación.
En banderillas se cambia el tercio con un solo par a petición del espada.
La faena de muleta la comienza brindando al público vallisoletano, para seguidamente administrar a un toro manejable, pases de todas las marcas de manera reposada y tranquila, que culmina con adornos sin abuso, donde expone lo preciso.
Una faena que me atrevo a calificar de eficaz, limpia y preciosista.
Remata la faena con una estocada hasta los gavilanes, pelín tendida, ejecutada con valor y en la que el espada recibe un golpe en el encuentro resultando con la taleguilla rota.
Acierta con el descabello al segundo intento y es premiado con las dos orejas y el rabo. Tras la vuelta al ruedo triunfal pasa a la enfermería donde es asistido de un puntazo que no le impide continuar la lidia de su segundo enemigo.

Su segundo toro marcado con el número 8 y de nombre “Argumentero” tiene un peso de 529 kilos. Es un toro de gran alzada que sale al ruedo con la cara desafiante.
Cuando nada más saltar el toro a la arena, trata de fijarlo el peón Juan Cabello, lo “echa mano” y lo cornea por dos veces. Capea lo lancea sin mucho ajuste tras el desconcierto de la cogida de su peón.
La faena de muleta consiste en una faena de aliño donde Capea sin perderle la cara lo muletea brevemente para acabar con él de un pinchazo hondo y estocada a paso de banderillas que propicia el descabello a la cuarta entrada, no obstante lo cual “El Niño de la Capea” escuchó palmas.

El tercero de la tarde, llamado “Montero”, marcado con el número 16 y con un peso de 492 kilos correspondió en sorteo a Julio Robles que no tuvo su tarde en el coso del Paseo de Zorrilla.
El toro fue dos veces al caballo. En el primer encuentro el piquero se agarra arriba y es aplaudido, lo mismo que en el segundo encuentro.
Julio Robles quita por verónicas superiores frente al tendido 3.
El toro, tras el segundo puyazo, ha quedado muy mermado de fuerzas y afectividad para embestir.
Julio insiste e insiste sin que el toro haga nada por embestir, a la vista de lo cual el abulense se dispone a matar. Ha de entrar varias veces y cuando al final el toro dobla es aplaudido, confundiéndose estos aplausos con los que recibe “Capea” al salir de la enfermería.

Su segundo toro (sexto de la corrida) “Contador” de nombre, marcado con el número 26 y con 496 kilos ha de ser devuelto por cojera manifiesta a corrales, pero como el toro no quiere entrar a pesar del trabajo nulo de cabestros y de Julio Robles (colaborador al máximo) ha de ser apuntillado en el ruedo.

Sale el sexto bis. Es un toro de la ganadería de Juan Mari Pérez Tabernero que también es protestado por defecto en la vista y que incluso acaba con lanzamiento de almohadillas al ruedo por los tendidos de sol. Se llamaba “Indispuesto”, estaba marcado con el número 61 y pesaba 475 kilos.
La presidencia mantiene el toro en el ruedo y Julio Robles lo veroniquea en medio de las protestas.
El piquero le administra tres puyazos.
Con la muleta Julio logra muletazos aceptables que no son valorados por el público muy de uñas con la Presidencia por mantener el toro en el ruedo.
Entra a matar siete veces antes de que el toro se eche definitivamente.
Robles fue aplaudido por su voluntariedad.

Parte facultativo:
El peón Juan Cabello “El Brujo” llevado en manos de las asistencia a la enfermería de la plaza, fue atendido por el equipo médico del doctor D. Ángel Palencia Martínez.
El parte decía así:
“Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en el enfermería el subalterno Juan Cabello quien sufre herida por asta de toro penetrante en el hemitórax derecho con gran schok traumático y contusiones generales. Pronóstico muy grave” Firmado Dr. Palencia.

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