PRESIDENTES
SIN AFICIÓN Y SIN SENSIBILIDAD.
Por LUIS
ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
¿Qué hay que hacer en Alicante, aparte de formar parte de la
elite del toreo, para cortar dos orejas en su plaza de toros con presidentes como el que rige la corrida ?
Pues, en la tarde de ayer, ¡Manuel Escribano toreo cuasi a la
perfección a sus dos oponentes! Nada más y nada menos que del hierro de Adolfo
Martín y, aún pagando con una fortísima cornada de 12-14 centímetros en el
triángulo de Scarpa que arranca por completo las venas femoral y safena al
tiempo que el testículo izquierdo quedó eviscerado, un incompetente presidente
por carecer de afición y por ende de sensibilidad le negó un segundo trofeo en
el toro que lo llevó al hule, a pesar de la petición unánime de toda la plaza de
Alicante.
¡Como los relojes que fabrique el Sr, García Castell sean tan
precisos como él apreciando las faenas realizadas por los toreros ante
toros-toros, ¡Apañados estamos!
El diestro de Gerena con tres trofeos, hubiera podido
competir en premios con trofeos concedidos a otros compañeros de profesión, que no de
estatus, por culpa de estos presidentes, faltos de preparación taurina quienes
no contando con el asesoramiento artístico adecuado por incompetente, se aferran a su poder
decisorio de concesión del segundo trofeo.
A D. Manuel García Castell le voy a contar una anécdota que
puede ser muy ilustrativa:
Conocida mi afición de siempre a los toros y habiéndome
“puesto delante” en más de una ocasión en mis tiempos jóvenes en distintos
tentaderos con encastes diferentes, después de tratar diferentes cornadas
sufridas por toros bravos en el campo, escrito algún que otro libro taurino,
muchos artículos sobre comportamiento del toro y su etología; un conocido trató
de "picarme", al final de una de mis conferencias en una peña taurina,
comparándome con un señor también aficionado al “arte de Cúchares”, que según
su opinión sabía de toros más que yo porque al cabo de la temporada veía todas
las corridas de Sevilla, Algeciras, La
Línea y las escasas que se corrían en Tarifa.
Mi contestación fue: ¡Mire usted!: “Mi perrillo me acompaña
todos los días a comprar el periódico y sin embargo…no sabe leer”
Y es que el sitial de un palco presidencial de plaza de
toros no puede ser ocupado por cualquiera; sea Comisario de Policía, relojero o
empleado de telefónica, sino que quien ocupe este puesto que es Presidente en Funciones ha de tener,
aparte de unos vastos conocimientos - tanto del tipo morfológico (fenotipo) como de comportamiento de los toros según sus
encastes-, poder de discernimiento y juicio para
valorar lo realizado por el diestro ante el toro y luego un poco de
sensibilidad para no herir al torero, hurtándole un trofeo, cuando ha dado
todo, incluso hasta casi la vida, por dejar satisfechos a todos cuanto
asistimos a ver la obra de arte que trató de realizar con su toreo y que el
público en su mayoría supo captar. Únicamente no valoraron lo realizado por Escribano, el presidente de la corrida Sr. Castell y su asesor artístico un tal Ángel López muy empecinado en no conceder el segundo trofeo a quienes seguro que les remorderá la conciencia.
El señor relojero asegura que: “tiembla cuando se anuncian
figuras por lo exigentes que son en todo" ¿no será porque es incapaz de negarles los trofeos? En cambio se vuelve cicatero
cuando un torero realiza dos faenas cuasi perfectas (corroboradas por varios
profesionales presentes en la corrida) a
DOS ADOLFOS que en nada son comparables con los toros reservados a las figuras
sobre el papel, que no en la plaza.
¡Con esa manera de proceder, Sr, Presidente, colabora en la destrucción de Nuestra Fiesta!
Fotografías de la corrida para este artículo. Mañana haré la crónica al segundo de lo ocurrido.
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