Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
La corrida de hoy se anuncia así:
Se trata de una corrida de rejones que, en estas tierras donde hay mucho amante de caballo por aquello de ser necesario para los encierros, llenarán con toda seguridad el coso del Paseo de Zorrilla.
Las previsiones del tiempo son de riesgo de chubascos, que esperemos no nos molesten demasiado durante la hora de la corrida prevista para las cinco y media de la tarde.
ALVARO DOMECQ.
Hijo del caballero jerezano D. Álvaro Domecq. Comenzó su andadura en el mundo del rejoneo allá por los años sesenta, cuando era costumbre rejonear a los toros en puntas. Formó parte de aquél cuarteto compuesto por los hermanos Peralta y el portugués José Manuel Lupi, que se conocieron con el nombre de los “Jinetes de la Apoteosis”, quienes introdujeron la actuación por colleras en los dos últimos toros de la tarde.
Auxiliado por:
José Rodríguez y Angelino Donet.
MANUEL VIDRIÉ.
El rejoneador de Madrid que se ha convertido en la máxima figura de este arte, desde que un jurado le proclamara como el mejor rejoneador de la temporada anterior. Sus armas son la seriedad, precisión y el temple.
En Madrid se le recuerda por aquél quiebro que a "porta gayola" hizo a un toro y que levantó de sus asientos al entendido público de "Las Ventas".
Auxiliado por:
Máximo González y Antonio Briceño.
Rejoneador sevillano que goza, merced a sus triunfos, de gran fama en su tierra de Despeñaperros hacia abajo.
Auxiliado por:
José García y José Puerto.
Uno de los más importantes jóvenes rejoneadores portugueses. El “Niño Moura” que con quince años cautivó, hace tres años, a la afición de Madrid.
Auxiliado por:
Javier Elbal y Amancio Grosa.
LOS TOROS.
Son de D. Ángel Rodríguez de Arce, suegro del empresario.Su procedencia Villamaría + Albaserrada a los cuales agregó sangre procedente del Conde de Mayalde.
Su divisa es amarilla, azul y rosa. Señal: horquilla en ambas orejas y pastan en El Espinar (Segovia).
DESARROLLO DE LA CORRIDA.
Hoy los toros de D. Ángel han demostrado toda la mansedumbre que atesoran (alguno incluso quiso ver el piso del callejón) y otros no lo hicieron por carecer de fuerzas. Todos barbearon las tablas y dotados de gran bondad para los caballeros.
Los rejoneadores que otrora lidiaran toros en puntas hoy no han "hecho ascos" a los excesivamente desmochados toros, cuyos derrotes no llegaban a la diana.
El peso de los mismos: 490, 435, 436, 480, 452 y 500.
A decir verdad, tras ser fijados, todos han acudido con presteza a los caballos sin crearles dificultades a pesar de que Moura se dejó tropezar demasiado.
ALVARO DOMECQ.
En el que lidió en solitario no se acopló de ahí que su intento de faena fuera, frío, breve e insulso.
En el que lidio en collera con Moura, tampoco “estuvo por la labor” dejando la iniciativa al portugués que ha logrado lucimiento.
Ha realizado un toreo serio y reposado que no llega a este público festivo que gusta más de las cabriolas de las cabalgaduras que de un rejoneo clásico.
En su toro de colleras se inhibió, como hizo su amigo Álvaro, dejando la iniciativa al sevillano tal vez por aquello de que dos rejoneadores frente a un solo toro es multitud.
Ha sido el único que ha logrado encandilar al público vallisoletano con sus quiebros delante de la cara del toro. Ha dado espectacularidad al rejoneo y de ahí su triunfo. Cortó una oreja en el que lidio en solitario.
Ha estado con ganas. Se ha arrimado el que más, pero sus caballos resultan demasiado tropezados con los toros. De haber tenido algo más de pitones sus oponentes, alguno de sus caballos hubiera resultado herido de consideración. Falla en la suerte de matar, tanto en el que lidió en solitario como en el que lidió en collera con Domecq.
La verdad que el público caballista ha salido un tanto decepcionado de esta corrida donde por la categoría del cartel se presumía apoteósica.
Y es que ya lo dice el dicho:
“Días de expectación, días de decepción”