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miércoles, 4 de febrero de 2009

LA 7ª CORRIDA DE FERIA DEL AÑO 1971 EN VALLADOLID.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.









La caída del cartel del zamorano Andrés Vázquez trae de nuevo al coso de Zorrilla al maestro Antonio Bienvenida que forma terna con Sebastián Martín “Chanito” y José Luis Parada, en un cartel nuevamente equivocado en su confección.
Una tarde soleada ha querido despedir a la última corrida de toros de este ciclo del año 1971. La afluencia de público rozó los tres cuartos de aforo.
El ínclito Sr. Zalama presidiendo como de costumbre, auxiliado en esta ocasión por Faustino Gómez Cayón “Cigales”.
En un burladero, como en el día de ayer, presencia la corrida el presidente de las Cortes Españolas D. Alejandro Rodríguez de Valcárcel acompañado por el gobernador civil y el jefe superior de Policía.
Como en días anteriores ocupa su sitial la Reina de las Fiestas acompañada de su corte de honor.

Abre plaza el maestro Antonio Bienvenida que es recibido con una ovación. Ovación que se reproduce cuando lancea pausado y quieto a su primer enemigo llamado “Madrileño”, herrado con el número 22 y 482 kilos de peso sobre sus costillares negros.
Un primer tercio nefasto caracterizado por un puyazo malo, un marronazo y un picotazo. El quite aplaudido de Bienvenida compuesto por dos chicuelinas, comprometidas por su ajuste, que son rematadas con una media verónica de superior factura.
Tras brindar al señor Rodríguez de Valcárcel, saca al toro a los medios donde instrumenta una faena artística y voluntariosa en la que el toro se pone difícil por momentos a causa de sus continuas coladas.
Buenas series de redondos y lo intenta sobre la mano izquierda si bien el toro no admite este pitón.
Antonio tras administrar un molinete muy ajustado busca la igualada tras los obligados pases de aliño.
Mata de media estocada mal colocada y descabello al primer intento que es premiada con una ovación que el diestro caraqueño agradece desde el callejón.

En su segundo enemigo, un toro de nombre “Guasón” herrado con el 44 de capa negra y el de más peso de la corrida con 541 kilos, se estira de salida con una serie de verónicas que es rematada con una media acogidas con una gran ovación.
La suerte de varas caracterizada por un picotazo donde el picador recibe una aparatosa caída y una vara de verdadero castigo con la que el matador pide el cambio de tercio.
En la suerte de banderillas cuando el toro persigue a un banderillero y derrota contra las tablas se parte la defensa derecha.
Bienvenida comienza su faena de muleta con tres ayudados por alto a los que siguen unas tandas de soberbios redondos, rematados con el pase de pecho en medio de los sones de la música y ovaciones.
Molinetes ceñidos, muletazos rodilla en tierra en medio del entusiasmo popular a un toro distraído que ha requerido el dominio y conocimiento del torero para sacar faena.
Un pinchazo que escupe y una estocada delantera ponen fin a la vida del astado que espera el diestro sentado en el estribo. El toro que se levanta nuevamente ante los estertores de la muerte para finalmente rodar sin puntilla. Labor que es premiada con una oreja, petición de la segunda y dos vueltas al anillo entre fuertes ovaciones.

Sebatián Martín “Chanito” dejó constancia en Valladolid que posee la virtud de la voluntad.
A su primer enemigo marcado con el número 7, “Purito” de nombre, negro y con 505 kilos que en todo momento llevó la cabeza por las nubes, tras brindar al señor alcalde de la ciudad De Santiago Juárez que ocupaba su barrera del 8, el salmantino demostró, tras los doblones de recibo, en las tandas con ambas manos sus buenas cualidades toreras. Los muletazos por redondos han tenido sabor y temple. Terminó con unas giraldillas que fueron muy aplaudidas al igual que resto de su faena.
Falló a espadas con un pinchazo que escupe, otro pinchazo y una estocada al encuentro y descabello al cuarto intento, no obstante lo cual fue aplaudido y obligado a dar una vuelta al ruedo.

Al quinto, de nombre “Receloso” con el número 48, negro listón y de 514 kilos, que salió con mucho gas, Sebastián lo lancea sin pena ni gloria.
Una vara en su sitio en el que recarga el de Bohórquez merecen por parte del público la ovación hacia el piquero Pepe Salcedo. Con este castigo se cambia el tercio para dar paso a la colocación de dos pares de banderillas en medio de cierto barullo en la lidia con exceso de capotazos.
La faena la comienza “Chanito” por redondos a los que siguen naturales muy ceñidos que son aplaudidos y animados con los sones de la música.
De inmediato el toro se para y ya desluce la faena que el salmantino pretendía. A destacar un “pase de la firma” soberbiamente ejecutado.
Una estocada entrando recto pero que resultó defectuosa de implantación, a la que siguieron cuatro golpes de descabello acabaron con la vida del astado. El diestro fue premiado con muchas palmas y la vuelta al ruedo que él dio por su cuenta.

José Luis Parada venía precedido de haber recibido el Premio San Pedro Regalado del año 1970.
Lanceó bien al tercero de la tarde un toro llamado “Ramillito”, marcado con el número 64, negro y con 532 kilos.
Pidió el cambio de tercio con una vara en su sitio y con dos pares de banderillas.
Tras brindar al público, recibe al toro con dos pases citando de largo y remate vistoso. Sigue por redondos bien ejecutados y rematados hasta que el toro se apaga definitivamente.
Entra a matar logrando una estocada ligeramente caída que al acabar con la vida del astado recibe el premio de una oreja con la que realiza la vuelta al anillo.

En su segundo que cerró corrida y feria, un toro llamado “Adoroso” marcado con el número 20, negro de capa y con 508 kilos, el torero gaditano demostró su sapiencia y dominio del arte de Cúchares ante un "toro avisado" que se iba a por él en todo momento.
Un toro que no fue castigado en varas por recibir dos puyazos tras desmonte espectacular en terrenos del 4 y que se fue con solo dos pares de banderillas.
Tras brindar al maestro Bienvenida, comienza la faena con pases por alto para seguir toreando sobre ambas manos en tandas lucidas.
Ante un toro muy quedado el espada ha de hacerlo todo a base de porfía y de pisar el terreno del toro.
Dos pases circulares levantan un clamor. Sigue con pases de adorno con vistosa exhibición.
Una faena de primerísima clase por la entrega, el peligro y por el sello artístico.
Un estoconazo pone fin a la vida del astado. Al doblar le son concedidas las dos orejas y con ellas da la vuelta al anillo. Se pide el rabo que no es concedido.
De la corrida enviada por D. Fermín Bohórquez destacaremos el cuarto por su bravura. El de más dificultades fue el sexto, pero el resto fueron buenos para los toreros si bien adolecieron de picante.
Dignos de mención en el capítulo de subalternos: el picador “Chopito” y los banderilleros, Fauró, Ponce y Valbuena.

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